38°

Este capítulo están basado en una serie que ví hace tiempo. No recuerdo el nombre pero era algo parecido.

Tomó un taxi hasta la casa de Inuyasha donde le dejó la caja al guardia.

—Esto pertenece a Inuyasha. Entregeselo por mi ¿si?

—Señorita... ¿se encuentra bien? —la vió con la cara roja y los ojos hinchados.

—Si —sonrió y se dio la vuelta para irse a pie a su casa.

Llegó hasta un parque donde saco el anillo y leyó la segunda carta una y otra vez mientras negaba con la cabeza.

—Esto no puede ser posible. ¿Por que dudaría de mi? Si alguien se lo decía él definitivamente no lo creería. Algo más pasó...

Miro el anillo y se lo colocó en el dedo para sonreír con los ojos cristalinos.

—Es tan característico tuyo. Me conoces tanto. Mi amor —besó el anillo —todo tiene su explicación.

Debía recuperarlo y hacer que él volviese a confiar en ella. Pero luego de tal cosa ¿como haría eso?

Al llegar a casa Bankotsu se dio cuenta de esa cara y corrió directamente al cuarto.

—¿Estuviste llorando? —se sentó a su lado.

—Ay Ban —lo abrazó y volvió a llorar —lo he perdido todo.

—Ya tranquila, todo va estar bien. Veras que de todo esto tu vida cambiará para siempre.

—Lo amo... y no pude decírselo cuando estaba aquí conmigo. Soy tan idiota.

—Solo no estabas lista. Cuando regrese.... podrás decírselo todos los días.

—Inuyasha no va perdonarme.

—Lo hará —no podía ver a su única hermana de esa forma.

Esa noche mientras la lluvia caía múltiples pesadillas llegaron de repente.

—¡Sueltala! ¡dejala irse!

—Esta mujer es mía. ¡Di tus últimas palabras! —lo apuntó con el arma.

—¡Inuyasha! ¡no! —se levantó de una agitada.

Miro a su alrededor en su cuarto y vió la hora. Iba tarde como últimamente lo hacía.

—Ya me voy —dijo y Bankotsu la agarro del brazo —¿que pasa Ban?

—Debes desayunar primero. No puedes irte así.

—No tengo ganas.

—Venga ¿que pasó?

—Soñé que Inuyasha estaba por morir.

—¿Que? Eso es raro aunque últimamente te la pasas soñando con él.

—Me iré ya ¿si?

—Bueno, ten cuidado.

—Si —sonrió.

Era una sonrisa débil pero llena de dulzura. Bankotsu jamás pensó que sería la última vez en mucho tiempo que la vería sonreírle así.

Llegó a la escuela y extrañamente había mucha paz. La escuela estaba vacía. No había mucho ruido, era mínimo.

—¿Que es esto? —miro un papel pegado en la pared —“Fiesta de despedida hoy en la salida de la escuela a las tres de la tarde. Llevar bombas de agua, huevo y harina. Atentamente: Los cinco”

Como supo que nadie le prestaría atención decidió dejarlos hacer lo que les diese la gana. Mientras no la involucraran.

—¡Presidenta! —una chica corrió y le sonrió —hola, ¡me alegra que hayas llegado!

—¿Eh? ¿y eso?

—Pues me siento algo triste al verte sola. Y pensé que podríamos ser amigas.

—¿De verdad?

—¡Claro! Ven hoy a la fiesta. Es un buen momento para que todos se den cuenta de que lo que pasó con Inuyasha es falso. Te estaré esperando ¿si?

—Yo no—

—¡Anda Kagome! ¡por favor!

—Esta bien

Tenía razón cuando decía que era un momento perfecto para poder solucionar todo este problema.

Cerca de las nueve de la noche Kagome llegó a su casa directamente al cuarto y se tiro a la cama.

—Kagome, oye ¿porque llegaste tan tarde? —la vio en la cama —oye...

Su hermana se levantó y miro a su hermano. El cual sintió como la ira y el coraje lo consumían.

—¿Quienes fueron los cabrones que te hiceron eso?

—Bankotsu...

A la hora de salía Kagome decidió ir a la 'fiesta' porque quería que todos la escucharan y supieran sus sentimientos por Inuyasha.

Buscó su camisa luego de la ducha ya que había tenido su última clase de deportes y no quería salir toda llena de sudor.

—¿Donde esta la camisa —buscó la misma pero no estaba.

Había una pequeña tarjeta donde marcaba la dichosa fiesta y que debía ir allí.

—¿Que hago? —sin otra opción se cubrió con su mochila y se paro frente a la puerta donde no supo si entrar o no.

—¡Dame tu mochila!

—¡No espera! —la chica la empujó hacía la puerta saliendo y donde todos los estudiantes estaban en los dos pasillos mirándola fijamente.

Se levantó y vio su rodillas con heridas. Avergonzada cubrió sus pechos con sus brazos. Al menos tenía su sujetador.

—¿Que significa esto?

—¡Bienvenida a tu fiesta presidenta! —vió a Kagura junto con los amigos de Inuyasha. —aquí tienes tu camisa —la expandió con la palabra zorra escrita en rojo. —¡disfruta y paga todos los malos ratos que nos has hecho pasar!

—No... no por favor... déjenme explicarles...

—¡Comencemos con el agua! —vió a todos sacar bombas de agua y pronto todas les cayeron encima.

Estaba fría aunque eso era lo de menos.

—¡Este regalo es de Inuyasha para ti! —Miro hacia Miroku y no pudo creerlo.

—No... es es falso... déjenme hablar... —susurró

Comenzaron a tirarle con bombas de agua, los huevos y la harina. Tanto que volvió a caer al suelo mirando su camisa con la palabra zorra y entre otros insultos.

—¡Inuyasha va estar muy feliz! ¡alegrate! ¡este regalito te lo a enviado el con mucho! amor!

—Eso es falso... debe serlo.

"Denle a Kagome un regalo de mi parte"

Escuchó la voz de Inuyasha clara y fuerte. Miro el video donde estaba el hablando.

—Inu... Inuyasha...

"Duele, duele como me usaste. Me lastima y me quema de la peor forma. Pero así como has jugado conmigo... Ellos lo harán contigo. Mentirosa"

Las lágrimas cayeron por sus mejillas ante el dolor de escucharlo hablar así. Nego con la cabeza una y otra vez mientras continuaban tirándole con todo lo que tenían.

Todos los recuerdos de él la golpearon en la cara. Su sonrisa dulce y sus caricias cuando había hecho el amor. Absolutamente todo.

—¡No puede ser cierto! Inuyasha... tu me amas... tu no pudiste hacerme esto...

“Nunca olvidaré la repulsión con la que me revolque contigo. Kagura, te encargo todo. Ya que no quiero saber nada de esa mujer.”

Kagura sonrió y miro a Miroku el cual hizo lo mismo.

Como siempre agradezco que continúen leyendo la historia.

El siguiente capítulo va estar muy bueno. Así que continúen leyendo. 

Los estaré leyendo 📖❤

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