Capítulo 50: Una familia

Naruto Uzumaki 

Todo había sido un caos esa noche, nos había despertado la policía entrando pero la verdad... creo que más bien me habían despertado a mí solo porque desde que Gaara se había marchado, yo era el único que no trabajaba por las noches. Me obligaron a levantarme de la cama y acompañarles, no entendía qué es lo que ocurría pero les hice caso, al fin y al cabo eran la policía. Cuando bajé, vi a muchos de mis compañeros del orfanato tapados con mantas siendo atendidos por ambulancias, empecé a preocuparme por Gray ¿Qué había ocurrido?

Cuando vi la camilla salir con Gray acostado en ella inconsciente pensé que quizá había habido algún incendio y el humo le habría hecho caer inconsciente, por eso llevaría la máscara de oxígeno, pero yo no veía humo, ni bomberos, sólo policía y ambulancias. No entendía nada de lo que ocurría.

- Gray – grité tratando de acercarme a él pero no lo conseguí.

Ya estaba cerca de su camilla cuando unos policías me detuvieron y me alejaron de él haciéndome preguntas sobre el orfanato y los directores, preguntas que no entendía y que ahora mismo... mi cerebro se negaba a responder viendo la imagen de Gray allí tirado en esa camilla siendo atendido, yo no estaba para responder preguntas, de hecho... necesitaba que me respondieran ellos mis dudas, quería saber qué había ocurrido, por qué Gray estaba allí y por qué se lo llevaban en la ambulancia.

- Dejadme ir con él por favor – les dije a punto de llorar – quiero ir con él.

- No puedes ir con él chico – me comentó un policía – pero los médicos se ocuparán de él, estará bien, te lo prometo.

- Es mi hermano – le dije llorando – quiero ir con él.

- Está conmigo – escuché la voz de Natsu de golpe – él viene conmigo, es su hermano.

Natsu había intercedido por mí y habló con el policía, creo que estaba tratando de que me dejase ir con él y lo consiguió. Me dejó ir con él al hospital pero no me dejaron entrar a ver a Gray, aún así cuando me dijeron que estaba mejorando me alegré, me quité un gran peso de encima.

Había ido a por un refresco cuando vi a Sasuke entrar corriendo por el pasillo y me escondí de él corriendo hacia otro pasillo viéndole pasar sin que me hubiera visto. No me apetecía hablar con él en este momento. Sé que era un buen chico, sé que estos sentimientos que tenía por él eran amor, le amaba, pero no soportaba en este momento verle con esa chica, no quería separarle de su hijo si es que lo era, no sé por qué no me explicaba las cosas, quizá porque yo no había ido a la escuela y pensaría que no sería capaz de entenderlo. Eso me entristecía y lo peor de todo es que no sabía exactamente si mi cerebro pensaba tonterías o era verdad y estaba suponiendo bien.

Me sorprendí cuando Laxus salió de una de las salas, había estado hablando con un policía y al verme se acercó a mí. Me comentó que iría a su casa hoy a dormir y que no debía preocuparme por nada, Gray estaría bien y Natsu se quedaría esta noche en el hospital a supervisar que no le ocurriera nada.

No tuve más remedio que marcharme con Laxus y cuando llegué Jellal y Sai aún estaban allí pero se irían por la mañana a la casa de Sasule. Supongo que a mí me habría gustado haber ido yo a esa casa, estar con Sasuke pero... tal y como estaban las cosas ahora mismo entre nosotros casi era mejor que no.

No cené mucho esa noche aunque la comida estaba muy buena. Comí lo justo y con el resto de la comida estuve jugando más que otra cosa. No dejaba de pensar en Gray, estaría allí solo, sin ninguna cara conocida excepto la de Natsu, con la policía rondando por el hospital haciendo preguntas incómodas y es que empezaba a hacerme una ligera idea de lo que había ocurrido, más cuando al irme a dormir pillé a Jellal hablando con Sai. Yo al escuchar todo eso me decidí por esconderme detrás de una pared y mantenerme atento a la conversación sin ser visto ni detectado.

- ¿Crees que todo ha terminado? – le preguntó Sai.

- Sí, creo que sí – le decía Jellal.

- ¿No volverán, verdad? ¿Estarán presos mucho tiempo?

- Sí, lo estarán – le comentó Jellal abrazándole – todo ha pasado ya, no volverán a hacer daño a ningún otro niño, te lo prometo.

- ¿Qué crees que pasó con Gray esa noche?

- No lo sé, pero sí sé una cosa y es que no volverá a pasar. Está a salvo y eso es lo que cuenta.

- ¿Crees que lo superará?

- Es un chico fuerte, lo hará, sólo necesita tiempo, ayuda y que le comprendan, estoy convencido de que estará bien. Es un chico inteligente que sabe arreglárselas bien.

- Es un chico asustado y traumatizado por todo lo que ha vivido en el orfanato.

Caminé hacia mi habitación y me encerré en ella, me hacía una idea de lo que estaba pasando, del miedo de Gray a que alguien le tocase a excepción de mí, de su desconfianza sobre todo hacia personas adultas. Entré en la habitación y lloré pero no tardó en abrirse la puerta y entrar Jellal.

- Lárgate, no quiero hablar contigo.

- Me había parecido escucharte por el pasillo cuando te ibas, déjame explicarte las cosas.

- ¿El qué? ¿Lo mal que estaba mi hermano en el orfanato sin que yo me enterase? ¿Cómo pudisteis ocultarme algo así.

- El nos lo pidió – dijo de golpe – Gray quería protegerte Naruto, hizo todo esto por ti.

- ¿Qué hizo?

- Ya lo sabes Naruto.

- No, no lo sé, me lo imagino pero nadie me lo ha querido decir con claridad.

- El orfanato abusaba de esos niños Naruto.

Creí que oírlo aplacaría un poco mi ira pero no, aún me dolió más. Saber que Gray había estado haciendo todo eso por mí, no lo aguantaba. Él me había protegido tanto tiempo y yo... yo no me había dado cuenta, sólo había sido un chiquillo al que le habían protegido toda su vida, me sentía tan culpable por Gray, era mi culpa que él hubiera pasado por esto, yo me sentía culpable de todo lo que había pasado estos años con ese gran silencio. No me había dado cuenta, sabía lo que Gray sufría, venía con heridas, con moratones, con esos dolores y aunque sabía que ocurría algo nunca imaginé que hasta ese punto.

Lloré hasta que Jellal me abrazó con fuerza tratando de consolarme, tratando de ayudarme a que sacase todo el dolor que sentía ahora mismo dentro de mí. Me sentía tan idiota por no haberme dado cuenta, se suponía que él era mi hermano, ese que me ayudaba en todo, el que sonreía y me hacía feliz, pero yo no había sabido darle nada, quería hablar con él, pedirle perdón, quería saber cómo estaba.

Aquella noche tardé bastante en dormirme. Compartí la habitación con Gaara y le hablé de lo que sentía, de cómo me encontraba ahora mismo... de lo perdido que estaba. Mi hermano estaba en el hospital por salvarme a mí, Sasuke estaba en su casa seguramente pensando en sus problemas, puede que quizá pensase un poco en mí.

Le conté a Gaara lo perdido que me sentía, lo idiota que era por no haber visto la realidad antes, por haber vivido siempre en un mundo sobre protegido por mi hermano. Agradecía lo que él había hecho, me había salvado, me había ayudado, pero yo no había podido ayudarle a él.

- Habla con él – escuché de golpe y me sorprendí.

- ¿Qué? – pregunté y le miré mientras él me miraba también – Gaara... ¿Estás hablando?

- Sólo un poco – me dijo intentando sonreír aunque no le salió muy bien.

- Creí que no sabías hablar.

- Sí sé hablar – me dijo enfurruñado – es sólo... que no podía.

- Entonces parece que te ha venido bien hacer terapia con Laxus.

- Es un buen hombre, me cae bien.

- ¿Sabías lo del orfanato? – le pregunté.

- A las pocas semanas de entrar en el orfanato me enteré. Gray me pidió que no te lo dijera. Tampoco podría haberlo hablado.

- ¿Sabes? Tenemos que contar esto. Vamos – le dije sonriendo y cogiéndole de la mano lo saqué de la habitación llamando a los demás. Todos debían enterarse de que Gaara, por fin había conseguido volver a hablar.

Por la mañana llamé a Gray, tenía que hablar con él, lo necesitaba. En cuanto me enteré que le habían dado el alta y estaba en casa de Natsu, Laxus me dio su teléfono y llamé. Natsu fue quien contestó y le comenté que quería hablar con Gray. Enseguida me lo pasó y pude disculparme, necesitaba hacerlo pero él me mandó callar.

- Basta ya Naru – me dijo dulcemente – tú no tienes culpa de nada ¿Vale? Yo lo hice... lo hice voluntariamente por ti, estás a salvo y te quiero – me dijo llorando – lo volvería a hacer si fuera necesario.

- Yo no quiero que lo vuelvas a hacer – le dije llorando – quiero que estés bien, que estés a mi lado, que seas mi hermano.

- Soy tu hermano Naru, siempre lo seremos, eso no va a cambiar por nada del mundo, pero no puedes impedir que volviera a hacer lo que fuera por ti.

- Yo... yo también te quiero Gray y haría lo que fuera por ti.

- Lo sé Naru. Ahora lo único que tienes que hacer es pasarlo bien, estás en una buena casa. Ya todo ha terminado, no volveremos a ese lugar Naruto, te prometí que te sacaría de ahí y estás fuera.

Hablar con Gray me calmó un poco, aunque seguía sintiéndome responsable por todo lo que había tenido que pasar, pese a ello, me relajó bastante escucharle y saber que nuestra relación no iba a cambiar.

- Gray – le llamé por el teléfono.

- Dime Naru – me dijo.

- Gracias por todo.

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