Capítulo 47: Bar
Natsu Dragneel
¡Vaya mala suerte la mía! Quería haber hablado esto con Gray, claro que lo quería hablar y arreglarlo, porque yo amaba a ese chico y él tenía que saber que yo apostaba por él y quería romper ese compromiso con mi actual novia que no nos conducía a ninguna parte. Faltaba tan pocos días para que Lucy volviera y podría hablar con ella, contarle todo lo que había pasado y romper, pero Gray se había tenido que enterar antes de mala forma y estaba preocupado.
Salí tras él al pasillo pero ese chico era rápido para huir. Cuando llegué a la puerta, lo único que vi era cómo daba la vuelta a una de las esquinas marchándose por otro pasillo. Intenté seguirle, pero como supuse... a la que llegué él ya no estaba allí, se había esfumado.
Pensé que quizá en clase le vería y podría retenerle aunque fuera al finalizar para poder hablar, pero no vino tampoco y estuve dando vueltas por el instituto toda la mañana tratando de encontrarle, no apareció en ninguna clase, no salió al recreo y al finalizar las clases no le vi salir con la cantidad de alumnos que se marchaban a sus casas.
Llegué a casa tirando las llaves encima de la mesa y me lancé en el sofá mirando el techo. Me sentía horrible después de lo que había pasado con Gray y sé que tenía que ir a verle y hablar. Teníamos que hablar sobre lo que había ocurrido, tenía que explicarle la situación para que no pensase que le había mentido o fallado, porque no era cierto, amaba a ese chico y haría lo que fuera por él.
No sé el tiempo que estuve pensando en todo esto, pero cuando me di cuenta, los ojos ya se me habían cerrado y me había quedado completamente dormido. Cuando conseguí abrir los ojos era tarde y mi teléfono móvil estaba sonando encima de la mesa. Hundí mis dedos en mis ojos tratando de despejarme un poco y cogí el teléfono sin levantarme aún del sofá. Contesté descubriendo que era Laxus. ¿Qué podía querer a estas horas? Porque eran casi las doce de la noche, prácticamente iba a dar la una y mañana había clase.
- ¿Laxus? Madre mía... ¿Ha pasado algo? Porque es casi la una de la madrugada.
- Necesito un favor urgente, ven a mi casa ahora mismo.
Al escuchar aquello y notar su voz de preocupación me vestí con rapidez, busqué mis zapatillas y salí corriendo de casa cogiendo las llaves del coche. Conduje hasta la casa de Laxus, toqué al timbre y subí en el ascensor. Laxus ni siquiera me había hablado por el telefonillo, se imaginaba que era yo. Cuando llegué al piso correspondiente vi al fondo del pasillo que me había dejado la puerta entreabierta para que entrase, así que lo hice.
Gaara estaba en el suelo acurrucado llorando y Sai no podía hacer que parase de llorar. Desde luego aquí había ocurrido algo. Laxus intentaba hablar con Jellal pero no decía nada así que cerré la puerta tras de mí y me acerqué a ellos saludando. Laxus me cogió del brazo apartándome de allí y conduciéndome a la cocina.
- Está pasando algo en ese orfanato – me dijo muy serio – necesito que vayas allí y me digas qué ocurre.
- ¿Qué pasa Laxus? – le pregunté preocupado de todo el panorama de la casa.
- Gaara se despertó de golpe gritando el nombre de Gray, no hay forma de calmarle. Ayer Naruto estuvo aquí echándoles la bronca porque no se habían preocupado por él, creo que el orfanato está haciendo algo y Gaara se ha sentido culpable ahora mismo.
- Quizá actúen de noche – le dije – eso explicaría por qué se puso así a esta hora, porque le han venido esos recuerdos y esa culpa de golpe en este momento.
- Eso creo yo – me dijo – no puedo dejarlos tal y como están de afectados y Jellal no me está contando nada.
- Estará amenazado – le comenté – la médico del instituto examinó el otro día a Gray cuando se desmayó, tiene heridas y piensa que puede ser de alguna paliza, son maltratos. Quizá les han amenazado para que no hablen.
- Técnica del miedo, implantarles miedo psicológico para evitar que los delaten – me comentó Laxus – sí, esos chicos están coaccionados y no quieren hablar para no empeorar las cosas a los que están allí.
- Para no empeorarles la situación a Gray y a Naruto. No es bueno que lo mantengan en silencio. No puedo sacar a Gray de allí sino me dicen de qué va todo esto.
- Intentaré una última vez sacarle algo a Jellal. Seré un poco más agresivo.
- Háblale sobre Gray – le dije – si tanto le importa puedes jugar esa baza, quizá empiece a soltar algo cuando se de cuenta de que puede estar en peligro.
- Lo haré.
Laxus volvió a ir para hablar con Jellal. Le forzó más de lo que generalmente hacía hasta que Jellal se derrumbó a llorar cuando empezó a ver que Gray podía estar en un grave problema.
- Vamos Jellal – le pidió Laxus – tienes que contarnos qué está sucediendo. No podemos ayudaros si no habláis.
- No puedo – dijo Jellal llorando.
- Gray está en un aprieto, un médico lo examinó y verificó que os han maltratado en el orfanato. Déjanos ayudaros. ¿Por qué no le ayudas?
- Por qué él me lo pidió – dijo de golpe llorando.
- Os han amenazado – susurró Laxus – Jellal... sé que siempre os habéis cubierto los unos a los otros pero ahora Gray necesita que hables, necesita que le ayudes.
- Está en el edificio contiguo al orfanato – nos dijo – todas las noches se lo llevan allí.
- Gracias Jellal – le dije yo saliendo hacia allí pero él me detuvo de nuevo.
- No os dejarán entrar, es un lugar exclusivo para clientes. Tampoco os gustará lo que veréis.
- Fugaku podría ayudarnos – comenté.
- Es político, todos le conocen – dijo Jellal – no le dejarán entrar, a él menos que a vosotros. Saben que tiene poder y podría hundirles el negocio, si ven a Fugaku cerca esconderán todo.
- Entonces no lo llames – me dijo Laxus y estuve de acuerdo.
- Iré yo – le dije - ¿Qué hacen allí?
- ¿Tú que crees? – me preguntó Jellal – Desde luego no es hacer amigos con los clientes.
- Finge que te interesa Gray y entra allí. Si encuentras lo más mínimo ilegal, sal fuera y llama a la policía – me avisó Laxus – intentemos pillarles con las manos en la masa o no tendremos nada para encerrarlos.
- Los pillaré – le dije.
- ¿Estás seguro? Estamos hablando de Gray, veas lo que veas... recuerda que es sólo un chiquillo que necesita ayuda. No te metas en peleas, ni trates de detener nada, necesitas las pruebas.
- Lo haré – le dije armándome de valor.
Me marché de allí para ir hacia el orfanato o mejor dicho... al edificio de al lado que dijo Jellal. Empezaba a temerme lo peor y es que yo había dado por supuesto que Gray era virgen y se había asustado cuando yo le toqué con sutileza pero ahora empezaba a pensar en algo mucho peor.
No quería imaginarme lo que mi mente gritaba ahora. Me decía una y otra vez que Gray tenía problemas, que estaba metido en un buen lío y que no era virgen como yo supuse, sé que no quería creerlo pero era lo que ahora mismo las pruebas parecían indicar, todo parecía llevarme hasta la misma conclusión.
Fui primero hasta la casa de Fugaku para avisar de todo este lío y aunque lo saqué de la cama, su preocupación fue tal que quiso acompañarme, aunque me prometió esperar fuera a que llamase a la policía y así darles todos los documentos que había encontrado para poder culpar a ese maldito lugar. En el coche Fugaku no paró de hacer llamadas a sus colaboradores y pedir documentación, le dio igual despertar a todos y estaba cabreado, se le notaba por los gritos cuando decía que quería todo "Ahora". Yo llegué al orfanato y tuve que hacer la actuación de mi vida para que me dejasen entrar.
Les enseñé algunos billetes, les dije que estaba deseando ver a Gray y traté de parecer desesperado como el resto de clientes que estaban allí esperando para entrar. Había mucha seguridad en el sitio y empezaba a imaginarme por qué nunca nadie se había dado cuenta de lo que ocurría aquí, lo tenían tan bien montado, esos chicos no hablarían por terror, por las amenazas, los clientes no hablarían porque les interesaba mantener el sitio abierto, la seguridad avisaría de posibles redadas policiales y limpiarían el lugar, pero esta vez... yo estaba decidido a acabar con esto, no se esperaban que yo fuera a llamar y a decir exactamente dónde y qué estaba ocurriendo aquí dentro.
Cuando conseguí entrar en el local la imagen que vi me partió el corazón en dos. Allí estaba dentro de esa jaula de cristal donde todos se acercaban, se corrían dentro llenándole con su semen y aprovechaban los agujeros de la jaula para follarle mientras el propio director del orfanato retenía los brazos de Gray para inmovilizarle. Me acerqué para tratar de calmar a Gray si me veía pero él ya no creo ni que estuviera mirando, había agachado la cabeza, lloraba pero estaba inmóvil, ese chico había perdido la esperanza de salir de aquí hace mucho y ya le daba todo igual.
Salí del lugar y aproveché un callejón para llamar a la policía. Esperé fuera hasta que llegaron y el mayor jaleo que había visto en mi vida se montó. Entraron en el lugar arremetiendo contra todo y contra todos. Hubieron numerosas detenciones y uno de los agentes se acercó a mí para preguntarme si era el de la denuncia. Le dije que sí y le acompañé. Fugaku salía del coche en aquel momento dándoles los documentos que había encontrado sobre ese orfanato y yo me preocupé cuando vi como salía una camilla empujada por unos enfermeros hacia la ambulancia con Gray allí tumbado casi inconsciente.
- Gray – grité corriendo hacia allí pero un agente me detuvo.
- Déjeles hacer su trabajo – me pidió – podrá verle en el hospital. Ya está a salvo – intentó calmarme.
Fuimos primero a la comisaría para poner la denuncia correctamente de ese lugar infernal y aproveché para llamar a Laxus. Vino acompañado de Jellal, supongo que era mejor tener un testigo directo de todo lo que allí pasaba. Laxus le animó a que contase las atrocidades que les hacían y cuando Jellal empezó a hablar de todo lo que ocurría allí dentro, creo que a todos nos horrorizó.
Yo pensé en Gray, en cuantas veces le dije de ayudarle, en la primera vez que le vi y le culpé de cosas que él no tenía nada que ver sin saber lo que realmente le estaban haciendo. Tuve que salirme al final fuera de la oficina y lloré en el baño. No podía quitarme esa imagen de Gray allí tirado mientras todos esos... desgraciados mancillaban su cuerpo una y otra vez. Yo no me había dado cuenta hasta ahora, pero su miedo a que la gente le tocase, su miedo al sexo no era el miedo típico del dolor de la primera vez, era miedo al sexo como tal, miedo a esa gente y a lo que podían hacerle. Quería ir al hospital y ver cómo estaba, esperaba que los policías nos dejasen irnos pronto aunque sabía... que a Gray no le dejarían irse muy rápido del hospital.
Laxus apareció de golpe en el baño y se sentó a mi lado intentando consolarme. Era un buen amigo y había tratado de ayudar a esos chicos como mejor pudo o supo.
- Cuando veas a Gray... Ten cuidado, si te ha visto allí dentro sentirá asco por sí mismo, querrá alejarte de él, no lo hagas. Te necesita más que nunca, demuéstrale que no importa nada de lo que ha pasado, vas a estar ahí para lo que necesite pero ten en cuenta... que estará avergonzado, mide tus palabras – me comentó.
- Vale – le dije.
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