Capítulo 3. Visitas no planeadas.

Recorrí las congestionadas calles en dirección a mi hogar tras este día repleto de emociones nuevas para mí, o que por lo menos hacía mucho tiempo que no experimentaba. No pude evitar que mi mente divagara con lo ocurrido desde esta mañana.

Terminar con Haruka, la cual lo tomó tal y como lo esperaba, seria y fría sin expresar ninguna clase de duda o arrepentimiento, fue realmente difícil previo a que las palabras saliesen de mi boca, tanto que creí que no sería capaz de hacerlo. En mi pecho tuve cierto dolor a raíz de su respuesta tan breve y cortante, porque... no puede ser posible que, en cuatro años de noviazgo, no fue capaz de siquiera tomarme afecto. No es como si deseara que sufriera por mí tras la decisión de romper o que me rogara que le diese otra oportunidad, yo estaba realmente decidido a que eso sucediera. Sin embargo... esperaba que al menos se viese sorprendida.

Caminaba cabizbajo y con las manos metidas en los bolsillos. El viento sacudía las hojas de los árboles, las cuales se desprendían de las ramas debido a las ráfagas. Esta tarde, casi noche, lucía triste y fría. Cada vez que experimentaba este tipo de clima, inevitablemente lo asociaba a Haruka.

Miré el cielo naranja mientras el atardecer era reemplazado por la noche. El sol se ocultaba y la luna hacía acto de presencia. Los faroles a los costados de las calles se encendieron, impidiendo que la tenebrosa oscuridad abrazara los alrededores de la ciudad.

Siempre que una "cita" con Haruka finalizaba, yo regresaba a casa a esta hora, sumergiéndome en mis pensamientos como justo ahora estoy haciendo. No obstante, había una diferencia sustancial con respecto a las veces anteriores. Y esa era que...

-Me siento en paz...-.

Susurré, expresando una pequeña sonrisa de alivio.

Ya no hay nudo en la garganta, cosquilleo en los lagrimales o siquiera labios temblorosos que fungen como preámbulo al llanto.

Por primera vez conozco esta paz que tanto tiempo me abandonó.

Tantas noches llorando en silencio, sintiéndome insuficiente, han concluido después de 4 largos y eternos años.

Mientras me acercaba más y más a mi destino, un negocio al costado izquierdo de la calle llamó mi atención.

Me detuve en seco y levanté la cabeza, topándome con el letrero del mismo.

-¿Cuándo pusieron una librería aquí?-.

Cuestioné. Gracias a que recorría este camino a diario sin fijarme en los alrededores, jamás me percaté de este lugar hasta ahora.

Literalmente se hallaba a 3 esquinas de mi casa ¿Y nunca la vi?

-Jeje... debo dejar de caminar mirando el suelo-.

Anoté mentalmente. Eso puede ser peligroso, imagínense que por error chocó con una señal de tránsito recién instalada y sufro una contusión cerebral a consecuencia del golpe, sufriendo un derrame y muriendo en el acto. Suena una forma de morir demasiado estúpida.

¿Qué tonterías estoy pensando?

Sacudí la cabeza y deseché mi hilo de pensamiento.

Abrí mi mochila y hurgué entre mis cosas en busca de un libro, en específico, la novela ligera que Rena me compró para mi cumpleaños.

Tras esto me adentré a la librería. Debo de tener el suficiente dinero como para comprar uno o dos tomos extra. A pesar de que dejé a medio leer el primero, no negaré que la historia fue atrapante y deseo indagar más en ella.

Una campana en la parte superior del marco de la puerta sonó, avisando de mi entrada al establecimiento.

-Perdonen la intromisión-.

Dije en voz, educadamente.

-¡Bienvenido...! ¿Yukihira-Senpai?-.

Un saludo realmente animado me recibió, pero la voz de quien provino dicho gesto se apagó lentamente.

Aguarda un segundo... ¿Dijo "Senpai"?

-¿Igarashi-San?-.

Efectivamente, quien me había recibido fue ni más ni menos que el Kohai que conocí el día de hoy. Él vestía con una camisa blanca abotonada, un pantalón azul de mezclilla que le quedaba realmente pegado y un mandil que cubría la parte superior de su pecho hasta encima de sus rodillas. También resaltaban unos lentes negros sobre su pequeña nariz y una cara de sorpresa al arribar a este sitio que, supongo, es su centro de trabajo.

-¡Yukihira-Senpai! ¿Qué te trae por aquí?-.

Preguntó, acercándose peligrosamente a mi posición y posando sus brazos detrás de su espalda mientras ladeaba la cabeza, regalándome una sonrisa de alegría.

Yo me sonrojé y retrocedí ante la poca vergüenza que posee. ¿Quién corre así de feliz hacia alguien que, hasta hace unas horas, era un completo extraño?

Respiré profundamente, guardando la calma para responderle.

-Buenas noches, Igarashi-San. Lamento la inoportuna visita a tu centro de trabajo. Resulta y acontece que poseo cierta curiosidad por el material literario que venden en este establecimiento y quería consultarlo con un trabajador. Supongo que tú cuentas con un puesto de esa índole aquí mismo, así que te hago esa solicitud-.

Expresé, tratando de ser lo más directo y menos informal posible.

Mi Kohai guardó silencio, rascando el costado derecho de su cabeza mientras repetía, entre pausas, mis palabras.

Creo que no entendió lo que dije.

-S-Senpai... ¿P-Podrías repetirlo? N-No te entendí muy bien, jeje...-.

Pidió, rascando su nuca y riéndose nerviosamente.

-Ugh...-.

Me froté los párpados, avergonzado.

-Ya estoy hablando como mi ex...-.

Susurré, lamentándome por ese descuido.

Igarashi me miraba fijamente e inclinaba la cabeza a un costado. Seguramente de su mente surgieron muchas preguntas a raíz de mi vocabulario y comportamiento posterior a su interrogante.

"Yukito, si queremos ser un miembro normal de esta sociedad y conseguir amigos, debemos dejar de actuar como robots".

Me aconsejé a mi mismo mentalmente.

-¿Te sientes bien, Yukihira-Senpai?-.

Preguntó, preocupado.

-S-Sí. Error mío, supongo que es normal causar confusión al usar un lenguaje demasiado técnico en una conversación informal, mil disculpas-.

Le pedí disculpas por ese pequeño desliz.

Él negó con la cabeza.

-No te preocupes. Es culpa mía, debo estar preparada para este tipo de situaciones, al fin y al cabo es mi trabajo y los clientes son diferentes tanto en apariencia como en gustos y formas de expresar sus deseos o búsquedas-.

Declaró, inflando su pecho y posando ambas manos en la cintura, sonriendo lleno de confianza, contraria a cuando nos conocimos.

Supongo que gané su confianza tras ayudarlo, o algo así.

Esperen... dijo "preparada" ¿Verdad?

-Entonces, Yukihira-Senpai ¿En qué puedo ayudarte?-.

Insistió en dicho asunto después de aclarar el malentendido.

-¿Uh? ¡Ah, sí! Quisiera saber si de casualidad tienen el tomo dos y tres de este título-.

Mostré la novela ligera que sostenía, extendiéndola hacia donde Igarashi se hallaba para que ella lo viera.

-¡Oh! ¡Goblin slayer! ¡La leo en mis ratos libres!-.

La reconoció en un instante.

-¡Ven, ven! ¡Tenemos todos los tomos hasta el 15 en esta sección!-.

Él agarró mi mano y jaló de ella, llevándome detrás suyo.

-¡E-Espera!-.

Quise frenarlo sin éxito alguno. Yo me ruboricé enormemente ante la personalidad enérgica de mi Kohai. No estoy demasiado acostumbrado al contacto físico y este chico no duda ni un segundo en tocarme ¿Qué carajo le sucede?

En fin, cedí ante su control y caminamos hasta la 4 sección de la librería, donde había un cartel de aviso que decía "+18".

Si Rena me compró esta novela ligera, eso significa que ella debió entrar a esta sección... ¿Qué mierda intentabas regalarme? Dudo que siquiera la conociera dado que no es del tipo de chicas que leen mangas o novelas.

-¡Aquí están, Senpai!-.

Declaró, señalando una fila entera de tomos de la novela con el mismo nombre. Cada una con portadas diferentes y chicas diferentes.

-Personalmente recomiendo leer los primeros cuatro volúmenes de una obra antes de decidir si vale la pena. Siéndote sincera, el inicio es demasiado crudo, llegando al punto en que el gore es muy detallado y las situaciones que engloban al grupo del protagonista pueden revolverte el estómago, permitiéndote conocer la maldad que existe en ese mundo podrido donde se ambienta la novela. He leído cada uno de los volúmenes y estoy a espera de los siguientes. Espero encarecidamente que te guste mucho-.

Yo permanecí estático con cara de póker.

Habló tan rápido que me perdí en la parte de "Grupo del protagonista".

-¡P-Perdón! ¡Ahhhhh! ¡Otra vez me pasó lo mismo!-.

Tan pronto se dio cuenta de que no le entendí casi nada de lo que dijo, se lamentó, revolviéndose el cabello, visiblemente frustrado.

Pequeñas lágrimas salían de sus ojos.

-Siempre que algo me gusta tiendo a hablar de más sin detenerme...-.

Murmuró. Tal parece que no es la primera vez que le ocurre.

-Ahora pensarás que soy un bicho raro...-.

-En lo absoluto-.

Justo cuando comentó eso último, negué inmediatamente.

-¿Eh?-.

Él levantó su cabeza y me vio fijamente.

-No tiene nada de malo ser tan pasional como las cosas que te gustan. Eso refleja qué tanto las adoras. Quisiese poder ser capaz de expresarme así de lo que me apasiona-.

Expliqué, desviando la mirada y recordando la falta de expresión que tiendo a demostrar por lo que, presuntamente, disfruto.

-Cuéntame más sobre Goblin Slayer. Solo pido que no digas spoilers, deseo leerla de inicio a fin si es tan buena como tú opinas-.

Sus ojos brillaron y las pequeñas lágrimas residuales de ese breve llanto se deslizaron por sus mejillas, mientras se hallaba boquiabierta ante mis palabras y reacción.

-¿E-En serio?-.

Su vocecita resonó en mis odios.

¡Carajo! ¡Es demasiado tierno!

-¡Puah!-

Me golpeé en la cara para recuperar la razón.

-¡S-Senpai!-.

Él gritó, inquieto por el repentino golpe que me di.

"Si no lo hacía, otros pensamientos raros surgirían dentro de mi cabeza. La mayoría de ellos son extraños y me confunden mucho".

Pensé, siendo auxiliado por Igarashi.

-E-Estoy bien... y sí, hablo en serio. Debería estar libre esta noche, así que podemos conversar. Aunque no a altas horas de la noche, mis padres se preocuparían-.

¿A quién carajos quiero engañar? A papá y mamá les da igual si llego o no a casa. No obstante, Rena si se preocupa por mí así que será mejor poner un límite en el horario de ocio.

-Si tú lo dices...-.

Respondió, poco convencido de mi respuesta.

-Por el momento no me sería posible conversar contigo debido a que mi padre salió y no ha regresado, así que debo estar al pendiente del negocio-.

Informó, tirando a la basura mi sugerencia. Bueno, no como tal, pero ustedes me entienden.

-Entiendo. No hay problema-.

Respondí, ligeramente decaído. Esta era una oportunidad perfecta para comenzar a formar lazos de amistad con los demás. Tal vez el destino no me quiere apoyar en ellos.

-Aunque, en los recesos de la universidad podríamos reunirnos y platicar. Senpai luce como alguien agradable y deseo conocerlo mejor-.

Agregó, sonriendo dulcemente mientras tocaba la punta de sus dedos índices, claramente ilusionado.

¿Eh? ¿Qué pasa? Siento que mi cara me arde y mi corazón late muy fuerte.

Tragué saliva antes de contestar.

-¡A-Acepto gustosamente!-.

-¡¿En serio?! ¡Entonces es una promesa!-.

La feliz reacción de Igarashi fue adorable.

-¡U-Ujum! S-Sí. Por el momento me retiraré. Quisiese llevarme estos dos tomos, por favor-.

Aclaré la garganta y cambié de tema abruptamente.

-¡Oh! Cierto-.

Golpeó su puño con su palma. Se olvidó de cuál fue el motivo que me trajo a este negocio.

Rápidamente agarró los dos volúmenes y se dirigió a la caja. Yo fui detrás suyo.

Saqué de mi bolsillo mi cartera y luego dinero.

-Serían 1300 yenes, Yukihira-Senpai-.

Yo le entregué el efectivo y abrió la caja registradora, introduciéndolo y proporcionándome mi cambio antes de meter en una pequeña bolsa de papel mi nueva adquisición en el mundo otaku que abandoné cuatro años atrás.

-¡Gracias por su compra!-.

Tal vez sea protocolo de la tienda decir aquello cada que un cliente compra algo, pero la verdad es que su ánimo se contagia.

-Hai. Fue un gusto visitar esta librería, Igarashi-San. Eres un chico muy agradable, nos vemos mañana-.

Comenté, dándole un cumplido. Él es el tipo de persona con la que dese congeniar.

-Vuelve pronto, Yukihira-Senpai-.

Finalizó.

Yo salí de la tienda tras esta breve, pero fructífera, visita.

Sin embargo, antes de que diera un paso en dirección a mi casa, mi hombro fue sostenido por una mano.

-¿I-Igarashi-San...?-.

Identifiqué al responsable de esto.

-Por cierto, Senpai. Quisiera pedirte una cosa...-.

Dijo, acercando su boca a mi oído y alterando mi pobre corazón, el cual latía desenfrenadamente.

¡Yo no soy gay! ¡Solo quiero un amigo! ¡Me malentendió!

No tengo nada en contra de las preferencias sexuales de los demás, ni excluiría a alguien a quien le gustan las personas de su mismo sexo, no obstante... ¡Ese no es el caso conmigo! ¡Vengo saliendo de una relación con una chica realmente hermosa! Aunque nuestro noviazgo distaba de lo convencional y posiblemente pocos serían capaces de catalogarlo como tal, pero... ¡Fue noviazgo al fin y al cabo!

Mi mente divagaba y muchas cosas resonaban en ella mientras los labios rojizos de Igarashi acortaban la distancia peligrosamente.

Yo cerré los ojos y tensé el cuerpo, preparándome para decirle que se alejara. Aunque lo que escuché causó que los ánimos se bajaran abruptamente.

-Por favor, deja de tratarme como un chico. Soy una chica-.

De repente un silencio interrumpido por un grillo que lloraba en reiteradas ocasiones acompañó a esta calmada noche a las afueras de la librería.

-Disculpa, creo que no escuché bien ¿Podrías ser tan amable de repetirlo?-.

Pedí, queriendo confirmar lo oído.

-Soy una chica ¡Hmph! Siempre que las personas me conocen me tratan como a un chico y es molesto-.

Infló sus mejillas y se cruzó de brazos.

"¡NO ESCUCHÉ MAL! ¡DIJO CHICA!".

Me sonrojé enormemente ante tal revelación.

-C-Cuando dices "c-chica" te refieres a una de nacimiento ¿V-Verdad? No a cómo te percibes ¿Cierto?-.

Quise asegurarme de que no se tratara su autopercepción.

Él, o quien hasta hace segundos era él, negó con la cabeza.

-Soy una chica desde mi nacimiento-.

Contestó, guiñándome el ojo.

-Sé que no soy muy femenina. Pero merezco ser tratada como una chica-.

Esto suena a regaño combinado con cierta burla.

-L-Lo tendré en cuenta-.

Contesté a secas, dándole la espalda y abrazando la bolsa de papel.

Ella soltó una risita al mismo tiempo que me alejaba de ahí y me dirigía a casa.

Hoy he recibido dos noticias muy impactantes.

Me enteré de que Haruka nunca me amó y que solo vio en mí un experimento para saciar su hambre de conocimiento.

Y también de que Igarashi es en realidad una chica. Y ahora que lo sé no puedo evitar considerarla linda. Si creyendo que era del sexo masculino me pareció lindo, ahora confirmando que es mujer lo es aún más.

-Ah... qué día tan largo...-

Musité tras un extendido suspiro que reflejaba el cansancio mental y físico que sufrí hoy.

¿Qué me esperará mañana? No tengo ni idea. Por primera vez en 4 años no había ningún calendario que me atara, un plan previamente hecho o compromisos. Caminaba a la intemperie hacia un mañana repleto de posibilidades.

Y ese desconocimiento sobre lo que vendría era realmente agradable.

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