Capítulo 22: Campamento
Jellal Fernández
Podía entender en parte la preocupación de Gray porque me marchase, pero también sabía que era el favorito del orfanato, a él no creo que se atrevieran a hacerle daño, le necesitaban, ganaban mucho dinero con ese chico. Sé que estaba mal todo esto pero necesitaba poder irme unos días de ese infierno, necesitaba salir de allí aunque sabía que a mi vuelta me las vería con los directores y sería mucho peor mi estancia de lo que había sido hasta ahora. Traté de convencer a Gray de que viniera conmigo a la excursión, pero se negó, sabía que si él desaparecía, las consecuencias serían mucho peores y de él dependía la seguridad de Naruto, lo tenían bien cogido mientras mantuvieran a Naruto. Si sólo alguien adoptase a Naruto... Gray podría haberse marchado de aquí.
Me encontraba ya subido en el autobús, eran las tres de la tarde y sé que Gray se marcharía al parque a buscar a Naruto, pero me sorprendió cuando salió del edificio hablando con Sasuke Uchiha. Últimamente esos dos se estaban llevando demasiado bien y creo... que tenía un poco de envidia, un poco de celos. También es cierto que aunque le quería... llevaba un tiempo pensando en Laxus, no podía quitármelo de la cabeza y por mucho que lo intentase sabiendo que era un profesor, no sé si podría estar cerca de él todo el fin de semana sin pensar en nada extraño.
Sasuke me vio en el autobús y le indicó a Gray dónde estaba, pero él al verme, giró la cabeza y se marchó. Estaba enfadado conmigo y lo sabía, quizá me estaba pasando haciendo esto, había falsificado firmas en los documentos, no había dicho nada al orfanato, estaba metiendo en un problema a Laxus y también tanto a Gray como a Naruto, pero no aguantaba más la presión del orfanato, siempre había tirado yo de los demás, trataba de hacer que no los cogieran a ellos, pero ya no podía más. Miré las marcas de mis muñecas apartando un poco la chaqueta y pensé que si aquella vez no me hubieran golpeado a mí... seguramente habría sido Gray y eso no podía permitirlo.
Últimamente pensaba que quizá ya no sentía lo mismo que antes por Gray, pero no podía soportar que le hicieran daño ¿Era amor este sentimiento? Sé que le quería, pero no sé si era lo suficientemente fuerte. ¿Era yo suficiente para Gray? No creo que conmigo fuera a ser feliz, de hecho... no podía ayudarle a salir de ese trauma que tenía, yo mismo tenía traumas que no había podido solucionar ¿Cómo iba a solucionar los de Gray después de todo lo que le habían hecho? Era imposible para mí.
- ¿Qué ocurre? ¿Estás bien, Jellal? – me preguntó Laxus pasando por mi lado y yo me sorprendí tapándome enseguida las marcas con disimulo.
- Sí, estoy bien – le dije de forma seria y él miró a Gray.
- Vale – me dijo marchándose a seguir revisando si estaban los demás alumnos de la lista.
Miré de nuevo hacia la ventanilla cuando el autobús arrancaba y supe que no había vuelta atrás, nos marchábamos mientras veía la espalda de Gray, le estaba dejando atrás y me dolía hacerlo ¿Estaba haciendo lo correcto con esto? ¿Tenía que pensar en mí o en todos los demás? Sai ni siquiera había pensado en ninguno de nosotros cuando se marchó y yo no podía estar siempre cubriendo y protegiendo a Gray, sé que él sabía cuidarse solo, quizá sólo tendría esta oportunidad para empezar a distanciarme, estaba cerca de cumplir los dieciocho años, tendría opciones a marcharme del orfanato y quería encontrar trabajo, quería ganar dinero y poder sacar a Gray y a Naruto de ese lamentable lugar.
Al final y entre tanto pensamiento, me dormí en el autobús y fue Laxus quien me despertó. Yo seguía aquí en el asiento tumbado y cuando abrí los ojos, lo primero que me encontré eran los ojos azules de mi profesor y me tensé sonrojándome al momento. Era guapo, eso era indiscutible. Miré hacia la ventana comprobando que había anochecido, seguramente acabábamos de llegar hace no mucho y al ver que no bajaba yo, Laxus había subido a buscarme.
- Te has quedado completamente dormido – me dijo sonriendo.
- Lo siento – me disculpé.
- No te preocupes, parecía que necesitabas dormir – me comentó y tenía razón, hacía años que no dormía bien por las noches, el orfanato no nos dejaba – acompáñame, te enseñaré el cuarto dónde te quedarás y podrás dormir lo que necesites, mañana empezará el entrenamiento.
- Gracias – le comenté levantándome y siguiéndole.
Me acompañó hasta mi habitación y entré a ducharme aunque cuando salí de la ducha, no pude evitar ver mi cuerpo amoratado en el espejo. Si el mío estaba así, ¿Cómo estaba el de Gray? ¿Y el de Sai? Sé que ellos lo pasaban peor que yo. Gray hacía años que ni siquiera me dejaba quitarle la camiseta, debía conformarme con acariciarle, con abrazarle y con darle besos, incluso a veces meter la lengua en un beso me era complicado, le sentía temblar. Me dormí enseguida y me dieron un susto de muerte cuando empezaron a tocar a las puertas despertándonos a todos. Era la primera vez que había dormido en un cuarto para mi solo, la primera vez que dormía del tirón toda la noche.
Desayuné en el comedor con los demás alumnos. Me sentía un poco solo, no conocía a prácticamente nadie de los que estaban aquí y me hacían falta Gray y Sai, ellos siempre se sentaban conmigo y comíamos juntos. Nunca nos habíamos separado y este año no sé qué estaba ocurriendo en el instituto para que hiciera que nos separásemos de esta forma... hasta Gray parecía preferir la compañía del Uchiha y eso me cabreaba, yo era su novio. ¿Qué tenía ese Uchiha para estar alejándome de Gray? ¿Sería capaz Gray de contarle todo lo que ocurría en el orfanato? Creo que no... sabía perfectamente que decir algo era arriesgar a Naruto y él no lo haría, jamás haría algo que pudiera lastimar a su hermano.
Laxus estuvo toda la mañana conmigo cronometrando mi tiempo y es que según él, decía que no había visto a alguien tan rápido en todo el instituto. Supongo que es lo que andaba buscando para el equipo de atletismo y aunque había estado solo toda la mañana, en cuanto algunos me vieron correr, empezaron a acercarse, a presentarse e incluso me invitaron a sentarme con ellos a la mesa para comer. Yo nunca había estado en un equipo, no me había relacionado con nadie más que no fuera mi grupo del orfanato y por primera vez... creí que podía encajar en otro sitio, el atletismo me ayudaba a no sentirme tan asqueado con mi vida, era una forma de liberarme.
Comí con mis compañeros y por la tarde, los profesores nos llevaron para hacer excursiones. Me encantó la experiencia, hicimos cosas que jamás había hecho. Tirolina, rafting, montar a caballo, excursiones por la montaña, acampadas donde contaban historias... me lo pasé en grande y empecé a sentirme parte del equipo, hice mis propios amigos, me sentía como un chico normal, pero cuando por las noches me quedaba solo, sabía que esto sólo sería una ilusión antes de volver a la realidad. Pensaba en Gray y en Sai y no podía dejar de preocuparme por ellos ¿Cómo estarían?
El domingo por la tarde nos volvíamos y deseaba verlos, quería volver para saber de ellos. Me desperté aquella mañana con bastante preocupación y en los entrenamientos batí mi marca personal, creo que estaba tan preocupado y molesto que empecé a correr y no paré hasta que descargué toda la frustración que tenía encima. Laxus se quedó sorprendido de mi comportamiento. Lo peor de todo... es que hoy era mi cumpleaños y nadie lo sabía, nadie me conocía lo suficiente como para saberlo y era mi culpa, porque yo era así de reservado y sólo con Laxus había conseguido abrir un poco mi coraza. Él parecía entender parte de mi carácter y eso me daba confianza, nunca me presionaba a nada.
Me fui a la ducha y me metí bajo el agua caliente corriendo la cortina, no quería que nadie viera mis heridas. Todos se marcharon, escuchaba a la gente despedirse, la puerta cerrarse cada vez que alguien salía y al final... el silencio más absoluto sólo roto por el ruido de mi ducha. Pensaba en Gray y me excitaba solo pero también sabía que daba igual... él no tendría sexo conmigo, estaba demasiado herido, demasiado traumatizado con el tema, a mí no me habían hecho ni de lejos lo que a él. Cogí mi miembro con mi mano derecha masajeándolo. Intenté pensar en Gray pero sólo me venía Laxus a la mente mientras el agua seguía cayendo encima de mí ¿Por qué? Yo sabía que amaba a Gray ¿Por qué era Laxus quien salía en mi mente?
Moví mi mano más rápido sobre mi miembro y es que puede que no me terminase de gustar el sexo, al menos no con los clientes que me buscaban, pero era cierto que seguía teniendo necesidades. En parte no veía mal el sexo, lo que yo veía mal era que me dijeran con quien debía acostarme, que me pagasen como una puta por acostarme con ellos, que me tratasen mal pero eso era lo que Gray no podía ver, Gray estaba asqueado de esto y del sexo también, pero yo seguía pensando que el sexo era algo más que algo carnal, tenía que serlo porque si no había sentimientos... no sé si podría soportarlo. En parte... me moría de ganas de hacerlo con Laxus, sé que Gray jamás estaría conmigo en cuanto a sexo, pero Laxus... sé que era algo prohibido, que era un profesor, pero quería probarlo, quería estar con él aunque fuera una vez, desobedecer al orfanato, acostarme con quien yo eligiera al menos una vez.
Cada vez jadeaba y gemía más al pensar en Laxus, cerré los ojos y moví aún más rápido mi mano imaginándome que Laxus me penetraba, imaginándome que era la mano de Laxus la que jugaba con mi miembro y cuando quise darme cuenta, estaba jadeando y gimiendo como un loco, estaba a punto de correrme sintiendo un placer irreal con Laxus, sólo era mi imaginación pero aún así, deseaba esto.
Me corrí con un gran gemido sintiendo como mi líquido se esparcía por mi mano y mi abdomen cuando la cortina se abrió de golpe. Abrí los ojos asustado sorprendiéndome encontrándome a Laxus que venía preocupado.
- ¿Estás bien? – me preguntó y luego empezó a sonrojarse al verme desnudo, con la mano en mi miembro y con todo mi semen esparciéndose ahora con el agua de la ducha. – Dios, lo siento – me dijo cerrando la cortina – creí que necesitabas ayuda, quiero decir... que tenías problemas – intentó aclararlo y yo sonreí.
- Estoy bien – le dije – no pasa nada. Ahora mismo salgo.
Cuando salí del baño, Laxus me estaba esperando sentado en uno de los bancos y yo me agarré bien la toalla caminando hacia él. Me senté a su lado cogiendo mi ropa y empecé a ponérmela, pero sé que él se fijó en mis golpes.
- Lo siento, no quise interrumpirte... creí que tenías problemas, enserio.
- No pasa nada – le dije.
- Tienes muchos golpes – me dijo – creo que tienes más que la última vez.
- Estoy bien. Enserio.
- Lo sé, siempre estás bien, pero esos golpes necesitan que los curen Jellal.
Se fue de allí y cuando volvió traía consigo hielo que puso en alguno de mis moratones esperando a que bajase la inflamación.
- Gracias – le dije.
- Deberías cuidarte más Jellal, la salud es lo primero. Déjame ayudarte... si tienes problemas te ayudaré en lo que sea.
- Estoy bien – le repetí – enserio.
- Está bien... no insistiré, sabes dónde estoy cuando necesites ayuda.
- Lo sé, gracias... Laxus – le dije abalanzándome sobre él y besándole.
Ni siquiera me dio tiempo a pensar en lo que estaba haciendo, simplemente le besé por impulso, estaba deseando probar sus labios y no miré las consecuencias. Me habría gustado poder decir que fue un gran beso, pero él se había quedado sorprendido y se retiró hacia atrás sabiendo que estaba mal que un alumno le estuviera besando. Le iba a meter en un problema.
- Lo siento – le dije – Dios mío... no sé qué me ha pasado.
- Podemos hablarlo si quieres Jellal – me dijo.
- Creo... que me sentía solo.
- ¿Sólo? – me preguntó – no estás solo.
- Hoy es mi cumpleaños y los únicos que lo saben... son mis compañeros del orfanato, hoy cumplo dieciocho años y lo único en lo que he pensado... ha sido en besarte, créeme... tengo un problema – le dije marchándome de allí tras haberme vestido
No podía creer... que hubiera besado a mi propio profesor, estaba mal de la cabeza y encima... ¿Cómo iba a explicarle esto a Gray? Ahora estaba muy confundido, ya no sabía qué es lo que sentía realmente por nadie.
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