Capítulo 10: ¿Qué esconden ellos dos?

Soy un idiota. Hamilton no debería ser mi apellido. Debería llamarme Len idiota ¿Compensar? ¿Qué quería compensar? Yo solo soy el tonto que quería una cita con mi aparente novia, que resulta ser la chica que tiene más miedo en salir e intentar contacto social con cualquiera y eso me incluye. Tere había pasado un mal rato en la búsqueda de la hermana de Estuarth y yo quería recompensarla por eso, pero obviamente ¿Quién ha sido plantado? ¡Pues yo! El idiota que no considero el problema de su novia, su fobia social.

Ya es lunes, quizás Tere no venga. He sido un pésimo novio, amigo e incluso compañero. Me gustaría aclararle que no estoy enojado con ella, me ilusioné con una salida, pero definitivamente no es su culpa. Lo admito, me puse mal, estaba triste, sin embargo me apresuré en pedirle una cita y eso es todo. Me gustaría disculparme. Tere, espero que no faltes al colegio, quiero aclarar el malentendido.

Al entrar al aula, estoy sorprendido ¡¿Ryan Danvers temprano en la escuela?! Creo que el mundo se ha puesto de cabeza.

―¿Qué te sucede? ―exclamo al ver su cara amargada.

Él levanta la vista y sonríe apartándose de los pensamientos, que a mi parecer, se notan que son malos, solo espero que se encuentre bien. Cuando Ryan se encuentra así, uno no sabe cómo ayudarlo, ni que decirle.

―¿A mí? ―Se apunta a sí mismo―. A mí nada, ¿y a ti? ―Ahora me apunta a mí.

Me siento en la silla de al lado.

―Me dejaron plantado. ―Sonrío―. Pero está todo bien.

―La enana no te la está haciendo fácil, ¿eh?

―No la llames enana. ―Frunzo el ceño, pero luego recuerdo―. Al final... ¿No saliste más con Ana?

―Me aburrió, como todas las mujeres. ―Bufa.

―¿En serio? ―Levanto una ceja―. ¿Todas te aburren? ¿No te gusta ninguna? ―Lo miro extrañado, siempre sale con chicas, pero ninguna le ha durado mucho a excepción de... ―. ¿Y Luzmila? ¿Luzmila también era aburrida? Creo que fue tu relación más larga.

―¿Luz? ¿Esa muñeca difícil? No, gracias. ―Frunce el ceño demostrando lo contrario a sus palabras y yo me río―. ¡Hey! ―Se enoja―. ¡¿Quién te dio derecho a burlarte de mí?!

―Lo admito. ―Le sonrío―. Te costó mucho conquistarla, pero que estabas embobado por esa chica del colegio Libertad, eso no me lo puedes negar. ―Quedo pensativo―. La pregunta es... ¿Por qué?

Ryan rueda los ojos.

―No es obvio, me gustan las difíciles. ―Luego gira la vista hacia mí―. Las que dicen que no. ―Sonríe y mira hacia la puerta esperando que alguien entre ¿Pero quién? Sin embargo aún es temprano.

―Es cierto ―le afirmo y me río―. ¿Pero qué chica le dice que no al Don Juan Ryan Danvers? Las afortunadas son pocas ―me burlo.

Él voltea hacia mí.

―Yo la vi primero, así que no me puedes culpar.

Detengo mi sonrisa al percatarme que la conversación ha girado a otro punto, que quizás, no hubiera querido saber.

―¿A qué te refieres?

―Hablo de la señora fantasma. ―Vuelve a ver a la puerta.

―Que obsesión con la entrada del aula ¿A quién esperas? ―Empiezo a presentir lo que no quiero escuchar.

―A tu enana. ―Al oírlo todas las frases tienen sentido, a Ryan le gusta Tere y yo... ¿Yo no me había dado cuenta? Pero... pero él lo negó antes ¿Por qué ahora?―. Deja de darle vueltas al asunto, si lo sabías. ―Ahora me mira fijo.

―¿Lo sabía? ―Frunzo el ceño―. Ah, ¿sí? ¿Desde cuándo?

Bufa y se levanta de su asiento.

―No voy a hablar de eso contigo. ―Camina hasta la puerta y lo sigo.

―Tú empezaste, ahora termínalo ―le exijo.

Él ignora mis palabras y mira por el pasillo, esperando, ahora ya sé a quién.

―Respóndeme ―vuelvo a pedir―. Además ¿Por qué estás tan obsesionado hoy con ella? Qué raro que vengas tan temprano. ―Lo agarro de la remera―. Ryan... ¿Qué le hiciste? ―Lo miro furioso, cuando él se comporta de esa manera es porque se mandó una de las suyas y cuando le afecta, solo es porque está arrepentido. Lo sé, a veces se pasa, pero no se puede pasar con ella, con ella definitivamente no.

―No me molestes. ―Me empuja enojado y vuelve a mirar al frente preocupado, incluso bufa, suspira, se rasca la cabeza sin saber qué hacer. Realmente está arrepentido. La pregunta es... ¿De qué?

Ha sido todo muy repentino, sin embargo Tere no apareció hasta el día de mañana, pero incluso llegó tarde y Ryan otra vez temprano. Realmente parece que se quiere disculpar aunque no sé de qué.

Al tocar el timbre del recreo me apresuro a ser el primero en hablar con ella. Ryan me mira enojado y se va al patio con Estuarth que al parecer ha vuelto a ser el mismo ¡Qué bueno!

―Tere. ―Me siento en la silla de al lado y ella se sobresalta.

―¿Sí? ―Mira por debajo sin levantar la cabeza. No importa qué, es muy linda. Me quedo embobado y luego reacciono.

―Quería pedirte disculpas, me apresuré en pedirte una salida... ¿Cuánto vamos? ―Quedo pensativo calculando el tiempo que estamos juntos―. Tres semanas y cuatro días, para una pareja normal ya estaríamos tardando, pero no somos normales, cierto? ―Le sonrío demostrando mi conformidad con el tiempo―. Y bien, ¿me perdonas? ―Le hago cara de perrito.

―No hay nada que perdonar. ―Veo como sus mejillas se sonrojan y quedo aún más tonto de lo que estoy.

¡Céntrate, Len! ¡No es hora de estar enamorado! Debo averiguar qué es lo que esconde Ryan.

―¿Ayer... no viniste porque el domingo me dejaste plantado? ―Me río demostrando que no estoy enojado por ello.

―Algo así. ―Sigue mirando el borde de la mesa.

―¿Algo así? ―Levanto una ceja―. Entonces... ¿No es por eso? Te aseguro que no estuve enojado ni nada parecido.

―No es nada.

―O sea que faltaste por faltar. ―Pongo los brazos cruzados sobre la mesa.

―Sí.

Primero dice una cosa, después otra. Ella... ¡Oh no!

Me giro a verla y la miro fijo haciendo que Tere se ponga nerviosa. Ha sido sin querer, pero tengo la ligera sospecha que me está mintiendo ¿O quizás intenta evitar la respuesta?

Tere también oculta algo, pero a ella no la puedo culpar. Dejo de mirarla y observo al frente, no quiero que se sienta mal ¿Y ahora qué?

Ryan y Teresa esconden algo, pero no logro saber que es. Sin embargo él no logra hablar en toda la tarde con ella. No por mí, más bien lo evita muy seguido, incluso se podría decir que el doble que antes.

Última hora, biología, hacemos un trabajo práctico. Para mi suerte, me mandan a hacer equipo con Tere, por eso... ¡Yo feliz!

―Creo que la respuesta de A va en C ¿Tú qué dices? ―sugiero sobre el papel de la tarea.

―No ―dice sin mirarme―. Va con R. ―Marca con el lápiz una flecha.

―¡Es cierto! ―expreso en voz alta―. El ecosistema, tiene sentido. ―Tere se ríe por mis expresiones que al parecer son graciosas―. ¿Y esta? ―pregunto sonriendo señalando la F.

―Es la Z. ―Se ruboriza sonriendo y quedo muy, pero muy embobado, tanto que la observe demasiado haciendo que se ponga nerviosa, entonces debo correr la vista poniéndome de nuevo a escribir.

Continuo centrado en el trabajo práctico con bastante determinación, ni idea por qué, ha sido un tiempo largo, pero... ¿Cómo decirlo? No pienso que me pase muy seguido, es un sentimiento de vergüenza. Creo que Tere me ha estado mirando todo el rato, sin yo darme cuenta, me ha observado antes lo sé, no es para ponerse nervioso, incluso siento mis mejillas rojas porque me agarró calor, lo cual es raro. El punto es, que me ha estado mirando, pero me ha estado mirando los labios, no se ha dado cuenta que me he percatado y creo que es por eso que me siento diferente y los nervios me invaden, pero...

La emoción se va al girar mis pensamientos para otro costado.

Ella no quiere besarme, ella se acuerda de algo.

Giro la vista y miro a Ryan, frunzo el ceño.

―Él... te besó.

Teresa se sobresalta, asustada.

―¿Qué?

―Ryan te besó y por eso está arrepentido. ―Mi voz suena enojada, de pronto la miro a ella―. Y por eso lo esquivas, ¿cierto?

Ella baja la vista avergonzada.

―Sí, lo siento.

Golpeo la mesa y Tere se levanta, asustada.

Yo me paro también, pero no la miro. Estoy herido. Ryan me sigue. Oigo a la profesora llamarnos, pero estoy tan centrado en mis celos que no escucho nada, no quiero escuchar a nadie. Sin embargo se oye el timbre, la hora terminó, es momento de ir a casa.

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