Capítulo 17: Las mariposas se van

~T~

Estoy sentada en mi banco, pero la sonrisa de Len desde el suyo desaparece. Giro la vista para donde está mirando, un chico rubio de ojos verdes entra al aula. No me suena de nada hasta que Ortensia, otra chica del curso, habla con Ana y nombra el sobrenombre "Tef". Yo entre a principios de año de esta escuela así que no lo reconocería nunca, pero aquí todo se escucha, sobre todo rumores y chismes que pueden oírse enseguida. Se dice que un tal Tef, en este caso debe ser él, no solo traiciono a su amigo y no dio explicaciones de nada, sino que también hablaba a sus espaldas cosas malas de este, algunos lo conocían como el falso Tef, el envidioso o el traidor. Si ese rumor es cierto y Len está así por verlo, ¿quiere decir que él es el amigo traicionado? No lo sé, realmente no conozco nada de Len como para saberlo y preguntar... primero, para cualquiera sería incómodo y segundo, más para mí junto con mis nervios.

Al llegar la hora del recreo, Len camina hasta mí y se sienta en el banco del frente. Parece pensativo, quisiera preguntar, pero no me atrevo.

―Hey... ―pronuncia y mi corazón se acelera, últimamente no son mis nervios habituales y no sé qué son.

―S... ¿Sí? ―respondo a lo bajo y titubeo ¡Maldición! ¿Nunca me va a salir una palabra bien sin que tenga que trabarme?

―Te gustaría... ―Hace una pausa, sigue en su mente, como si estuviera perdido allí―. ¿Salir hoy? ―Es como si lo dudara, pero no porque me esté cuidando como siempre, es por otra cosa, lo siento ¿Es acaso Tef? ¿Él lo pone inquieto?

―No. ―Mis palabras salen de mi boca instintivamente ¿Es que acaso soy idiota? Se ve que él me necesita y yo por mis molestos miedos lo rechazo. Su cara triste se ve aún más perdida que antes. Me siento mala persona.

Por suerte la cara de Len cambia en la siguiente hora ¿Por qué? Lástima que sea "por quién", y digo lástima porque Ryan llega de quién sabe dónde, de hacer quién sabe qué. Todo desalineado, pelo alborotado y su típica sonrisa en el rostro, pero al menos, Len parece más calmado con su llegada. No ha hablado con Tef, pero lo ponía tenso solo de verlo y Ryan al llegar hizo que se sintiera más protegido o eso creo, porque bueno, ha vuelto a sonreír desde que vino ese molesto pelirrojo.

De algún modo me alegra, no lo soporto, pero que lo haga sentir mejor a Len me pone feliz. No me gusta verlo mal ¿Otra vez este extraño sentimiento? ¿Qué es?

―Para ti. ―Len me da una flor y yo me ruborizo―. Lo le digas a nadie. ―Me guiña―. La saqué del patio de la escuela. ―Sonríe.

Este cosquilleo que siento es... ¿es acaso lo que llaman mariposas en el estómago? No, debe ser otra cosa

Me gustaría tener una amiga para preguntarle, pero aunque la tuviera igual no creo poder hacerlo.

Estamos en el segundo recreo, pero parece como otro mundo, mi mente está como... ¿Flotando? Sensaciones extrañas, me sientan raro y a la vez gratificantes.

Mientras Len ignora toda posibilidad de hablar con Tef, aunque este tampoco le interese mucho porque no lo busca. Se siente que cuando se cruzan hay momentos, leves, pero momentos de tensión.

―Ahora vuelvo. ―Él se va directo al baño y me quedo sola en el patio.

Hoy Len intenta ser amable como siempre, pero está distante por sus pensamientos y a veces hace pausas, no puede decir más nada. Me ha hablado muy poco, no me quejo, pero no es el mismo.

―Teresa. ―Una voz poco conocida me llama y al girar mi vista lo descubro, es ese Estefano "Tef"―. Verás...

―Eh, tú ―Ryan lo interrumpe. Ryan no, no quiero―. Lárgate. ―Lo mira enojado.

El rubio le sonríe y se va. No sé qué es peor, encontrarme con ese desconocido o que Ryan se quede luego de echarlo.

―¿Qué... ¿Qué quieres? ―me atrevo a decirle sin mirarlo.

―No hables con él.

Como si pudiera.

¿Y quién le da derecho a darme esa orden? En todo caso me lo tendría que pedir Len, no él. Que se vaya, por favor, me pone nerviosa.

―No... no lo haré ―exclamo temblando.

―Lo siento. ―Me sorprendo. Levanto la vista, pero aun sin mirarlo. No quiero hacerlo ¿Por qué se está disculpando?―. Siento lo de la otra vez. ―Su voz suena nerviosa, como la mía, pero claro, yo todo el día sueno así. Ahora que lo pienso, lo he evitado tanto que no ha tenido oportunidad y él no había insistido más así que... ―. Por lo del beso. ―No quiero, no quiero escucharlo―. Siento ser un idiota. ―¿Se insulta? Maldita sea, no tendré lástima, no la tendré, ni culpa ni nada. Él continúa―: Ese día yo... ―Se calla un buen rato, tanto que hasta ruego para que termine el silencio incómodo. Tomo toda la fuerza que logro sacar para mirar sin correr mi rostro, solo mi vista de costado y lo veo. Está con... ¿Una cara triste?―. Yo... ―intenta retomar lo que empezó y yo vuelvo a mirar al frente para que no se dé cuenta que lo estuve observando ¿Más nerviosa no puedo estar? Esto es patético―. Ese día me enteré que soy una maldita escoria para mis padres y al oír... al oír que alguien te esperaba en casa. Bueno, mi envidia me cegó.

Ah, habla de mi mentira ¿Escoria? ¿Un padre puede pensar algo así de su hijo?

―¿Por qué dices eso? ―mágicamente la pregunta sale de mi boca ¡¿Por qué?! ¡No! Maldición, odio cuando me pasa algo sin pensarlo antes.

―Porque los oí. ―Él no le da importancia a que le respondí y contesta mi pregunta ¿Los oyó? Eso es... ―. Estaban discutiendo... discutiendo por quién se quedaba conmigo si se separaban y ambos... ninguno de los dos quería saber nada. Ambos repetían lo mismo, "quédatelo tú" ¡Agh! No sé ni para que te estoy contando esto. ―De pronto me mira directo―. No le digas a Len. ―Entonces lo veo. Una cara desolada, solitaria.

Niego con la cabeza.

―No... no lo haré.

¿Por qué no le quiere decir? ¿Es acaso que no lo quiere preocupar?

Suspira. Se alivia, parece que se acababa de arrepentir de todo lo que me contó al acordarse de su amigo y al confirmarle que no le diría se sintió mejor.

―Bueno, sé que no me vas a perdonar por una tonta excusa como esa, pero al menos saqué todo lo que tenía dentro. ―Sonríe, aunque estoy segura que esa sonrisa es forzada.

No sé, siento una extraña sensación de...

―Te perdono. ―Las palabras salen de mi boca solas, no sé creo que está siendo sincero y más le vale porque si no le enviaré una maldición vudú. Okey, eso es precipitado. Pero no me quiero apresurar a nada aunque...

Detengo mis pensamientos, todas las chicas del patio se han detenido a mirar a Ryan. No entiendo por qué, así que no me queda otra que verlo también. Esta... ¡¿Sonrojado?! ¡¿Se ha sonrojado?!

―¡Kya! ―grita una chica y se acerca a abrazarlo―. Oh, Ryan, hazme esa cara a mí.

Viene otra.

―¡No! A mí. ―Lo agarra del otro brazo.

―¡¿De qué cara están hablando?! ¡Suéltenme! ―grita aún más rojo y ahora enojado―. ¡Son molestas!

―¡Ay, qué lindo! ―Lo abraza una por detrás.

Se ha llenado de chicas en tan solo cinco segundos. Obvio, es popular en todos los sentidos conocidos.

―¡Hey! ―Se escucha a Len volver―. Déjenlo, eso no está bien, no ven que no quiere ―les exige.

Todas fruncen el ceño y Len se asusta.

―Tranquilas ―exclama Ryan―. Arreglemos para otro día, pero... ―Se gira a una―. ¡Eh, eso es mío! ―La chica le sacó su pañuelo grabado con su apellido, como todos tenemos en la academia. Ella huye y él la persigue.

―¡Espera! ―Len también lo hace ¿Qué problema hay con ese pañuelo? Es solo un pañuelo, ¿o no?

El lugar se vuelve solitario al todos irse. Incluso Len ¿Por qué no vuelve? Este día se ha vuelto molesto, me amarga que Len no esté tan presente. Si es por Tef ¿Quiere decir que seguirá así ahora que estará en la clase? ¿Estoy imaginando cosas? Me siento sola, estoy sola, no hay nadie aquí ¿Cuándo toca el timbre? Quiero terminar el día pronto. Lágrimas comienzan a salir de mi rostro, respiro agitada, me falta el aire. Oh no, otro ataque de pánico. Aquí no, aquí no, aquí no. Sé me nubla la vista, continuo llorando sin entender nada, quedándome dentro de mi mundo oscuro, mi mente.

―¿Tere...? ―Escucho, pero no logro dilucidar quién me llama.

Es acaso... que las mariposas, las mariposas se van y no siento la felicidad, porque solo siento dolor, no hay mariposas, solo llorar.

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