Capítulo 15: Desmayos

Gray Fullbuster

Naruto había venido a despertarme y se tiró encima para abrazarme como todas las mañanas, pero hoy no era el mejor día, me dolía todo y cuando me tocó el abdomen el dolor me destrozó. Sé que le había echado de mala manera y que estaba preocupado, pero no aguantaba el dolor hoy y no quería involucrarle en mis problemas. Jellal, Sai y Gaara se lo llevaron diciéndole que me dejase descansar un poco y no tuve la oportunidad de decirles lo que me ocurría, no quería decírselo delante de Naruto.

Cuando se marcharon levanté mi mano del abdomen donde había estado presionando y la vi manchada en sangre. Lloré del dolor y levanté mi camiseta viendo la herida, no esperé que Kabuto fuera tan celoso, sólo había estado haciendo mi trabajo, pero estar con otros hombres a él le ponía en ese ataque de histeria... tanto... que me había apuñalado con una navaja al salir diciéndome que si yo no era de él, no sería de nadie. Supongo que aquí nadie se preocuparía de mí. Lo único que hicieron los del orfanato al ver a Kabuto con un arma fue prohibirle la entrada pero creo que nadie se fijó en que estaba herido, me mandaron a la habitación.

Era casi la hora de que se levantasen todos así que me metí en la cama esperando a que se marchase al menos Naruto para que no se preocupase. Sé que le había echado de mala forma pero no quería que se manchase con mi sangre, ni que la viera, no quería su preocupación. Me levanté como pude en cuanto se marchó y busqué en la habitación de al lado donde dormían las chicas a Ino. Aún estaba allí poniéndose las zapatillas para irse cuando yo toqué a la puerta.

- Un momento – escuché que decía dándome la espalda.

- Ino – le susurré y ella se giró viendo que iba a caerme al suelo y corrió hasta mí cogiéndome antes de que me desplomase.

- Madre de dios, Gray – dijo mirando toda mi camiseta ensangrentada - ¿Qué te ha pasado?

- Por favor... ayúdame.

- Voy por algo para curarte – me dijo – quédate aquí y presiona la herida. Vuelvo en unos segundos.

Ino se marchó a buscar el botiquín y me quedé tumbado en el suelo presionando la herida, llorando y recordando como Kabuto había sido capaz de herirme con tal de que nadie pudiera tenerme... ¿Qué culpa tenía yo? yo no quería estar haciendo esto, sólo quería que me dejasen tranquilo, quería largarme de este lugar. Ino vino enseguida con agua oxigenada y unas vendas que ella tenía escondidas. Trató de curarme lo mejor que pudo o supo y al menos... consiguió que dejase de sangrar tanto. Me levanté aún con el dolor que sentía dejando sorprendida a Ino.

- ¿Dónde vas? – me preguntó.

- A clase.

- Gray... tienes que ir a un hospital – me dijo – te he curado pero eso no aguantará, yo no soy médico, no sé coser eso.

- No puedo ir al hospital Ino – le dije – me harían preguntas para adivinar cómo me hice esto, tampoco tengo dinero para pagarles, no puedo ir.

- No puedes ir a clase – me dijo – esa herida no aguantará mucho, necesitas un médico. Si vas a clase lo más seguro es que acabes desmayado cuando la herida se abra.

- Estaré bien – le dije intentando sonreír para calmarla.

- No lo estás, estás blanco, no puedes ni caminar, estás sangrando. Joder Gray, hazme caso.

- Gracias por la ayuda Ino – le dije marchándome

Me fui a clase y me costó mucho llegar hasta la puerta principal. Natsu iba a matarme por volver a llegar tarde a la primera hora, siempre estaba llegando tarde, no sé si me dejaría entrar. Caminé hasta el edificio principal y cuando entré, tuve que apoyarme en la pared. Me detuve un segundo porque vi como estaba manchando la pared de azulejo blanco con la sangre que había en mi mano, la herida se me había vuelto a abrir por el esfuerzo de llegar hasta aquí. Veía borroso y me estaba quedando sin fuerzas... pero tenía que ir a clase. Traté de dar un paso mas y me quejé de dolor deteniéndome de nuevo, no sé si podía llegar y encima no veía bien, las lágrimas empezaba a salir de nuevo.

- ¿Gray? – escuché la voz de Natsu al otro extremo del pasillo pero no le pude hablar, mi voz no le llegaría tal y como estaba de débil ahora - ¿Por qué siempre estás llegando tarde? Me tienes harto – escuchaba que se quejaba mientras se acercaba - ¿No eres capaz de llegar a tiempo ni un maldito día? – preguntó y yo levanté la mirada mirándole justo antes de desmayarme – Ey, Gray.

Caí en los brazos de Natsu que trataba de sujetarme para que no me cayese al suelo y sonreí... tenía que caer delante de Natsu... odiaba a Natsu Dragneel y había tenido que ser él quien me viera así, no me lo podía creer.

- L-Lo siento... Natsu – le dije susurrando con la poca voz que me quedaba.

- Dios mío... estas sangrando, tengo que llevarte a un hospital – me dijo preocupado.

- No – le dije preocupado – un hospital no...por favor.

- Gray... tengo que hacerlo, estás herido, esto te lo tiene que ver un médico. ¿Cómo te han dejado salir así del orfanato?

- No lo saben – le dije llorando – por favor... al hospital no – le repetí aún en sus brazos llorando.

- Vale... algo se me ocurrirá – me dijo cogiéndome en brazos y yo me preocupé al ver como le llenaba su camiseta de sangre al rozar contra mi abdomen – vamos antes de que te vea alguien, tengo el coche fuera.

Sé que Natsu me estaba sacando fuera del instituto hacia el parking, pero yo cerré los ojos tratando de dormir, estaba cansado, demasiado cansado, sólo necesitaba dormir un poco y despertar de esta pesadilla, tenía que ser una pesadilla, yo no podía estar sangrando en los brazos de mi odiado profesor.

- Despierta Gray – escuché que me decía aún caminando hacia el coche – aguanta un poco.

Abrí los ojos para demostrarle que estaba bien, aunque los párpados seguían queriendo cerrarse, no podía luchar contra esta sensación, tenía mucho sueño, no era capaz de mantener los ojos abiertos. Escuché como abría la puerta del vehículo y me sentaba de copiloto buscando en la guantera un trapo y colocándolo en mi abdomen presionando. Me quejé por el dolor pero Natsu cogió mi mano y me comentó que apretase, que la mantuviera en presión y lo hice. Creo que era la primera vez que tenía a Natsu tan cerca y tenía unos ojos bonitos, sólo podía mirar sus ojos y su boca abriéndose y cerrando mientras hablaba... pero poco escuchaba, todo me pasaba a cámara lenta, todo parecía irreal, sé que iba a desmayarme en cualquier momento.

Cerró la puerta y se metió en el coche arrancando. Empezó a conducir, pero no dejó de hablar conmigo aunque yo ya no podía verle... me había quedado inmóvil en la posición que me había dejado y es que no tenía fuerzas para nada, sólo miraba por la ventanilla, veía edificios pasar, farolas y de vez en cuando... sentía la mano de Natsu encima de la mía obligándome a hacer más fuerza para taponar la herida.

- Al hospital no, por favor – le repetí

- No te llevo al hospital, tranquilo.

- ¿Dónde vamos? – le pregunté.

- Una amiga me debe un favor, espero que pueda ayudarte.

- ¿Es médico? – le pregunté.

- Algo así – me dijo sin contestar adecuadamente.

Tardó apenas unos cinco minutos más y sé que estaba preocupado, no paraba de revisar mi herida, de decirme que presionase y de tocarme la frente. Le escuché decir que tenía algo de fiebre y era posible porque tenía mucho frío. Sacó su chaqueta de los asientos de detrás y la colocó encima de mí tapándome con ella pero yo tenía miedo de manchársela.

- Deja de preocuparte por eso Gray – me dijo – la llevaré a la tintorería si hace falta, tápate – me comentó de forma protectora y se bajó del coche para abrir mi puerta.

Volvió a cogerme en brazos y recosté mi cabeza de nuevo en su pecho, cerca de su hombro. No veía dónde estaba o hacia donde íbamos... pero tocó a un timbre y cuando abrieron la puerta, una chica de cabello oscuro estaba frente a nosotros con ojos sorprendidos de verme en los brazos de Natsu.

- Necesito un favor Ultear – le dijo Natsu.

- Por dios Natsu, soy veterinaria – le dijo y yo iba a matarlo... no era un chucho.

- No puedo llevarlo a un hospital y no conozco a nadie más que pueda curarlo. ¿Puedes ayudarme? Por favor – le suplicó Natsu.

- Mételo en ese cuarto, encima de la mesa. ¿Cuánto tiempo lleva así?

- ¿Así? – preguntó Natsu.

- Medio desmayado – dijo apuntándome con una luz a los ojos

- Unos... veinte minutos, lo que me ha costado traerlo.

- Vale, coge esa jeringuilla de ahí y el bote amarillo de la estantería – le dijo mientras me quitaba la camiseta y el trapo lleno de sangre que Natsu me había dado para taponar.

- ¿Es grave? – preguntó Natsu.

- Necesita puntos – le dijo – esto tardará en curarse pero no es grave. Hay que cerrarlo antes de que pierda más sangre, ya ha perdido demasiada.

- Yo puedo darle si quieres – le dijo Natsu.

- Ni siquiera sé si eres compatible Natsu – le dijo la chica.

- Lo soy, soy cero negativo, soy donante universal. Dale de la mía.

- Siéntate en esa silla – le dijo mientras buscaba una aguja para hacer la transfusión y yo giré la cabeza hacia Natsu.

- Tranquilo Gray, vas a estar bien – me dijo Natsu mientras le pinchaban.

Todo volvía a verlo a cámara lenta, creo que me estaba mareando y los ojos volvían a querer cerrarse. Escuché a Ultear correr por la sala diciendo que estaba blanco, ella sabía lo que me estaba ocurriendo y sentí como pinchaba mi brazo, seguramente para poder traspasarme la sangre de Natsu. Le miré atentamente... volví a fijarme en sus ojos, en sus labios, no podía apartar mi vista de ellos, no podía apartar mi vista de Natsu, odiaba a ese profesor... pero estaba aquí con él, me estaba ayudando y no entendía por qué.

- Voy a dormirle Natsu – le avisó la chica – le coseré mientras esté dormido.

- Hazlo – le dijo Natsu y se acercó hacia mí pero yo sólo veía sus labios. – Todo estará bien Gray, tranquilo – dijo acariciando mi cabello – todo estará bien, descansa un poco.

Me quedé dormido enseguida, sé que Ultear me había dado algo para sedarme y cuando desperté, seguía tumbado en esta camilla tapado con una manta mientras Natsu se mantenía en aquella silla tapado con su chaqueta y prácticamente dormido. Miré la hora, era tarde, casi la hora de salida del instituto. Intenté incorporarme y me quejé del dolor, pero al apartar la manta, vi que la herida estaba bien tapada, supongo que me habían cosido.

- ¿Ya despiertas? – Me preguntó Natsu - ¿Estás bien?

- Sí – le dije serio – gracias... gracias por todo.

- Gray... ¿Qué está ocurriendo? – me preguntó y sé que lo haría, era su obligación preguntar después de esto...

No sabía qué contestar, si le decía la verdad, metería al orfanato en un gran problema y por supuesto... a Naruto también, no podía decirle la verdad pero no sé si una mentira colaría aunque según los del orfanato... era el mejor mentiroso, yo sólo era eso... un gran mentiroso y tuve que inventarme algo con rapidez.

- Yo... lo siento – le dije llorando y sé que era cruel con Natsu... pero tenía que mentirle, no podía dejar que le pasara algo a Naruto porque yo hablase más de la cuenta – habían unos chicos peleandose en la calle, el orfanato no está en un buen barrio y pasé por el lugar equivocado en el peor momento – le dije – era una discusión entre ambas bandas y yo me quedé en medio, no volverá a pasar, te lo prometo, tendré más cuidado la próxima vez.

- Vale – me dijo Natsu creyéndoselo – ven aquí, ya está ¿vale? Ya ha pasado – me dijo abrazándome para calmarse y me sentí peor por haberle mentido... pero no tenía más remedio.


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