Capítulo 5


Al final de la noche Thalia ya sabía muchas cosas sobre Hogwarts y sobre el mundo mágico.

Sabía quién era Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore.

Conocía a Harry Potter y sus grandes hazañas.

Sintió miedo cuando leyó sobre Voldemort y las artes oscuras.

Leyó sobre todos los directores y profesores que Hogwarts había tenido y su historia.

El Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería se haya en Escocia oculto de los ojos curiosos de los muggles mediante hechizos de protección que hacen que los muggles solo vean unas ruinas y un cartel de "prohibido el paso".

El 1 de Septiembre todos los alumnos deben ir a la estación de King's Cross y coger el Expreso de Hogwarts en el andén 9¾, que está entre los andenes nueve y diez y al que se accede atravesando el muro.

Los muggles no lo pueden atravesar, por lo que los nacidos de muggles deben despedirse de sus padres antes de ir al andén.

Al llegar a Hosgmeade, los alumnos de primer curso cruzan el lago en pequeños botes para contemplar Hogwarts en su esplendor, mientras que los alumnos de otros cursos se montan en carruajes llevados por thestrals.

Los alumnos de primer año son atendidos por el subdirector al entrar en el castillo y son llevados al Gran Comedor, lugar en el que se reúnen todos los estudiantes de todas las casas para las comidas y las reuniones.

Allí el Sombrero Seleccionador elige las casas de cada nuevo estudiante, y este debe ir a la mesa de su casa.

Esas casas son Griffindor, Ravenclaw, Hufflepuff y Slytherin, llamadas así por sus fundadores, Godric Gryffindor, Rowena Ravenclaw, Helga Hufflepuff y Salazar Slytherin.

En el colegio hay todo tipo de asignaturas.

Asignaturas troncales:

•Defensa Contra las Artea Oscuras.

•Transformaciones.

•Pociones.

•Encantamientos.

•Astronomía.

•Vuelo (solo a los de primer año).

•Historia de la Magia.

•Herbología.

Asignaturas optativas (a partir del tercer curso):

•Aritmancia.

•Adivinación.

•Estudios Muggles.

•Cuidado de Criaturas Mágicas.

•Estudio de Runas Antiguas.

•Alquimia.

Asignaturas extracurriculares:

•Estudios Antiguos.

•Arte.

•Magia terrestre.

•Arte Muggle.

•Música.

•Música Muggle.

•Estudios de Demonios Necrófalos.

•Teoría Mágica.

•Estudios Avanzados de Aritmancia.

•Xilomancia.

•Coro del Sapo.

•Orquesta de Hogwarts.

En resumen, tenía tantas cosas interesantes que absorbía completamente a Thalia en la lectura, haciendo que se olvidara completamente de sus preocupaciones recientes reemplazadas por una insaciable curiosidad por el sitio en el que iba a estudiar.

-Cielo, creo que sería mejor que descanses, mañana tenemos que levantarnos temprano para ver si lo llevas todo- Lydia esperaba una respuesta de su hija, pero solo se llevó un asentimiento de cabeza, aunque era un avance.

Thalia había preparado horas antes su baúl con todas sus pertenencias, no había nada que revisar pues su habitación había quedado vacía.

Pero aún así se durmió, sin dormir realmente porque su mente estaba llena de pensamientos sobre Hogwarts y sobre la casa a la que le gustaría ir.

Ella quería ir a Gryffindor, porque allí iban los valientes y puros de corazón, aunque también le gustaba Ravenclaw, porque allí iban los inteligentes.

Pero Hufflepuff le gustaba también, allí iban los leales, y ella nunca había tenido amigos.

Lo que no tenía seguro era que le gustase Slytherin, por lo que había leído a esa casa iban los que se volvían malos, como Voldemort, y ella no era mala, ni le atraían las artes oscuras.

Estaba aterrada por lo que diría el Sombrero Seleccionador, quizás no la mandaba a ninguna casa, quizá se habían equivocado y no era bruja.

Se tapó la cabeza con la almohada y dejó escapar un bufido de frustración.

También pensaba en sus falsos padres, se iría a Hogwarts sin arreglar lo que había sucedido, pero era culpa de ellos por mantenerlo en secreto.

Y sus padres biológicos, que ni sabía sus nombres.

En ese momento pensó en cómo no se había dado cuenta antes.

Su padre era moreno y tenía el pelo negro y los ojos marrones, y su madre era castaña de ojos azules, y no se parecía a niguno de los dos, ni a sus tías, ni a sus abuelos.

Sus ojos grises, su pelo rubio platino y su tez pálida no correspondía a esa familia, y debería haberse dado cuenta antes.

Se quedó allí, pensando y desvelada.

Mientras otra persona se preparaba también para el viaje del día siguiente con una sonrisa siniestra.

*****

1 de Septiembre.

King's Cross.

No había estado tan nerviosa en años, y esos nervios aumentaron al llegar a la entrada del andén 9¾.

Miró a sus padres, que se cogían fuertemente de las manos.

Thalia estaba incómoda, llevaba dos días sin dirigirles la palabra, pero debía despedirse.

No fue hasta que su madre soltó la primera lágrima que Thalia reaccionó acercándose a ella y abrazándola, abrazo al que se unió Tom, aliviado.

-Lo sentimos mucho Thalia- dijo él cuando se separaron.

Thalia asintió como respuesta y apretó con fuerza su carro, mirando al frente.

No miró atrás cuando echó a correr hacia el muro.

Cerró los ojos con fuerza esperando el impacto que nunca llegó, en su lugar un jaleo enorme y el pitido de un tren llegaron a sus oídos.

Abrió los ojos y en su cerebro se grabó la imagen que nunca olvidará.

Era precioso.

Miró detrás suya y solo vio un muro.

Por un momento se sintió triste, pero quitó esos pensamientos de su cabeza y volvió a contemplar ese lugar.

Estaba inundado de personas vistiendo la misma ropa rara que había visto en el Callejón Diagon.

Familias despidiéndose de sus hijos, abrazándose y llorando.

Le hubiera gustado que sus padres biológicos estuvieran allí con ella.

A lo lejos volvió a ver al grupo de la librería, que se despedía de sus hijos.

Junto a ellos habían más personas, todos pelirrojos, era una mezcla entre rubios, morenos y pelirrojos por todos lados.

Thalia no se detuvo más tiempo y se acercó al tren, donde un hombre cogió su baúl para meterlo dentro de un compartimento con montones de baúles y jaulas.

El tren era muy grande y espacioso. Tenía montones de compartimentos y aún estaba prácticamente vacío ya que todos los niños estaban despidiéndose de sus padres.

Caminó hasta que vio un compartimento alejado y adecuado para ella y entró.

Llevaba en una mano su uniforme y su varita.

Veía por la ventana a los niños y a sus padres, algunos niños llevaban ya el uniforme puesto.

Reconoció entre los adultos a Harry Potter, y se dio cuenta de que ya lo había visto antes, en la librería delante de ella.

Tenía tantas preguntas en su cabeza que no se ordenaban.

Hasta hace dos días ni sabía que existía la magia y ahora estaba sentada en un tren que la llevaría a una escuela de magia.

De locos, ¿no?

Thalia miró su reloj un par de veces en cinco minutos, pero aún quedaban otros cinco para que el tren partiera.

Los niños ya iban subiendo al tren, pero nadie iba a su compartimento, justo y como ella tenía pensado, aunque era una buena oportunidad para hacer amigos prefería estar sola en el tren.

Miraba por la ventana y no se dió cuenta de que la puerta del compartimento se abrió.

-Hey- Thalia se sobresaltó y giró su cabeza para ver al chico que le había hablado- Todos los vagones están llenos y no encuetro a mis amigos, ¿puedo sentarme?

El chico de pelo azabache la miraba fijamente y Thalia asintió lentamente.

El chico se sentó frente a ella y sonrió.

-Yo soy James, ¿y tú?

-Me llamo Thalia- respondió en un hilo de voz.

Era la primera vez que alguien hablaba con ella sonriéndole amablemente y sin llamarla billo raro.

James se sentía confiado, quería hacer una nueva amiga ya que ese era su primer año, y además no veía a sus primos y a sus amigos por ninguna parte.

No dijo su apellido porque no le gustaba que le reconociesen por su padre, es más, lo odiaba.

Siempre era, "Oh mira, aquél es el hijo de Harry Potter", o "eres la viva imagen de tu padre", o "tu padre es un buen ejemplo a seguir, seguro que de mayor quieres ser como él".

Y no, estaba harto de todas esas frases, él de mayor no quería ser como su padre, no iba a salvar el mundo ni iba a ser mundialmente famoso, ni iba a derrotar al mago más poderoso de todos los tiempos.

Él solo quería ser James, a secas, no James Potter.

Thalia no dijo su apellido por dos motivos, James no dijo el suyo y ella ya no tenía apellido.

Ahora era Thalia, a secas, al menos ese nombre sí se lo pusieron sus padres biológicos.

Pasaron unos segundos sin que ninguno dijera nada, hasta que el tren se puso en marcha.

Thalia sintió un gran vacío e el estómago y tuvo que inclinarse para no vomitar.

-Entonces, ¿este es tu primer año?- preguntó James, harto del silencio.

Thalia asintió, aún desconfiaba, pero la sensación de estar hablando con alguien le agradaba.

-¿Y el tuyo?- preguntó tímidamente.

-Sip, este es mi primer año, y quiero entrar en Gryffindor.

-Yo también- dijo ella más animada, por fin tendrían un tema del que hablar.

Siguieron hablando durante minutos u horas, no llevaron la cuenta, pero ambos congeniaron al instante y se dieron cuenta de la cantidad de cosas que tenían en común.

-Pues yo creo que el quidditch... - James se vio interrumpido por la puerta, que se abrió dejando paso a un pelirrojo junto a dos rubios gemelos, un moreno y un castaño.

-Te estábamos buscando por todas partes- dijo el pelirrojo dirigiéndose a James.

James se encogió de hombros y rió.

Sus amigos entraron en el vagón y saludaron a Thalia como si la conocieran de toda la vida, y Thalia parecía a punto de explotar, no sabía cómo actuar delante de tantas personas.

Todos se sentaron, el pelirrojo, el moreno y el castaño junto a James y los gemelos rubios a ambos lados de Thalia, lo que incomodó aún más a la chica.

-Preséntense idiotas, ¿no véis que la incomodáis?- dijo James señalando a Thalia.

En parte Thalia le agradecía, pero por otra quería salir de allí y desaparecer.

-Yo soy Fred Weasley- se presentó el pelirrojo.

-Frank Longbottom- asintió con la cabeza a modo de saludo con una pequeña sonrisa y las mejillas sonrosadas. Thalia recordó ese apellido del profesor Longbottom.

-Y nosotros somos...

-Lorcan...

-y Lyssander...

-Scamander- completaron al unísono los gemelos.

-No te preocupes si nos confundes, suele pasar- la tranquilizó el que parecía ser Lorcan.

-Y yo soy Abraxas Malfoy- se presentó el castaño.

-Y-Yo soy Thalia... Simmons.

Todos le sonrieron, pero ella sentía sus piernas temblar y sus manos sudar, y en cualquier momento parecía que iba a vomitar.

Había dicho su apellido porque no tenía más remedio, si no lo decía iba a quedar mal.

-¿Eres nacida de muggles?- preguntó Frank.

-Sí- contestó después de pensarlo un poco, no iba a contarles que en realidad sus padres biológicos eran magos perseguidos por alguien malo.

-¡Genial! Tengo que presentarte a mi madre, ella también lo es- dijo emocionado Abraxas.

Thalia asintió no muy convencida.

-Bueno Thalia, ya que eres nueva por ser nacida de muggles te vamos a hacer una prueba- comentó James.

Sus amigos le miraron con el ceño fruncido y se acercaron a él para hablar sin que Thalia se enterara.

-Nos vendría bien un cerebro femenino para nuestras bromas- sugirió Abraxas, y los demás asintieron.

-Debemos preguntarle sobre bromas, a lo mejor ni si quiera le gustan- Fred dijo esto esperando que no fuera así.

El grupo se colocó de nuevo en sus asientos anteriores y todos miraron a Thalia sonriendo misteriosamente, lo que hizo que frunciera el ceño.

-Cuéntanos, ¿te gustan las bromas?- preguntó James.

Thalia quiso sonreír, ¿que si le gustaban las bromas? Eran su especialidad.

-Me encantan- respondió sonriendo.

Los chicos se miraron.

-Si tuvieras que gastarle una broma a tu peor enemigo, ¿qué le harías?

-Bueno, primero observaría todos sus movimientos para saber cuándo hacerlo, después le investigaría, sus gustos, lo que odia, si es alérgico a algo, y luego actuaría. Fue lo que hice con una niña en mi anterior colegio, ella acabó cubierta de pies a cabeza con pintura permanente que no se pudo quitar en una semana, era un cono naranja fosforito andante.

Los chicos soltaron una carcajada y asintieron dando su aprobación.

-Cuéntanos tu mejor broma- pidió Lyssander para aceptarla en su grupo.

-Fue a mi tía Charlotte. Ella es como una adolescente a pesar de que tiene ya veinticinco años, y cuando mis padres están fuera por temas de trabajo siempre me dejan con ella. Un día que me dejaron con ella me ignoraba, incluso se fue con sus amigas de fiesta y me dejó en casa sola. Por eso cogí su almohada y la bañé en un producto químico que leí que si te tocaba no pasaba nada pero que podías quedarte sin pelos, y el resto es historia.

Todos abrieron los ojos como platos, jamás habían hecho una broma tan buena como esa, esa chica debía estar en su grupo.

-Bien Thalia, eres una gran bromista, por eso tenemos una petición que hacerte- empezó James- ¿Tendrías el honor de ser nuestra amiga y el cerebro de nuestras bromas?

Thalia sonrió y asintió enérgicamente, no había pasado ni un día y ya tenía amigos, esa carta fue lo mejor que le había pasado en la vida.

Los siete nuevos amigos continuaron hablando y riendo el resto del viaje, y cada vez se acercaban más a su destino:

Hogwarts.

*****

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