10°
Kagome tenía un plan en su cabeza. Y ese era el tener a Inuyasha su favor. Sesshomaru tenía razón cuando decía que debía tener de su lado a los cinco. Y debía empezar por Inuyasha.
-Pese a que dije eso no tengo ni idea de como hacer que ese perro haga lo que le ordené.
No era correcto el utilizarlo para sus planes. Se sentiría fatal si lo hacía. Pero después de todo el dijo que lo olvidará. Entonces su rivalidad continuaba siendo la misma.
-¿Desde cuando me importan los sentimientos de ese imbécil? Lo detesto, es el tipo de hombre que odio.
-Kagome... -Hojo entró al salón -¿estas bien?
-¿Que? Ah si... ¿por qué lo preguntas?
-Te ví hablando sola y bueno... -se sentó frente a ella. -dime... ¿que pasó con Inuyasha?
No quería hablar con nadie de ese tema. Estaba enojada con ella misma por haberse dejado llevar. Por haber pensado que tal vez ella podía hacer feliz alguien.
-Ese es solo un bastardo...
-¿Te hizo algo malo?
Más que hacerle algo malo había declarado la guerra.
-Dime... ¿como puedo ponerlo a mi favor?
-¿A tu favor?
-Hojo... lo que voy a contarte no puedes decirle a nadie más. Es algo que se me ocurrió... y bueno...
-No le diré a nadie.
-Quiero utilizar a Inuyasha para mis planes. Lo que digo... es que quiero que el haga todo lo que yo quiera.
-Y eso... ¿como piensas hacerlo?
-Yo... tengo pensado hacer que el sienta algo por mi... y una vez todo esté como debe ser... lo dejaré. Estoy segura que a él no va importarle mucho.
-Me parece una idea increíble.
-Ya es hora de que ese perro pague por todas las que a hecho. Prometeme que no vas a contarle a nadie.
-Te lo prometo.
A ella no le importaba nada ni nadie. Si se trataba de sus sentimientos entonces los destruiría para lograr cualquier cosa.
-Gracias por traerme a la casa... no era necesario.
-Claro que lo eras. Tu eres hermosa ¡imagina si alguien llegará a secuestrarte!
Ella comenzó a reírse para verlo y sentirse feliz. Aunque...
-¿Que pasó entre la presidenta y tu a noche Inuyasha?
-Nada, ¿pensaste que pasaría algo?
-Yo pensé que ustedes... ¿estas seguro Inuyasha?
-¿De que estas hablando? No puedo creer que estés tan insegura -agarró sus manos -eres la mujer que he querido desde niño.
-Soy insegura porque sé que sientes algo por ella. Y no quiero que me lastimes... si en algún momento sientes que ya no me quieres... por favor dímelo. Más que mis sentimientos quiero que tu seas feliz...
-Yo no soy feliz si tu no estas a mi lado. Ella si fue algo que quise pero que pretendo olvidar. Porque tu estas a mi lado y lo demás no me importa.
-Te amo Inuyasha -él la abrazó con fuerza y sonrió.
-No puedo responderte de la misma forma... pero algún día seré capaz de hacerlo. Algún día yo llegaré amarte. Es una promesa.
Kikyo sonrió queriendo creer que de verdad algún día ese día llegaría. Pero no lo veía posible.
Cuando ella entró a su casa comenzó a caminar hacia la suya. Tenía muchas cosas que resolver dentro de sí mismo. Se había prometido olvidar la idea de conquistar a la presidenta pero ¿como iba hacer eso?
Era la primera vez que una mujer lo ponía en duda. Kikyo se había ido cuando eran niños y con el tiempo la olvido. Tal vez porque en efecto era niño.
-Joder -susurró enojado -¿que mierdas voy hacer? Incluso si me ruega no iré detrás de ella. Como si fuese hacerlo...
¿Desde cuando estaba dudando? Él era Inuyasha Taisho y ningúna mujer lo hacia dudar de una decisión.
Caminado a su casa se encontró con una de aquellas chicas del consejo estudiantil siendo seguida por un hombre.
Ella se vio asustada pero pensó que ese no era su problema. Vio cuando esta fue hacia un callejón y quiso ignorarlo.
-Mierda -camino hacia el callejón y se acerco a la mujer.
La agarró de la cintura y miro por encima del hombro al hombre que se asustó y salió corriendo.
-Inuyasha...
-Oh, ¿estas bien?
-Gracias...
-Debes tener más cuidado. Eh... ¿como te llamas tu?
-Soy Sango...
-Por lo que veo ya me conoces.
-Es imposible no conocerte.
-Eso es verdad -sonrió -eres amiga de la presidenta ¿verdad?
-Más que su amiga soy solo su compañera.
-Oh, pensé que eras su mejor amiga.
-La presidenta no me considera tanto. Ella es... solitaria...
-Me lo imaginé. Bueno te acompañaré a tu casa.
-No es necesario.
-¡Claro que lo es! Estuvieron a punto de hacerte daño. No puedo permitir que te pase algo.
El viento chocó contra el y le mostró una visión increíble. Se sonrojo y aceptó que este la acompañará a su casa.
No supo porqué sentía su corazón tan acelerado.
-A ti... te gusta mucho la presidenta ¿no?
-Corrección, me atraía. Algo así como cuando vez un pastel y quieres comerlo. Pues algo así.
-No eres tan desagradable... la presidenta siempre dice que eres desagradable y todo eso...
-Eso es porque ella me detesta. Y yo tampoco soy muy amable con ella.
-Gracias por acompañarme a casa... espero que a Kikyo no le moleste.
-Para nada, ella no me perdonaria si te dejo or sola.
Bajó la cabeza intentando ocultar el rubor de sus mejillas. La dejó en su casa y llamó a su chofer para que lo buscase.
Kagome llegó a su casa pensando en que mañana comenzaría su plan de conquista. Antes no había hecho más que rechazarlo ¿como podría hacer que el se fijase en ella?
-Tendré que usar eso que llaman encanto femenino.
Tristemente ella no contaba con eso. No sería fácil porque InuYasha era de un gusto alto. Ya era raro que se hubiese fijado en ella.
-Bankotsu... ¿como conquistarías a un chico?
-¡¿Eh?! ¡¿por qué me preguntas eso?! ¡soy un hombre!
-Necesito conquistar a un perro.
-¿Perro? Pues los perros son felices con que les des amor. Jueges con ellos y los alimentes.
-¿Jugar? Mmm.... tal vez podría prepararle algo de comer y hablar con el a solas. Así podría declararme y comenzar la cacería.
-¿Vas a declararte a InuYasha?
-Chocolate... o un almuerzo... a ustedes los chicos ¿que les gusta más?
-Si es una declaración deberías usar chocolate.
-Si es verdad aunque sería súper raro de repente... da lo mismo.
Agarró una hoja de su cuaderno y comenzó a escribir. Pensó mucho en que palabras usaría. No era fácil escribir algo así. Pero tenía esperanzas en ella.
A la mañana siguiente abrió su casillero y cayó un pequeño sobre rosado al suelo.
-¿Una declaración? -tomó el sobre en sus manos y lo abrió.
"InuYasha, te estaré esperando en la terraza de la escuela. Por favor ven solo, ya que lo que tengo que decirte es importante y nadie debe enterarse. Creeme que no vas arrepentirte."
-Ni siquiera tiene nombre -dejó el sobre en su casillero y pensó en ir o no.
Ya tenía a Kikyo a su lado. No necesitaba nada más.
-Quien sea que se vaya al cuerno -dijo para entrar al salón.
Kagome esperó y esperó pero este no llegaba y el chocolate comenzaría a derretirse.
-Este imbécil... ¿no piensa venir? -se levantó enojada cuando la puerta se abrió y lo vio.
Él se impresionó al ver que era la presidenta.
-¿Aquí hay alguien más?
-No -negó la azabache -solo estoy yo.
-A de ser que la chica se fue. Bueno -se dio la vuelta.
-Oye -este la se giro y ella se acercó lo suficiente.
-¿Que estas haciendo -dejó el regalo cerca suyo y le pasó los brazos por el cuello.
-Tu eres un perro... y a los perros como tu hay que dormarlos... -terminó por decirle para besarlo en los labios.
InuYasha quedó como una piedra y no supo cuando se vió correspondiéndole.
Lo apartó y le sonrió para acariciarse los labios.
-Me gustas, perro Taisho -le dijo sonriendo -quiero que andemos.
Ya estaba todo hecho. La decisión quedaba en manos de InuYasha.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top