5. Es un secreto
-Mami, despierta.-Me llamo Riki moviéndome.
Me removí de un lado a otro entre las sábanas murmurando cosas incoherentes y cubriéndome de los rayos del sol. Ayer tuve un sueño tan raro, soñé que Riki era un niño que buena broma.
Abrí mis ojos y me quedé atónita al ver a la versión pequeña de Riki como el día de ayer. Ahora tenía mas que nunca la certeza de que no fue un sueño, pero esto ni siquiera sería un sueño sí no una pesadilla. No quiero ir a la universidad.
-Mami, tengo hambre.-Sonríe el pequeño y me hala para que por fin haga lo que me pide.
Con la mayor pereza del mundo me senté en la cama y miré un punto fijo. Ahora que lo pienso no sabía que mis pantuflas eran tan bonitas, que interesante.
-Mami.-Grito Riki sobresaltándome y haciendo que lo mirara con cansancio.
"Ya me quedó claro, su versión pequeña es el triple de irritante que la versión adulta".
-Ya voy, ya voy.-Murmuro dirigiéndome al baño mientras intentaba arreglarme el cabello que era todo un nido de aves.
-Por aquí no es.-Se queja Riki y me hala del brazo sacándome de la habitación.
Entramos a la cocina y observe como Riki corría hacía la sala tomando todos los coguines de los muebles que encontraba a su paso con sus pequeñas manos. Riki apiló los coguines sobre la silla y luego se sentó esperando a que preparara un desayuno para él.
Pensé un segundo en que prepararle de comer a Riki y recordé que mi mamá me preparaba un puré de verduras cuando era pequeña, seguramente no pasará nada si le doy algo así. ¿Verdad?.
-No lo quiero.-Se queja el pequeño entre lloriqueos.
-Riki, los vegetales son buenos para crecer.-Le dije con una sonrisa convincente.
-No me gustan los vegetales.-Comienza a hacer un berrinche, patalea y lloriquea mientras se queja.
Al parecer no había sido tan buena idea prepararle un puré de vegetales a Riki. Es demasiado caprichoso.
-Entonces... ¿que quieres comer?.
-Quiero helado.-Sonrió inflando sus mejillas.
Suspire y me quedé pensando un buen rato en como convencerlo en que coma sus vegetales.
-Hagamos un trato, si te comes todo el puré prometo comprarte todo el helado que quieras.
Riki lo piensa por un rato y luego sonríe.
-Esta bien, pero debe ser de choco menta.-Sonrió alzando sus brazos.
"¿Acaba de decir choco menta?, seguro que es Riki más bien parece Sunoo ".
Estaba tan sumida en mis pensamientos que al mirar el reloj ya casi era la hora en la que comenzaba mis clases.
-Mierda.-Maldije por lo bajo captando la atención del pequeño y corrí a la habitación.
Entre tropezones entre al baño y tomé una ducha exprés para luego vestirme como si mi vida dependiera de ello.
-Mami, ¿adonde vas?.-Pregunto el pequeño con un puchero mientras me observaba tomar las llaves de la mesita que estaba en la sala.
Me había olvidado de Riki, ahora con quien lo dejaría. No podría llevármelo a la Universidad. Pero su carita era tan adorable que me dolía dejarlo aquí solito, bueno solo por esta ves.
En el patio trasero de la universidad me senté con Riki en una banca antes de comenzar mis clases y comenzaba a resultarme un poco complicado dejarlo allí no solo por su mirada suplicante, si no también por miedo a que alguien descubriera que estaba allí.
-¿Porque no puedo ir contigo?.-Pregunto con ojos llorosos.
-Riki, entiende no puedes entrar conmigo pero prometo que cuando termine volveré por ti.-Le sonrío con cariño y le entrego el helado que tanto quería sacándole una sonrisa.
-Prometes volver conmigo.
-Lo prometo.-Sonrio.-Ahora se un buen niño y espérame aquí.-Le entrego al señor conejo y me alejo despidiéndome con la mano.
Espero y no ocurra nada raro en mi ausencia.
Narrador Omnisciente
-Pequeño de donde saliste.-Pregunto el rubio con una sonrisa de oreja a oreja acercándose a Riki.
-Mi mami dijo que no hablara con nadie.-El pequeño hizo un puchero.-Así que no voy a hablar contigo.-Giro su rostro hacia otra dirección mientras movía sus pequeñas piernas de adelante hacia atrás.
Sunoo sonrió aun más al ver la ternura del menor y la forma graciosa en que le respondía, preguntándose de donde pudo haber salido un pequeñin tan tierno como ese.
-Oye pequeño como te llamas.-Sunoo le pregunto pero el pequeño Riki estaba dispuesto a no responderle o eso fue hasta que el rubio le dio una paleta de helado de vainilla y cobertura de chocolate.
-Me llamo Riki.-Sonrio el menor dándole una mordida a su paleta.
El rubio confundido por el nombre del pequeño frunció levemente sus labios ladeando su cabeza al ver que aquel niño tenía el mismo nombre que su amigo, pero seguramente solo era una coincidencia.
-Un gusto Riki, yo soy Sunoo.-El rubio sonrió y le revolvió el cabello al menor.
-No hagas eso, no soy un bebé.-Se quejó el pequeño.
Sunoo sonrió sintiendo un Deja vu ante la respuesta del pequeño que cada ves más le recordaba a su mejor amigo.
Al termiar mis clases corrí hasta el patio trasero y busque a Riki en la banca que lo deje y al parecer estaba con Sunoo. Ay no esto era malo ahora que voy a hacer.
Intente retroceder pero Riki se dio cuenta de mi presencia logrando que el rubio también se girara.
-Mami.-Grito Riki con euforia y corrió a abrazarme.
-Acaso, te dijo mamá.-La mandíbula de Sunoo casi cae en cuanto escucho al pequeño.
-No es lo qu-
-Desde cuando tienes un hijo.-Grita Sunoo y yo entro en pánico.-No me digas que tu y Riki...
-No lo digas.-Ahora soy yo la que grito.-Los bebés no nacen así.-Mi rostro era todo un tomate y Riki solo nos observaba sin entender nada.
-Entonces explícame, porque no entiendo nada.
-Este niño es Riki.-Confieso rápidamente y muy nerviosa.
-Si ya se que se llama Rik...
-No, quiero decir... El niño es Riki, el que conocemos.-Me siento tan nerviosa en aquel momento que solo bajo la mirada algo preocupada por la reacción de Sunoo.
-Me estas tomando el pelo, ¿verdad?.-Ríe con una sonrisa enigmática y yo niego.
-No me crees cierto.-Bajo la mirada.
Ya me esperaba esa reacción pero no pensé que se sentiría tan mal que no te creyeran.
-No es que no te crea.-Rie Sunoo nervioso.
-Mira.-Saco la foto de Riki cuando era pequeño y se la muestro.
Su expresión es toda una obra de arte me quita la foto de entre las manos y la compara con el pequeño que nos sonríe.
-Dios mío.-Se lleva una mano a la boca y vuelve a verificar la foto.-Como paso algo así.-Grita histérico.
-Bueno.-Rio nerviosa bajo la mirada de Sunoo.-Es una historia muy graciosa.
Le conté a Sunoo cada detalle de lo que había sucedido por lo que ahora mismo estábamos comprando ropa para Riki, no sabía cuanto duraría aquella posión así que tendría que cuidar a Riki hasta que vuelva a ser adulto.
-Entonces... Me estas diciendo que estabas celosa de nosotros y por eso pediste un deseo a un poso sin querer y luego una chica muy hermosa te dio una botella con un líquido de un rojo intenso.-Inquirió mientras tomaba su batido luego de las compras.
-Si, exactamente.
-Te das cuenta que por tu culpa Riki ya no nos recuerda y ahora es un niño.-Frunce su ceño.
-Lo se.-Admito apenada.-Solo... No le cuentes a nadie, es un secreto.
-Tranquila de todas formas nadie me creería.-Se encoge de hombros con una sonrisa burlona.
-Como sea.-Ruedo los ojos y observo a Riki, lo extraño tanto.
-¿Qué piensas hacer ahora?.-Pregunta curioso el rubio.
-Voy a buscar a esa chica y necesito tu ayuda.
Sí, estaba mas que decidida no podía dejar a Riki de aquella forma por toda su vida. No importa cual sea la manera debo lograr revertir mi error.
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