—Tienes que volver al pasado e impedir que esto ocurra. Confió en tu potencial, sé que puedes lograrlo… —dijo soportando el dolor de las heridas graves que tenía.

En los alrededores, solo eran observables la llamas que consumían todo a su paso. Esas eran las señales de la victoria de Abbadon, el ser más poderoso creado por Dios, y aquel quien le quitó la vida.

No existía la salvación. Las existencias solo por debajo de Dios, los tres jueces, habían perecido en la batalla. Siendo Kronos, el señor del tiempo y el espacio, el último en sucumbir.

Él extendió su mano tocando el pecho de Nogan, su fiel discípulo quien lo sostenía en su lecho de muerte.

—La fuerza que me queda… —Tosió violentamente escupiendo algo de sangre—. Solo servirá para mandar tu alma. Me aseguraré de que sea depositada en tu yo del pasado…

Nogan sintió como su conciencia poco a poco se perdía volviendo su visión cada vez más borrosa y oscura. A instantes de perderla por completo, escuchó las últimas palabras de su maestro.

—Ve, sé… que lo lograrás…