Capitulo 8:El zorro del desierto

Francia ha caído y el Reino Unido ha sufrido una gran pérdida de hombres. Los bombarderos alemanes han causado una enorme destrucción en la ciudad de Londres, tanto de día como de noche. Mientras tanto, Italia ha tenido dificultades para capturar tierras africanas en Egipto. Esto amenazaba a cerrar los suministros y dejar a la isla sin nada. Además, había dos complicaciones más grandes y estratégicas. La primera era España, que se negaba a unirse al Eje y proponía unirse a cambio de grandes cantidades de comida. Sin embargo, los generales recomendaron atacar a España y cerrar el canal, lo que finalmente ahogaría al Reino Unido.

Sin embargo, Adolf Hitler simpatizaba con los españoles, ya que habían sido una gran potencia en el pasado. El general Jacob, la mano derecha de Hitler, siempre había sido un hombre terco y caprichoso, pero insistía en que su opinión cambiaría.

Por otro lado, Himmler quería acabar rápidamente con Francia, más rápido de lo que sucedió en la historia original. Quería negociar en secreto con Japón para obtener apoyo en armamento pesado y recursos de Argentina, que era un títere de Alemania. Japón invertiría en armamento a cambio la ayuda de Alemania .

Embajada de Japón, Alemania.

En una lujosa sala de reuniones, iluminada por lámparas de araña y con una mesa de madera pulida en el centro, se encontraron sentados dos embajadores de diferentes países: el embajador de Japón y el embajador de Alemania. La sala estaba llena de silencio y tensión mientras los dos hombres se miraban fijamente.

Finalmente, el embajador japonés se levantó y saludó al embajador alemán. "Bienvenido, embajador. Me alegra que haya podido unirnos a nosotros hoy", dijo con una sonrisa forzada.

El embajador alemán asintió en señal de agradecimiento y respondió en su propio idioma: "Danke, Frau Botschafterin. Ich schätze Ihre Einladung."

el embajador japonés le pidió al embajador alemán que mantuviera la reunión en secreto y asegurara la discreción de la misma. "Esta es una reunión muy importante y delicada", dijo con seriedad. "Le pido que no revele nada de lo que se discuta aquí".

El embajador alemán asintió solemnemente y le aseguró  el embajador japones que guardaría la confidencialidad de la reunión.

Después de algunos momentos de silencio, el embajador alemán comenzó la conversación: "Señor  embajador, como usted sabe, nuestra alianza con Japón es muy importante para nosotros. Creo que debemos discutir nuestra colaboración en la guerra en Asia".

el embajador japones asintió con atención, pero se mantuvo en silencio mientras el embajador alemán continuaba hablando: "Nos gustaría ofrecer nuestra ayuda en la guerra en China y en un posible ataque en Estados Unidos. Creemos que, si trabajamos juntos, podemos lograr grandes cosas ".

el embajador se quedó callado por un momento, procesando la propuesta del embajador alemán. Finalmente, habló: "Comprendo su oferta, embajador. Pero necesito que entienda que la guerra en Asia es un asunto muy delicado para nosotros. No podemos aceptar ayuda de un país que no comparte nuestra cultura y nuestras creencias".

El embajador alemán frunció el ceño ante las palabras de el embajador japonés. "Señor embajador, ¿está diciendo que no aceptará nuestra ayuda en la guerra?".

el embajador japones se mantuvo firme. "Lo que estoy diciendo es que necesito más información sobre su oferta. ¿Qué tipo de ayuda están ofreciendo exactamente? ¿Cómo se beneficiará Japón de esta colaboración?".

El embajador alemán suspiró, sabiendo que tendrá que explicar con más detalle su oferta de ayuda. "Bueno, para empezar, podemos proporcionar suministros y recursos a Japón para ayudar en la guerra en China. También podemos ayudar en un posible ataque en Estados Unidos, consumir información y tecnología".

el embajador japones asintió lentamente mientras procesaba la información. "Entiendo su oferta, embajador. Pero aún necesito más detalles sobre cómo funcionaría esta colaboración y qué beneficios obtendría Japón".

El embajador alemán asintió, comprendiendo la necesidad de la embajador japones de obtener más información. "Por supuesto, señor embajador. Podemos establecer un intercambio de información y recursos para ayudar en la guerra en Asia. También podemos trabajar juntos para asegurarnos de que Japón tenga acceso a los recursos que necesita para continuar la guerra".

el embajador japones parecía considerar la oferta del embajador alemán por un momento antes de responder: "Lo que me preocupa es cómo se verá nuestra colaboración en la guerra en Asia. Sabemos que otros países pueden ver nuestra alianza como una amenaza y puede aumentar la tensión en la región".

El embajador alemán asintió, sabiendo que esta era una preocupación válida. "Comprendo su preocupación, señor embajador. Pero creo que si trabajamos juntos de manera efectiva, podemos mantener nuestra colaboración en secreto y evitar cualquier problema potencial".

el embajador japones pareció reflexionar sobre las palabras del embajador alemán antes de hablar de nuevo: "Necesitamos asegurarnos de que cualquier colaboración que tengamos en la guerra en Asia sea beneficiosa para ambas partes. No podemos permitir que una sola parte tenga la ventaja".

El embajador alemán asintió, comprendiendo la necesidad del embajador japones de garantizar que Japón obtenga beneficios de cualquier colaboración. "Comprendo su preocupación, señor embajador. Estamos disponibles a trabajar con usted para asegurarnos de que ambas partes obtengan beneficios de esta colaboración. Podemos discutir las formas en que podemos hacer esto más adelante".

el embajador japones asintió y se levantó de su asiento. "Gracias por su oferta, embajador. Necesito tiempo para pensar en esto y discutirlo con mis superiores. Mantendré su oferta en consideración y le informaré de mi decisión lo antes posible".

El embajador alemán se levantó también y asintió. "Por supuesto, señor embajador. Espero con interés su respuesta. Y recuerde, cualquier discusión que tengamos hoy será estrictamente confidencial".

el embajador japonés asintió y le estrechó la mano al embajador alemán antes de salir de la sala de reuniones.

En resumen, la conversación entre el embajador japonés y el embajador alemán fue tensa pero respetuosa. el embajador japonés expresó su preocupación por aceptar ayuda de un país con una cultura y creencias diferentes y la posibilidad de que esta colaboración pueda ser vista como una amenaza por otros países en la región. El embajador alemán trató de convencerlo de los beneficios de la colaboración y aseguró que se tomarían medidas para mantener la colaboración en secreto y garantizar que ambas partes obtuvieron beneficios. Al final de la conversación, el embajador japonés prometió considerar la oferta del embajador alemán y mantenerlo en consideración.

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Había una gran tensión en el aire cuando el joven general Erwuin Romel recibió la orden de Hitler de liderar a las tropas alemanas y sus aliados italianos en la guerra en el norte de África. Era una misión crucial para el Eje y la victoria en esa región podría cambiar el curso de la guerra.

El general Romel sabía que era una tarea difícil, pero también sabía que su entrenamiento y habilidades como estratega militar lo ayudarían a superar los desafíos que vendrían. Él y su ejército se embarcaron en una larga travesía a través del Mediterráneo hacia África, preparados para cualquier cosa que se les presentara.

El sol del desierto africano golpeaba implacablemente sobre el ejército del general Romel mientras avanzaban a través de la arena.

 El general Romel, con su uniforme militar bien planchado y su gorra negra ajustada a su cabeza, observaba con atención la línea de batalla, consciente de que una pequeña equivocación podría tener consecuencias desastrosas.

En ese momento, uno de sus oficiales se acercó y le informó de que los británicos habían reforzado su línea defensiva y habían instalado muchas minas terrestres. El general Romel frunció el ceño, sabía que eso complicaría su avance hacia la victoria.

"Entonces tendremos que buscar una alternativa", dijo el general con determinación. "Tenemos que encontrar un camino para avanzar sin arriesgar a nuestras tropas".

Mientras sus tropas se preparaban para el siguiente asalto, el general Romel se dirigió a sus hombres:

"Soldados, estamos en el corazón del desierto africano, y luchamos por nuestra patria. Los británicos han subestimado nuestra fuerza y ​​nuestra determinación. Pero nosotros no vamos a permitir que sigan haciéndolo. Vamos a dar lo mejor de nosotros mismos y vamos a ganar esta guerra".

Con sus palabras, el general Romel inspiró a sus tropas y, en un momento de gran valentía, lideró a sus hombres a través del campo minado. Los británicos no esperaban tal movimiento y, en un abrir y cerrar de ojos, el ejército del general Romel se encontró en una posición ventajosa.

"¡No retrocederemos hasta que la victoria sea nuestra!", gritó el general Romel.

Los soldados alemanes e italianos se lanzaron al ataque, y pronto se vio que la habilidad táctica del general Romel estaba dando frutos. Los británicos estaban perdiendo terreno, y el ejército del Eje estaba ganando terreno.

"¡Estamos a punto de ganar esta batalla!", dijo el general Romel a uno de sus oficiales mientras lideraba seguíando a sus hombres.

Pero en un giro inesperado de los acontecimientos, los británicos lanzaron un contraataque masivo y las fuerzas del Eje se encontraron bajo un intenso fuego enemigo. El general Romel sabía que la situación era crítica y decidió tomar una decisión audaz.

"¡Mantengan la formación! ¡Mantengan la distancia!" -gritaba Romel por el intercomunicador del tanque mientras avanzaban hacia el frente.

"General, los británicos están moviendo tropas hacia nuestra derecha", informó uno de sus subordinados.

"Bien, entonces cambiaremos de táctica. Desplieguen a los soldados y coloquen los cañones de forma que puedan atacarlos desde el flanco", ordenó Romel.

"¡Vamos a cambiar de táctica! ¡Vamos a rodear al enemigo y tomarlos por sorpresa!".

Mientras se desarrollaba la batalla, Romel podía ver que sus tropas estaban sufriendo bajas, pero él seguía animándolos a luchar con valentía.

"¡No se rindan! ¡Lucharemos hasta el final! ¡Hemos venido a ganar esta guerra!" -gritaba Romel mientras se cubría detrás de una pequeña colina para evitar ser alcanzado por los disparos enemigos.

La batalla fue intensa y brutal, pero la astucia y habilidad de Romel permitieron que sus soldados avanzaran y finalmente derrotaran a los británicos en la Agheila.

Sus hombres siguieron su liderazgo, y juntos, lograron dar un giro decisivo a la batalla. La victoria finalmente fue de su lado.

"Hemos ganado esta batalla gracias a ustedes, valientes soldados", dijo el general Romel mientras saludaba a sus tropas. "Vamos a seguir avanzando hacia la victoria final".

En el campo de batalla, el general Romel demostró ser un líder valiente y astuto. Avanzó implacablemente hacia las posiciones británicas en la Agheila y en poco tiempo, su ejército logró derrotar a las fuerzas aliadas y forzarlos a retroceder en la frontera contra Egipto.

La prensa inglesa no podía creer la audacia y el éxito del general Romel. Aunque no querían admitirlo, sabían que estaban ante un líder militar excepcional. Y fue así como comenzaron a llamarlo "el zorro del desierto" por su astucia y habilidades para liderar a sus tropas en las áridas tierras africanas.

Sin embargo, a medida que avanzaban las batallas, el ejército de Romel comenzó a experimentar dificultades. Faltaba equipo y armamento moderno para luchar contra los británicos, y eso se reflejaba en su rendimiento en el campo de batalla. Fue entonces cuando la ayuda llegó de una manera inesperada.

Después de la victoria, Romel se reunió con algunos de sus subordinados en su tienda de campaña y discutieron la siguiente etapa de la guerra.

"¿Qué es lo que sigue, general?" -preguntó uno de los oficiales.

"Avanzaremos hacia Egipto, pero primero debemos asegurarnos de que nuestras líneas de suministro estén protegidas", respondió Romel.

"Sí, pero también tenemos que asegurarnos de que nuestros soldados estén bien equipados y armados", agregó otro oficial.

Heinrich Himmler, el líder de las SS, decidió proporcionar ayuda al general Rommel y su Afrika Korps en forma de armamento moderno y trajes poderosos que no parecían de la época actual, sino de al menos 10 años más avanzados.

Esta ayuda fue esencial para modernizar a los Afrika Korps y les permitió tomar Egipto en 1941. Los británicos no estaban preparados para una guerra en África de tal magnitud y no pudieron hacer frente al poderío militar de los Afrika Korps.

Es importante mencionar que la decisión de Himmler de ayudar a Rommel no fue simplemente por simpatía o camaradería. Alemania estaba en una situación desesperada durante la guerra y necesitaba desesperadamente una victoria en África para mantener viva la esperanza de una victoria en la guerra.

Sin embargo, es importante señalar que la ayuda proporcionada por Himmler y las SS también incluyó tácticas despiadadas y crueles, como el uso de campos de concentración para forzar a prisioneros de guerra a trabajar en la construcción de fortificaciones militares. Además, el régimen nazi también llevó a cabo atrocidades en la población civil de Egipto y otros países ocupados.

En general, la ayuda de Himmler y las SS a los Afrika Korps es un ejemplo de cómo la tecnología y el apoyo logístico pueden ser decisivos en una guerra. También es un recordatorio de la importancia de la ética y la moral en la guerra, y de cómo la crueldad y el desprecio por la vida humana pueden tener consecuencias catastróficas.

Con la victoria en África, el Eje también encontró petróleo en Egipto para reabastecer a los tanques y los nuevos aviones que estaban en construcción. Esta victoria cambió el rumbo de la historia, y el general Romel se convirtió en un héroe nacional en su pueblo alemán y por Hitler.

Romel no pudo haber logrado la victoria sin el apoyo de sus tropas y el equipo proporcionado por Himmler. Pero su liderazgo astuto y estratégico demostró ser la pieza clave en el puzzle que finalmente resultó en una victoria decisiva para el Eje en el norte de África.

Soldados, hemos ganado esta batalla, pero la guerra aún no ha terminado -dijo Romel, dirigiéndose a sus hombres-. Debemos continuar luchando hasta que hayamos logrado la victoria final.

Los alemanes se prepararon para continuar su avance por el desierto, sabiendo que habría más desafíos por venir. Pero la confianza y el liderazgo astuto de Romel les daba esperanza, y sabían que, con él al mando, podrían lograr cualquier cosa.

Con cada victoria, el general Romel se convirtió en una leyenda, su nombre resonaba en todo el mundo como un líder valiente y astuto que había llevado al Eje a la victoria en África. Su historia inspiraría a futuras generaciones de líderes militares, y su legado perduraría para siempre.

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próximo capitulo : la operación león marino 

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