Capítulo 11: Clientes

Gray Fullbuster

¡Era mi culpa! Sentía que era mi culpa, era a mí a quien querían anoche y no a Jellal, si me hubiera dejado ir... yo sólo tenía que complacerles y ya está, no me habrían hecho daño o no tanto al menos, pero Jellal... ese carácter fuerte y arrogante que tenía, ese carácter combativo le traería muchos problemas con ellos, yo lo sabía, porque una vez fui como él, pero aprendí rápido y dolorosamente que no podía combatir contra ellos, era imposible que les venciera y tenían a Naruto aún bajo su control para poder chantajearme, no se podía luchar, esta guerra yo la perdía.

Sai apareció a mi lado preocupado cuando salí del vestuario y es que había visto entrar a Laxus... yo ni siquiera les vi salir y me quedé allí frente a la puerta preocupado por Jellal.

- ¿Estás bien? – me preguntó Sai.

- No – le dije - ¿Crees que le dirá algo?

- No lo creo, ayer cuando te marchaste, Laxus fue el que vino a la clase de castigo y parece algo más amable de lo que fue Natsu contigo, no nos obligó a decir nada, sólo nos dio la opción de contarle las cosas si queríamos.

- ¿Contasteis algo? – le pregunté preocupado.

Sabía perfectamente lo que harían los directores del orfanato si alguien externo se enteraba... nos harían más daño e incluso puede que me eliminasen mi contrato y cogieran a Naruto para hacer lo mismo que me hacían a mí. No podíamos decir nada, no podía por Naruto, tenía que mantenerle a salvo, lo prometí a sus padres antes de morir, se lo prometí a ese chico rubio de sonrisa radiante y carácter inocente, él no perdería su inocencia como la perdimos nosotros.

- No, tranquilo – me dijo – no dijimos nada. ¿Crees que Jellal le dirá algo?

- No – le dije muy seguro – yo confío en él, sé que no lo dirá.

No volví a ver a Jellal hasta la clase siguiente en la que nos tocaba con Natsu y no quise ni mirarle después de todo lo que había pensado de mí. Miré fijamente el libro y tampoco me preguntó nada de la lección aunque sí preguntó a Sai. No confiaba en Natsu, no me caía bien y le odiaba, sólo quería que acabase esta maldita clase de ética.

- ¿Estás bien? – escuché que me preguntaban por delante y vi a Sasuke.

- Que más te da niño pijo – le dije.

- Tu hermano está preocupado por ti

- ¿Por qué hablas con mi hermano? Déjale en paz.

- Sólo quería preguntarte por qué no le has enseñado a leer aún – me dijo.

- No es que tenga mucho tiempo, pero lo haré, cuando todo mejore lo haré.

- Podría hacerlo yo si tú no tienes tiempo – me dijo.

- ¿No te ha quedado claro cuando hablo? No te acerques a mi hermano.

- Quiero ayudar – me dijo serio.

- Pues búscate un hermano, pero no te apropies del mío.

- Que idiota eres – me dijo enfadado – tú no mandas sobre ese chico. Déjale hacer su vida, puede decidir las cosas, no necesita tanta protección como le das.

- Tú no sabes nada de mí ni de él, no sabes nada de nuestras vidas, ni siquiera sabes de qué le estoy protegiendo.

- Pues cuéntamelo.

- No me da la gana – le dije cambiando mi vista hacia la ventana.

Salí de clase y acompañé a Jellal en silencio hacia el parque a buscar a Naruto y a Gaara. Sai y yo nos mirábamos con cara de dudas sin saber si hablar a Jellal que iba sumido en sus propios pensamientos. A mí me partía el alma cada vez que le veía caminar, se notaba que le dolía todo el cuerpo pero aún así, agradecía que Laxus le hubiera curado. ¿Cuándo iba a acabar esta pesadilla? Mi gran duda ahora era... ¿Me dejarían marcharme así sin más del orfanato cuando cumpliera la edad? Quizá tendría que escaparme y esa es una opción que todos habíamos barajado más de una vez.

- Jellal... - le llamé y él se giró a mirarme – lo siento, no quería meterte en problemas, no sabía que Laxus estaba allí.

- Ven aquí Gray – me dijo sonriendo y acercándome a él abrazándome – no pasa nada, está todo bien, no ha pasado nada, sólo me ha curado y ya está.

- Vale – le dije.

Cuando llegamos al parque, Naruto se lanzó a abrazarme y me forcé a sonreír para no preocuparle, creo que las palabras de Sasuke me habían afectado, no quería que Naruto se preocupase ni me viera triste, creo que era mi culpa por haber tenido aquel momento de debilidad cuando Natsu se metió conmigo, cuando me hizo llorar y me destrozó con sus palabras.

- ¿Ocurre algo Gray? – me preguntó Naruto.

- Estaba sólo pensando Naru – le sonreí - ¿Así que conoces a Sasuke?

- ¿Sasuke? – pensó y sonrió de golpe – sí, me cae bien ¿Sois compañeros de clase verdad? No seas muy borde con él, es un buen chico – me dijo Naruto.

- Ya lo veremos – le dije sonriendo indicándole que nos fuéramos al orfanato pero Naruto me señaló un par de periódicos que aún le quedaban en la mano – trae eso anda – le dije sonriendo.

- Venga ligón, acaba de una vez – me dijo Jellal dándome una palmada en el trasero y señalándome unas chicas.

Supongo que mis escasos trucos de seducción los había aprendido de Jellal, él sabía más de todo esto que yo pero le reconocía que era bastante útil cuando tenía que ayudar a Naruto a vender los periódicos. Les dije que se fueran a comer Ramen mientras y que les alcanzaría enseguida, así que se fueron todos hacia el local de siempre. Me acerqué a unas chicas... pero Sasuke se cruzó en mi camino ¡Era persistente este chico!

- Dame ese periódico anda – me dijo.

- ¿Qué pretendes? – le pregunté.

- Ayudarte por si no te has dado cuenta. Venga, te ayudaré.

- No necesito tu ayuda.

- Puedes darme el periódico para que yo lo venda o simplemente... puedes vendérmelo a mí, me da exactamente igual, tú eliges.

- Toma – le dije sonriendo – me gustará ver como tratas de venderlo.

- Eso está hecho, no eres el único que aprendió esos trucos para ligar – me dijo guiñándome un ojo y acercándose a las chicas que yo había visto para venderles el periódico.

Se lo vendió bastante rápido, creo que me ganaría y todo, no sé que truco utilizaba o es que quizá la gente le reconocía por ser el hijo de un político, a saber... intenté entenderle, sabía que debía sentirse solo igual que nosotros, no tenía amigos como tal, yo mismo había escuchado rumores en la escuela de que sólo se aprovechaban de él, querían ser sus amigos por interés y eso me daba pena en realidad, creo que entendía un poco su necesidad de tener amigos que no le pidieran nada, amigos de verdad. Sasuke volvió y me tocó el hombro sonriendo.

- El último te lo dejo a ti – me dijo con una sonrisa burlona tal y como era él siempre, esa sonrisa retadora.

- Si crees que no puedo hacerlo estás apañado – le dije y él se marchó diciéndome que me veía mañana en clase.

Supongo que podría darle un poco de cuartel a ese chico, aunque sólo fuera por Naruto que parecía estar a gusto con él. Yo no entendía que podía ver en ese chico pijo y ricachón, pero bueno, a veces Naruto veía más que nosotros, él no había perdido la confianza en las personas, los veía a todos con sus dulces ojos y puede... que por una vez, tuviera que dejar de mirar yo con mi desconfianza y empezar a ver desde los ojos ilusionados de mi hermanito. Iba a ir hacia el banco donde estaban las chicas cuando Kabuto se cruzó en mi camino y me tensé. Intenté irme pero me cogió del brazo con fuerza y me obligó a quedarme.

- Suéltame – le dije intentando mantener la calma.

- ¿Te quieres ir sin siquiera saludarme Gray? – me preguntó.

- No tengo por qué saludarte... sólo eres uno de los que vienen al club de vez en cuando y ahora no estoy trabajando, así que suéltame.

- Y decían los del orfanato que te habían quitado ese carácter que tenías... sigues siendo el mismo chico al que le quité su primera vez.

- Déjame en paz, ya tienes de mí todo lo que querías.

- Te equivocas Gray, no tengo lo que quiero aún de ti, quiero tenerte por completo, quiero que te cases conmigo y me des hijos.

- Eres idiota – le dije sonriendo – yo no puedo hacer eso, soy un chico, no puedo darte hijos.

- ¿Aún no te han dicho nada los del orfanato? – me preguntó sonriendo – no puedo creerme que sigan ocultándote las cosas.

- ¿Qué me ocultan? – le pregunté.

- Tú no eres como el resto de chicos de orfanato Gray, eres especial ¿Nunca te has preguntado porque los clientes prefieren estar contigo? Das mucho más placer, tú puedes quedarte embarazado Gray y eso nos excita mucho.

- No digas tonterías – le dije intentando marcharme.

- Tu hermanito... es igual que tú, quizá por eso el orfanato no os permitirá jamás iros, puedes proteger a tu hermano de momento, pero si te vas... utilizarán a Naruto y lo sabes. Eres un doncel como Naruto.

- No sé lo que es eso – le dije – te lo estás inventando seguro

- No Gray, no me invento nada. ¿Por qué crees que eres al único que le dan las pastillas cuando acabas tus turnos?

- Dejame en paz Kabuto, no pienso casarme contigo ni... darte hijos aunque pudiera, cosa que no me creo aún, no te creo nada.

- Entonces quizá deba ir a por Naruto, él también puede dármelos.

- Ni se te ocurra tocarle – le amenacé.

- Eso Gray, saca el genio que tenías escondido, me gusta más. Ya tuve tu primera vez, fuiste delicioso y no he podido olvidarte desde entonces, cásate conmigo, dame hijos y me olvidaré de Naruto.

- No pienso hacerlo, soy propiedad del orfanato.

- Entonces esta noche iré a por Naruto, lo voy a pedir, pagaré una cantidad muy superior a la tuya para que me den su primera vez, a menos que tú aceptes ser mío.

- Seré tuyo todas las noches que quieras... pero deja a Naruto en paz.

- Entonces hazme el favor de no tomar esa pastilla los días que estés conmigo Gray – me dijo sonriendo.

- Se esperan hasta que me la tomo, se aseguran.

- Miénteles, eres un chico listo, haz lo que sea para no tomártela o Naruto será el siguiente en perder su virginidad conmigo. Tú decides.

Kabuto me metió unas monedas en el bolsillo del pantalón y me soltó llevándose el periódico. Le miré desconectado por todo lo que me había dicho, yo no sabía nada de todo esto, nunca nadie me había explicado que era un doncel, nadie me había dicho que podía tener hijos y ni siquiera sabía si tenía que creérmelo. ¿Era cierto que Naruto también podía? Miré a Kabuto asustado y di un par de pasos hacia atrás saliendo corriendo al momento en dirección contraria aún mirando un par de veces hacia atrás comprobando que no me seguía y no dejé de correr hasta que llegué al local del Ramen.

Intenté recuperar el aliento cuando llegué y Jellal se levantó preocupado al verme de esta forma. Me obligó a sentarme y me pidió que le explicase lo que ocurría, pero yo no quería decírselo delante de Naruto, así que al final, le mentí diciendo que quería venir rápido y nada más. Jellal lo entendió y no insistió.

Naruto comió muy animado y me contó que Sasuke le quería enseñar a leer, yo sonreí pero realmente no estaba prestándole atención, estaba pensando en lo que me había dicho Kabuto ¿Qué narices era lo que era yo? ¿Qué era un doncel? Quería preguntarles a Jellal y Sai por si sabían algo, quería poder ir a la biblioteca a buscar información, pero yo ni siquiera tenía carné para acceder a los libros, en el orfanato no daban nuestros datos para nada. No creo que en la biblioteca del instituto hubiera ese tipo de libros y no podía ir a la biblioteca de la ciudad sin un carné o acompañando a alguien que sí lo tuviera. Ninguno de nosotros tenía acceso.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top