Capítulo 43: Primera vez
Naruto Uzumaki
Había conseguido que hoy me dieran permiso para ir a dormir a casa de Sasuke, bueno... en realidad el permiso lo había conseguido Gray para mí y no sé cómo lo hacía. Le había insistido tanto en lo importante que era para mí poder ir con Sasuke, amaba a ese chico y estaba dispuesto a dar lo que fuera por estar con él, Gray al final me sonrió, acarició mi cabeza y me mandó a la habitación mientras él entraba en el despacho del director para pedir permiso de salida para que pudiera ir.
Tardó más de una hora, no sé de qué estarían hablando pero yo estaba muy intranquilo e impaciente, no tenía nada que hacer en esta habitación excepto estar aquí tirado en este viejo y mugriento colchón mirando el techo. Ese techo antaño pintado de blanco que ahora ya no podía considerarse blanco, estaba estropeado y necesitaba pintura nueva, pero el orfanato no se preocuparía de ello, les daba igual.
Tomé uno de los periódicos y empecé a leer o a intentarlo. Sasuke me había ayudado mucho en este tiempo y ahora Natsu también me llevaba a veces a su despacho cuando finalizaba las clases y me ayudaba a mí. Me gustaba ir a sus clases, porque me enseñaba de todo, geografía, literatura, arte, ética... él parecía saber muchas cosas y yo le escuchaba embobado intentando aprender todo lo que podía, era de gran ayuda y sé que Gray había sido el encargado de pedirle ese favor. No tenía por qué quedarse Natsu tras su jornada a darme clase a mí, pero lo hacía y siempre tenía esa sonrisa que me animaba a querer saber más.
Miré el periódico y conseguí leer yo solo dos páginas enteras enterándome de todo lo que decía, me gustaba mucho esto de saber leer y me hacía sonreír como un tonto. Cada vez leía más fluido y eso lo agradecía. Estaba absorto en la lectura cuando leí una noticia sobre adopciones y aquello me entristeció de golpe.
Cerré el periódico y pensé en Sai, en Gaara y en Jellal ¿Estarían bien? Creo que sí estaban bien aunque últimamente ya no venían a verme por el parque y Gray apenas me hablaba de ellos. Alguna vez le pregunté a mi hermano qué tal estaban y él siempre decía que se encontraban perfectamente, pero yo sabía que a Gray le pasaba algo. Algo había cambiado en nuestra relación y no sabía qué era ¿Era la adopción? Yo sólo esperaba que estuvieran en una buena familia y no en una como la que nos tocó a Gray y a mí antes de regresar a este lugar.
La puerta se abrió de golpe y entró Gray con el permiso de salida para mí y sonriéndome. Creo que le dolía algo por la cara que tenía porque aunque trataba de sonreír... yo podía ver que por dentro se aguantaba algo, no sé si tristeza o dolor. Opté por la primera porque Gray siempre solía estar triste y más desde que todos se habían marchado y nos habíamos quedado él y yo solos con el resto de niños con los que apenas teníamos trato.
- Pásatelo bien hoy Naru - me dijo sonriendo mientras me revolvía el pelo.
- Gray... ¿Tú no quieres venir?
- No puedo Naruto, ya lo sabes... alguien tiene que quedarse a trabajar, son las normas de este lugar. Pero ve y disfruta por mí ¿Vale?
- Vale – le dije algo entristecido
Gray trató de marcharse a su cama pero yo le cogí la muñeca y tras mirarme, se sentó de nuevo en mi cama haciendo un leve gesto de dolor.
- ¿Qué está pasando con Jellal, con Sai y con Gaara? – le pregunté directamente y él agachó la cabeza.
- No lo sé – me dijo – están más distantes, ahora cuando me siento con ellos a hablar es como... si hubieran olvidado lo que era el orfanato, todo es perfecto en sus vidas y no se dan cuenta de que seguimos aquí tú y yo, de que... no me apetece escuchar lo felices que son cuando...
- ¿Cuándo nosotros aún estamos aquí atrapados? – le pregunté.
- Sí, algo así. Me alegro por ellos de verdad, pero... a veces me siento fuera de ese grupo, hablan de lo maravilloso que es todo y yo ya no me siento como uno más de ese grupo. No quiero destrozarles su felicidad con mis problemas así que he preferido apartarme un poco.
- ¿Sigues yendo con Sasuke?
- Sí, comemos juntos y hablamos de cosas de clase y de ti – me dijo sonriendo revolviéndome otra vez el pelo.
- ¿Y dice muchas cosas malas de mí? – le pregunté sacándole la lengua y él sonrió.
- Cantidad – me dijo riéndose claramente bromeando – enserio Naru... ve y disfruta. Voy a descansar un rato, esta noche me toca trabajar.
- Gray... ¿En qué trabajas? – le pregunté otra vez y él se paralizó.
- Relaciones públicas – me dijo sin más.
- ¿Qué es eso?
- Tratar con clientes – me dijo sonriendo sin darme explicaciones.
- Como... ¿Cuándo vas a una tienda y te atienden? – pregunté.
- Sí, algo así Naru – me dijo – algo así.
Dejé que se fuera a descansar y no quise molestarle. Me quedé en mi cama viendo como se tumbaba en la suya y se tapaba con una fina manta tratando de acurrucarse todo lo que pudo. Creo que había pasado algo que no me estaba contando. No quise molestarle y recogí mis cosas con cuidado y mucho silencio metiendo mi pijama, mi cepillo de dientes y alguna cosilla más que necesitaba en mi mochila para irme. El padre de Sasuke vino a recogerme a la misma puerta del orfanato y miraba de forma extraña hacia el edificio.
Saludé a Fugaku con una gran sonrisa y él me respondió de la misma forma aunque durante el viaje estuvo haciéndome varias preguntas sobre el orfanato a las que contesté lo mejor que pude. Al final me preguntó por el trabajo que hacía Gray allí dentro y yo lo único que supe responderle es lo que él me había dicho, que trabajaba en relaciones públicas, algo de atender a clientes pero tampoco estaba seguro. Fugaku puso una cara extraña y yo le comenté entonces imaginando que yo podía haber dicho algo malo que quizá yo debería haber trabajado también con mi hermano para ayudarle pero Fugaku me abrazó y me intentó animar a que no lo hiciera, me comentó que no era bueno trabajar por las noches así que le dejase eso a mi hermano.
Cuando llegamos a su casa me dijo que entrase primero porque él tenía que hacer unas llamadas y le hice caso aunque estaba preocupado. Sé que él me sonreía para tranquilizarme pero yo no dejaba de ver esa preocupación tras su faceta ¿Había dicho algo malo? Me quedé unos segundos medio escondido para escucharle comentar algo del orfanato, estaba enfadado y pedía que se le investigara a fondo quejándose de algo que le decía la otra parte, creo que algo de que no podían hacer mucho, porque Fugaku sólo hacía que remarcarles que encontrasen las pruebas de una maldita vez.
Entré por la casa antes de que Fugaku saliera del coche y Mikoto me sonrió con gran dulzura indicándome que Sasuke debía de estar arriba, así que subí como un rayo hacia allí con muchas ganas de verle. Abrí la puerta de su habitación de golpe, estaba sentado frente a la mesa de estudiar con unos libros pero al verme los dejó todos y se giró hacia mí. Yo con rapidez me senté encima de él de frente y le besé con pasión mientras sus manos se agarraban a mi cintura y espalda.
- Te amo – le dije sonriendo sin apartar mis labios de los suyos, me gustaba su roce.
- Y yo a ti. Te he echado de menos hoy – me dijo sonriendo.
- Lo sé.
- ¿Cómo está tú hermano? – me preguntó – o bueno... mi hermano – dijo dudando – no me acostumbro a tener otro hermano, es tan raro pero a la vez me siento tan feliz.
- Está bien, creo. Algo cansado.
- Creo que no le ha sentado muy bien perder a sus amigos. Bueno... no los ha perdido pero se ha distanciado un poco.
Su madre no tardó en llamarnos para bajar a cenar y le hicimos caso al momento. Cocinaba muy bien, sé que muchas veces hacia la comida una chica del servicio, pero hoy la había hecho su madre y la halagué todo lo que pude con una gran sonrisa, ella me respondió de la misma forma gustosa de que nos comiéramos con ganas todo lo que había preparado. Sasuke me miraba y sonreía, amaba a ese chico.
Por la noche me prepararon una cama al lado de la suya, pero en cuanto apagaron las luces, yo me fui a su cama abrazándole y él se dejó mientras tocaba mi brazo en dulces caricias. Me abracé aún más a él sintiendo su cálida piel rozando con la mía y acabó girándose para besarme.
- ¿Naruto? – me preguntó cuando notó como agarraba su camiseta para quitársela.
- ¿Qué Sasuke? – le pregunté.
- Estás seguro de esto.
- Nunca he estado más seguro, quiero estar contigo Sasuke, por favor.
Sasuke me besó con mayor intensidad colocándose encima de mí y quitándome la camiseta con suavidad. Sus manos pasearon por mi abdomen y gemí levemente, eran tan suaves que me volvían loco, quería que siguiera tocando todo mi cuerpo con ellas y las bajó hasta mi miembro mientras sus labios atrapaban mi cuello mordiéndolo con suavidad y deleitándose.
Bajó mi pantalón hasta que su mano tomó completamente mi miembro masajeándolo con dulzura pero a la vez con pasión y algo de impaciencia. Podía escucharle gemir disfrutando de lo que estaba tocando y yo disfruté tocando su cuerpo también. No me esperé cuando metió mi miembro en su boca lamiéndolo con gran maestría. Me sonrojé al momento y traté de impedírselo pero él se negó, volvió a tumbarme poniendo una de sus manos en mi pecho y me indicó que me relajase mientras introducía sus dedos en mi interior con mucha delicadeza intentando dilatarme. Era mi primera vez, pero estaba convencido de que sería perfecta siempre que fuera con Sasuke, iba a serlo.
Gemí con sus atenciones y cuando estaba para correrme, Sasuke se detuvo introduciéndose en mí. Dolía, eso no podía negarlo pero estar con Sasuke, con la persona a la que amaba y deseaba compensaba cualquier cosa. Escucharle gemir me encantaba, disfrutaba conmigo tanto como yo disfrutaba con él, por fin había dado el gran paso y estaba feliz de estar con él.
Intenté callarme por sus padres, no quería que nadie nos descubriera de esta forma y tuve que morderme la muñeca cuando Sasuke se corrió dentro de mí intentando también no gritar demasiado, aunque se le veía en la cara la satisfacción y placer a la que había llegado. Yo me corrí en su mano poco después.
Esa noche dormí a gusto a su lado, abrazado a él toda la noche, dejándome abrazar sintiendo su cálido pecho contra mi espalda. No me soltó ni un solo segundo y dormí feliz como nunca antes lo había hecho, por fin me sentía querido.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top