Capítulo 35: Tutorías

Gray Fullbuster

Sé que Sasuke quería hablar conmigo pero Jellal últimamente estaba muy encima de mí. Se preocupaba de mí, eso lo sabía pero era demasiado. No creía que Sasuke pudiera hacerme ningún daño, sentía algo extraño cuando estaba a su lado, sentía como si lo conociera de toda la vida, como si tuviera algo especial con él pero no sabía que era, con él me sentía a gusto y podrá resultar paradójico... pero hasta casi lo consideraba como un hermano, le había contado cosas que no le había contado a otros, confiaba en él y hasta el momento no había dicho nada de lo que yo le conté, eso hacía que cada día me fiase más y más de él.

Una de las mejores sensaciones que tenía en estos días, era ver a Naruto tan feliz con Sasuke, se les veía hechos el uno para el otro y eso me alegraba mucho, por lo menos Naruto podría salir de este infierno sin pasar por lo que pasábamos los demás, estaba seguro de que podía conseguir que saliera de aquí sin traumas ni nada parecido.

Llegué al orfanato y fui a entrar cuando Jellal me cogió del brazo obligándome a detenerme y los demás entraban antes que yo, luego me llevó hacia un lateral apartándome de posibles miradas indiscretas.

- ¿Qué ocurre? – le pregunté.

- ¿Te obligaron? – me preguntó y me tensé - ¿Te volvieron a obligar?

- Ya sabes que sí.

- Ya pero estás enfermo, necesitas recuperarte.

- A esa gente sólo le importa el dinero, nada más, ya sabes como funciona todo aquí.

- ¿Estás bien? – me preguntó revisándome la cara y el cuello.

- Sí – le dije – fue algo fácil.

- ¿Hay algo fácil para ti Gray?

- Mentir – le dije con una sonrisa – eso me resulta fácil.

- Te queda poco para los dieciocho años Gray, empieza a pensar cómo salir de aquí – me dijo – y te recomendaría hablar con alguien todo lo que tienes ahí dentro guardado, necesitas ayuda y lo sabes.

- Necesito ayuda – le dije – pero para salir de aquí, nada más.

Intenté marcharme pero Jellal cogió mi muñeca con fuerza evitando que me marchase. Aquel gesto tan sencillo y poco agresivo hizo que me tensase, que mi cuerpo temblase por el contacto y Jellal sonrió dándose la razón de que tenía un problema con que me tocasen.

- Necesitas hablar de esto, Gray – me dijo.

- Puedo superarlo.

- Tienes pánico a que te toquen ¿Cómo vas a rehacer tu vida así?

- Lo haré de alguna forma – le dije – sólo necesito tiempo fuera de este sitio.

- No es cierto Gray, no se te pasará, tienes un trauma con el sexo.

- Mentira – le grité apartando mi mano – a mí no me pasa nada, estoy bien – le dije cuando mis lágrimas empezaban a salir.

- Escúchame bien Gray... lo tienes.

- No tengo traumas, vosotros no lo tenéis y yo tampoco – le dije.

- Sai y yo no lo tenemos porque éramos más mayores cuando nos metieron en esto Gray, claro que nos dolió y nos humillaron, pero tenemos otra forma de ver las cosas, tú eras demasiado pequeño, no conoces nada, lo único que sabes del sexo es esto que te han hecho y no es así. Apóyate en quienes te queremos Gray y sal adelante, sé que es difícil pero puedes hacerlo. En cuanto me vaya de aquí voy a denunciar al orfanato Gray.

- No puedes – le dije - ¿Y Naruto? ¿Y Gaara? – le pregunté – les harán daño a ellos.

- No Gray, no dejaré que os hagan daño a ninguno, pero esto es lo que quieren, aterrarte para que te mantengas en silencio, ellos no van a parar, saben que lo que hacen está mal pero no lo detendrán, sólo podemos nosotros. Habla con Laxus de tu problema con el sexo, no puedes seguir así, le tienes pánico ahora y si no lo solucionas no podrás seguir con tu vida, necesitas intentar volver a ser quien eras.

Fuimos a clase ese día y cuando pasé, me encontré con Sasuke que me sonrió. ¿Qué le pasaba últimamente? Estaba muy raro desde que había visto aquella fotografía de mi familia y no podía entender por qué. Yo siempre había visto a Sasuke como un chico pijo y rico, ahora en estos últimos días empezaba a pensar que las apariencias engañaban bastante, no era para nada el típico niño rico. Me daba un poco de tristeza cuando la gente iba con él sólo por conveniencia aunque últimamente desde que lo descubrió, solía ir solo y a mí me sabía mal.

Miré hacia Jellal. ¿Él aceptaría que Sasuke se uniera a nosotros? No lo creía posible y suspiré rindiéndome. Jellal era un buen chico, nos protegía y protegía nuestro secreto. Traer a Sasuke al grupo sería algo grave, no podríamos hablar con soltura entre nosotros de ciertos temas por temor a que él se enterase aunque realmente si Jellal pretendía hacer la denuncia... no sé si convenía mantenerlo a escondidas.

Yo tenía en mente que había que denunciar y lo habría hecho. Me daba igual lo que me ocurriera a mí, pero no podía permitir que le pasara nada a Naruto así que me tenían bien cogido. Tenía miedo de que las repercusiones fueran a parar a Naruto, eso no lo habría aguantado, así que permanecía callado obedeciendo sin rechistar.

Miré de nuevo a Sasuke y él me miró a mí. No pude evitar sonreír y él me respondió de la misma forma. Pensar que hace unos días... que hace unos meses nos estábamos pegando por los pasillos y ahora... nos sonreíamos como si fuéramos grandes amigos ¿Qué había cambiado entre nosotros? Supongo que todo, ya no podía verlo como el hijo pijo del político, lo veía como al novio de mi hermanito, lo veía como alguien de fiar, alguien que ayudaría a Naruto o eso quería creer.

Cuando entró Natsu me sonrojé al momento, supongo que como todas las chicas de la clase que le miraban y suspiraban. ¿Cómo era posible que me estuviera enamorando? Yo ni siquiera sabía lo que era enamorarse y ahora... resulta que lo iba a hacer de la persona menos adecuada, un profesor. Jellal decía que yo tenía un problema pero yo no tenía ningún problema ¡o quizá sí! Ya no podía estar seguro. Sai aún era joven cuando empezó con estos trabajos pero... creo que no lo era tanto como yo, yo sólo había conocido este mundo y ya no podía más. Si no hubiera sido porque tenía que cuidar de Naruto, seguramente habría intentado suicidarme antes de pasar por esto, pero tenía que cuidarle y tuve que mentalizarme de ser fuerte para seguir adelante. Ahora quería demostrarle a Jellal que se equivocaba, que yo estaba bien, que yo era valiente, no le tenía miedo a un tonto sentimiento de amor y lo demostraría, hoy lo haría.

En el recreo me senté junto a mis amigos en uno de las mesas de fuera para comer. Todas las mesas estaban hoy ocupadas y eso era raro, había muchos lugares en el patio y nosotros solíamos ir a la parte de atrás dónde casi nunca había nadie. Me senté y vi como Sai se comía una manzana, era lo poco que había robado del comedor del orfanato, porque ni siquiera nos preparaban almuerzo y dinero no solíamos llevar o no queríamos gastarlo para esto. Jellal se acercó a mí lanzándome una manzana pero aunque la cogí, apoyé mi rostro en la mesa encima de mi brazo estirado y moví la manzana entre mis dedos observándola con detenimiento.

- ¿Te ocurre algo Gray? – me preguntó Sai.

- No, no es nada – le dije mirando aún la manzana en mi mano pero de repente vi la cara de Jellal tras ella al haberla apoyado para que le mirase.

- ¿Qué te ocurre Gray? – preguntó más serio.

- ¿Crees que podríamos invitar a Sasuke a comer con nosotros? – le pregunté y él suspiró.

- No es de los nuestros Gray, él es...

- Un niño rico y mimado, sí, sé lo que dicen de él pero creo que es más que eso.

- ¿Qué crees Gray? – me preguntó.

- Creo que es un buen chico – le dije.

- Tu percepción nunca ha sido muy buena Gray – me dijo Jellal y me sorprendí de que dijera aquello – creías que le darías una familia a Naruto y acabaron abusando de ti, creías que el orfanato no estaba mal para vivir pero mira como estás ahora... la gente engaña Gray, no siempre es lo que parece.

Aquellas palabras me ofendieron, yo veía en Sasuke a una buena persona pero no podía negarle a Jellal la realidad de sus palabras. Pensé que todas aquellas personas eran buenas, que nos querían ayudar, pero todo era mentira. ¿Podía estar engañándome Sasuke? Yo creía que no, pero ahora lo dudaba.

- ¿Quiénes son tus amigos Gray? – me preguntó y le miré.

- Vosotros – le dije viendo como Sai también me miraba con cierta preocupación por mis dudas.

- ¿Quiénes son tu familia? – me preguntó.

- Vosotros – le dije.

- Entonces deja de cuestionarte esas cosas, confía en nosotros.

- Confió en vosotros – le dije – pero la situación no mejora, cada vez es peor Jellal.

- Lo arreglaremos – fue su contestación.

- ¿Y si no podemos? ¿Y si los adultos tienen razón y necesitamos pedirles ayuda? – le cuestioné.

- No necesitamos su ayuda, nos traicionarán como hacen todos los adultos – me dijo casi enfadado – mírate Gray... por culpa de los adultos estás así, con ese trauma en el que tanto te molesta que te toquen.

- Puedo tocar a la gente – le dije entristecido.

- Cuando estás "trabajando" y sólo porque te obligan por ayudar a Naruto, pero sigues temblando, sigues teniendo miedo incluso cuando lo haces. Te has enamorado de un chico y no serás capaz de decirle tus sentimientos.

- Si lo haré – le susurré – puedo hacerlo.

- No puedes – me dijo levantando su cabeza de la mesa y volví a mirar la manzana cuando apareció el rostro de Natsu al fondo caminando por el patio y levanté un poco la cabeza para verle recto.

Tanto Sai como Jellal se giraron intrigados por lo que estaba mirando y al ver a Natsu me devolvieron a mí la vista. Yo intentaba mentalizarme de que podía hacerlo, podía ir allí y decirle que le quería, tenía que hacerlo para demostrárselo a Jellal.

- Lo haré – les dije.

- Gray... no lo hagas – me dijo Sai – es un profesor – susurró.

- Lo sé – le dije.

- Vas a meterte en un gran problema.

- Entonces reza para que no diga nada de lo que le diré – le dije dándole mi manzana y caminando hacia Natsu.

Llegué hasta él muy sonrojado y nervioso, pero cuando le pedí ir a su despacho para que me explicase una cuestión que no me había quedado clara de la clase anterior, accedió y me fui con él para apartarme del resto de gente. Llegué a su despacho y empezó a buscar sus libros y notas para explicarme mi inexistente duda. Yo me había quedado en la puerta tenso, nervioso, temblando de miedo y de frustración, intentando mentalizarme de que sólo eran dos palabras "me gustas", pero aquí seguía plantado y cuando Natsu se dio cuenta, vino con los papeles en la mano llamándome por mi nombre, pero yo no reaccionaba, tenía mis manos a la espalda cogiendo el pomo de la puerta para escapar con rapidez, pero mis piernas no se movían ¿Qué narices hacía yo aquí con Natsu?

- ¿Gray? – preguntó esta vez muy cerca - ¿Estás bien? ¿Necesitas...?

No le dejé terminar la frase cuando me lancé a besarle cerrando los ojos. ¿Estaba besando a Natsu? ¿A mí profesor? ¿Estaba loco o qué me pasaba? ¿Cómo narices podía estar haciendo esto?. Me separé de golpe rojo como un tomate al escuchar como se le caían todas las hojas a Natsu al suelo por la sorpresa y aproveché ese momento para largarme de allí con rapidez aunque escuché que aún me llamaba, supongo que para hablar esto, pero yo no quería hablarlo... estaba muerto de la vergüenza y mi cuerpo temblaba. Corrí por el pasillo, iba a ser la hora de volver a clase y entonces me crucé contra Sasuke que venía por uno de los pasillos. Me caí al suelo al chocar contra él por la velocidad y él se sostuvo de milagro aunque le empujé contra una de las paredes sin querer.

- ¿Gray? – me preguntó cuando me vio a punto de llorar.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top