Capítulo 20: ¿Estás celosa?
Nos despedimos de Estuarth en el aeropuerto, en esa tarde lluviosa, veo como Ryan se aguanta la tristeza aunque no quiera admitirlo y aunque quiero acompañarlo me surge un imprevisto, por lo tanto es Edmund quién se encarga.
Entro a casa por el llamado de urgencia de mi padre y me detengo en una confusión, al verlo con una sonrisa.
―Dijiste que era importante ¿Por qué estás de traje? ―Lo observo más que confuso.
Él sonríe
―Es porque sino no llegábamos, por eso te apuré.
―Es que yo... ―Pude haber ayudado a Edmund con Ryan que seguro en este mismo instante debe estar bebiendo alcohol desenfrenadamente ¡En vez de tener que correr hasta aquí! Suspiro―. ¿A dónde vamos?
―A una reunión de empresarios, quiero presentarte a varios de mis socios, verás como no te aburres, Tiria también estará allí. ―Me guiña.
―Ya te dije que...
―Para que no te enojes también logré localizar a los padres de Teresa y los invité. Veamos cómo se desenvuelve y quizás cambie de opinión sobre ella.
Me sorprendo ¡¿Qué?! No sé si alegrarme o desesperarme. Más me vale prepararme para lo que se viene o estaré perdido.
Termino de cambiarme poniéndome el traje formal. Me miro al espejo, me veo raro. Acomodo mi cabello, sonrío ¡Mucho mejor! Alborotado me queda perfecto ¿Por qué me estoy preocupando por esto? Ajusto mi corbata y pienso en Tere. Ah sí, ya sé por qué, yo y mi enamorado corazón. Me sonrojo y bajo para ir a la limusina.
Al llegar al lugar, enorme y lleno de elegancia, visualizo a Tiria y la esquivo.
―No seas desubicado ―me reprende mi padre.
―Ya me fui ―bromeo y escapo, sigilosamente.
La noche está aburrida y aún no veo a Tere. Me pregunto si vendrá y si viene, se verá diferente, ¿no?
Mis sueños se cumplen cuando de repente veo la entrada y un hermoso vestido celeste está siendo usado por la luz que ilumina mi camino, mi sol, mi Tere, mi chica.
Delante de ella, visualizo a una mujer bastante alta y con unos bucles rubios, junto con un hombre de lentes que no llega a su altura, es más bien petizo, noto que es su padre porque tiene el mismo color castaño que su hija.
Mi padre se acerca y los saluda, aunque no parecen muy sociables. Voy allí para escuchar la conversación.
―Hola.
―Así que este es el novio de mi niña ―exclama la rubia. Es la misma voz que escuché la vez que Tere se quedó en lo de Estuarth, la madre irresponsable.
―Sí, soy Len. ―Sonrío nervioso.
―Ja, ja, vayan a bailar ―dice su padre de una forma graciosa y de algún modo termino en la pista con ella, al él empujarnos hasta allá. Creo que su padre también es raro.
Vuelvo a observar a mi novia, está sonrojada y mira hacia el suelo, nerviosa. Algo me dice que no quería venir, es evidente hay demasiada gente aquí para controlar su fobia.
―Siento mucho que mi padre te trajera hasta aquí ―me disculpo por algo en lo que no tengo nada que ver, pero... ¿Cómo aliviar esa inquietud que veo frente a mí?
―No hay problema. ―Niega con la cabeza.
Mi mano se mueve por inercia y le levanto la cara.
―Si quieres nos vamos ―ofrezco y la dejo ver mi rubor, si dejo expuestas mis emociones, quizás sirva de algo.
―No. ―Gira la vista y la suelto.
―Entonces... ¿Quieres bailar? ―pregunto y siento como todo el calor recorre todo mi cuerpo.
Bailar requiere más que un roce de manos, no sé si ella quiera aceptar, además no es solo un segundo, quizás sea demasiado pedir aquello pero... ¿Con intentar no pierdo nada, no?
―Bu... bueno.
―¿Segura? ―digo ansioso ¡¿No me puedo comportar?!
―Es que... no nos podemos quedar parados aquí. ―Cierto.
―Entonces ―le ofrezco mi mano y veo como temblorosa la suya toca la mía, tanto el rubor de ella como el mío aumentan. No entiendo como parezco un primerizo en esto, pero no me importa. Mi otra mano pasa por su cintura, noto como se tensa y su respiración es agitada―. ¿Todo bien?
―S... sí ―responde y comenzamos a bailar esa música lenta. Estoy tan cerca que me voy a desmayar de la alegría ¡Contrólate, Len! Es solo un baile.
Mi alegría se esfuma cuando somos interrumpidos por Tiria.
―¿Te lo saco? ―Me toma del brazo, sonriendo y apartándome de Tere―. No me saludaste, malo. ―Me agarra desprevenido y me roba un beso y... ¡Delante de Tere! Trágame tierra.
Giro la vista y la veo con el ceño fruncido ¿Qué significa? Tere se da la vuelta, agarrando extrañamente un vaso de la mesa. Regresa, tirándoselo en la cara a Tiria. La última acción que la veo hacer, es llorar para luego salir corriendo.
―¡Tere! ―La sigo hasta el patio del lugar, perdiéndola de vista―. ¡Tere! ―continúo llamándola sin respuesta. Unos sollozos se escuchan detrás de una maceta enorme y me acerco despacio.
―Déjame... ―pide y me siento al lado―. Déjame sola.
―¿Te das cuenta lo que hiciste? ―pregunto sin mirarla.
―Sí... soy un desastre. ―Continúa llorando.
―¿Qué dices? Eso fue genial. ―Me río.
―No... fue espantoso.
―Siento no haber podido evitar que me robara un beso esa chica, prometo ponerme cinta en mi boca todos los días, para que nadie me agarre desprevenido. ―Lo sé, solución tonta, pero creo que sería capaz.
―No digas eso. ―Se refriega los ojos.
―¿Por qué? ¿Acaso quieres que me roben besos?
―No. ―Regresa a fruncir el ceño y sus ojos vuelven a cristalizarse.
―No... no llores, no pregunto más eso. ―Me altero al verla así. Tonto, tonto, tonto ¡Alto! Un pensamiento se me cruza por la cabeza y sale de mi boca sin poderse detener―. ¿Estás celosa? ―¡Ah, lo dije! Siento mis mejillas arder ¡¿Por qué lo dije?! ¡¿Por qué?!
―Sí... ―balbucea nerviosa―. No... no quiero que te beses con otras chicas. ―Las lágrimas regresan a caer de sus ojos y se tapa la cara para volver a llorar.
Algo explota en mi cerebro y no sé qué es, supongo que no es mi sentido común porque mi corazón se dispara y sin importarme nada le agarro el rostro, besándola en esos labios que tanto deseo hace tiempo.
Solo espero que esto no perjudique todo lo que he logrado hasta ahora, pero es que no pude pensar. Mis labios se posaron en los de ella y todos mis sentidos estallaron por la emoción. Un simple tacto, pero lo necesitaba ya.
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