57°
Pasaron algunos días y Kagome recordó el sobre grande de Inuyasha le había dado. No había tenido tiempo a leerlo con tantas emociones vividas en el poco tiempo que había salido del hospital.
—¿Eh? —observó curiosa el sobre —¿y eso?
—Ah, toma —Extendió su mano para que ella lo tomara. —Son cartas de nuestros compañeros. Deberías leerlas una vez tengas tiempo.
Abrió el sobre y noto la cantidad de cartas que habían. Le tomaría, por lo menos, dos meses leerlas todas. Sacó algunas, unas cinco cartas, y comenzó a leerlas.
Eran disculpas. Estaban disculpándose por todo lo que habían hecho y su forma de tratarla. He infinidad de cosas más que la hicieron sentirse feliz.
A su mente llegó el momento donde los amigos de Inuyasha se disculparon con ella. Al principio no les creyó, pero luego al ver el rostro de Inuyasha no fue capaz de dudarlo. Había sido el mismo Inuyasha quien los había llevado hasta allí “¿por que tendrían que mentirle?” Fue lo que se dijo y aceptó las disculpas dandoles una segunda oportunidad.
También les pidió disculpas. No quería sentir ese sentimiento de odio y rencor en su corazón. Así que debía comenzar por ella. Y lo había hecho.
“Si quiero estar a tu lado, debo cambiar.” pese a que estaba segura de que el la amaba así como era ella sentía que debía hacerlo por ella. Era una obligación comenzar de cero y dejar todo atrás.
—¡Kagome! ¡soy yo! ¡ya llegue! —Escuchó la voz de Inuyasha y se levantó para abrir la puerta.
—Mou, gritas como si no te escuchara.
—Nunca se sabe —Sonrió y le besó la mejilla como saludo. —¿Nos vamos?
—De acuerdo —Agarró su bolso y salió del departamento.
En el camino hacia el estacionamiento Inuyasha iba con una gran sonrisa en sus labios. Parecía que el regreso a la escuela lo hacía feliz. Era una mezcla de emociones diferente para ambos.
Al llegar a la escuela Inuyasha estacionó su auto en la entrada y le abrió la puerta para que ella bajase. No había nadie, la escuela estaba vacia cuando faltaban diez minutos para entrar.
—¿Es sábado? —Se preguntó ella haciendo que el sonriese.
—No, hoy es miércoles.
—¿Entonces porque no hay estudiantes?
—Ven —le pasó un brazo por los hombros y entraron.
Ella recordó aquel sitio donde Inuyasha se había vengado de lo que le había hecho. Fue como si todo hubiese regresado. Pero había algo diferente entre ambos.
Kagome caminó al lado de Inuyasha hasta escuchar una pequeña explosión y mucho confeti caer. Vió a todos los estudiantes sonreírle y una gran pancarta que decía.
—Perdonanos Presidenta —Leyó mientras el confeti continuaba cayendo sobre ambos.
Nunca pensó que podría ser querida. O más bien sentirse así de querida. Algo frío cayó por su mejilla y se dio cuenta de que lloraba. Ella estaba llorando de felicidad.
—¿Kagome?
—Es hermoso... es hermoso la cantidad de sentimientos que siento cuando estoy contigo. Es lindo esa sensación de calidez en mi corazón. Me gusta y no quiero perderlo.
—De hoy en adelante haré que esos sentimientos cálidos siempre se encuentren ahí. Y todos ellos en los meses que nos quedan.
Kagome lo abrazó y comenzó a llorar mientras los demás los veían con dulzura. Miroku llegó con los demás observando todo y pensando en que una escena como esa era inolvidable así que saco su móvil y tomó una fotografía.
—Te amo —Le dijo al oído y ella quiso decirle cuando los demás se acercaron a ellos.
—¡Nos quedaron solo dos meses! ¡hagamos que la presidenta tenga los mejores recuerdos de su vida! —Exclamó Miroku y todos los demás se emocionaron.
—Eres nuestra presidenta y creo que siempre serás la presidenta más humana que haya pasado por esta escuela. —Sesshomaru le entregó las rosas a Inuyasha.
—Nosotros cometimos errores contigo. Fuimos injustos al principio sin conocer tu pasado y ahora sin saber lo que había pasado. Por eso queremos que sepas que cuentas con todos nosotros. —Le dijo Sango —Que tienes amigas aquí que harán que confíes en ellas de nuevo.
—La verdad es que gracia a ti todos hemos madurado. Nos hiciste ver que estábamos siendo injustos y egoístas por solo tener dinero. Ahora con todo esto nos hiciste ver que somos más que cinco chicos con dinero. —Le dijo Koga con las manos en sus bolsillos y una sonrisa despreocupada.
—Ha sido un verdadero placer conocerte —Hizo el signo de la paz Naraku.
—Chicos
¿Como reaccionar a todo lo que estaba escuchando? No podía creer que todo estuviese acabado así. Luego de casi tres años ahora era feliz.
—Yo... me disculpó con ustedes... tal vez... fui muy dura al comienzo sin tampoco conocerlos bien. Me deje llevar solo por lo que escuchaba y sus acciones que nunca quise conocerlos más. Hasta que conocí a Inuyasha.
—Todos nos equivocamos. Pero estamos aquí para poder comenzar de cero. —Le habló Kikyo abrazada de Sesshomaru.
—Así es —Inuyasha le entregó las rosas y sin saber cuando todos los demás habían bajado al primer piso.
Inuyasha se apartó con los demás y se colocó frente a la multitud de estudiantes.
—Kagome... ¿nos permites caminar a tu lado desde ahora? —Le preguntó Inuyasha y miro a todos.
«No lo dudes Kagome...
«El esta allí, el va protegerte... »
Miro a Inuyasha quien sonreía con sus ojos brillantes con todos los demás esperando una contestación.
—¡Si! —Corrió hasta Inuyasha para abrazarlo y todos los demás comenzaron aplaudirlos.
Era algo vergonzosos pero en los brazos de Inuyasha todo parecía tan normal. Todo era tan increíble.
—¡Vayamos todos a comer pizza hoy! —Sugirió Miroku. —¡Los cinco invitan!
Eran muchos estudiantes pero se las arreglarían. Después de todo, ellos tenían dinero suficiente.
Luego de todo aquello el ambiente en la escuela había cambiado. Las diez reglas habían sido eliminadas dando paso a cinco nuevas reglas las cuales cada una habían sido creadas por “Los Cinco”.
También habían pasado algunos cambios con la clase y la graduación. Habían muchas cosas que hacer y ahora con el gran apoyo de la escuela era un poco más complicado tomar las decisiones. Necesitaba consultar con todos. También que el consejo había crecido. Ahora estaban todos los viejos con los nuevos y los compañeros de Inuyasha.
—Me siento tan agotada —Miro al cielo y tomó algo de su soda. —¿Que día es hoy? —Saco su móvil buscando la fecha. —¿Eh? ¡el cumpleaños de Inuyasha es en dos días! —Se levantó de golpe con su soda en la otra mano. —¡Cielos! ¡no tengo nada preparado!
Lo primero que debía hacer asegurarse que Inuyasha tuviese ese día libre. Prepararía una fiesta para el y entonces le diría todo de una vez. Le confesaría que lo amaba.
—¡Preparate Inuyasha! ¡en dos días me escucharas decirte que te amo! —Exclamó emocionada y confiada en sus sentimientos. —¡La lucha por declararme bien comienza hoy!
A ley de capítulos para el final. ¡Estoy muy emocionada de darle el fin a otra de mis historias!
Gracias por continuar leyendo la historia.
Los estaré leyendo ❤📖
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