Capítulo 17: Atletismo
Jellal Fernández
Me habría gustado decir que las cosas cambiaban para mejor, pero no estaba seguro de ello, puede que en el instituto sí estuvieran cambiando un poco... al menos para mí y es que cuando iba a la clase de gimnasia me sentía a gusto, Laxus era un buen profesor que no me agobiaba y encima... estaba pendiente de mí por si necesitaba algo, era un gran profesor, me caía bien pero eso no significaba que pudiera contarle todo lo que ocurría, sabía que si hablaba metería en problemas a Gaara o a Naruto y no podía hacer eso, Gray me mataría si hablase y yo por Gray hacía cualquier cosa, era mi chico, una persona increíble por el que moriría si fuera necesario, sabía que le quería.
Cuando llegué hoy a clase, me extrañó no ver a Sai, me había dicho que no le esperase pero la verdad... cuando no entró por clase me preocupé y Gray tampoco estaba ¿Qué pasaba aquí hoy? Pensé que quizá Gray llegaría tarde, como era su costumbre a primera hora, estaba tan cansado por las mañanas que le era imposible levantarse para llegar a tiempo y lo peor de todo... es que tocaba con Natsu y ya bastante se la tenía jurada como para ir provocándole llegando tarde.
Natsu empezó con la lección de ética pero al quedarse sin tiza, decidió salir a buscar más y escuché como gritaba por el pasillo el nombre de Gray y miré instintivamente hacia el Uchiha que también me miraba a mí. Fue bastante extraño todo, yo esperaba que volviera a entrar Natsu seguido por Gray... o quizá que entrase solo por haber mandado a Gray al despacho del director ya harto de sus retrasos, pero no vino ninguno de los dos y Sasuke fue el primero en levantarse para ir hacia la puerta a ver qué ocurría, yo le seguí por la curiosidad que iba a matarme pero Laxus apareció por el pasillo y nos dijo que entrásemos en clase.
- Pero... - intentó hablar Sasuke.
- Dentro de clase, venga – nos dijo Laxus metiéndonos hacia dentro - ¿Dónde está Natsu? – preguntó.
- No lo sé, salió a buscar tiza – le dije.
- Se ha cruzado con Gray al parecer pero no sé que ha ocurrido, lleva un buen rato que no aparece ninguno de los dos – comentó el Uchiha.
- Voy a ver que ocurre, vosotros a clase, no quiero ver a nadie por el pasillo – nos comentó cerrando la puerta tras él.
Nos quedamos en clase y al cabo de quince minutos, apareció Laxus abriendo la puerta y comentando que él daría la clase. Yo creo... que o había pasado algo o no había encontrado a Natsu. Dimos la clase con él y cuando acabó, ya iba a marcharme a buscar a Gray cuando Laxus me detuvo y me comentó que me quedase unos segundos.
Observé como todos se marchaban mientras yo me acercaba a la mesa del profesor donde estaba Laxus. La verdad es que era un hombre que imponía mucho, era tan alto, tan fuerte, tan... no sé, tan... hombre quizá. No podía evitar ponerme nervioso cada vez que me acercaba a él.
- Jellal, ven tengo que hablar contigo de algo que puede interesarte – me comentó sacando unos documentos de su cartera y colocándolos en la mesa, yo me acerqué para leerlos – no he podido darme cuenta de que eres un gran deportista ¿No te interesaría entrar en el equipo de atletismo? – yo me sorprendí.
- Bueno... no lo sé – le dije – sí, en parte me gustaría pero...
- ¿Pero?
- No creo que sea buena idea – le dije – al orfanato no le gustará.
- Jellal... es una oportunidad que te doy, no la desaproveches, si te gusta el deporte cógela, ya hablaré yo con el orfanato y trataré de arreglarlo.
- Vale – le dije firmando el papel para entrar en el equipo - ¿Estarás tú como entrenador? – pregunté – no quiero a nadie más, sólo te quiero a ti, no confío en los otros profesores – le advertí.
- De acuerdo, seré yo – me prometió.
Me marché de allí pensativo, claro que quería entrar en el equipo y más si me sentía tan a gusto con Laxus pero... sabía que el orfanato no me dejaría, no se arriesgarían a dejarme suelto mucho tiempo sabiendo que podía hablar y contar sus fechorías, no se arriesgarían a perder dinero si yo no iba a trabajar.
Sé que el deporte me ayudaba y también tenía una cosa clara... me gustaba estar cerca de Laxus porque me sentía en cierta forma protegido, sé que si él estaba cerca no me presionaría para saber cosas de mí pero estaría ahí si le necesitaba, sabía que no dejaría que me hicieran daño, quería que él estuviera cerca cuánto más tiempo mejor y en parte... creo que estaba sintiendo algo por él, algo muy leve, pero algunas veces cuando le miraba, me sonrojaba sin poder evitarlo y sentía que mi corazón se desbocaba, hacía tanto tiempo que no me ocurría algo así ¿Qué me ocurría con Laxus? Esto no podía ser... yo amaba a Gray, yo no podía tener sentimientos hacia un profesor, estaba prohibido.
Llegué al orfanato preocupado por Gray y lo busqué por todos lados, para colmo, ni él aparecía, ni Sai ni Gaara. Naruto que venía detrás de mí porque nadie había tampoco ido a buscarle y me había tocado a mí... me miraba con preocupación, él tampoco entendía que estaba ocurriendo hoy.
¿No habría estado tan loco Sai como para largarse? Empecé a preocuparme y es que de aquí nadie se escapaba como si nada. Les buscarían, les encontrarían y harían algo peor de lo que ya vivíamos. ¿Y Gray? No podía haberse marchado... no sin Naruto, él jamás lo dejaría entonces... ¿Dónde demonios estaba?
- ¿Dónde vas Jellal? – me preguntó Naruto al ver que quería salir corriendo de la habitación.
- A buscar a tu hermano – le dije pero cuando fui a salir, me di cuenta de que estaba Laxus y Natsu abajo y me escondí.
Orochimaru salió a recibirles y yo al ver como venía Naruto tras de mí, le tapé la boca callándole. Escuché lo que ocurría, Laxus quería pedir si podía ir a ese campamento del fin de semana, pero no creo que le dejaran. No quise bajar para que Orochimaru no me viera, lo más seguro es que me hubieran hecho cualquier cosa luego si me veían por allí, prefería prevenir.
El que sí entró fue Gray y venía casi tambaleándose y cogiéndose el abdomen como si le doliera. Iba a subir las escaleras hacia donde estaba yo con Naruto cuando se detuvo al escuchar como Orochimaru le llamaba, pero Natsu corroboró su coartada aunque yo creo que mentían, Gray no estaba castigado hoy, de hecho tanto Natsu como él habían desaparecido del instituto. Gray se dio prisa en subir y yo lo cogí llevándomelo a la habitación cerrando la puerta tras de mí.
- ¿Dónde estabas? – le pregunté y Gray pidió a Naruto que se marchase.
Naruto se negó a irse y al final Gray no tuvo más remedio al ver la preocupación de su hermano que dejarlo aquí. Se levantó un poco esa camiseta que no era suya y vi el vendaje de su abdomen.
- ¿Qué te ha pasado? – preguntó Naruto preocupado.
- Kabuto – nos dijo
- Yo le entendí, Naruto no sabía de qué hablaba su hermano
- ¿Quién es Kabuto? – preguntó Naruto – voy a partirle la cara.
- Quieto ahí Naruto – le dijo Gray – es un tipo peligroso, no vas a ir a ningún lado.
- ¿Está celoso? – le pregunté.
- ¿Tú que crees? – me preguntó intentando sonreír sin ganas – está completamente loco, me está empezando a dar miedo, es capaz de cualquier cosa para salirse con la suya.
- Si te vuelve a hacer algo lo destrozaré – le dije.
- No hagas nada Jellal... ya sabes cómo es él.
- ¿Qué quiere de ti? – le pregunté.
- Que me case con él, que le de hijos... no sé, está fatal de la cabeza.
- Gray... ¿No te lo estarás planteando, verdad? – le pregunté asustado.
- Claro que no, no quiero nada con ese hombre, pero tengo que buscar una solución a esto.
- Cásate conmigo – le propuse y tanto Naruto como él se sorprendieron.
- ¿Qué? – me preguntó.
- Si te casas conmigo no podrá casarse contigo, sólo puedes ser de uno. Lo haremos a escondidas sin que nadie se entere.
- Dios mío Jellal... tengo diecisiete años, tenemos diecisiete años – corrigió - ¿Qué haríamos casados? Somos muy jóvenes.
- Sólo quiero que Kabuto no pueda hacerte nada, casémonos, yo cuidaré de ti y lo sabes, podemos llevarnos a Naruto cuando salgamos, podemos ser una familia Gray, empezar de nuevo.
- Estás loco – me dijo – Dios mío Jellal... si Kabuto se enterase de que me casaba contigo te pondría a ti en peligro ¿no lo ves? Es capaz de matarte para liberarme y poder casarse él conmigo, no quiero que te ocurra nada, estás más seguro tal y como estamos.
- Pero tú no lo estás.
- A mí no me hará nada, esto solo era un susto, quería asustarme para que decidiera casarme con él, nada más. No voy a ponerte a ti en peligro Jellal.
- Vale – le dije – pero ten cuidado con él Gray, no es de fiar.
- Lo sé – me dijo.
- ¿Ha sido Natsu? – le pregunté mirando esa camiseta que ahora llevaba
- Sí – me respondió – me ha llevado a un... médico – me dijo dudando de su respuesta – o algo así.
- ¿Algo así Gray? – le pregunté deteniéndole el brazo cuando intentó irse.
- Un veterinario.
- ¿Te ha llevado a un veterinario? – le pregunté alarmado.
- No es lo que crees, yo le pedí que no fuéramos al hospital y ha tenido que pedir un favor para ayudarme, ha incumplido la norma por mí, porque se lo pedí. No es tan mal tipo como pensaba.
- ¿Y ese pinchazo? – dijo mirando el moratón de mi brazo donde estuvo la vía.
- La sedación imagino y Natsu tuvo que donarme sangre
- Está bien... descansa ¿vale? Yo cuidaré hoy tu sueño, no dejaré que te lleven a trabajar – dije camuflando lo que nos pedían hacer delante de Naruto.
- Gracias Jellal – me agradeció.
Dejé a Gray que fuera a la ventana viendo como se marchaba Natsu y esperé hasta verle acostarse en la cama. Naruto se fue con él abrazándole para dormir, creo que Naruto no quería separarse de él ahora que lo había visto herido, quería cuidarle y protegerle, supongo que estaba demasiado preocupado con lo poco que le habíamos contado. Bajé justo cuando vi como Laxus y Natsu entraban en sus coches marchándose y supe que Orochimaru les había negado que yo pudiera ir a ese campamento, pero yo quería ir, me moría de ganas y no tuve más remedio... era mi billete de salida y cuando vi a Orochimaru largarse de su oficina, entré yo buscando entre sus papeles.
Tras mucho buscar, encontré una hoja con el sello del orfanato y falsifiqué la documentación dónde se me daba permiso para ir a ese campamento todo el fin de semana. Sé que estaba mal lo que hacía y que tendría repercusiones posteriormente, pero tenía que hacerlo, tenía que alejarme unos días al menos de este infierno.
De Sai... no volví a saber nada y aunque los directores, tanto Iván primero como luego Orochimaru con sus malas formas trataron de averiguar creándonos aún más miedo, no consiguieron una respuesta. Yo miraba a Gray al que habían levantado de la cama y me daba pánico que descubrieran su herida, por suerte le dejaron en paz y todos volvimos a la cama, aunque nos avisaron que las consecuencias de todo aquel que les hubiera ayudado a escapar serían duras. Ya podían esconderse bien esos dos, porque no sé cuanto tardarían... pero ellos siempre encontraban a los que huían y tal y como decían... las consecuencias serían malas... muy malas para nosotros.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top