7
Narra Jade
Llegamos a la piscina viendo a todos los niños reír, al parecer Melvin y Nomar se integraron perfectamente al grupo.
En la piscina hay muchos inflables, es grande y tienen mucho espacio para jugar, todos saben nadar y eso quita una preocupación.
Raymond mira con diversión a sus hermanos, tomamos asiento en uno de los camastros con Ray a mi lado, ambos observamos a los niños jugar.
— Es extraño ver muchos niños en una casa — confiesa viéndome
— Créeme, mi familia es muy numerosa, solo un tío tiene cinco hijas ya quieres imaginar cuántos primos y sobrinos tengo — me río al ver su rostro de horror.
— Apenas y puedo soportar dos pendejos, ¿Cinco hijos?— pregunta
— Y las niñas se llevan un año de diferencia — le señaló a las niñas de las que estamos hablando — ¿Tienes sed? —
— Quiero una cerveza — nos levantamos y llamo la atención de Nomar — cuiden de los niños, iremos por limonada — ambos asienten y vamos a la cocina.
Tomo el dispensador de agua y la lleno de limonada, tomo los vasos de plástico junto a hielos, Raymond se lleva lo más pesado mientras llevo lo demás, dejamos todo en una mesa llamando la atención de todos.
— Aquí hay agua chicos, los vasos están por aquí — les muestro y ellos se acercan — ¿Limonada? — ofrezco a mis cuñados.
— Por favor — responden y se acercan.
— Aquí tienen — sirvo los dos vasos y se los entrego — creo que faltaron dos vasos, iré por ellos — anuncio entrando a la casa.
De lejos visualizo a un nene jugar solo, tiene un avión en sus manos y juega entre el pasillo frente a la fuente, reconozco perfectamente a ese niño hermoso, aquel precioso de piel blanca como la leche, ojos azules como el océano de labios rojos como la fresa, sus pestañas largas y rizadas, su cabello rubio y la preciosa sonrisa que adorna sus labios en forma de corazón.
— ¡Ronaldo! — grito para llamar su atención, voltea y deja caer su avión.
— ¡NINA! — grita corriendo a mí.
Lo estrecho entre mis brazos, mi pequeño de cuatro años que tanto amo está conmigo, lleno su rostro de besos escuchando su risa y su dulce voz pidiendo que deje los besos por qué le hacen cosquillas.
— Mi amor, ¿Cómo estás? — pregunto tomándolo en brazos — te extrañe tanto — recojo su avión y se lo entrego.
— Muy bien nina — recuesta su cabeza en el hueco de mi cuello — Nina, te extrañe — muero de ternura y lo aferró más a mí.
— Yo también cariño — acarició su cabeza — ¿Quieres limonada?— pregunto caminando con él a la cocina.
— Si tía — responde sin moverse — ¿Puedo estar contigo Nina?— lo dejo sentado sobre la barra.
— Claro que sí — beso sus mejillas — ¿Quieres quesito?— veo su hermosa sonrisa dibujarse en sus labios mostrando sus preciosos hoyuelos.
— Si — asiente, tomo los vasos y saco la barra pequeña de quesillo, lavo sus manos y se la entrego, lo tomo en brazos regresando a la piscina.
Entrego los vasos restantes, me recuesto con mi pequeño en brazos en el camastro, Raymond se acerca y me mira confundido.
— Es mi hijo — bromeó
— Son casi iguales, solo por el color de ojos — se sienta a mi lado — hola — lo saluda y Ronaldo me mira.
— Es mi novio, no te hará daño — asiente y mira a Ray.
— Hola — responde al saludo con timidez — soy Ronaldo — susurra extendiendo su mano.
— Es un gusto Ronaldo, soy Raymond — toma su mano.
— Nuestros nombres inician igual — se ríe y Raymond hace lo mismo — eso es cool.
— Muy cool — responde Raymond — ¿Jugaras con los demás? — Ronaldo niega con la cabeza.
— Él le gusta jugar solo — aclaro — mi pequeño es autista, tiene problemas para integrarse — beso la cabeza de mi pequeño.
— Entiendo — mira al niño — es un avión muy lindo —
— Se llama Dustin — se lo muestra — somos amigos desde que salió en el cine.
— Es de la película de Disney, aviones — le aclaro —
— Aún no he visto esa película — Ronaldo me mira y mira a Ray.
— ¿De verdad? — pregunta emocionado — ¿Quieres verla? —
— Claro — miró a Ray — amor, será divertido.
— Podemos verla después de la cena — ambos asienten — ¿Estás listo para ver los regalos que santa claus te trajo? — le pregunto a Ronaldo.
— Le pedí un auto como el tuyo Nina, en color azul — sonríe viéndome —
— ¿Cuál de todos? — pregunto entre risas al ver el rostro de mi pequeño
— tu favorito — mira a Ray — ¿Te gustan los autos? —
— Soy dueño de un taller de autos clásicos — responde orgulloso
— ¿En serio? — pregunta asombrado — ¿Nina, me llevas? — pregunta emocionado
— Podemos llevarte con gusto — responde don gruñón — puedo arreglar tus autos cuando puedas conducir — le guiña el ojo — si llevas una chica, no le diré nada a tu tía — el niño ríe poniéndose rojo.
— Oye — le reclamo — mi bebé no tendrá novias — beso su mejilla
— Claro que tendrá, es muy apuesto como yo — gruñe — tendrá a muchas chicas locas por él — Ronaldo se ríe a carcajadas.
— ¿Y? Por algo tiene a su tía para que lo mime, no hay necesidad que ande con una loca —
— Soy tuyo por el momento Nina — Ronaldo besa mi mejilla
— ¿Por el momento? — pregunto ofendida — tú eres mío hasta que la muerte nos separe — lo lleno de besos — ¿Okay? —
— okay — afirma — pero, también tienes tu novio, ¿Por qué yo no puedo tener novia? — hace su puchero.
— Yo la cuido de esos hombres feos que la quieren robar — responde Ray — hombres feos — hace una mueca
— Eso me gusta, me gusta que cuides de mi Nina — Ronaldo mira con ternura a Ray — gracias tío Ray.
— Siempre será un placer — chocan puños — mientras yo no esté, debes cuidarla — asiente —
— No te olvides comprarle sus dulces favoritos — le recuerda — son los picantes
— Lo prometo — miró ambos hacer sus promesas, veo a los demás gritar y reírse por la carrera que están haciendo.
— Vamos dentro chicos — llamo a todos los niños — es hora de ducharse y vestirse — me levanto con Ronaldo en mis brazos — vamos amores de mi vida — beso la mejilla de Ronaldo y los labios de Ray.
— Vamos a ponernos más guapos — Raymond le extiende los brazos a Ronaldo él acepta y se va con Ray en sus brazos.
— No me cambies por Raymond — le reclamo a Ronaldo — debes amarme más a mí que él, apenas lo conoces — gruño.
— Apenas nos estamos conociendo Nina, sabes que siempre te amare — besa mi mejilla — eres mi Nina — entramos a la casa.
— Hijo, vamos a vestirte — Lucía la mamá de Ronaldo se acerca a él — deja que ellos vayan arreglarse.
— Si mami — Raymond lo deja en el suelo — mami, el tío Ray es muy agradable — le comenta a su mamá con una gran sonrisa —
— Oye que cool — toma su mano — regresamos en un rato — se despiden.
— adiós — nos despedimos viendo a Lucia y Ronaldo irse por las escaleras.
— Mami, el tío Ray tiene un taller de autos y me prometió llevarme — lo escuchamos gritar de la emoción, me río al escuchar como no deja de hablar de su tío.
— Creo que le agrade — habla rascándose la cabeza.
— Creo que ya te ama — me río y tomo su brazo — vamos arreglarnos —
— No se nota que es autista — susurra subiendo las escaleras — parece un niño normal.
— Ronaldo no aparenta serlo, sin embargo siempre ha sido tímido y muy especial con las personas que convive, le cuesta entrar en confianza con las personas, me sorprende que haya conectado muy rápido contigo — entramos a la habitación — cuando lo tuve en mis brazos cuando era un recién nacido, supe que sería su esclava — me río.
— ¿Es muy especial para ti, cierto?— asiento
— Es el niño de mi vida, cuando creímos que quedaría sordo y complicaciones desde bebé, tuve miedo de perderlo — le muestro la foto de mi mesita de noche — fue nuestra primera foto, allí solo tenía unas horas de nacido — analiza la foto.
— Era muy pequeño — me mira — apenas y cabe en tus brazos pequeños.
— Recuerdo que desde pequeño demostró ser un niño tranquilo, me hace feliz que Ronaldo y tú se lleven tan bien — beso sus labios.
— Me alegra saber que es importante para ti, aún le debo su visita al taller — reímos — no quiero que me odie.
— No lo hará — me río — y más cuando mire el regalo que le traje — le guiño el ojo.
— ¿Me lo dirás? — me sonríe coqueto.
— Lo verás más tarde — comienzo a buscar mi ropa para esta noche — no demoremos, Ronaldo vendrá a buscarnos —
— Muy bien — me sonríe — ese niño es un dulce andante.
— Veo que te ha quitado lo gruñón — muerdo mi labio — te volverá un dulce andante también — me río antes de besarlo —
— Les servirá mucho a Melvin y Nomar — me toma de la cintura.
— Ellos ya tienen a un kinder detrás — acarició su mejilla — no agreguemos un niño más — me quito los broches del cabello — se volverán locos.
— Ojalá y así maduren — se sienta en la orilla de la cama — deben tomar responsabilidad.
— Cariño, en estos momentos son dos niños más — me quito los tacones — será difícil que jueguen su papel de adultos —
— Ya ni con nuestros sobrinos son asi — me siento en sus piernas — ese par no soportan a los niños
— Amor, muchas veces no sabemos cómo integrarnos con los niños, mis sobrinos los integraron a ellos y ambos lo hicieron perfecto — beso sus labios — no es el lugar, son las personas —
— Deben practicar para ser buenos tíos — sonríe pícaro —
— Tendrán mucha experiencia — beso sus labios —
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