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Un par de meses más tarde

Narra Jade

Termino de vestirme (imágen en galería) me pongo los tacones, veo mi cabello suelto con unos broches de oro blanco en forma de mariposas adornando los rizos.

A través del espejo puedo ver el reflejo de mi chico, le sonrió antes de voltear y caminar hasta él.

— Te miras hermosa — me susurra antes de besar mis labios.

Suelta mis labios dejando que un pequeño suspiro salga de ellos, tomo mi bolso, salimos de la habitación para irnos hasta la planta baja.

•••

Han pasado unos cuantos meses, por fin conocería a sus hermanos y si ellos estaban dispuestos a ir con nosotros a la hacienda de mis padres donde pasaría navidad.

— No importa como te vean esos idiotas, no les hagas caso — me advierte sin verme — muchas veces son unos idiotas.

— No te preocupes — le sonrió — trataré de agradarles — miró el camino para pensar un poco.

Raymond aparca el auto en una casa muy grande, bajamos bajo la atenta mirada de sus vecinos, de lejos puedo escuchar musica muy fuerte y lo que creo sea una fiesta.

Tomo la mano de Raymond, ambos caminamos a la puerta principal dónde percibo el olor a tabaco y alcohol, entramos a la casa y todo es un desorden, hay muchas latas de cerveza, rastros de una fiesta muy desastrosa, dos chicos están sentados en el sofá jugando videojuegos.

— ¿Qué mierda? — Raymond mira la casa y niega

— ¿Qué pasó aquí? — murmuró caminando entre toda la basura.

— MELVIN, NOMAR — grita furioso y no tiene respuesta alguna.

— Creo que estan muy ocupados — señaló a los chicos frente al televisor.

Veo a Raymond acercarse y tomar el control remoto, apaga el televisor ganándose miradas asesinas por parte de los chicos, comienzan sus protestas y peleas.

— ¡Estaba por darle una paliza a Nomar! — gruñe el castaño con sus shorts de mezclilla.

— ¡Él que te estaba dando una paliza, era yo! — espeta el pelinegro, dejan de gritar cuando Raymond los ve molesto.

— Dejen de quedar como pendejos frente a mi novia — me mira y ambos chicos voltean a verme, ambos chicos me miran con vergüenza.

— Hola — alzo mi mano derecha y la muevo en forma de saludo — lamento interrumpir — me disculpo bajando mi mano.

— Raymond, ¿Por qué no avisaste? — reclama el castaño avergonzado — hubiésemos arreglado un poco —

— Tal vez estarían enterados, si alguien respondiera las putas llamadas — habla con sarcasmo — y dejarán de hacer sus putas fiestas —

— Muchas veces solo hablas para joder — gruñe el pelinegro.

— Amor, no es necesario tanto drama — me acecto a ellos — hola chicos, un gusto soy Jade — me presento extendiendo mi mano.

— Soy Melvin — se presenta el castaño — hermano menor de Raymond — estrecha mi mano.

— Un gusto Melvin — le sonrió y me acerco al otro chico — Hola — llamo la atención del pelinegro.

— Soy Nomar, el chico de en medio — estrecha mi mano, ambos me miran avergonzados y no dejan de mirar mal a su hermano mayor.

— Solo vine por unas cosas, pensaba llevarlos con nosotros pero se quedarán por idiotas — Raymond regaña ambos chicos — se quedarán limpiando la casa y tendrán prohibido hacer fiestas — amenaza.

— Ray — llamo la atención de mi gruñón — ¿Por qué no les ayudamos a limpiar y vamos todos al viaje?— le sonrió para convencerlo.

— No — niega con la cabeza — me tienen hasta la madre con sus inmadureces — camina fuera de la sala — no pienso cambiar de opinión — mira a sus hermanos antes de salir.

— No se preocupen, comencemos a limpiar — los ánimo dejando mi bolso en la mesita del centro de la sala — Nomar ver por bolsas para recoger la basura, Melvin ve por escobas — asienten y se pierden por la casa.

Suelto un suspiro y comienzo arreglar los sofás, veo a Nomar llegar con bolsas negras para la basura, comenzamos a tirar las cajas de pizzas, latas de cerveza, colillas de cigarros.

Melvin barría los lugares que iban quedando libres de la basura, Raymond bajo con sus maletas, al verme ayudando a sus hermanos limpiar me gane una mirada asesina.

— No me gruñas que te tírate la botella de whisky — le adivierto mostrando la botella vacía.

— Creí haber dado una orden — mira a sus hermanos y ellos me miran.

— Deja de gruñir y ayúdanos, aprendieron su lección y ya no lo harán, ¿Cierto?— miró a los chicos y ellos asienten — cariño — dejo la botella vacía en la bolsa de basura y camino a él — no seas gruñón, no importa si llegamos tarde — le sonrió.

— No pienso dejar que llegues tarde con tu familia por culpa de dos estúpidos — deja las maletas , sus manos van a mi cintura — estás ensuciando tu vestido — mira mi vestido arrugado.

— Eso no importa — le resto importancia — deja que los chicos vayan, nos falta poco — mira la habitación limpia —

— Será la última vez que los ayudes — asiento y regreso ayudar a Nomar.

— Gracias — me susurra Nomar

— Solo promete que no seguirán con estás fiestas — asiente y sigue recogiendo las botellas.

Terminamos de limpiar la casa con ayuda de Raymond, los chicos subieron arreglarse y hacer sus maletas, aún nos quedaba tiempo para llegar antes de la cena con mi familia.

Tomé asiento en el sofá donde los chicos estaban sentados hace un rato, Raymond se sentó a mi lado tomando mi rostro.

— No quiero que ellos te tengan como héroe de sus idioteces, no dejes que ellos te tomen a beneficio — le doy un pequeño beso y me acerco más a él.

— No sucederá, si lo vuelven hacer no los defenderé — acarició su mejilla y él asiente — no seas gruñón — beso sus labios — te harás anciano muy rápido — me río al ver su rostro enfadado.

— Seré sexi toda la vida, el ser gruñón es parte del paquete — me río

— Si claro — respondo con sarcasmo — ¿Cuántos años tienen los chicos?— pregunto acariciando su cabello.

— Nomar tiene diecinueve y Melvin veintidós — miró las escaleras y veo a mis cuñados bajar con sus maletas — ¿Listos?— pregunto levantando me del sofá.

— Estamos listos — confirma Melvin — ¿Nos vamos?— pregunta, Raymond se levanta y los cuatro caminamos a la acera para subir al auto.

Ambos chicos suben sus maletas al maletero de la camioneta, se suben a los asientos traseros, Nomar se sienta detrás de mí asiento, Melvin se sube detras del asiento de Raymond y no deja de molestar a su hermano mayor con sus tonterías que me hacen reír.

— ¿Comprarás algo? — pregunta Ray viéndome — ¿Llevas todo?— hago un recordatorio.

— Mi bolso quedó en la sala — lo miro y veo mis manos vacías — iré por él — hago el movimiento para abrir la puerta y él no me permite bajar.

— Yo iré por él — se baja del auto — no estén con sus estupideces — advierte a los chicos antes de caminar a la casa.

— Que amargado — bufa Melvin — ¿Cómo lo soportas? — pregunta viéndome.

— Es muy lindo cuando se lo propone — respondo viendo al pelinegro —

— ¿A dónde iremos?— pregunta Nomar —

— iremos a boquerón, mis padres tienen una hacienda allí y pasaremos navidad y año nuevo con ellos — volteo mi cuerpo para verlos.

—Lamento que tu vestido se haya arruinado — se disculpa Nomar — nos hubieses dejado limpiar los dos.

— No se preocupen, si ambos hubiesen limpiado nos hubiésemos tardado más, además no sería educado dejar que lo hicieran solos — veo a Raymond caminar al auto con mi bolso.

— Se mira bien con el bolso — bromea Melvin — que estilo — reímos y Raymond lo mira mal.

— Te escuché pedazo de mierda — se sube al auto y me entrega el bolso.

— Gracias cariño — beso su mejilla — ahora sí, podemos irnos — me pongo el cinturón de seguridad — chicos, el cinturón — les recuerdo, ambos me miran y niegan.

— Eso no es muy cómodo — se queja Melvin.

— Poco cool — agrega Nomar.

— Se ponen el puto cinturón o se quedan — amenaza Raymond — ya les dijeron de una manera amable, no esperen que a golpes se lo pongan.

— Ray — lo miro — es por seguridad — les sonrió a los chicos viendo como se abrochan el cinturón — vamos.

— ¿Les cortaron las bolas por ponerse el cinturón?— pregunta con sarcasmo dom gruñón

— No — responden al mismo tiempo.

Raymond pone en marcha el auto, conecto mi móvil al equipo de sonido, dejo que los chicos pongan una de sus canciones en orden, platicamos por pequeños ratos, les ofrezco dulces que llevo en mi bolso, los toman con una sonrisa mientras dicen tonterías.

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