52°

Que daba pocos capítulos y una pregunta para ustedes. ¿Quieren que actualice todos los días hasta acabar la historia? ¿O un día si y otro no?

Caminaba por el parque buscando unos cupcakes para Evangeline. A ella le encantaban aunque estaba muy delgada.

—InuYasha —miro a Hojo y los recuerdos le llegaron de golpe.

Allí estaba el hombre que le había contado la verdad sobre Kagome y su plan. A través de una grabación de voz donde la propia Kagome contaba con asco como habían hecho el amor. El era él ¿el causante o salvador de su futuro? no lo sabía.

—Ha pasado tiempo —dijo sin mucha emoción —supe que estas estudiando para ser abogado.

—Si —puso sus manos en los bolsillos de sus jeans —ustedes están por graduarse ¿no?

—Si, al fin

—También me enteré de algunas cosas que pasaron con Kagome y todo eso. ¿Estan juntos?

—Pfff, que va hombre. Esa mujer me detesta, somos solo compañeros. Aunque yo le ofrecí mi amistad casi nunca hablamos. La última vez que tuvimos una conversación ella me dejó en claro que no me amaba. Y que no quería nada conmigo. Así que decidí dejarla en paz... si eso le hacia bien lo aceptaría. Y parece que si.

—Han pasado dos años. Pero creo que es correcto que yo te cuente algo sobre ella.

—¿Que cosa? ¿todavía te faltaron cosas por decime?

—Es verdad que Kagome ideó ese plan. También es verdad que en un principio ella solo te utilizaba. Pero creo que ella si siente algo por ti. Ella te ama.

—¿Por que me dices todo esto ahora?

—Ah —miro hacia otra parte —han pasado cerca de dos años ¿sabes? Y... he pensando mucho sobre todo lo que hice. También en la forma que hice las cosas. Aunque no lo creas soy un poco más maduro ahora. —Se sentó en un banco e Inuyasha se sentó frente a el al otro lado.

—Si, lo noto cuando hablas. Antes eras —hizo una nueva de desagrado recordando el pasado.

—Si —soltó una pequeña risa.

—Ya que sabes más de lo que yo se... dime una cosa.

—Te escucho

—¿Le contaste alguien más sobre el plan de Kagome? —Hojo lo observó —Quiero decir si luego de aquella vez alguien más vino y tu se lo contaste.

Inuyasha sabía que alquien más había expandido el chisme y eso era lo que quería saber. La persona por la cual todo esto había ocurrido.

—Si, hubieron tres personas.

—¿Quienes? —era ahora o nunca.

—Sango, Ethan y Kagura —respondió dejando a Inuyasha sorprendido, en parte.

—¿Ellos? —¿podia ser posible que Ethan supiese de todo desde el principio? ¿pero como? —¿a quien de ellos se lo dijiste?

—Primero vino Sango, a dos días de que te habías ido ella sabía que yo tenía algo que ver. Pero no le dije nada. Luego llegó Ethan, no sabía que era tu medio hermano y nunca me lo dijo así que tampoco se lo dije. La única que lo supo a través de mi... fue Kagura. Ella fue la que expandió el chisme a una semana de que tu te fueses.

Apretó sus manos enojado recordando todas las mentiras de ella. Ahora lo entendía todo. Lo que no entendía aún era esa relación extraña entre Ethan y Kagura. Claro, el había filmado el video con ayuda de ella. Kagura probablemente le había contado sobre ello y el había aceptado ayudarla.

—Esos malditos...

—Se que no me crees pero ella de verdad te quiere. Paso mucho tiempo fingiendo odiarte para que yo no fuese y te contara. Incluso, yo lo sabía... pero quise destruir tu futuro con esa conversación. Lo siento.

—No puedo creerte. No puedo creerle a nadie por más que me lo dicen. Ella... nunca me lo a dicho. Nunca me a negado que el plan fuese falso. Aún cuando intenté hablar con ella nunca dijo nada. Si ella siente algo por mi... debe luchar por demostrarmelo. Yo... ya se lo había demostrado volviendo sin importame nada. Me gane el odio de la escuela por ella, le declare la guerra a mis amigos por ella. Y nada de eso valió lo suficiente.

—Te entiendo... también necesitas que ella luche por un futuro junto a ti. Siempre regresando por ella... no la hará luchar para permanecer contigo.

—Exacto —sonrió —la amo y creo que nunca dejaré de hacerlo pero... también necesito que ella me lo diga. Que me lo demuestre de alguna forma.

El mal humor de Kagome estaba en su nivel máximo. Todo le irritaba, todo le molestaba, todo la hacia enojar. Y no podía continuar así aún sabiendo el porqué. Era ese beso que no salía de su mente. Esa forma tan dulce en la que el la besaba. Se veía tan calmado y relajado. La hacia enojarse cada vez más.

—Olvidalo Kagome, ya no tienen caso.

Era imposible. Ella no tenía porqué besarlo. ¡El era suyo! ¡el se había encargado de hacer la sentir así! Y ahora...

—¡Estoy tan enojada! —tiro sus cosas al suelo —No puedo reclamarle nada. No puedo decirle nada. ¡No puedo hacer nada!

Se veía tan calmado cuando le habló sobre dejarla ir. Había tanta paz en sus ojos que parecían brillar. Era perfecto, una dulzura que no había visto nunca. Parecía alguien completamente diferente.

—¡Y todo es por esa mujer! —tiro sus peluches al suelo —¡si ella no se hubiera entrometido Inuyasha continuaría detrás de mi! ¡continuaria rogandome volver con el!

«Egoísta...

Escuchó una voz y su rabia se detuvo para sentirse mal. Estaba siendo egoísta, pensando solamente en ella cuando Inuyasha había sufrido por su rechazo. ¿Pero que podía hacer? Ahora porque había regresado ella se ponía así. Y no, no había vuelta atrás. Él no volvería a sus brazos nunca.

Inuyasha había llegado a su casa luego de un largo día. Estaba cansado, el gimnasio, la dieta que su querida amiga le había hecho y ahora todo lo de la escuela lo volvía loco. Pero lo hacían no pensar en ella.

—Eva, ya llegue —dejó su mochila encima del sofá.

Silencio, nadie le respondió y miro la hora sabiendo que ella siempre estaba ahí temprano. Buscó en la cocina que siempre le dejaba su cena hecha y no estaba. Corrió a su cuarto donde estaba toda su ropa y sus maletas, no se había ido.

Agarro su móvil y comenzó a llamarla una y otra vez pero no contestaba. Se preocupó, algo estaba pasando.

—Vamos contestame —nunca ignoraba sus llamadas y ahora lo estaba haciendo —Evangeline... —colgó su llamada cuando tocaron a su puerta.

Fue abrir y vió a Kagome con su bolso y algunos papeles. Mentía si negaba que verla allí le daba un vuelco a su corazón.

—Kagome ¿que sucede?

—Vine se traerte esto —le dio los papeles —son algunos permisos y todo eso. Debes firmarlos ya que eres el presidente también.

—Ah, si bien —noto en el rostro de el preocupación.

—¿Te pasa algo?

—Es Evangeline, no a llegado a casa y me preocupa.

Ah, era esa mujer.

—Oh, ¿la llamaste?

—Si, pero no me contesta... ella siempre lo hace. Siempre me deja la cena y siempre llega antes que yo... ahora ella no está. Y esta casa sin ella...—Lo vio triste y no supo que hacer. —es tan silenciosa.

Soledad. Inuyasha le tenía miedo a la soledad. Algo que para ella era tan normal, para el era algo nuevo.

—Ella va estar bien... tal vez se quedó sin batería y por eso no contesta. —Su rostro hablaba por el mismo. —¿Quieres que me quedé contigo hasta que vuelva?

—¿Lo harías?

—Si, somos amigos ¿no? —era la primera vez que decía eso y se escuchaba horrible.

La dejó entrar y Kagome se dio cuenta de que las cosas en la casa habían cambiado algo. Todo siempre había sido así pero ahora era diferente. Habían cierta luz que antes no existía. Era todo gracias a ella.

Dejó su bolso cerca suyo y se sentó en aquel cómodo sofá esperando alguna noticia. No era el momento para sentir celos, Inuyasha y su amiga estaban en una situación, a su parecer, crítica donde ella no aparecía.

El se sentó a su lado dejando el móvil encima de aquella mesa de cristal esperando a que ella llamara. Miraba fijamente a la nada mientras sus manos se sostenía por las rodillas y sus dedos se unían cerca de sus boca.

—Es muy importante para ti ¿no? —Aceptó con la cabeza sin pronunciar ninguna palabra.

—Ella es mi sol —sonrió al recordarla —cuando nos vimos por primera vez nos llevábamos muy mal. Pero en una semana ella estaba viviendo aquí y moviéndose de un lado para otro intentando animar—guardó silencio —luego me ví protegiendola de Ethan. Y al final terminé acostumbrandome a estar con ella. Nunca pensé que se podría querer alguien tanto en tan poco tiempo.

La quería, era su sol, ella era la que lo había levantado luego de que ella lo había rechazado sin compasión.

—Hablas... como si estuvieses enamorado de ella. —Susurro mirando a otro lado intentando retener sus lágrimas.

—¿Amarla? ¿yo enamorado de Evangeline? —una pregunta que marcaba un antes y un después en el.

Esa mujer era importante. Ya no era solamente ella. También existía Evangeline en el corazón de Inuyasha. Ella se encargó de rechazarlo incluso cuando fue borracho a llevarle serenata lo echó como un perro de su casa. Ahora no podía juzgar, ahora no podía decir nada.

La puerta se abrió e Inuyasha corrió al verla sana y salva. La abrazó con fuerza mientras Kagome veía todo. ¿Como negarle ser feliz? Ella ya no tenía remedio, estaba vacía.

—¡Idiota! ¡me has preocupado! —ella sonrió y le golpeo la espalda.

—Ya, lamento haber llegado tan tarde. Estaba comprendo algo para la cena. Quería preparar algo diferente pero llegaste temprano.

—Te llame —se apartó de ella —¿recibiste mis llamadas?

—Ah, lo siento, me quedé sin pila.

—Rayos no vuelvas a preocuparme así.

Eva miro a la chica sabiendo quien era al instante y se enojó. No por celos o por otra cosa, si no porque veía claramente que le dolía el que Inuyasha estuviese con otra. Le molestaba que no luchará por el y lo dejara irse, cuando ambos se amaban con locura.

—Eh... yo ya me voy —dijo deteniéndose frente a ellos.

—Ah, Kagome, ella es Evangeline. Eva, ella es Kagome, la presidenta de la escuela.

—Mucho gusto —intentó darle la mano pero estaban llenas de bolsas.

—Dejame ayudarte —agarró algunas bolsas —las llevaré a la cocina.

—Claro, ya voy —dijo viéndolo irse a la cocina.

Kagome la miro de arriba abajo impactada por su belleza. Se sintió pequeña entre tanta clase.

—Mucho gusto de nuevo —extendió su mano y Kagome la tomó.

—Mucho gusto —intentó parecer lo más normal posible pero le molestaba.

Le enojaba esa mujer, estaba celosa de esa cercanía con Inuyasha. Detestaba su forma de hablarle y de mirarlo. Pero sobre todo ese beso que la quemaba por dentro.

—¿Quieres cenar?

—No quiero molestar. Pero gracias por la invitación.

—¿Eh? ¿segura? La verdad es que Inuyasha y yo cenamos juntos solos porque Ethan se fue de la casa cuando me vine a vivir aquí. Estoy segura que a Inuyasha le agradaría tenerte aquí. Además, un poco de compañia femenina no hace mal ¿no?

—No creo que a el le agrade mucho que yo este aquí.

—Si, lo se, le duele muchísimo verte.

Kagome noto el cambio de su voz y su forma de mirar.

—Ahora dime Kagome —se cruzó de brazos —¿que es lo que te impide estar con un hombre tan maravilloso como el?

Lazo la bomba de una dejando a Kagome en bajas defensas. Evangeline protegería a Inuyasha y lo haría sonreír, esa era su promesa hacia el. Y nunca rompía sus promesas.

Kagome era la felicidad de Inuyasha. Ellos debían estar juntos.

A

quí estamos 🤗 en el capítulo número 52 y cada vez más cerca del final. Vamos a ver que sucede con Inuyasha y Kagome ❤

Gracias por continuar leyendo la historia ❤

Los estaré leyendo ❤📖

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top