Capítulo 36: Hermanos

Sasuke Uchiha

Estos últimos meses había estado comiendo solo en el recreo y es que no quería estar con los alumnos de este instituto, ya no confiaba mucho en aquellos que decían ser mis amigos. Gray me había demostrado hace mucho que sólo estaban a mi lado por puro interés, quizá por eso había querido estar en el grupo de Gray, por eso tenía tantas ganas de tener su confianza.

Tampoco podía quitarme de la mente la imagen de Gray con apenas ocho o nueve años aguantando los malos tratos y los abusos de aquella familia ¿En qué mente enferma cabía hacer algo así a un chiquillo? ¿A unos seres tan inocentes a esa edad? No podía dejar de darle vueltas una y otra vez.

Ahora comía sólo en la azotea del instituto y ya bajaba un poco antes de la hora cuando al llegar al primer pasillo tras acabar el último peldaño alguien chocó contra mí con gran fuerza empotrándome contra la pared del otro lado del pasillo. Me sostuve en pie gracias a que choqué contra la pared, pero el que había chocado contra mí no tuvo tanta suerte, cayó de culo y se quedó sentado en el suelo quejándose del golpe, pero cuando levantó la mirada y vio que era yo, se sorprendió, igual que yo.

- ¿Gray? – le pregunté.

Sus ojos estaban tristes, tenían ese brillito de cuando sabes que alguien está aguantándose las lágrimas, sabía que iba a llorar y no sabía si por el golpe que nos habíamos dado o por otra cosa. Me acerqué a él preocupado para intentar ayudarle a levantarse pero al tenderle mi mano, él la golpeó apartándola.

- No necesito tu ayuda, Uchiha – me dijo de forma borde agachando la cabeza.

¿Qué le ocurría hoy a Gray? Le noté extrañamente borde conmigo, hacía mucho tiempo que no estaba así, creía que nos estábamos llevando mejor y entonces supuse lo que ocurría... sus amigos ya estaban encima de él de nuevo, ese grupo cerrado que le alejaba de los demás y no le permitían tomar sus decisiones, las tomaban en conjunto y si los demás se rehusaban a hablarme... a él iban a obligarle al final hacer lo mismo. No tenía más remedio, necesitaba que confiase en mí si o sí y hoy iba a terminar con ese grupo cerrado, no iba a dejar que me alejasen de mi hermano ahora que lo había encontrado.

- Ven aquí – le dije cogiéndole del cuello de la camiseta y obligándole a ponerse en pie sacándolo del pasillo en dirección a la escalera.

El timbre sonó y por las puertas empezaron a entrar otros alumnos, pero yo subí más rápido las escaleras empujando a un desconcertado Gray hacia la azotea. Sé que teníamos clases y que Gray no dejaba de repetírmelo, pero quería hablar con él, necesitaba hablar con él y era urgente, no podía dejar que siguiera pasando el tiempo y se distanciase de mí ahora que por fin nos habíamos reencontrado, ahora que por fin estaba aquí conmigo y confiaba en mí, ahora que éramos amigos. Me había costado mucho convencerle de que no era ese niño rico y pijo que él pensaba, no iba a permitir que ahora sus amigos tirasen atrás todo el trabajo que había hecho con él.

- ¿Dónde vamos? – me preguntó nervioso.

- Sigue subiendo – le dije y cuando llegamos a la azotea le abrí la puerta y lo empujé dentro cerrando tras de mí.

- Hay clase ahora Sasuke – me dijo.

- Lo sé, pero no vamos a ir. Siéntate, tú y yo vamos a hablar seriamente.

- Yo no tengo nada que hablar contigo – me dijo tratando de irse.

- ¿Ni siquiera reconoces a tu hermano? – le pregunté y él se sorprendió.

Gray se había quedado estático en la puerta, con el pomo entre sus manos y sin poder abrirla para irse. Se giró hacia mí dudando por unos segundos y creo que pensó que le mentía, era algo que me suponía que haría.

- No te atrevas a jugar conmigo Sasuke – me dijo enfadado – tú no eres nada mío.

- Soy tu hermano – le dije.

- No lo eres... tú eres ese niño pijo, vienes de una buena familia.

- Me adoptaron. Mírame bien Gray, sólo tenemos caracteres diferentes, algún rasgo que cambia, pero soy yo, soy tu hermano.

- No puede ser – me dijo intentando marcharse pero se volvió a bloquear en la puerta.

Le miré atentamente para ver qué iba a hacer y se echó a llorar aún con el pomo en su ahora temblorosa mano. Me acerqué a él a la espalda y le abracé intentando que todos esos sentimientos, toda esa sorpresa y nervios me los pudiera pasar a mí para evitarle daño. Intenté darle la calidez de un abrazo familiar y al final hasta a mí se me saltó alguna lágrima al sentir como su mano libre se colocaba sobre mi brazo en una suave caricia, como si intentase recapacitar que era su hermano, como si intentase creerse al tocarme que era real.

Se dio la vuelta y me miró fijamente tratando de sonreír sin poder parar de llorar. Le abracé aún más fuerte y le acaricié el cabello dejándole que llorase. Sentía sus manos agarrarse a mi camiseta con fuerza como si no quisiera soltarme.

- Estoy aquí Gray – le dije – no voy a irme a ningún lado.

- ¿Eres tú de verdad? – me preguntó aún sin poder creérselo.

- Sí Gray, mira – le dije sacando de mi bolsillo una de las fotografías mías de cuando era pequeño y se la enseñé.

Desde luego éramos iguales, al menos cuando éramos pequeños porque ahora ya habíamos cambiado un poco.

- ¿Por qué no me lo dijiste antes? – preguntó – te he estado buscando desde hace mucho tiempo.

- Lo sé. Quería contártelo pero siempre estaban tus amigos por medio y quería hablar contigo a solas. Naruto era el único que lo sabía, se lo conté ayer – le comenté.

Gray me abrazó aún más fuerte y aunque traté de calmarle, de hacer que dejase de llorar, creo que no podía hacerlo pero ahora mismo yo tampoco podía parar y verle a él me dificultaba cada vez más la tarea de parar de llorar. Al fin y al cabo, era mi hermano y le quería, por fin le tenía frente a mí, por fin estábamos juntos.

- ¿Tú... Tú familia está bien? – me preguntó.

- Sí – le dije – es perfecta, agobia un poco el trabajo de mi padre pero... ellos son perfectos, me quieren mucho y a ti también te querrán.

- No, para mí ya es tarde – me dijo limpiándose las lágrimas con la parte baja de su camiseta – ya estoy a punto de salir del orfanato. Al menos me alegro por ti.

- Gray... no te abandonaron allí – le dije – ellos no sabían que éramos dos, el orfanato lo ocultó, nos separaron ellos, mis padres te habrían acogido si lo hubieran sabido, te lo aseguro.

- Da igual, ya da igual.

- Gray... sé que no he estado contigo en años, sé que quizá no puedas verme ahora como a algo importante y que consideres como tu familia a esos chicos del orfanato pero... yo siempre estaré aquí para ayudarte, eres mi hermano y me gustaría recuperar esa relación contigo, yo no te abandonaré, no ahora que he conseguido encontrarte.

- Sasuke... - me llamó tocándome la mejilla con su mano intentando hacerle a la idea de que esto era real.

- Estoy aquí, no voy a irme a ningún lado Gray. ¿Me cuentas por qué corrías de esa forma?

- Huía de Natsu – me dijo.

Le acompañé para sentarnos en un lateral con nuestras espaldas contra una de las paredes. Sé que nos saltábamos una clase pero me daba igual siempre y cuando pudiera ayudar a mi hermano, porque iba a descubrir fuera como fuera lo que ocurría en ese orfanato, descubriría por qué siempre venía con marcas y golpes, porque no confiaba en nadie.

- ¿Qué te ha hecho Natsu esta vez? – le pregunté.

- Nada – me dijo serio – he sido yo, le he... le he besado.

- ¿Qué? – me quedé anonadado - ¿Y por qué?

- Creo que me gusta – me dijo en completa seriedad – Jellal me estaba presionando desde ayer, decía una y otra vez que no era capaz de mostrar mis sentimientos, que no era capaz de superar... - se calló de golpe – de superar un miedo – dijo evitando decirme de qué se trataba exactamente – yo sólo quería que te incluyeran, no quería que comieras solo pero Jellal...

- ¿El discurso de que ellos son más importante que los de fuera?

- Sí – me dijo algo triste – me sentía... como si tuviera que demostrarle que no era cierto lo que decía, sentí la necesidad...

- De hacer una locura, de ir a decirle tus sentimientos a Natsu para demostrarle que se equivocaba – le acabé yo la frase.

- Sí – me dijo.

- ¿Y cómo se lo ha tomado Natsu?

- No lo sé –me dijo sonriendo por primera vez – no me he quedado a descubrirlo.

- Gray... me gustaría que conocieras a mis padres – le dije – ellos también quieren conocerte.

- Pero...

- No pasará nada, te lo prometo. Por favor... sólo quieren conocerte, quieren disculparse por no haberte acogido, lo necesitan.

- No hace falta, no lo sabían.

- Lo sé, fue el orfanato pero ellos se sentirían mejor. Hazme ese favor, por favor, como tu hermano, sólo te pido eso.

- Está bien. Iré, pero sólo un rato, no me siento a gusto cuando salgo de mi mundo. Tu mundo es demasiado diferente al mío Sasuke.

- Vale, sólo un rato.

Haber hablado con Gray me quitó un peso de encima y si estos días era yo quien no le perdía ojo de encima al descubrir que era mi hermano, ahora era él quien no podía apartar sus ojos de mí intentando hacerse a la idea. Recogimos a Naruto en el parque y nos fuimos hacia mi casa.

Naruto en cuanto vio a su hermano se lanzó sobre él dándose cuenta de que se lo había contado y ambos se abrazaron, supongo que aunque yo era su hermano biológico... para Gray, Naruto siempre sería su hermano pequeño. Estuvimos en mi casa un rato y mis padres que ya conocían a Naruto le saludaron con efusividad relajándose al ver a Gray. Mi hermano algo más cortés saludó educadamente, se presentó y aguantó aquella hora escuchando a mis padres contarle todo lo que ocurrió cuando me adoptaron, todas las mentiras que les dijeron sobre que era hijo único, cómo les ocultaron que tenía un hermano. Le invitaron a cenar, pero Gray dijo que tenía que trabajar aún y no podía quedarse. Aquello por un momento me hizo dudar de lo que me dijo Naruto, de ese misterioso trabajo de Gray que le causaba aquellas heridas, aquellos moratones a veces. Tenía que averiguar qué ocurría con él, pero aún no sabía cómo iba a hacerlo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top