Capítulo 13: ¿Edmund sin lentes?
Ya es de mañana ¿Qué significa? Sonrío, hoy cumplimos un mes de pareja Tere y yo. No sé si ella estará tan emocionada, pero yo estoy que vuelo. Lo único que me molesta, es que desde la semana pasada quiero regalarle algo, pero no sé el qué. No tengo idea que le gusta y eso me pone de los nervios. Quiero darle el mejor regalo del mundo, algo que la haga sonreír, pero ya es el día y aún no he conseguido nada. Esta vez, definitivamente, soy un tonto.
Llego a la escuela, ya estamos a la mitad de la semana, por suerte ha sido tranquila y no ha habido ningún examen ¡Qué bueno! Hablando de libros, exámenes y demás ¿Dónde está Edmund? Hace días que no lo veo.
Entro al aula.
―Hey ―me llama Ryan de repente―. Mira. ―Pone su brazo sobre mí y levanta un papel―. Conseguí el número de un deportista, no sabes lo sexi que está.
―Creí que estabas con Lorena. ―Lo miro de reojo.
―La terminé, me aburrí. ―Me suelta.
―Si ella termina llorando, Estuarth te va a matar, no importa que tú seas su ídolo ―le advierto.
―No soy su ídolo. ―Se cruza de brazos y me mira feo. Si él no es su ídolo, yo me llamo Gonzalo, nótese mi sarcasmo.
―¿Entonces por qué hace todo lo que tú dices? ―A ver qué contestas ahora Ryan Danvers.
―No tengo idea, será idiota o algo. ―Ay no, lo arruinó.
―¿Cómo puedes decir eso de tu amigo? ¿Acaso piensas eso de mí también?
Él se ríe.
―Tranquilo, estoy bromeando. ―Y yo caí, si soy idiota. El pelirrojo continúa―. La verdad es que Estuarth es un indeciso, ya le dije muchas veces que tiene que tomar sus propias decisiones, sin embargo no me escucha, así que lo dejo ser. ―Buena respuesta. Sí, es cierto, por ahí es muy dependiente de Ryan. Creo que si él no estaría, Estuarth terminaría asustándose. Después de todo, Ryan siempre lo ha defendido.
La profesora llega y empieza a tomar lista, cuando nombra a Edmund otra vez, no se encuentra ¿Dónde está? De pronto...
―Perdón, llego tarde.
Se hace un silencio en el aula, las chicas quedan prendadas por lo que ven. Los ojos azules de Edmund están sin lentes.
Sí, creo que nunca lo dije, no pensé que hiciera falta decirlo, Edmund siempre ha usado lentes y siempre ha tenido ojos azules. En realidad, es el único de los cuatro amigos que tiene ese color, pero la verdad nunca pensé que lo vería de nuevo. Sufre una enfermedad congénita que deteriora su visión, es triste, y ahora ¡Increíble! Está sin lentes, eso debe ser bueno, no debo especular, pero si es así, me alegro por él.
Se sienta en su banco y las chicas vienen como abejas a la miel.
―Ay, qué lindo que estás hoy ―se escucha a Ana decir.
―Sí, estás muy guapo ―también exclama Melody y veo como Estuarth frunce el ceño, Estuarth enojado no es bueno, nada bueno. Digo, me refiero, pobre es de esos que si reaccionan tiran todo por la borda, pero después se arrepienten y terminan muy mal, por eso es tan indeciso, no confía en sí mismo.
―¡Alumnas! ―las reta la profesora―. Estamos en clase, vayan a sentarse ―ordena y las chicas se van a sus bancos quejándose.
Hablando de chicas, giro la vista, sonrío al ver a Tere. Ella se ruboriza y corre su visión hacia la pared. Ayer me beso la mejilla y yo como tonto caí al suelo, creo que sigo idiotizado, si es que esa palabra existe y peor aún ¡No tengo un regalo!
Hora de recreo ¡Bien! Como dice Ryan, el sonido de la libertad, el sonido del timbre para el descanso.
Ahora a averiguar qué pasa con Edmund.
―¡Genial! ¿Qué hay con la vista? ―le digo alegre.
―Excelente, es por eso que estuve faltando, me operaron la semana pasada ―exclama avergonzado―. Siento no haber avisado.
―No hay problema ¿Y ahora qué? ¿Serás un mujeriego como Ryan o seguirás con tus revistas? ―le bromeo.
Edmund se queda un rato callado y luego responde.
―Todo depende. ―Sonríe, pero me causa incertidumbre aquella pausa que hizo antes.
No es que Edmund no haya estado con chicas, ni mucho menos. Pero a veces mantiene distancias y no lo comprendo por esos temas. A Ryan puedo entenderlo, se siente solo y busca compañía, pero a Edmund, no, no lo sé. Mira sus revistas, sale una vez cada mil años con una chica, nada serio y luego nada, vuelve a sus revistas.
―Entonces... ¿Hay alguna chica que te guste?
―¿Eh? No ―dice confuso y luego vuelve a sonreír―. Sabes que me encantan las chicas sexis.
―¿Tú eres el experto o Ryan? Dime, no sé qué regalarle a Tere. ―Ya que estoy, pido consejo.
―Yo soy el experto. ―Aparece Ryan por detrás levantando la mano alegre.
―Sí, claro, experto en camas ―se burla Edmund, sonriente.
Yo me río y el pelirrojo se enoja.
―¡Puf! Ni tú, ni yo, aquí el romántico es Estuarth.
―¿Estuarth? ―Levanto una ceja.
―¡Claro! Soy el mujeriego, pero no el romántico, Edmund es el de las revistas, un pervertido nato. Luego vienes tú, señor amable. ―Sonríe cuando nombra mi amabilidad para molestarme, obviamente―. Serás un buen chico, pero no sabes nada de chicas.
―Qué malo ―exclama el de ojos azules.
―Lo sé. ―El pelirrojo se enorgullece de ello―. Y por último tenemos a nuestro queridísimo despistado. ―Bueno, en eso no se equivoca, Estuarth es despistado―. Él es así, pero... ―Levanta el dedo―. Nuestro morocho es el ganador. ―Comienza a reírse y saca un papel de su bolsillo―. Escribe poemas. ―Tira todo el aire que tenía dentro para seguir hablando―. Obviamente, para nuestra querida Melody. ―Luego rueda los ojos―. Pero bueno, nunca se entera de nada la estúpida.
Me lo entrega.
―No voy a leer eso, es personal ―le exijo.
―¡Puf! Qué importa, solo se avergonzará un poco y se le pasará.
―Ryan. ―Lo miro enojado.
―Bueno, lo leo yo. ―Sonríe y me lo quita. Oh no, esto terminará mal―. Aquí voy.
Comienza a leer:
Estoy enamorado
Tú eres la chica que me quita el sueño
Eres la mujer que me inspira deseo
Pero me dejas desolado
Ilusionado
No me miras ni una vez
Me dejas destrozado
Todo mi mundo está al revés
Y yo sigo enamorado.
Estoy enamorado
Mi sueño es estar a tu lado
Pienso en ti cada día
Tú eres mi melodía, porque no me miras
Sigo esperándote y aun así
No hay más nada que decir
Estoy enamorado de ti.
Para mi Melody, mi melodía
La melodía de mi corazón.
Ryan empieza a reírse, Edmund se queda callado y yo frunzo el ceño.
―No debiste, Ryan, eso no se hace.
―Y bien que lo escuchaste. ―Sonríe maliciosamente.
―Me obligaste ―me defiendo aunque tiene razón, pude haberle sacado el papel, pero no quería romperlo, aun así, eso no es excusa.
Olvidando el tema de la culpa, eso fue ¡Wow! No sabía que Estuarth podía ser tan profundo a la hora de las palabras. Yo no sé mucho de poemas, pero creo que expreso realmente lo que siente, y Ryan lo convirtió en exhibicionismo en cinco segundos, eso definitivo, no se hace. Estuarth se va a volver como loco cuando se entere.
―Len. ―Escucho una vos bajita tras de mí, me doy vuelta y me sonrojo.
―Tere ―pronuncio su nombre, no lo puedo creer ¡Me vino a buscar! El mundo se convirtió en un mundo de rosas. Bueno, yo no hago poemas, pero Tere convierte mi cerebro en uno. Estoy anonadado―. ¿Qué sucede? ―pregunto, no sé qué más decir.
―Toma. ―Me da una cajita y sale corriendo.
―Eh ¡Espera! ―la llamo, pero ya entro al aula.
―¿Qué tienes, Romeo? ―Me mira pícaro Edmund.
―Eh... yo... no sé. ―Abro la caja, un reloj.
―Para que cuentes las horas de tu amor. ―Me abraza Ryan, burlándose.
―Tonto ¡Cállate! ―Lo muevo y vuelvo a mirar el reloj. Sonrío, ella se acordó. Luego borro mi sonrisa y yo no. Mejor dicho, aún no tengo nada para ella ¡Yo soy el tonto! Ojalá me caiga un rayo.
―Eh ¿Qué es esa cara? Encontraremos algo para tu chica ―me anima Edmund.
―Sí, seguro. ―Vuelvo a sonreír. Eso espero.
―¡Ryan! ―Aparece Estuarth enojado ¡¿Se enteró?! Qué rápido.
―No cuenten conmigo, yo me voy. ―El pelirrojo huye por el pasillo.
El morocho lo persigue.
―¡Regresa aquí!
Es hora de la verdad. Hum, mejor no, mejor me vuelvo al aula.
―Vámonos antes de que toque el timbre ―le digo a Edmund, nuestro chico ahora sin lentes.
―Sí. ―Sonríe y caminamos hacia dentro.
___
Derechos del poema todos a mi Estuarth 🌚❤️
Atte: Vivi.
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