Capítulo 1
-¡Thalia Simmons, es la última vez que te lo digo, baja ahora mismo!- gritó su madre por décima vez al pie de la escalera.
La chica terminó de ponerse las sandalias y bajó como alma que lleva al diablo.
-Lo siento mamá, estaba vistiéndome.- mintió Thalia con una sonrisa ladina.
En realidad había estado hablando con Verónica sobre lo ocurrido cinco años atrás.
-Tu padre y yo vamos a irnos unas semanas a un viaje de negocios de la empresa.- vio el ceño fruncido de su hija- No te pongas así, sabes que el trabajo es el trabajo. Tu tía vendrá mañana a cuidarte, por favor pórtate bien y no le quemes el pelo como la última vez que vino.
Thalia lo prometió con los dedos cruzados en la espalda y una sonrisa convincente.
Su padre bajó las escaleras cargando un par de maletas y las dejó a un lado para darle un beso en la frente, su madre le dio uno en la mejilla y, despidiéndose, se marcharon.
Thalia sonrió con tristeza. Siempre era lo mismo, viajes y más viajes, trabajo y más trabajo, y ni se acordaban de que tenían una hija que se pasaba media vida sola porque ellos se iban y la dejaban con la insoportable de su tía Charlotte, una veinteañera que se la pasaba de fiesta en fiesta y lo último que hacía era supervisar que ella estuviera bien.
-Vaya, toda la casa para nosotras solas, qué novedad.- comentó irónicamente una voz.
Ni se molestó en levantar la cabeza del desayuno para mirar a la persona que había hablado, sabía de sobra quién era.
-Vía libre para volver a hacer lo que hiciste hace cinco años.- volvió a intentar Verónica sonriendo persuasivamente.
-Ya lo hemos hablado, no tengo ni la más remota idea de cómo hice aquello, eso fue anormal, y prefiero no saber cómo lo hice y mucho menos hacerlo de nuevo.- se negó rotundamente.
Verónica negó con la cabeza, cansada de su cabezonería. Ella sabe que lo consiguió porque estaba muy enfadada, y pensaba que tenían que averiguar cómo lo había hecho.
Thalia subió a su cuarto dejándola sola en la cocina, y a Verónica se le formó una sonrisa maligna en la cara. Eso solo auguraba problemas.
Cogió un vaso de agua y lo llevó al cuarto de Thalia, viendo que esta se había sentado en frente del escritorio y parecía estar concentrada en un libro.
Verónica sacó unos papeles muy arrugados de la papelera sin que Thalia se diera cuenta, los desarrugó y los puso encima de la cama. Thalia fue a coger una cosa de la cama y vio los papeles, que leyó extrañada.
"Bicho raro" "Rarita" "Friki" "Orco" "Ratón de biblioteca" "Obesa"
Esos insultos entre muchos otros se podían leer en estos papeles, cruelmente escritos.
Thalia sintió cómo la rabia volvía a su cuerpo, cómo la sangre empezaba a hervir, y el sentimiento de furia y venganza que había logrado calmar llegaban otra vez. Cerró los puños aún con los papeles en las manos, y toda la habitación comenzó a temblar. Unas cenizas cayeron al suelo, provenientes de los papeles que arrugaba en sus manos, convirtiéndolos en restos, se estaban quemando en sus manos. Ella estaba provocando el fuego, ella estaba provocando el temblor.
Verónica miraba todo desde el marco de la puerta, asombrada.
-Fascinante.- susurró sonriendo cínicamente con los ojos brillantes.
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