Capítulo 17.-El imperio de Durkiz parte 1
Cualquier error que noten, o dato que pueda no concordar con anteriores capítulos, por favor avisar XD
Sobre el viaje, realmente no fue un problema, de hecho fue absurdamente aburrido. Casi tres días de viaje en carruaje en un camino fijo de piedra que está fuertemente resguardado por guardias y unas paredes que fácilmente quintuplican mi tamaño.
—...
—¿Es la primera vez que sales de Ikronia? —Me pregunta la señorita Maribel.
—Sí —respondo con una ligera sonrisa.
"Tampoco es que lleve demasiado tiempo aquí"
Aunque la señorita Maribel parece ser fría, en realidad es bastante atenta, notó mi incomodidad y ha estado charlando conmigo de manera esporádica, así como tampoco me obligó a sentarme a su lado.
"Incluso siento un poco de envidia del príncipe ahora mismo"
Si hubiera tenido una vida normal antes de venir a este mundo, ¿Cómo hubiera sido? No es que importe eso ahora, pero genuinamente me gana la curiosidad por saberlo, aunque no tengo manera de conocer la respuesta a eso.
—Me gustaría que mi hija fuera como t-... —Repentinamente pude ver una vena sobresalir de su sien y como aprieta su puño—. Lo siento, es sólo que ahora tengo más ganas de golpearlo.
"Aunque sea amable, es peligroso enojar a la señorita Maribel".
Tomaré una nota mental de esto, una nunca sabe si puede o no llegar a ser útil.}
Cómo sea, la capital de Durkiz y la capital de Ikronia son lugares fáciles de llegar, siempre y cuando seas noble, ya que crearon un puente entre la costa de Ikronia y la costa de Durkiz más cercana, lo que permite ahorrar meses de viajes continuos, aunque ya que parece ser un camino bastante estrecho, no se permite el ingreso de grandes caravanas de mercantes.
"Aunque tengo entendido que incluso algunos comerciantes han desarrollado una versión del globo aerostático, pero usando magia".
Cómo sea, lo importante es que el paisaje es bastante espectacular, nunca creí poder tener este tipo de oportunidad en mi vida.
"Me gustaría que Isaac y Tiana pudieran verlo".
Pero, supongo que es como se dieron las cosas y no es como que nunca pueda ir a verlos, solamente iré a conocer al príncipe Konath.
—Por cierto, ¿Tiene hijos? —pregunto.
—Ah, sí... mi hijo, León, tiene 3 años —dice con una sonrisa genuina.
Mucho más refrescante que las otras.
"Debe ser lindo~"
Qué mamá te quiera... ahora tengo varias mamás, pero... Mi madre antes de renacer ¿Alguna vez me amó? No, no tiene caso pensar en eso, debo dejar atrás esa vida, ya no es la mía.... No tengo nada que ver con ese otro yo.
Ahora mismo soy Irmyl Lomannes, eso es todo lo que importa... ¿Verdad?
—Irmyl, mira —dice la señorita Maribel—. Pronto llegaremos.
No muy lejos de dónde estamos, se comenzó a ver tierra firme y una gran catedral que por lo que puedo ver, está repleta de guardias de aspecto intimidante.
Pero, el diseño de la catedral es simplemente fascinante, me recuerda lo que uno podría imaginarse al pensar en la antigua Grecia.
O al menos es lo que puedo imaginarme yo.
—...
Por otro lado ¿Estaré realmente bien? Hasta ahora no me había preguntado por eso, pero... ¿Y si no les agrado? Espero que no me traten mal, al menos que no sean tan duros conmigo.
—No te preocupes, si alguien te hace algo, solamente tienes que decírmelo y me encargaré de que sea castigado ¿De acuerdo? —Me dice la señorita Maribel mientras guiña un ojo—. Entre chicas debemos protegernos.
"Aunque todavía soy un hombre, creo... probablemente... ¿Me puedo seguir considerando como tal?"
Incluso me refiero a mí misma en femenino, quizás solamente deba dejar de pensar en ello y que el tiempo lo decida, sí, eso haré.
—G-Gracias —musito tímidamente.
—Realmente eres toda una ternurita —Me dice con una sonrisa maternal mientras acomoda mi cabello.
[¡¿PORQUÉ TE CORTASTE EL PELO?!]
"..."
—¿Irmyl? ¿Estás temblando? Lo siento, ¿Hice algo que te asustara? —musita al señorita Maribel con preocupación.
—E-Eh, ah... N-No lo sé... no puedo recordarlo —comento.
"..."
La señorita Maribel se sentó a mi lado y me dejó reposar sobre su regazo, ante lo que me quedé dormida.
Para cuando desperté, estaba siendo cargada por la señorita Maribel como una princesa.
—¿Ya estás despierta? —Me pregunta con una sonrisa.
Solamente asiento, poniéndome tan roja como un tomate.
—¿Quieres que te baje?
Vuelvo a asentir en respuesta a su pregunta, una vez que lo hace, acomodó mi ropa y paro en cuenta que estamos ya dentro de aquella gran catedral que vi antes, sobre todo porque estamos rodeadas por los guardias de aspecto intimidante que parecen estar curiosos sobre mí.
Y no puedo culparlos si vieron a una de las esposas del príncipe heredero cargarme mientras dormía plácidamente.
"Espera ¿No la manché con mi saliva?"
Espero que no, podría morirme de vergüenza si es que ese fuera el caso.
—L-Lo siento —musito.
—No pasa nada~ —Responde tranquilamente—. Es normal que estés tan cansada por el viaje, así que no hay problema, fue culpa mía por no prever eso, eres una niña todavía después de todo.
—N-No, y-yo... lo siento...
¿Cómo pude dejar que me viera en ese estado tan descuidad?
"..."
Aunque antiguamente no me hubiera importado en lo absoluto, literalmente podía dormirme dónde fuera, pero no creo que sea precisamente algo que me anime en estos momentos.
Y no es una habilidad de la que pueda llegar a estar orgullosa de cualquier modo.
En fin, antes de reanudar nuestro viaje hacia la capital, presentamos nuestro respeto hacia las estatuas de los héroes que perdieron su vida en la batalla contra el rey demonio. Dijeron que eran siete héroes, tal y cómo ahora.
Pero, aquí solamente hay seis estatuas, quizás se olvidaron de uno.
En todo caso, escuché que habían invocado a un grupo de héroes, pero puede que se refieren a que simplemente invocaron a varios de otro mundo, uno de ellos fue un héroe y el resto obtuvieron habilidades valiosas o algo que pueda compararse aunque sea un mínimo, con un héroe.
O quizás solamente estoy divagando, como sea, por ahora debo centrarme en lo que me compete y eso es... ser la prometida de un príncipe.
"No me agrada como suena"
Al menos eso me tranquiliza un poco, no he cambiado tanto ¿Verdad?
—...
—Ya te dije, no hay nada por lo que debas disculparte —comenta la señorita Maribel.
—P-Pero...
La señorita Maribel se detiene repentinamente.
—Ten más confianza en ti misma ¿Sí? Nadie aquí se va a molestar contigo a menos que hagas algo muy malo —dice con mientras guiña un ojo.
"Aunque no siento que me haya disculpado demasiado"
¿O sí?
No, no creo. Solamente debe de estar siendo educada conmigo, creo.
¿Y si realmente me odia? Una cosa son padre y madre, pero ellos no tienen por qué ser considerados conmigo.
"Cómo que ya me estoy arrepintiendo de mis decisiones, mamá"
En fin, tras un total de cerca de una semana de viaje, finalmente llegamos a la capital.
Y soy sincera, me sentí como toda una pueblerina, todo en este lugar se ve tan "magnifico" en comparación con el promedio de Ikronia, aunque ciertamente sigue estando por debajo del palacio de los Lomannes.
Me hubiera gustado convivir un poco más con todos, pero, así es como se dieron las cosas.
"..."
Los caminos adoquinados me dejaron en claro que su título como nación más grande del mundo, no está sólo para aparentar. Y sus edificios promedio, son bastante más altos que los de la capital de Ikronia.
Las calles están llenas de una muchedumbre bastante bulliciosa y curiosa por la chica que va junto a la primera esposa del príncipe heredero. Incluso puedo ver que algunos niños se sonrojan con verme, lo que me hace sentir algo incómoda si soy sincera.
O bueno, no precisamente los niños, sino algunos hombres que parecen estar jadeando y no precisamente de calor.
"Me da escalofríos este lugar"
Aunque quizás sea porque nunca antes me vi expuesta ante tanta gente.
En todo caso, las calles están totalmente abarrotadas por los habitantes de la capital, también puedo ver a algunos comerciantes haciendo lo suyo, tomando ventaja de la situación. La señorita Maribel me fue explicando alguna que otra cosita en el camino al imponente palacio real.
—Pese a que pueda parecer un lugar muy lindo, no te aconsejo aventurarte por tu cuenta más allá del palacio e incluso así, evitar ir fuera tanto como sea posible. Pese a todo, sigues siendo una posible prometida que vino de la nada, así que tu seguridad puede llegar a estar muy comprometida, así que evita hacer cosas que pudieran ponerte en riesgo ¿Sí? —dice con una sonrisa.
"No suena como un lugar precisamente agradable"
—S-Sí —asiento.
Aunque admito que trago un poco de saliva al darme cuenta de la situación en la me encuentro actualmente, lejos de casa y sin aliados potenciales, aunque espero que den todo de sí para protegerme, o que al menos me permitan escapar, si es que la situación se pone realmente fea.
Odio el dolor, creo que todos lo hacen, o al menos casi todos. Si alguien no lo hace, es porque su mente debe de estar realmente retorcida y más allá de toda posible salvación.
—...
"La capital de Durkiz es un sitio realmente aterrador"
Aunque por otro lado, creo que puedo confiar en la señorita Maribel, al menos un poco, quiero darle un voto de confianza, no es que tenga a alguien más por aquí de cualquier manera.
Me pregunto ¿Cómo se lo estarán tomando? No es que lleve mucho tiempo con ellos después de todo.
Quizás hasta puede que se alegren... No, no, ¡No debes pensar de esa manera! Son tu familia, no importa las circunstancias en las que haya ocurrido, ahora soy una de las hijas de los Lomannes.
En todo caso, el carruaje se detuvo finalmente frente al castillo, dónde nos esperan dos personas importantes, a una la conozco y a la otro, creo que puedo inferir de quién se trata por estar al lado de Konath.
Sí, el príncipe heredero y la segunda esposa del mismo.
—Bienvenida a Durkiz, Irmyl —Me dice Konath mientras hace una reverencia y pide mi mano.
Por instinto pensé en apartarme, pero miré de reojo a la señorita Maribel, quién asintió, quizás esto sea mera etiqueta, cosa que nunca se me ha dado particularmente bien.
—S-Sí, m-mucho gusto, su majestad —musito mientras pongo mi mano sobre la suya.
Besa mi mano y me guía hasta llegar al frente de su segunda esposa, quién mira fríamente a su marido, de hecho puedo sentir que Konath está sudando, incluso la señorita Maribel lo está fulminando con la mirada.
Casi puedo sentir que piden explicaciones.
"Ah, ¿Me odiarán?"
Bajo la cabeza, aunque de inmediato siento una mano acariciando mi mejilla.
—¿Cómo estuvo el viaje? Espero no te haya sido incómodo —Dijo la segunda esposa en un tono amable—. Mucho gusto, yo soy Elara Valen.
—A-Ah, s-sí —respondo, intentando no morderme la lengua.
—Elara, ¿Podrías darle un recorrido a Irmyl? Quiero hablar un rato con nuestro querido, luego nos uniremos a ustedes —comenta mientras se coloca a la altura de un Konath que parece estar totalmente dominado por sus mujeres.
"El palacio es aterrador"
En todo caso, ahora estoy siendo llevado por la señorita Elara, una señorita notablemente más joven que la señorita Maribel, su cabello dorado y ojos verdes, la hacen destacar, sobre todo desde que el cabello que predomina aquí es el castaño.
Lo cuál también aplica para mí, incluso podría estar casi segura de afirmar que somos las únicas rubias en toda la capital.
—Tu nombre es Irmyl ¿Verdad? —Me pregunta sin soltar mi mano.
Actualmente hemos pasado por entre dos guardias de casi dos metros de altura, y hemos ingresado al palacio, dónde somos recibidas por decenas de sirvientes que nos dan la bienvenida con una reverencia.
Estoy pisando una lujosa alfombra roja perfectamente limpia y encima hay una fuente dentro del palacio, fuente en la cual se encuentra la estatua de un ser sin ningún rasgo característico, todo hecho de oro puro.
"¿Está bien derrochar el dinero de esta forma?"
—Ah, gran héroe Alaric, presento mis respetos.
Frente a nosotras, se encuentra un hombre mayor de un resaltante cabello negro azabache, con una presencia realmente imponente que me hace retroceder un poco.
—¿Una niña? —pregunta extrañado—. ¿Es tu hija?
—N-No, por favor le pido que guarde esos comentarios —dice la señorita Elara visiblemente sonrojada.
—Oh, lo lamento, solamente venía por unos asuntos con el rey —declara mientras me mira de reojo—. Por otro lado, pequeña... tú ¿Eres una reencarnada?
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