Capítulo 62: Kabuto
Gray Fullbuster
Me dolía la cabeza pero Natsu estaba aquí conmigo. Creo que pasaba demasiado tiempo en este lugar, a este ritmo todas las enfermeras me iban a conocer, de hecho... ya conocía a parte de ellas y es que menuda temporada llevaba, siempre estaba en el hospital. Me estaba empezando a cansar un poco. Quería salir de aquí, estar bien ¿Era mucho pedir?
No podía dejar de pensar en qué narices había sucedido y es que escuché encima a los médicos comentarle a Naruto que habían encontrado algo en mi cuerpo, una sustancia ilegal y yo supe que me habían drogado. Pensé automáticamente en Lucy, la muy desgraciada había tenido que meter algo en mi vaso de vino, sería cuando se giró para servirlo. Me maldije por ser tan idiota, tenía que haberme olido algo, ella no brindaría conmigo así porque sí pero ahora ya todo estaba hecho. Sólo esperaba no tener que volver a verla.
De Lucy ya sabía que podía esperarme cualquier cosa, me odiaba, ella pensaba que le había arrebatado a su novio aunque la verdad era que lo había perdido ella misma, se acostaba con su jefe y no se lo había dicho a Natsu, yo no quería contarle eso pero supongo que Natsu se olía algo, no era idiota. Lo que sí me preocupaba más era el hecho de que Kabuto estaba en mi cuarto, había estado en la casa de Natsu en mi cama. Sé que no hizo nada, los médicos confirmaron que no había pruebas de que me hubieran forzado así que sólo había estado allí para aparentar que se había acostado conmigo. Al menos algo bueno en todo esto tenía que haber.
No vi a Naruto aunque cuando Natsu entró me comentó que había estado por aquí pero le había perdido de vista hacía un rato. No le di mucha importancia, seguramente vendría en cuanto pudiera, así era mi hermanito, un atolondrado al fin y al cabo, se habría distraído con algo.
Natsu se sentó a mi lado y yo le miré, estaba triste, seguramente por la discusión que habíamos tenido pero a mí no me importaba. Estaba claro que me había dolido que me tratase así, pero también entendía que Lucy había jugado bien sus cartas, ni yo mismo entendía cómo se había enterado Kabuto de todo esto para participar en un plan tan descabellado. Ahora tenía miedo de que quisiera hacerle daño a Natsu por sus celos. Era capaz de cualquier cosa por tenerme.
- Lo lamento Gray, estaba enfadado...
- Lo sé – le dije – te entiendo.
- Sabía que no podía ser lo que veía, tú no harías algo así, sabía que Lucy me jugaría alguna pero... necesitaba tiempo para calmarme y tú... cogiste todo y te marchaste, yo no quería que te fueras. Te amo Gray, quiero estar contigo.
- Yo también quiero estar contigo Natsu pero...
- ¿Pero? – preguntó extrañado.
- Es complicado, ese hombre que viste... no te conviene meterte con él y ahora sabe donde estoy, sabe dónde vivo.
- Él no te hará nada Gray.
- A mí no, pero es peligroso, hazme caso Natsu, yo no quiero que te ocurra nada.
- No me ocurrirá nada.
- No lo conoces.
- ¿Quién es? Cuéntamelo entonces.
- Él... pagó mucho dinero por mí, está obsesionado con tenerme, hará lo que sea y no descansará hasta conseguir lo que desea, siempre ha sido así y tiene dinero para pagar lo que haga falta.
- Conmigo no funciona el dinero Gray.
- No, pero también es capaz de utilizar la violencia si te opones a sus planes, él nunca pierde.
- Pues esta vez tendrá que hacerlo porque no pienso renunciar a ti jamás ¿Me oyes? Te amo demasiado Gray y estaremos juntos pase lo que pase.
- Vale – le dije sonriendo – solo... prométeme que tendrás cuidado, no quiero que te enfrentes a gente como él, no quiero que te hagan daño.
- De acuerdo, tendré cuidado, pero no renunciaré a ti, eso tenlo en cuenta. Voy a ir a por un café, ahora vuelvo.
- De acuerdo.
Me quedé allí tumbado en la camilla, yo creo que me darían pronto el alta médica porque no estaba tan mal como veces anteriores, pese a eso, los médicos solían ir entrando a revisarme. Finalmente me dieron el alta y recogí las cosas que había traído en la mochila para irme. Sentí como la puerta se abría y sin mirar sonreí.
- Ya casi estoy Natsu – le dije sonriendo.
- Lamento no ser Natsu entonces – escuché la profunda voz de Kabuto y me asusté.
- ¿Qué estás haciendo aquí? lárgate – le grité.
- No grites Gray, sólo he venido a hablar.
- Yo no quiero hablar contigo. Casi te cargas mi relación con Natsu, eres despreciable.
- ¿Casi? Entonces no funcionó del todo bien el plan de esa chica.
- ¿Cómo entraste en ese plan? No sabía que conocías a Lucy.
- Es la novia o la amante de Hibiki – me dijo sonriendo – y él es muy amigo mío. Nos conocimos por casualidad y me habló de ti, así que le conté todo lo que sabía de ti, incluido tu trabajo en el orfanato. Sigo esperando a que cumplas lo que prometiste.
- Yo no prometí nada.
- Quiero dejarte embarazado Gray, ya lo sabías, si tú no me lo das, quizá deba ir a por tu hermanito.
- Deja a mi hermano, si le tocas soy capaz de matarte.
- Entonces dámelo tú.
- No quiero darte nada – le dije – yo no seré tuyo, amo a Natsu y estaré con él.
- Entonces no hay nada más que hablar. Aprovecharé ahora que ese chico está ingresado y Naruto está de bajo ánimo para seducirle, le dejaré embarazado de mí y ya sabes tú lo que me gusta jugar con mis objetos, tú ya fuiste mi objeto.
- ¿De qué hablas? – pregunté - ¿Qué chico?
- El hijo del político ese, ¿Cómo se llamaba...? Sasuke – dijo de golpe – tuvo un accidente, todos los periódicos lo están anunciando. Es el mejor momento para seducir a Naruto, hacer que se olvide de ese chico y que sea mío. Sabes lo ingenuo que es tu hermano y sabes que en cuanto le trate mínimamente bien caerá como un corderito ante mí.
- Él ama a Sasuke, no caería ante ti.
- ¿Quieres apostar? Dicen que ese chico no recuerda a Naruto, es la mejor oportunidad, dejaré que se olviden el uno al otro y atacaré, le haré mío como te hice mío a ti también.
- Déjale – le dije llorando – no lo toques.
- Entonces dame lo que quiero.
- ¿Qué quieres exactamente? – le pregunté.
- Lo sabes muy bien, te quiero a ti. Salgamos de aquí y vayamos a mi casa. – Kabuto se acercó a mí sugerentemente y me lamió el cuello pese a mi cara de asco cuando lo hizo – te haré mío toda la noche, acabarás dándome ese niño – comentó besando mis labios aunque yo no le correspondí – coge tus cosas, nos vamos.
- Déjame al menos decirle a Natsu que me marcho.
- ¿Para que vaya a buscarte o prohíba que te marches de su casa? De eso nada, coge tus cosas ahora y salgamos de aquí.
No tuve más remedio que hacerle caso porque sabía que él no amenazaba en balde nunca, cumpliría lo que decía y sé que le haría daño a Natsu si se metía en medio. La única forma que tenía ahora de proteger a Natsu era esta, seguir a Kabuto, marcharme con él y no decir nada, desaparecer en silencio. Supe que estaba perdido porque Kabuto jamás dejaría que me marchase, sería suyo para siempre y estaba perdiendo a Natsu, si se enteraba de esto no creo que me perdonase, pero tenía que proteger a Naruto y a él, no podía dejar que les hiciera daño un tipo tan despreciable como Kabuto.
No volví a ver a Naruto ni a Natsu. Kabuto me recluyó en su casa, prácticamente era su sirvienta, me hacía recoger toda la casa y las noches eran lo peor, tenía sexo conmigo quisiera yo o no, seguía con sus juegos, algunos más morbosos que otros pero a él todo le excitaba, más cuando gritaba que me dejaría embarazado. Me había obligado a ir sin ropa por su casa mientras limpiaba y recogía, me obligaba a tener sexo con él cuando quería y siempre estaba a su disposición, ir desnudo no me ayudaba en nada, le excitaba aún más.
Cuando recogía la mesa acababa follándome sentándome encima de él mientras reposaba en su silla, cuando limpiaba el polvo de la casa me follaba por la espalda, sólo buscaba una cosa de mí, ese niño y yo estaba cansado, estaba muy cansado de llorar, de sufrir, de luchar, ya todo daba igual porque hiciera lo que hiciera, este tipo siempre me encontraría, no me dejaría huir. Lo único que me mantenía en pie ahora mismo era saber que Naruto y Natsu estaban a salvo mientras yo estaba encerrado en esta casa, nadie volvería a saber de mí y sabía perfectamente... que acabaría mis días en esta casa con Kabuto, así que trataba de llevarlo lo mejor que podía, ya había perdido toda esperanza de ser feliz algún día.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top