49°

—¿Podríamos darnos una oportunidad?

Allí sentados mirándose el uno al otro y el tomando sus manos le hizo la pregunta que tanto ella esperaba desde que sabía la verdad.

No supo que responderle ante su fija mirada esperando una contestación. Ya fuese dolorosa o favorable. Él necesitaba saber si debía continuar luchando por ella o dejarla ser libre.

2:25 de la tarde.

A media hora de todos los estudiantes Inuyasha se preparaba para el comienzo de su venganza.

Los de segundo y tercero se reunían poco a poco en los pasillos esperando a que el espectáculo comenzara. Y pronto los dos pasillos estuvieron llenos.

Inuyasha vió entrar a los que suponía debían graduarse con el y se sintió mal al ver a Miroku sonreírle y saludarle con la mano.

—¿De verdad vas hacer eso?

—Bueno, lo planee con Sesshomaru hace unos días. ¿Realmente quieres ser parte de esto?

—Yo estuve allí. Fuí parte de todo... no puedo lavarme las manos y estar arriba mirando como si nada. También necesito pagar todo lo que hice.

—Miroku

—Yo también estaré ahí —dijo Sesshomaru sorprendiendo a Inuyasha —nosotros estuvimos ahí. Así que debemos hacernos responsables. No te contengas —se colocó al lado de Miroku —nosotros no lo hicimos cuando ella estaba sola.

Vió a sus tres amigos y a Koga triste. No quería hacerlo pero era lo correcto. Era lo que tenía que hacer. Movió su cabeza hacia los lados y se colocó el micrófono arreglandolo detrás de su oreja.

—Buenas tardes a todos —giraron a verlo —como ya deben saber estamos aquí por una razón muy importante. ¡Tenemos una misión importante!

—Oe Miroku —habló Koga —¿que significa esto?

—No lo se —mintió con indiferencia.

—Antes de todo, se estarán preguntando porque estamos aquí. Incluso, porque estoy vestido así... bueno —cruzó sus brazos —la razón principal es por una celebración. Hoy, vamos a celebrar que nuestros compañeros de allá abajo están por graduarse. Pero lo haremos de una forma especial.

Kagome miro a Inuyasha quien tenía un parche en el ojo y se había vestido de un ¿pirata?

—Es tan infantil —susurro sonrojada por lo bien que se veía.

—¡Mis tripulantes de navegación! ¡Hoy su capitán tiene una orden que darles! Allá abajo —señalo a todos los estudiantes —¡se encuentran los que alguna vez llame amigos y de los cuales me sentís orgulloso! —dio un salto sentándose en la baranda del pasillo haciendo que Kagome se preocupara.

—Este maldito, ¿que coños va hacernos? —murmuró entre dientes Ethan enojado.

—Venga ¿que son esas caras? —preguntó viendo las caras de todos cuando agarro una caja de huevos y un globo —oh, ¿es esto lo que les preocupa?

Comenzaron hablar entre ellos sabiendo lo que sucedía. Y lo que pasaría.

—¡Joder!

—Ya, ya, calma, no hagan tanto escándalo. Vamos hablar tranquilamente y aclarar los últimos puntos que faltan. ¿De acuerdo?

Miroku sonreía orgulloso de Inuyasha. Se sentía feliz, aunque luego saldría de allí sucio y con algo de pintura pero daba lo mismo.

—Va hacerlo, va hacer lo mismo que hicimos hace un año con esa perra.—Hablo la chica de ojos rojos Kagura viendo como el sonreía seguro de lo que hacía.

—Ustedes hace un año estaban aquí —vió a Kikyo y guardó silencio por un momento.

Ella no debía estar ahí pero al igual que Miroku y Sesshomaru, ella queria pagar al menos un poco de lo que había hecho.

—Como decía... ustedes hace un año estaban acá arriba. Mirando con una sonrisa en sus labios como la presidenta era maltratada por ustedes. Sin embargo los papeles han invertido y ahora es ella quien los ve desde arriba. Luego de este día ustedes entenderan como se sintió esa mujer cuando jugaron con ella. Y para empezar ¡es una obligación que todos los hombres se quiten sus pantalones!

Las caras de todos se quedaron congeladas por cinco segundos sin entender su que venía todo eso.

—Oh cielos, idiotas, me han malinterpretado. Habló de que hace un año ustedes le arrebataron la camisa a la presi. Por lo tanto a los chicos les toca los pantalones y las chicas las camisas. ¿Que opinan?

Los chicos de los pasillos comenzaron a gritar emocionados y las chica estaban sonrojadas. Kagome al otro lado sentía que debía hacer algo. ¿Pero que?

¿Como podía detenerlo cuando sentía que ellos se merecían eso y más? Ella había pasado por lo mismo y nadie alzó la mano para ayudarla. Nunca nadie sintió lastima ni un poco de compasión por ella.

—¿Por que no vas a su lado? —le preguntó Eri con una sonrisa —viéndolo así tengo miedo de que la rabia y el odio que tiene por lo que les hicieron lo devore.

Observó a Inuyasha y comenzó a caminar hasta posarse a su lado dejando al chico algo sorprendido pero feliz de tenerla cerca suyo.

—Inuyasha —lo llamó y el la miro esperando a que los hablará.

—¡Zorra! ¡eres una puta! —comenzaron a gritar desde abajo.

El que ella se colocará al lado de el había encendido la llama de todos quienes comenzaron a gritarle e insultarla sin detenerse un segundo. Todos menos cuatro de ellos que sabían que no era correcto.

Los del pasillo comenzaron hablar mientras el ceño de Inuyasha cada vez hacia evidente el profundo coraje que les tenía.

«Estoy sola... están insultandome...»

Entre cerró los ojos y al abrirlos por completo estaba abajo. Todos la miraban con bombas llenas de agua mientras ella se cubría con su brazo su sujetador.

De nuevo estaba sola, todo estaba igual. Aún si luchaba caería de nuevo en la burla y los insultos de los demás por ser como era ella.

¿Que debía hacer? ¿Debia fingir ser como ellos y caerle bien a la 'sociedad'? ¿O ser simplemente como era ella y luchar contra todos por mostrar su verdadero yo?

—Estoy sola —dijo agachando su cabeza esperando a el impacto de las bombas.

“Kagome”

Escuchó dentro de ella una pequeña voz pero no pudo reconocerla.

—Tengo miedo —sus piernas cayeron al suelo y las lágrimas comenzaron a salir una por una.

“Kagome”

Otra vez esa voz con la excepción de que esta vez era un poco más clara y fuerte.

Alzó su rostro y vió como él caminaba hacia ella haciendo que todo desapareciera volviéndolo cenizas. Todo se volvió blanco y solo quedó ella en el suelo y el mirándola con dulzura.

Se agachó y le removió las lágrimas para abrazarla.

—No estas sola.

Abrió los ojos y solo pudo ver algo negro. Ese olor tan característico de Inuyasha que la llenaba por completo. El la abrazaba con un solo brazo mientras el ataque había comenzado.

—No está sola... todos ellos... te están acompañando ahora. —Se alejó un poco y vio a todos tirando las bombas mientras gritaban enojados.

De entre todos los gritos se escuchaba como ellos le echaban la culpa por las diez reglas y se ponían de su parte.

«¡Todo esto es su culpa! »

«¡Se merecen mucho más!»

«¡Ella es solo una víctima

Pintura, agua, harina, huevos y hasta lodo. Todo era una locura pero mientras todo eso ocurría ella ocultó su rostro en el dorso de Inuyasha abrazandolo con fuerza. No quería verlo.

Porque algo dentro de ella le decía que debía detenerlo. Que eso que estaba viendo... no le gustaba. Esa inocencia suya que todavía vivía dentro de ella.

—Tranquila —la sintió temblar y sin más la ayudó a subirse a la baranda sentandola al lado suyo mientras la agarraba fuerte de la cintura.

Paso sus brazos por el dorso de el y se oculto en su cuello mientras todo eso ocurría. No estaba sola. El estaba allí protegiéndola de todos ellos. Aferrada a el como una niña a su peluche cuando no podía dormir en las noches.

—¡¿Como se siente ser la burla de todos?! —dijo enojado y alejo el pequeño micrófono de su boca.

—Inuyasha —susurró con su voz quebrada —ya no más.

—Todo va estar bien —habló y le beso la frente —yo estoy aquí.

Era cálido, añoraba esa sensación de ser protegida. De tenerlo así para ella. Lo extraño tanto.

La escuela se lleno de muchísimos colores, lodo, huevos y harina. Y salieron hechos unos desastres para sus casas. Lo había hecho, se había vengado. Pero no se sentía lleno ni ella tampoco.

—Vaya —vio a Miroku llegar con Sesshomaru todos sucios —se han pasado un montón.

Inuyasha ayudó a Kagome a bajarse de la baranda.

—No he podido resistirme cuando comenzaron a gritarle. Lamento si fui algo rudo con ustedes.

—Era lo que nos merecíamos. Nos vamos ya.  —se dieron la vuelta y comenzaron a irse.

—¡Ah! Sesshomaru también disculpame con Kikyo.

—Claro, no hay problema.

Inuyasha sonrió y miro hacia Kagome la cual lo observó sonrojada. Sonrió y se acercó aún más.

—¿Tienes algo que decir? Lo escucharé.

Guardo silencio y miro hacia otro lado avergonzada. Después de todo lo había abrazado y se había aferrado a el como una niña.

—Siento haberte abrazado —fue lo que salió de sus labios.

—No has sido tu, yo te abracé cuando me di cuenta de que te habías ido a un lugar muy lejos de aquí. No estabas conmigo... así que decidí ir a buscarte... ¿lograste verme?

Sus ojos se abrieron y vió como Inuyasha la observaba con dulzura. Como si realmente supiese a donde había ido.

—¿Como es posible?

—Kagome, yo tengo que hablar contigo. Y tengo algo que proponerte. De tu contestación... depende mi vida y mi futuro.

Escucharlo hablar tan seguro la hacia sentirse el doble de nerviosa. Hablar el quería hablar con ella. Probablemente sobre ellos y su futuro. Pero ¿habia un futuro para ambos? ¿uno donde estuviesen juntos para siempre?

—Esta bien —tenía que ser segura de sí misma —pero aquí no. Vayamos al salón del consejo.

—Bien —aceptó quitándose el parche del ojo.

El asunto era uno serio. Ambos hablarían sobre ellos y sus sentimientos. El tenía una propuesta que hacerle y ella moría por escuchar que tenía que decirle. Así tardarán toda la noche. Ella lo escucharía y pensaría en el más que en ella misma si era necesario.

Llegaron al salón donde ambos se sentaron frente al otro. Ella esperó a que el tomara la primera palabra entre nervios y el corazón latiendole con fuerza.

—Intento buscar palabras para poder decirte lo que siento ahora mismo estando aquí contigo luego de un año. Pero creo que no hay ninguna que pueda describir como late mi corazón ante tu mirada curiosa y fuerte. Estoy tan nervioso que mis manos tiemblan un poco. Y me siento pequeño al lado tuyo. Hice todo eso pero no puedo quitar de tu mente todo lo que pasó en ese año. Y eso me lastima, porque en parte es mi culpa. Nada de eso evita que te ame como nunca haya amado alguien jamás. No eres algo que quiera solamente para un rato, tampoco eres un juego. Eres la primera y única mujer que amo sobre todas las cosas. —Miro sus dedos mientras los movía. —Si no te amara así como lo hago... no estaría aquí. Esto que siento es tan grande que aún sin saber si me amas estoy aquí dejando todo lo que me queda para que me aceptes. —Los ojos de Kagome comenzaron a ponerse cristalinos —Dejame luchar por tu amor, dejame poder demostrarte que también puedes amarme. —La miro a los ojos sonrojado y con sus ojos igual de cristalinos. —¿Podríamos darnos una oportunidad? —Tomo sus pequeñas manos entre las grandes suyas.

¿Como negarse ante esos ojos llenos de lágrimas que tenia frente suyo? ¿como poder ignorar eso? El no había hecho nada malo, la culpable de todo era ella.

—Inuyasha...

—No tienes que responderme ahora. Piénsalo y cuando estés lista dame una contestación.

Debía pensarlo. No por él, lo amaba con locura. Era ella la que todavía no era capaz de verlo a los ojos y decírselo. Luego de todo lo que hizo, se sentía hipócrita. Necesitaba pedir perdón y restaurar las heridas de su corazón.

—De acuerdo —susurró y sonrió para el hacer lo mismo.

Decidió llevarla a su casa y se despidió depositando un pequeño beso sobre su mejilla para perderse en la carretera.

Tocó su mejilla ante el dulce y cálido beso. Se daría una oportunidad con el. Le explicaría todo y volverían.

-Dos días Después-

—Ya tengo una contestación para lo que me propusiste.

—Te escucho —sonrio avergonzado.

—No voy a volver contigo. Lo nuestro se acabó para siempre.

En ese momento el mundo de Inuyasha se hizo desvaneció por completo pero su corazón se hizo pedazos.

Se nos vienen momentos muy buenos y el final esta cerca. Ojalá y les estén gustando estos capítulos que son más largos que los demás.

Gracias por continuar leyendo la historia y por apoyarla.

Los estaré leyendo ❤📖

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