53°

La lluvia caía fuerte dejándole dos caminos por tomar. El era quien debía elegir su camino y su destino. Estaba en sus manos la vida de las dos mujeres cual amaba de una forma especial.

“Solo puedes salvar a una. La que no, dale por hecho que no la veras nunca más.”

Miro al cielo oscuro por la noche y grito enojado con todo. ¿Por que a el? ¿por que todo lo que amaba terminaba por desaparecer? No lo entendía.

-Tres días antes-

Evangeline había logrado que Kagome se quedase a cenar. Extrañamente se llevaban bien y se sentía dichoso. Las dos mujeres que más quería estaban allí comiendo tranquilamente aunque no sabía porque sentía en su pecho que esa felicidad no duraría mucho.

Veía a Kagome y su corazón latía con fuerza. Estaba allí en su mesa, comiendo de forma callada, con sus ojos entre cerrados y prácticamente mirando el plato. Algo tan característico de ella. Y luego estaba Eva, quien sus ojos brillaban mientras le hablaba sobre su día y sonreía. Incluso le servía más carne en el plato.

Una era como el sol, resplandeciente, capaz de cegarte con su inmenso brillo. Y la otra era como la luna, fría y distante. Pero que al descubrirla poco a poco te vas enamorado de ella por eso, que te enloquece.

Se alegró de nunca tener que escoger entre ambas, porque no sabría que rumbo tomar.

—Ah Inuyasha, toma —le entregó un pedazo de flan —Kagome lo hizo —la vio mirarlo y sonrojarse para luego agachar la vista —pruébalo.

—¿Puedo? —le preguntó y ella aceptó sin mirarlo.

Agarró el plato y se llevó un trozo a la boca dándose cuenta de que era la primera vez que probaba algo dulce hecho por ella. Y sabía increíble.

—¡Buah! ¡esta muy rico! ¡tienes muy buena mano para los postres!

—No es nada del otro mundo —susurro —¿por que se pone tan feliz por eso? —vió la hora en su reloj —¡ah! —exclamó llamando la atención de ambos —tengo que irme —se levantó y ordenó la silla.

—Deja que uno de los choferes te lleve. Es tarde y peligroso —advirtió Evangeline pero ella negó con la cabeza.

—Kagome, es mejor además—

—No hace falta, gracias por la cena, permiso.

Eva intentó decirle algo cuando Inuyasha la detuvo. Conocía a Kagome y sabía que cuando ella decía no... era no.

Salió de la casa despidiéndose del guardia que siempre estaba en aquella pequeña caseta para dar paso hasta el departamento.  Era cierto que era tarde y que no había aceptado el ofrecimiento. Pero mientras más lo pensaba más coraje tenía con ella misma.

Esa mujer era increíble, dulce, amable, quería a Inuyasha. Incluso sabiendo todo lo que la forma en que lo 'uso' no la cuestionó y tampoco le reclamo nada.

—¿Como puedo luchar yo contra alguien así? —se dijo cruzando la carretera y mirando al suelo.

Un hombre la vio entrar por una carretera y esa sería la última vez que se vería a Kagome Higurashi. Luego de esa noche, ella no volvió apareceraparecer durante tres días.

Kagome llevaba cuarentiocho horas desaparecida y el sospechoso principal era Inuyasha. Cuando se enteró de todo estaba llegando a su casa junto con Evangeline y toda la policía junto con la prensa lo atacaron ahí precisamente.

—¿Cuando fue la última que la vió? —volvió a preguntar el hombre regordete mientras comía una rosquilla.

—Ya se lo dije —puso sus manos en la mesa —ella estuvo en mi casa esa noche, incluso cenó con mi compañera. Luego de eso tomó sus cosas y se marchó. Incluso Eva le ofreció un chofer pero ella se negó. Yo no la tengo secuestrada, jamás podría hacerlo.

—Según la madre de la joven, ustedes no se llevaban bien.

—Éramos pareja, nos dejamos por malos entendidos. Además, la madre de la joven no puede interferir aquí porque nunca se ocupó de sus hijos. Los abandonó cuando eran pequeños. Puede preguntarle al padre o a su hermano. Yo nunca haría nada malo en contra de ella.

—¿Usted la sigue amando?

Ah, esa pregunta que tocaba en lo más profundo.

—¿Eso que tiene que ver con la investigación?

—Mucho...

—Espere... ¿Me esta diciendo que yo la secuestre porque estoy enamorado de ella? ¡yo no haría tal cosa! ¡llevabamos un año separados! ¡¿por que haría tal cosa ahora?!

—¡Por que la ama!

—¡Imposible! —golpeó la mesa con sus manos esposadas —no pueden arrestarme sin pruebas. No hay nada que me incrimine.

—Su actitud es suficiente para dejarlo máximo un mes en cárcel.

—En ese mes yo puedo buscarla. Yo puedo demostrarle a todos que no tengo nada que ver con esto.

—¿Tiene alguien en mente que pudo haber sido?

Inuyasha miro al hombre y comenzó a pensar. Su mente dio con un solo nombre.

—Ethan... Ethan Taisho... mi medio hermano.

Le dolía acusarlo a el pero si lo pensaba bien ambos, tanto el como Kagome, habían sido amenazados por Ethan. Podía ser perfectamente él.

—¿Donde está su medio hermano ahora?

—No lo se, el vivía conmigo pero dejó la casa hace dos semanas. Desde entonces no lo veo.

—¿Hay alguien que pueda darnos más información sobre el?

—Evangeline, ella era su novia, vive conmigo. Ella está en la casa, le dije que se fuera ya que esto tardaría. Pueden ir y hablar con ella.

—Bien —se levantó —usted se queda aquí. Hasta que la señorita declare.

—¡Pero señor!

—Es una órden —entraron dos policías y se lo llevaron a una celda.

Tenía que salir de allí. Estaba perdiendo tiempo valioso. Debía encontrar a Kagome lo más pronto posible. Lo que le estaba sucediendo lo ponía nervioso. Se arrepintió de no haberle insistido más en llevarla a su casa.

—Mierda —apretó sus puños enojado —si algo llega a sucederle... joder —estaba enojado.

Tenía tantas cosas que hablar con ella. Aún si ella no lo quería, deseaba más que nada en el mundo verla feliz. Así no fuese con el, con verla sana y salva estaba vivo.

La policía fue a la casa de Inuyasha y luego de media hora regresaron dándole otro golpe duro.

—La chica no está en su casa.

—¿Que? —se levantó —no pude ser. Ella está allí, me dijo que estaría allí por si algo sucedía.

—Todas sus cosas están en la casa. Pero la joven no está. Ahora son dos las desaparecidas, ¿que piensa hacer joven Taisho?

Se desplomó al suelo de rodillas sin poder creerlo. También Evangeline, también se la habían llevado.

—Esperaremos a la noche. Llamaremos a la casa y si no se llegado... vaya preocupándose porque pasará muchos días aquí.

Cuando el hombre se fue Inuyasha se sentó en aquella fría blanca de cemento sin saber que hacer. Ya no estaba Evangeline quien le decía que rumbo tomar y sobre todo ya no estaba Kagome.

—Estoy solo —susurró y escuchó gritos provenir del pasillo.

Vio a sus cinco amigos y a sus padres junto con la familia de Kagome allí.

—No estás solo, todos nosotros sabemos que tu eres inocente. Además, Koga vino a declarar. Te vamos a sacar de aquí para que puedas encontrarlas. A esas mujeres que amas. —Le dijo Miroku e Inuyasha sonrió con los ojos algo cristalinos.

Con el mejor abogado, y los padres más ricos del país Inuyasha salía del cuartel mientras las cámaras y la prensa lo seguía dejándole imposible la salida.

Preguntas y más preguntas que el no podia contestar. Sus padres estaban allí y cuando entró al auto abrazo a su madre con fuerza luego de varias horas en aquella cárcel.

Todos los demás los siguieron hasta la mansión de los Taisho donde todos buscarían una solución. Se bajó del auto con sus padres atrás y vio a los demás estacionar sus autos cerca.

Abrió la puerta y la soledad le invadió el corazón. Evangeline no estaba allí como de costumbre y podía ver a Kagome irse esa noche sin saber lo que le sucedería luego. Era una mezcla de sentimientos horribles.

—Maldita sea —entró a la casa tirándose al sofá y mirando al techo mientras los demás pasaban.

—InuYasha —levantó la cabeza y miro a Miroku —Koga tiene información que puede ayudarnos.

—¿Que sabes? —le preguntó Inuyasha con sus ojos opacos.

—Ethan tiene que ver con todo esto. Tu medio hermano las tiene ambas.

—Ese hijo de puta —Inu no Taisho negó con la cabeza.

—No se el lugar exacto, pero recuerdo que el dijo que se llevaría a Kagome. No entiendo porque secuestro a la otra chica también.

—¿Alguien más esta involucrado?

—Kagura y... el hermano de Kikyo —esta se oculto en el pecho de Sesshomaru —son personas que te detestan a ti o detestan a Kagome.

—¿No quieren dinero por dejarlas libre?

—No —negó con la cabeza —ellos quieren acabar con ambos.

—Hay que esperar alguna señal o mensaje —dijo Izayoi acariciando la nuca de su hijo.

—Si, probablemente ellos te envíen algo a través de alguno de los dos números.

—¿Por que siempre tienen que llevarse todo lo que amo? —se preguntó dejando un silencio doloroso en el aire

Más en la noche esperaba algún mensaje o algo mientras los demás estaban en sus habitaciones. No podía dormir sabiendo que las dos estaban sufriendo. Que probablemente las tenían encerradas.

—Maldita sea me siento tan inútil.

Estaba de manos atadas y eso le hacia enojar. No podía hacer nada, no sabía dónde estaban, no tenía idea de lo que su hermano pensaba hacer.

—Kagome —salió de sus labios pensando en ella —voy a salvarte, no me importa si no sientes nada por mi. Te traere de vuelta.

Precisamente en ese instante comenzo a vibrar su celular. ¡Era el número de Kagome!

—¡Bueno! ¡¿Kagome?!

No seas tonto —escuchó del otro lado a Ethan —ya debes saber que las tengo a las dos.

—¡Cabrón! Dejalas libres ¡al que quieres es a mi!

Escucha con atención a lo que voy a ordenarte. Primero, tienes hasta mañana para decidir por la vida de ambas.

—¿De que hablas?

Pese a todo tienes un medio hermano bueno —dijo con ironía —mañana las dos estarán en diferentes lugares. Kagome estará en el puente que queda hacia la escuela y Evangeline estará en el puente que conecta con el campo. Las dos estarán en el sitio a la misma hora. Para que no se te ocurra hacerte el pillo habrán dos de mis hombres con ambas mujeres. Una vez elijas a una ellos me enviaran un mensaje.

—¿Que pasará con la otra?

No la veras nunca más.

—Eres un maldito hijo de perra.

Tu tienes la vida de ambas mujeres en tus manos. Hasta mañana —colgó e Inuyasha tiro el teléfono haciéndolo pedazos.

Agarró con fuerza su cabeza. Dejar de ver a Kagome para siempre le aterraba pero también sentía ese temor por Evangeline. Una mujer que había dado todo de su parte para levantarle el ánimo ante una que lo había dejado en el olvido. ¿Como reaccionar a eso? ¿cual era el camino correcto?

Escucho la lluvia y decidió salir mirando la luna fijamente mientras las gotas caían por su rostro.

—Kagome... Evangeline... las salvaré ambas... no las dejaré a ninguna... no puedo... mi corazón... las quiere a las dos —tocó su corazón y sintió algo de calma —mi promesa sigue intacta... las protegeré ambas.

Llego al sitio donde se separaban los caminos y donde debía escoger a una. Dio paso firme confiando en su decisión y con solo una meta en mente: las salvaría a las dos.

Miro como el había ido por ella. ¡Estaba allí! ¡Por ella!

—He venido por ti... —Sonrió con dulzura.

Estamos en el punto final y crítico para que nuestros protagonistas estén juntos.

Gracias por continuar leyendo la historia. (*>∇<)ノ

Y como siempre...

Los estaré leyendo ᕕ( ՞ ᗜ ՞ )ᕗ ❤📖

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