Capítulo 1 - Parte 2 - Eileen Fenixio.
Habían pasado poco más de cinco años desde que Nogan había presenciado las destrucción de todo lo que conoció. Y todo este tiempo se enfocó en su tarea principal ahora como Eileen: prepararse para el día en que los seguidores de Abbadon atacaran...
—¿En serio es una niña?
—Nadie creería esto si no lo viéramos con nuestros propios ojos.
La familia Fenixio era una de las tres familias principales en el este del continente. La mansión en dónde vivía Eileen, estaba llena no solo de sirvientes, si no también de trabajadores, que se encargaban de cuidar el bosque que entraba en la propiedad de la familia. Y justamente dos de ellos se encontraban apreciando la escena frente a ellos.
Un gran jabalí de pelaje negro que medía unos tres metros de alto, estaba tendido en el suelo con graves heridas por todo su cuerpo. Su enorme tamaño debía ser suficiente para catalogarlo como un alfa.
Lo impresionante no era el animal en si, pues era algo con lo que ellos lidiaban de vez en cuando. El asombro se debía a la persona que le quitó su vida.
«Este cuerpo… ¡Es increíble!»
La joven de cabello rubio corto y ojos carmesí. Se encontraba sosteniendo una daga frente al cuerpo usando un vestido sin muchos detalles, que se encontraba muy maltratada.
—¡Señorita!
La atención de los presentes fue robado por quien llegaba corriendo desesperadamente. Cuando llegó, tardó unos minutos en reponerse.
—Habla —dijo la infante. Su tono seguía siendo el de una pequeña niña, por más seria que quisiera sonar.
—Su padre acaba de llegar con miembros de una familia noble. Parece que es otro intento de matrimonio.
Un pequeño tic se pudo ver en el rostro de Eileen. Al notarlo, los tres sujetos no pudieron evitar sentir un escalofrío en su espina dorsal. Tal vez era una pequeña niña, pero actualmente en la mansión, no había nadie de los trabajadores que pudiera vencerla. A su corta edad, ya los había sobrepasado.
—No tengo tiempo para las estupideces de ese señor —dijo, en un tono molesto—. Además… —Volteó a ver el cuerpo del jabalí—. A cabo de comprobar que a partir de hoy, ya no necesito dirigirle si quiera la palabra.
La pequeña Eileen se fue rumbo a la mansión. Los trabajadores entendían lo raro de la situación. Que una pequeña niña pudiera mostrar tal autoridad a su corta edad, les hacía pensar en el futuro espléndido que le esperaba.
Ellos solo la siguieron sin decir una palabra más.
***
—¿Dónde está? Quiero conocerla. Todos hablan de la belleza que trasmite a pesar de su corta edad —dijo alguien, impacientemente.
En la salón principal de la mansión, un grupo de cuatro se encontraba conversando.
Había una joven mujer de unos treinta años, y un hombre que podías decir que estaba cerca de la mediana edad. Sus vestimentas resaltarían incluso en una fiesta de nobles, llevándose la atención.
Y junto a ellos, un joven de unos quince años de edad. Su apariencia era suficiente para decir lo atractivo que sería una vez llegara a la edad adulta.
Él era el que hablaba impacientemente.
Otro hombre algo mayor mostraba una sonrisa mientras seguía dialogando. Su cabello mostraba signos de calvicie en la parte superior de su cabeza y tenían un fino bigote que terminaba en puntas. Su complexión era algo pasado de peso y su vestimenta consistía en un traje al nivel de la pareja con la que conversaba.
—La juventud sí que es impaciente. —Rio casualmente.
El era el padre de Eileen, Euseff Fenixio. Él no era un miembro directo, el ganó su apellido debido a que se casó con la hija del patriarca de la familia.
A ojos de Eileen, él solo era un zángano que se aprovechaba del apellido de su familia. No entendía como es que su ahora madre había terminado con alguien así.
—Si es tan hermosa como dicen. Ya quiero hacerla mía.
—Elric, cálmate. Recuerda que solo tiene cinco años, todo a su tiempo, cariño.
La mujer regañó a su hijo por su actitud. Aunque también entendía por lo que pasaría la pequeña de esta familia. Pues al fin de cuentas, fue lo mismo que ella pasó.
En su corazón sentía pena hacia Eileen, a pesar de no conocerla.
—¿A quién vas a hacer tuya, pedazo de imbécil?
Una infantil voz se escuchó proveniente de una de las puertas.
Al ver el aspecto de su hija. Euseff se llenó de cólera.
—¡Niña malcriada! ¡Cómo te atreves a presentarte en estas fachas! —gritó.
La pareja quedó algo desilusionada por la apariencia de Eileen. No era la digna a mostrar por parte de una noble.
—Yo puedo ir como se me de la gana —contestó.
El padre del joven presente no pudo evitar fruncir el ceño ante tal muestra de insolencia.
—¡Elena! —gritó Euseff.
Al poco tiempo, la madre de Eileen bajó por las escaleras.
—¿Me hablaste cari...
Todavía no terminaba su frase, y fue recibida por una cachetada de parte de Euseff.
—¡La única cosa para lo que debes ser útil y fracasas! ¡Cuándo es que nuestra hija se volvió tan malcriada!
En Elena veíamos sus ojos llorosos ante el golpe que recibió.
—Eres muy linda. ¿Por qué no dejamos que ellos arreglen sus asuntos y vamos a un lugar m…
Eileen, igual que su padre, no dejó terminar la frase al joven quien se había acercado para convencerla de estar a solas.
La diferencia fue que ella no lo abofeteó. Ella lo había intimidado con la presión que ejercía.
Era una simple niña, ¿y podía hacer que uno tuviese miedo? Definitivamente no era alguien normal.
El joven ya no dijo nada al sentir que su vida corría peligro.
La pareja vio igualmente la cara de Eileen, y sintieron lo que su hijo.
—Euseff, creo que esto del matrimonio se podrá hablar en otra ocasión. Hijo, cariño. Nos vamos.
Los tres que habían llegado para hablar del matrimonio y hacer que sus hijos se conocieran, salieron casi huyendo del lugar. La esposa de aquella familia más que miedo, sintió alivio y admiración. Hubiera querido que por lo menos, una pequeña fracción de la voluntad de esa niña estuviera en ella.
El padre de Eileen fue cegado por la irá al ver como su hija había espantado a esa familia noble.
—¡Miren lo que han provocado! —Se acercó a Eileen. Su ira no le permitió sentir lo que estaba pasando en ese momento— ¡Como mujer solo debes estar callada y hablar cuando se te pida!
Estaba a punto de abofetearla. Fue en ese momento que su brazo se detuvo.
—¡Qué significa esto!
Euseff rápidamente entró en razón para notar como la pequeña frente a él, detenía con facilidad su brazo.
—Yo no soy un pedazo de carne el cual ofrecer al mejor postor —Sus ojos eran fríos, como si no tuvieran vida—. No quiero verte cerca de esta casa nunca más... Esto es una advertencia.
Sin ni siquiera pestañear. Euseff calló de rodillas, lanzando una bocanada de sangre. La pequeña niña frente a él, lo había golpeado sin darse cuenta.
El daño era severo, no tenían que ser un médico para diagnosticarlo.
Eileen llamó a dos trabajadores para que echaran a su padre fuera de la propiedad.
Elena cuyo rostro estaba algo inflamado. No podía creer lo que vio.
«Diablos, creo que exageré»
Para su suerte, Eileen había practicado la forma perfecta de salir de este tipo de situaciones. Las lágrimas comenzaron a fluir y deslizarse por sus mejillas.
—¡Maaaaami! —Eileen corrió hasta Elena—. ¡Tuve mucho miedo, mami! —Se aferró a su ropa.
Elena estaba en shock, pero el llanto de su hija la hizo volver en si.
—Ya, ya mi amor. Todo pasó. —No dudó en darle un amoroso abrazo.
Eileen por su parte, sintió el calor que le trasmitía su ahora madre.
«En mi vida pasada, nunca pude conocer a mi madre. Pero en esta nueva vida, juro que te protegeré de quien sea.»
Después de este incidente. Elena tomó el valor para hacer lo que tanto quería, sacar de su vida a Euseff.
Él incontables veces intentó regresar. Pero solo recibió palizas por parte de Eileen. Y el día en que contrató a guardaespaldas, dio el mismo resultado.
Eileen cada día se volvía más fuerte, estaba segura que actualmente, a sus seis años cumplidos, ya era mucho más fuerte que un caballero promedio.
Poco a poco, se acercaba al primer punto de su objetivo. Lograr ser la sucesora para ser la cabeza de familia.
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