Capítulo 21: No te disculpes, Len
~T~
Acabo de admitir que estoy celosa, aparte de sentirme una tonta por todas mis acciones, incluyendo tirarle la bebida a esa chica, hasta esconderme detrás de una maceta del patio de esa enorme reunión, encima ponerme a llorar ¡Todo esto me supera! No puedo con tanta presión. Pongo mis manos en mi rostro, en un intento de cubrir lo que es inevitable, mis lágrimas.
De repente, siento que las manos de Len tocan mis mejillas, no sé cómo, pero mis dedos se corren para intentar ver qué sucede. En un movimiento rápido, aquel chico amable besa mis labios, yo quedo paralizada y sorprendida. No hago nada, más que sentir su tacto, ni lo aparto, ni me muevo, nada.
Cuando se separa de mí, despacio, puedo sentir su respiración, cerca. Lo miro directo a esos ojos grises que me encantan, sigo sin mover un dedo y veo como él, pareciera estar esperando una reacción mía. Sin embargo, continuo quieta ahí, oigo mi respiración agitada y tengo calor, pero no reacciono de ninguna manera.
Parece intrigado y confundido, pero sigue cerca.
―Tere... ―Mira mis labios y comienza a acercarse de nuevo, a esa mínima distancia que nos separa, su nariz roza la mía y me levanto abruptamente de donde estaba sentada. Admito que no es la mejor reacción, y menos la que sigue. Salgo corriendo―. ¡Tere! ―lo oigo llamarme, pero no me detengo ¡Cobarde! Ese debería ser mi nombre.
Estúpida y cobarde.
Encuentro la salida y visualizo la limusina de mis padres. Seguro, aún están adentro, no importa, yo voy al automóvil igual, abro la puerta y bajo mi vista al ver al chófer, luego me siento.
―Señorita Teresa ―exclama el hombre, asombrado―. ¿Ya terminó la fiesta? ―Niego con la cabeza y no lo miro―. ¿Se encuentra bien? ―Asiento esperando que no me pregunte nada más―. ¿Quiere que la lleve a casa?
Hago una leve visualización de su rostro y vuelvo a bajar la mirada ¿Tan mal me veo que me observa con esa cara de preocupación? Admito que estoy nerviosa, pero he estado peor y estos nervios son raros y diferentes, sensaciones distintas que no logro comprender.
―Mi... mis padres aún... ―Aún están dentro y le pidieron a él que no se vaya, sería un problema si no está aquí, si mis padres salen y no lo ven.
―¡Voy a toda velocidad y vuelvo! ―exclama alegre. Otra persona amable, la cual ignoro y eso me hace sentir mala persona ¿Por qué me odio tanto? Es el miedo que no me deja actuar por mí misma, soy patética.
Llegamos a casa y el buen hombre se retira para la reunión. Entro en mi cuarto y me siento en la cama, suspiro. Soy un desastre... oigo unos golpecitos en la puerta y me sobresalto, al abrirse, es mi hermano, vuelvo a suspirar ¿A qué le tengo tanto miedo? A lo desconocido...
―Hey, ya vine ―grita alegre y tiene a Hope en sus brazos.
―Ho... hola. ―Sonrío―. ¿Qué haces aquí? ―Creí que estaba de viaje.
―Tessie no me quiere, mala ―exclama jugando y se sienta a mi lado, entregándome a la perrita.
―No digas eso. ―Bajo la vista triste y sonrío cuando Hope me lame el dedo. Es tan pequeñita y sin preocupaciones. Suspiro, yo también quiero tener nada por lo que preocuparme.
―¿Qué ocurre? ―exclama Jeremy, mirándome detenidamente.
―Nada. ―Vuelvo a suspirar.
―¿El retrasado te hizo algo? ―Frunce el ceño, enojándose.
Al recordar el beso me sonrojo.
―N... no ―digo nerviosa―. Él no tiene la culpa.
―¿La culpa de qué? ―Entrecierra los ojos ¡Ay! Debí haber dicho otra cosa, ahora va a tener una idea equivocada de Len.
―La culpa de nada, yo soy la única que reaccionó mal. ―Lo estoy arruinando, estoy diciendo cualquier cosa, va a entender cualquiera.
―Tessie ¿De qué hablas? ―Me mira confundido.
―De... de nada, olvídalo ―pronuncio angustiada e inconscientemente me toco los labios pensando en él.
―¡Lo mato! ―grita enojado.
―¿Eh? ―Me giro a verlo, sorprendida.
―Te besó a la fuerza ¡Lo mato! ―Se agarra de los pelos.
―¡Nada que ver! ―exclamo nerviosa en alto, con todo el calor que sube hasta mi cabeza y sin mirarlo.
―No lo defiendas ¡Mira cómo estás! Ese me las va a pagar ¿Dónde vive? Dime ¿Dónde vive? ―Está incalmable ¡¿Qué hago?! Agarro a Hope y se la acerco a la cara―. Hey ¡¿Qué haces, Tessie?!
―Mira qué linda.
―Eh... yo... sí, es linda ―dice con su lado tierno y me río―. ¡No te burles de mí! ―exclama avergonzado―. Sabes que no puedo contra la lindura de los perros.
Me río.
―Lo sé, señor veterinario. ―Sonrío.
―Me faltan dos años y termino la carrera, no soy veterinario aún. ―Me mira confundido.
―Pero lo serás.
―¡Agh! Me cambiaste el tema. ―Se agarra de nuevo de los pelos. Al menos lo calmé por ahora.
Dije eso, pero...
A la mañana siguiente.
Salgo de casa y me encuentro con Jeremy, esperándome en la puerta.
―Vamos a su casa. ―Levanta un papel―. Conseguí su dirección.
¡¿Qué?!
Comienza a caminar y yo lo sigo.
―Je... Jeremy, no vayas.
―Golpearé a ese retrasado. ―Mueve el puño ¡Ay, no!
Llegamos más rápido de lo imaginado y tan veloz como eso, mi hermano toca el timbre. En un segundo, veo salir a Len y mira confundido al visualizar a Jeremy. Yo me mantengo escondida detrás de la columna, de al lado de la puerta.
―Eh, retrasado, tengo unas cuantas cosas que decirte a la cara y una de esas es mi puño. ―Lo mueve mientras veo como Len se acerca ¡No te acerques!
―¿A quién vas a golpear? ―Esa voz... miro un poquito y vuelvo a esconderme, Ryan sale de la casa, en ese leve instante, noto que ya no tiene su yeso, es un alivio, pero esto se complica con cada acción que sucede ¿Y ahora qué hago?
―Escucha, yo... ―exclama el amable―. Tere, te contó seguro, pero es que juro que voy a pedirle disculpas. ―Se oye arrepentido y de algún modo, yo no quiero que se arrepienta de lo que hizo. Con toda la fuerza del mundo, salgo de mi escondite―. ¿Tere? ―Se sorprende.
―¿Por qué dices eso? ―me atrevo a preguntar, angustiada.
―¡Ay! ¿Pero de qué me perdí acá? ―El pelirrojo observa la escena, confundido. Eso demuestra que al menos no le contó, no quiero más gente involucrada.
―De que voy a matar al noviecito ―vuelve a agredir mi hermano.
―Es que yo... ―Len intenta explicar―. Mira, no apelemos a la violencia, a mí no me gusta para nada.
―No me importa nada tu opinión. ―Acerca su puño y Ryan se pone en medio.
―Wow, tranquilo, yo no sé qué pasa, pero de algo estoy seguro, Len nunca hace nada con mala intención. Puede equivocarse, pero jamás para hacerle daño a alguien, eso te lo puedo jurar, es el señor amable ―Ryan lo defiende y me impresiona su discurso.
―Es cierto ―exclamo aturdida por la situación, pero le doy la razón―. Además... ―Me pongo nerviosa―. Este es un asunto entre él y yo. ―Me pongo firme con la idea, aunque estoy tensa.
Jeremy bufa.
―Si tú lo dices. ―Rueda los ojos―. Entonces, arreglen sus problemas ―Se gira ¡¿Eh?!―. Más te vale, porque si no te golpeo en serio ―le grita a Len mientras se retira ¡¡¿Eh?!! Me dejo aquí.
―Tiene razón, yo vuelvo adentro. ―El pelirrojo también se va.
Me lo hacen a propósito.
―Bueno... hum, nos quedamos solos ―dice Len avergonzado―. Ya que estamos, te pido disculpas. ―Me mira directo a los ojos y me sobresalto―. Siento haberte besado, desde el principio dije que no te haría nada y lo arruiné anoche ¿Me perdonas? ―Me observa preocupado.
―No te disculpes, Len ―digo nerviosa.
Veo el rubor en sus mejillas.
―Cierto, me has pedido tantas veces que no me disculpe, pero es que... no sé qué decirte. Estoy arrepentido, no quería hacerte sentir mal.
―No te arrepientas, no me hiciste sentir mal ―le aclaro con todo el miedo que sube desde mi garganta a mi boca, por la necesidad de llorar, cuando estoy asustada de lo que pueda pasar.
La mano que estaba en su nuca, baja y con una mirada confundida me observa, me ve con incertidumbre.
―¿No? Creí que...
―No lloré y corrí porque me besaste, lloré y corrí porque no sabía qué hacer, nunca sé que hacer, por lo tanto huyo, siempre huyo. ―Mis ojos se cristalizan por sacar lo que llevo dentro de mi corazón, tener que explicar mis miedos, me asusta más que tenerlos.
―Tere... ―Me mira triste al ver que me estoy por poner a llorar―. Yo... no pensé, no sé cómo actuar.
Niego con la cabeza.
―No puedes saber, no lees la mente. ―Una sonrisa se forma en su rostro, cuando digo eso en una extraña forma de chiste.
―Entonces... ―Se vuelve serio otra vez.
―Espera ―lo interrumpo―. Yo... ―Respiro profundo―. Yo... yo creo... ―Se queda callado esperando mis pausas, lo que agradezco porque lo que quiero decir me cuesta mucho―. Luego de admitir mis celos, y llegar... digo, llegué a una conclusión. Len, tú... ―Con toda la fuerza del mundo, lo miro directo a los ojos―. No te puedes arrepentir porque yo... yo creo que siento lo mismo. ―Me detengo―. No. ―Niego con la cabeza―. Creo, no. ―Vuelvo a respirar profundo―. Siento lo mismo, tú me gustas, Len.
Se queda quieto ahí, mirándome y el rubor que ya tenía, le aumenta.
―¿En serio?
Me sobresalto, pero respondo.
―S... sí. ―Se acerca y retrocedo―. Espera ―exclamo alterada.
―Lo admito, estoy un poco... entusiasmado. No debo apresurarme ¿Es eso, cierto? ―Asiento al él entender mi reacción―. Despacio, despacio ―se repite a sí mismo, capaz que para grabárselo en el cerebro―. Entonces... ―Levanta la mano―. Empecemos desde el principio.
―¿Eh? ―Me sorprendo ¿Qué quiere decir?
―¿Quieres ser mi novia? ―pregunta y lo miro confundida.
―Pe... pero Len, ya soy tu novia.
―Pero ahora es mutuo. ―Vuelve a ofrecer su mano y yo la miro―. Hagamos este día, como el verdadero día, oficialmente ¿Quieres ser mi novia? ―vuelve a preguntar.
Mi mano tiembla y agarra la de él.
―S... sí.
Creo que ahora entiendo a las mariposas.
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