Capítulo 34: Lectura

Sasuke Uchiha

La verdad es que estuve bastante tiempo esperando aquellas malditas pruebas y nervioso por el resultado, pero cuando salió el médico a decirme que no tenía nada para ser un doncel me alegré, al menos en parte porque no entendía nada de lo que en realidad suponía y mucho menos entendía como es que Gray siendo mi mellizo él pudo nacer doncel y yo no. Sinceramente... yo entendía poco de estos casos, no podía estar seguro de nada.

Aún recordaba el día que Gray preocupado vino a decirme aquella noticia, aquel día que no sabía como investigar sobre el caso y yo acabé acompañándole a la biblioteca y aunque traté de ayudarle, también era cierto que no sabía nada acerca de este tema. Mi padre en cambio creo que sabía algo porque respiró aliviado cuando supo que yo no lo era ¿Qué pasaba entonces con los donceles? Era todo muy extraño.

Salimos de la consulta y no hablé hasta que llegué al coche pero pese a estar en un lugar seguro y fuera de preocupaciones, mi padre seguía tenso, como si supiera algo y yo mantuve el silencio escuchando como le decía a mi madre que tenía que ir a la oficina con urgencia ¿Era por eso de que Gray era doncel por lo que tenía que ir? ¿Qué pasaba? Al final me decidí a hablar.

- Papá... ¿Qué es eso de ser doncel? – le pregunté.

- No estoy seguro hijo – me dijo – pero lo poco que sé sobre el tema... nada bueno, te lo puedo asegurar.

- ¿Qué pasa con los donceles?

Mi padre suspiró cansado, desde luego sabía algo que ocultaba pero yo quería saber lo que ocurría. Necesitaba saber si era algo malo, porque estábamos hablando de mi hermano, mi hermano biológico.

- No quiero alarmarte ¿Vale? Esto es algo de hace muchos años y es posible que tu hermano esté bien.

- Vale – le dije – cuéntamelo.

- Hace años, antes de que tú nacieras incluso tuve un amigo, era un doncel y nadie lo sabía. Dicen que tienen la extraña peculiaridad de que suelen atraer bastante a los hombres, algunos más que a otros pero por lo general... los hombres suelen desearles.

- ¿Y qué tiene que ver con Gray? – le pregunté porque eso ya lo sabía, a mí Naruto me atraía como el que más, no podía evitarlo.

- Hay gente... que se aprovecha de eso Sasuke.

- ¿A qué te refieres?

- ¿Dijiste que una familia lo adoptó y que abusaron de él? Imagínate el resto.

- ¿Crees que hay personas que sólo los quieren para...? – no pude acabar la frase.

- Ya te he dicho que sólo son suposiciones, pero iré a la oficina a investigar el último caso que hubo sobre eso.

- ¿Qué ocurrió?

- Sasuke – me llamó mi padre y sé que no quería contarme estas cosas para no preocuparme, pero yo necesitaba saberlo.

- ¿Qué ocurrió? – le repetí.

- Unos hombres se dedicaban a buscar donceles y los obligaban a... ya sabes Sasuke – me dijo.

- ¿Los prostituían? – pregunté alarmado.

- Sí Sasuke, los prostituían. Ya te he dicho que no te alarmes, puede que no sea el caso de tu hermano, pero para quedarnos más tranquilo investigaré un poco lo que pasa en ese orfanato. Hoy no iré a cenar, me quedaré en la oficina revisando los documentos.

- Vale cielo – le dijo mi madre.

Por una parte pensaba en Gray, en sus heridas, en sus marcas, en el miedo que tenía a veces de que le tocasen, en lo reservado que era y empecé a pensar si él podría estar metido en un problema como el que describía mi padre, pero luego pensaba en los demás, en Jellal o en Sai y ellos no tenían tanto miedo como veía en la mirada de Gray, también era cierto que ellos no eran donceles, quizá ellos no hacían las cosas que podría hacer Gray, quizá si tuvieran una red de prostitución no les obligasen a hacer lo que a mi hermano simplemente por ser un doncel.

Esa idea empezaba a tener sentido en mi cabeza cuando me vino a la mente Naruto, él no tenía heridas, no tenía marcas, no tenía miedo... era un chico normal, guapo, risueño e inocente, era un doncel pero no tenía el miedo en sus ojos como Gray. Pensé entonces que estaría exagerando con esa teoría, que no podía ser cierta porque Naruto estaría en la misma situación que Gray y no lo estaba. ¿Qué ocurría entonces? Esperaba que mi padre investigase este tema a fondo, que destapase todo lo que pudiera tener ese orfanato escondido, me daba igual lo que fuera, quería saber qué ocurría con mi hermano.

Cuando llegamos a casa aún seguía preocupado y mi padre ni bajó del coche, se despidió de nosotros y se marchó a la oficina, así que me quedé con mi madre cenando a solas. Era raro que cenásemos solos, pero bueno... era lo que tocaba hoy, mi padre quería investigar ese orfanato a fondo y eso llevaba tiempo con la cantidad de papeles que debería tener, creo que iba a revisar hasta sus cuentas y las subvenciones que recibía.

Esa noche aunque traté de dormir no dejaba de darle vueltas a lo que mi padre había dicho. ¿De verdad había gente capaz de aprovecharse de esa manera de niños sólo por ser donceles? No podía creérmelo, eran sólo unos niños, pero cuando recordé el rostro de terror de Gray cuando me contaba como su familia... la familia que lo había acogido abusó de él... desde luego me quedó claro que había esa clase de gente por el mundo. Esperaba que mi padre encontrase algo que pudiera ayudarle, pero cuánto más conocía a mi hermano... menos me gustaba lo que encontraba. Si alguien le había hecho daño, yo mismo me ocuparía de que pagasen por ello, nadie tocaría a mi hermano.

Por la mañana tras desayunar, cogí un par más de bollos y me los llevé al parque para ver a Naruto. No pude remediar abrazarle en cuanto le vi y es que pensar en todo lo que dijo mi padre me había puesto un poco triste, no me imaginaba que a Naruto pudiera pasarle algo así.

- ¿Qué te ocurre hoy? – me preguntó sonriendo como siempre.

- Nada, sólo... quiero estar un rato más así, Naruto.

- ¿Ha pasado algo?

- No – le dije.

Me aparté un poco de él para besarle con dulzura. Era imposible que este chico hubiera pasado por algo tan traumático como lo que comentaba mi padre, Naruto era un soñador, un chico con gran vitalidad, era imposible, pero Gray... ¿Cómo era posible que los dos estando en el mismo lugar y siendo donceles, uno siempre viniera lleno de heridas y el otro fuera ese chico risueño e inocente? No podía explicármelo. Por más que pensaba algo que cuadrase entre ellos no lo encontraba.

Aproveché para sonreír, no quería que Naruto se preocupase por mis alocadas hipótesis y saqué los bollos de mi mochila. El rostro se le iluminó en cuanto los vio, le encantaban los bollos y lo sabía, le vi en la cita tirarse como un loco a por ellos, supongo que en el orfanato no les daban nada de esto, así que cuando podía aprovechaba para traerle algo.

- Gracias Sasuke – me agradeció con su sonrisa.

- De nada.

- ¿Empezamos a leer? – me preguntó entusiasmado.

- Desayuna tranquilo y luego leemos un poco – le dije sonriéndole.

Me senté en el bordillo de piedra de la fuerte y Naruto se sentó a mi lado a comerse los bollos que le había traído. Era como un niño pequeño al que le traía caramelos, me encantaba ver esa sonrisa que ponía. Eran cosas insignificantes para mí, a mí apenas me costaba traerle un bollo pero para él... eso era como si le hubiera comprado lo más valioso del mundo, éramos tan distintos y a la vez... le amaba tanto.

En cuanto acabó nos pusimos a leer y la verdad es que Naruto era un chico listo, aprendía rápido y ya prácticamente leía solo. Pasé mis manos por su cintura quedándome sentado tras él y observé por encima de su hombro como leía aquel artículo. Se quedaba atascado en alguna palabra y tenía que leérsela yo, pero cada vez leía más y más fluido.

Estaba leyendo un artículo médico cuando se detuvo de golpe y me extrañé porque la frase que venía a continuación no era nada compleja después de haber leído todas aquellas palabras tan técnicas que habían puesto en el artículo.

- ¿Qué ocurre? – le pregunté.

- Estaba pensando – me dijo

- ¿En qué?

- En mi hermano – me dijo – Gray se ha ido hoy a clase, pero ha vuelto a estar como antes de que le ingresaran.

- ¿A qué te refieres?

- No puedo asegurarte qué trabajo tiene en el orfanato, pero los profesores vienen a mitad noche y se lo llevan. Empiezo a pensar cosas extrañas.

Aquello me extrañó pero dejé que Naruto siguiera pensando todo lo que veía y me contase, no podía hacerme una idea sino me contaba con detalles todo lo que ocurría. Sé que no sabía nada, que no se lo contaban, pero era un chico observador, algo vería.

- Por las mañanas suele estar en su cama, le cuesta mucho levantarse y creo que llega tarde a clase la primera hora casi siempre. A veces cuando voy a despertarle a su cama, está como enfadado – me dijo triste – como si le doliera todo el cuerpo y no quiere saber nada de mí. Yo suelo dejarle en paz por las mañanas, pero cuando vuelve de clase está como siempre así que no sé que pensar. A veces le he visto marcas extrañas, no sé... ¿Crees que me estoy preocupando por nada?

- No – le dije – creo que pasa algo pero no se que es. Intentaré hablar con Gray ¿Vale?

- No hablará contigo – me dijo – en realidad no hablará con nadie, ni siquiera le he visto comentar cosas de su trabajo con Jellal o con Sai, nunca habla de ello.

- Ven aquí – le dije abrazándole – todo estará bien ¿Vale? Voy a tratar de ayudarle. Oye Naruto – no sabía si pedirle esto... pero al final me armé de valor - ¿Me cuentas que ocurrió en aquella familia que os acogieron? – le pedí y él se tensó.

- Fue... fue mi culpa – me dijo entristecido – yo... yo tenía cinco o seis años, no lo recuerdo bien, Gray ya estaba en los ocho. Era muy tarde y la mujer no estaba en casa, creo que había salido con unas amigas, no estoy muy seguro. Gray... Gray estaba en su cuarto y yo estaba jugando con un tren en mi habitación, creo que había hecho alguna trastada y me había ido a la habitación, entonces es cuando vino aquel hombre, el esposo de la mujer. Al principio creía que venía a jugar conmigo o no sé – me dijo sonriendo con tristeza – fui idiota, creía que nos querían pero cuando empezó a tocarme grité, supe que no venía por nada bueno y Gray entró en la habitación preocupado. Se enfrentó a él pero el hombre le dio un bofetón y al final... se lo llevó a él. Escuché los gritos de dolor pero no fui capaz de hacer nada. Me acerqué a la puerta entreabierta y lo vi... él estaba... ese hombre estaba... - intentaba hablar pero la voz se le entrecortaba y empezó a llorar – fue mi culpa, se llevó a Gray porque yo grité... él se ofreció por mí.

Abracé a Naruto y traté de consolarle todo lo que pude. No dejó de llorar en un buen rato y yo no podía aún hacerme a la idea de que hubiera esa clase de personas en el mundo. Tenían apenas ocho y seis años ¿Cómo podían pensar en algo así con ellos?

- No fue tu culpa Naruto – le dije – no fue tuya. Ese hombre estaba enfermo ¿Vale? Es su culpa, él lo hizo no tú.

- Yo no... no hice nada.

- No podías hacer nada Naruto, tenías apenas seis años.

- Pero Gray... todas las noches iba a verle cuando su mujer dormía, lo escuchaba pero Gray por las mañanas siempre me sonreía como si yo no supiera nada, pero lo sabía. Cuando nos echaron de esa casa, una parte de mí se alegró, llegué a pensar que si todas las familias eran así no quería tener ninguna – me declaró.

- No son así Naruto, tuvistéis muy mala suerte, pero no puedes echarte la culpa de lo que ocurrió. Sabes que Gray te quiere, haría lo que fuera por ti y sé que tú ahora también lo harías, ya no eres un chiquillo de seis años, no eres un niño asustadizo, eres muy valiente y te has atrevido a contármelo.

- ¿Vas a ayudarle? Él... piensa que nadie le va a querer, cree que nadie querría tocarle después de eso. Creo que tiene miedo, ni siquiera estuvo con Jellal.

Aquello me sorprendió, porque yo esperaba que con Jellal sí hubiera tenido relaciones. Desde luego ahora me quedaba más claro que a Gray le ocurría algo y era algo grave. ¿Vendría todo su miedo de aquel abuso o como decía mi padre había más cosas ocultas? Supongo que eso tendría que averiguarlo del propio Gray, pero sin forzarle a hablar... esto podría tardar, no era un chico que estuviera dispuesto a contarme todo lo que pasaba en su vida.

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