26°

Allí estaban Kagome, Bankotsu y su padre. En aquel café mientras el hombre no era capaz de mirar a sus hijos.

—Bien, estamos aquí porque pensamos que es momento de aclarar todo. Queremos la verdad sin nada oculto. Así que por favor empieza. Y descuida, no hay prisa.

El hombre tragó grueso y miro hacia sus hijos. Grandes y sin una pizca de miedo en sus ojos. Una fuerza descomunal la que, a él, le hacia falta.

—Bankotsu, Kagome —miro la taza de café —lo siento —salió de su labios —lo que pasó fue mi culpa. Yo me fuí sin darles una explicación.

—Nosotros la teníamos —contestó Kagome —te ibas con otra mujer. Porque no amabas a nuestra madre.

—No —negó con la cabeza —yo amaba a su madre. Jamás, deje de hacerlo.

—¿A si? —Kagome no le creía nada.

—Ah, no se si contarles esto... porque no van a creerme.

—Ahora mismo no te creemos nada y estamos aquí escuchandote —salto Kagome —habla de una vez.

—Bien

[Años Antes]

Llovía de manera horrible mientras el hombre llegaba del trabajo cansado.

—Cariño ya llegue. La lluvia esta horrible —dijo dejando su sombrilla cerca —cariño —llamó una segunda vez pero nadie contestó.

—Mamá no está papá. Y no a dejado nada para la cena.

—¿Que? —se agachó y miro a Bankotsu llorar —oh cielos, te dejó solo. Esa mujer —abrazó a su pequeño —¿como se le ocurre dejarte solo?

Tuvo que aprender a cocinar porque pronto su mujer había dejado de hacerlo.

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—Los problemas con su madre comenzaron antes de que Kagome naciera. Ella comenzó a escaparse por las noches y llegaba tarde. Sin embargo jamás dudé de ella.

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—¿Vas a salir de nuevo? —preguntó encendiendo la lámpara y la mujer saltó.

—¡Me asustas Satoshi!

—Dime la verdad Sara. ¿A donde vas?

—¿Estas dudando de mi? ¡no puedo creer esto!

—Baja la voz, Bankotsu esta durmiendo. No desconfío de ti. Solo que quiero saber a donde vas. ¿Que tan difícil es contestarme?

—Okey, era una sorpresa pero bueno —dejo su bolso en el pequeño sofa —iba salir a beber porque encontré un trabajo muy bueno.

—¿Que? ¿de verdad?

—Si —sonrió —no voy hacer nada malo. Confía en mi.

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—No se a que viene todo esto.

—Yo no recuerdo nada de eso —dijo Bankotsu.

—Eras muy pequeño. Su madre si encontró ese trabajo, pero las cosas comenzaron a cambiar desde ahí.

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—¿Que horas son estas de llegar mujer? ¡son las dos de la mañana!

—¡Shhhh! ¡baja la voz!

—¿Estas borracha? —comenzó a reírse —¿de que te ríes?

—Eres aburrido Satoshi. Vas a perderme si continuas así.

—¿Y que hago? Si tengo que atender la casa mientras tú estás trabajando. ¡Todas las noches llegas tarde! ¡y no creo que sea precisamente porque trabajas!

Se escuchó la cachetada y un silencio abrumador. Sin más la mujer subió las escaleras cuando el pequeño Bankotsu aparecía.

—Ve a dormir cielo —le acarició la cabeza.

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—Lo recuerdo. Recuerdo esa noche. Después de la cachetada de mamá te quedaste en el sillón llorando un rato. Mamá... salía por las mañanas temprano y llegaba tarde en la noche.

—Después de eso pasaron muchos años y llegó Kagome. Cuando ella me lo comentó no fui capaz de creerlo. Eras mi primera hija. Pero siempre sentí que no eras mía. —observaba a Kagome orgulloso. —Y se lo comenté.

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—¿La bebé es mía?

Enojada miro a su marido y aceptó.

—Claro que es tu hija. Cuando nazca notaras que es idéntica a ti.
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—Claro que... yo siempre rogue que fueses mi hija. Y cuando naciste eras idéntica a mi. Después de tu nacimiento... las cosas con tu madre empeoraron... y al final... descubrí que tu madre tenía un amante. Uno no de hace unos meses... si no de hace años.

—Mientes, todo lo que dices es falso. No te creo.

—No espero a que lo hagas. Pero no hay más verdad que esa. Cuando lo confirme le reclame. Y...

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—¡Eres una...! Me he matado trabajando para que no les falte nada ¡y mira lo que has hecho!

—¡No me hables así! ¡Si lo hice! ¡¿Y qué?!

—¡¿Por que?! Yo lo he dado todo... —se sento en el sofá destrozado —paso tan poquito tiempo en la casa... pero no les falta nada... lo hago porque los amo...

—Tú mismo lo has dicho. Pasas poco tiempo en la casa. ¿Que debía hacer? Me sentía sola. Se que lo que haces es por ellos. Pero yo también te necesitaba...

—Quiero el divorcio. Y quiero quedarme con los niños. —se levantó —los niños... tienen que quedarse conmigo.

—No te quedaras con los niños. ¡Son mis hijos!

—¡Hijos de una madre que se va en las noches con su amante! —le pegó una bofetada.

Ambos se quedaron callados y Satoshi alzó la vista enojado.

—No... no vuelvas a decir algo así...

—Yo no puedo permitir... que mis hijos... estén contigo.

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—Para su madre era difícil pero para mi era la muerte. Su madre tenía otra vida. De esa otra relación nació Sota. No es mi hijo legítimo... pero lo amo como a ustedes.

—Si estabas luchando por nosotros... ¿que pasó? ¿por que huiste?

—Luego de esa charla... su madre me propuso algo que era descabellado pero que hice por una razón.

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—Continuemos casados. Yo... te dejaré tener cualquier mujer pero no me pidas el divorcio.

—¿Estas loca? Yo no soy como tu.

—Si tu me pides el divorcio... no veras a los niños nunca. Me los llevaré lejos. Y te juro que no los volveras a ver nunca.

—Tu no puedes hacerme esto. Yo he sido un buen esposo, me considero un gran padre...

—Entonces acepta. Es el quedarte a mi lado o no ver a tus hijos nunca.

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—Aguante durante cinco años —se le quebró la voz —cinco años ante su indiferencia y sus engaños hasta que no pude más. Ella no quería que me fuese solo por el dinero. Y fingí ser yo el que traicionó a su madre para huir. Cuando me fuí ella me envió un mensaje diciéndome que ustedes terminarían por odiarme. Pese a eso les envié su dinero, los intenté llamar, los visité tantas veces pero ella jamás me dejó verlos. Estaba herida conmigo y terminó abandonándolos... ¡hice lo hasta imposible! Hasta que ella me dijo que ustedes se habían mudado y que no los vería nunca. No se que les dijo su madre pero esta es la verdad. Si hubiera sido por mi... me los hubiera llevado conmigo... pero —las lágrimas cayeron por sus mejillas —fuí un cobarde que no supo luchar por ustedes. Por eso quiero pedirles perdón —se levantó y se arrodilló ante sus hijos —perdonenme...

Banktosu tomó aire y lo expulsó sin poder creer que todo lo dicho por su padre era cierto.

—¿Como puedo creerte? —dijo Kagome calmada e impresionando a su hermano —debiste luchar por nosotros hasta lo último. No dejarnos solos... han sido diez años sola... dependiendo de Bankotsu. Mamá se fue del país para trabajar y nos abandonó... como puedo yo.... ¿como puedo yo confiar en ti?

—Yo te juro que estaré con ustedes. Me iré del país y regresaré a la casa. Soy capaz de dejarlo todo con tal de volver con ustedes. Por favor —la tomó de las manos —perdoname. A ti que fue las que más daño cause, por favor perdoname.
En la noche Kagome observaba la luna mientras los copos de nieve caían frente a su ventana.

Sintió como alguien le removió el cabello y algo frío en su pecho. Miro como un pequeño collar cayó por su pecho.

—Feliz Navidad, Kagome.

—InuYasha —se giro para quedar frente a el —es hermoso, perdoname... se me olvidó por completo... todo esto... el regreso de papá...

—¿Papá?

—Si... yo... perdone a mi papá... el... nos mostro pruebas de que realmente hizo todo por encontrarnos. La culpable de todo es esa mujer.

—Venga cariño —le acarició el rostro.

—Vivíamos engañados... durante quince años pensé que mi padre era el causante de todo... pero... quiero darme una oportunidad de conocerlo más... por eso lo perdoné... y... también porque... quería dejar mi pasado atrás para comenzar contigo... aunque empece mal —se avergonzó —hoy es navidad y no te compre nada.

—Bueno —sonrió —no necesito nada material. Que estés aquí conmigo es suficiente. Me alegra que las cosas se arreglaran. También me alegra estar en este momento contigo. Poder apoyarte y protegerte. Me hace muy feliz.

—InuYasha... —le agarró del rostro —gracias... gracias por llegar a mi vida... por cambiar todo mi entorno... pero antes todo... gracias por amarme tanto...

—Para mi, amarte, es todo lo que tengo en el mundo.

—¿Aún si se le olvido tu regalo?

—Bueno... puedes darme un regalo. Y ese es mucho mejor que uno material.

—¿Cúal? —sonrió

—Pues —se acercó a su oído y le susurró ciertas cosas.

—¡InuYasha! —le golpeó en el hombro.

—¿Anda si? —comenzó abrirle los botones de la camisa.

Sonrió y pronto se vió envuelta entre los brazos de InuYasha.

Quiero continuar aclarando que la historia toca temas difíciles. Por eso está para mayores de 18 años.

También se que hay personas que se pueden sentir identificadas. Créanme que yo lo entiendo porque viví algo parecido.

Ojalá y les guste la historia. Tengo pensado que el capítulo final será entre el 45 y 50. Depende como vaya escribiendo. Continuen apoyando la historia. Sé que estos capítulos no son tan románticos pero créanme que es necesario para la historia.

Nos leemos

                    -InuxKagFan📖♥

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