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Narra Jade

Termine de cocinar una deliciosa lasaña, antes de la hora me di una ducha y me cambié por algo sencillo, me maquille un poco y terminé de acomodar todo.

El timbre sonó exactamente a las 4:30, con una pequeña sonrisa miro por el rabillo de la puerta para ver al grandullón parado con un ramo de flores, abro la puerta para recibirlo con una sonrisa.

— Hola — lo saludo viendo su rostro.

— Hola duende — deja salir una pequeña carcajada.

— Hola Grandullón — lo dejo pasar — la comida está recién salida, ¿Vamos?— pregunto, cierro la puerta para caminar a la cocina.

— Claro, Te he traído estas flores — extiende tímidamente el ramo — no sabía cuales eran tus favoritas — me mira apenado.

— No te preocupes — recibo el precioso ramo de tulipanes.

— ¿Quieres que te ayude en algo?— pregunta mientras sirvo la comida.

— Tranquilo, está todo bajo control — llevo los platos a la mesa — ¿Me acompañas?— ofrezco asiento.

— Claro, permíteme — abre la silla para mí.

— Gracias — lo miro con una sonrisa.

Ambos tomamos asiento, mientras él bebía una cerveza yo bebía un poco de vino, ambos platicamos un poco de nosotros, su cara de placer al probar el primer bocado de la lasaña fue algo espectacular.

— Está delicioso — deja salir un pequeño gruñido — mujer esto sabe delicioso — le sonrió.

— Muchas gracias — limpio con una servilleta los restos de comida que están en sus labios.

— Te pagare todo lo que desees para que me cocines — lo veo halagada.

— Cuando quieras puedo cocinar para ti — doy un bocado a mi comida.

— Te tomaré la palabra — me regala una pequeña sonrisa — Te miras hermosa — me susurra bebiendo un trago de su cerveza.

— Muchas gracias — siento mis mejillas arder — tampoco te miras mal — me río.

— Me miro sexi — me guiña el ojo .

— Concuerdo contigo — muerdo levemente mi labio inferior.

— Aún sigues sonrojada — me mira burlón —

— Cállate — me río — no lo recuerdes —

— Sonrojada te miras linda — trato de evitar su mirada, si lo sigo viendo no podré controlar el sonrojo.

— Mírame — ordena en un tono suave — muñeca — en silencio lo veo, sus ojos brillan como dos gemas — no debes por qué tener pena, eres muy linda para ser tímida.

— Perdón — susurro viendolo

— No pidas perdón enana — acaricia mi mejilla — quiero que tengas confianza, puedes contar conmigo — le regaló una sonrisa.

Seguimos en una charla muy interesante, Raymond vivía junto a dos de sus hermanos, él era el segundo de cuatro hermanos, sus padres vivían en Londres y su hermana estaba casada.

Al inicio puede que se mire que es todo un gruñón, tal vez solo es amable por qué desea acostarse conmigo, pero tener una relación con él no estaría tan mal.

Semanas después

Los días habían pasado y la amistad con Raymond también, lo que inició con pequeñas citas se volvieron pláticas de madrugada, de mensajes pasó a ser llamadas y termino en videollamadas, todo estaba marchando tan bien que me asustaba.

Me sentía halagada al saber que ese chico rudo es tan lindo, ahora mis redes sociales no solo eran memes, ahora indirectas de una estúpida chica enamorada.

Está noche me había invitado a salir, nunca me dijo a dónde iríamos y mucho menos que sucederá en esa velada, en mi armario busque un lindo vestido con unas sandalias y accesorios hermosos para verme linda.

Narra Raymond

Bufo fastidiado al ver como Melvin y Nomar no dejan de joder, sus burlas me ponían de mal humor.

Por mucho tiempo ellos habían tenido relaciones serias, relaciones que han fracasado por sus estúpidas infidelidades por parte de ellos, ¿Tan extraño era que estaba saliendo con una chica?, Nunca fui el que tenía relaciones serias, ahora estaba en mi habitación vistiendo ropa adecuada para algo especial.

— ¿Cómo se lo dirás?— pregunta burlón Nomar.

— Aún no lo sé — respondo ignorando su sonrisa burlona — Es algo que no te incumbe — termino de arreglarme y salgo de mi habitación siendo seguido por Nomar.

— ¿Presentarás a la chica con nosotros?— pregunta Melvin.

— Lo pensaré — invado dicha pregunta.

— Está bien — responde con un bufido — traes algo de cenar, la alacena está vacía.

— Vayan ustedes, estaré ocupado — tomo las llaves y salgo de la casa, vivir con mis hermanos es más difícil de lo normal.

Durante el camino pensaba que llevarle, no podía llevarle flores por qué era tarde, ¿Y si los chocolates no le gustan? Tal vez algo que luzca y resalte su belleza.

Por la hora no encontraría ninguna joyería abierta en San Juan, de mi cuello cuelga una cadena de oro con un dije de una serpiente, la quitó de mi cuello para guardarla en mi bolsillo, al llegar a su residencia, ella me esperaba parada en la puerta de su casa.

Baje del auto para acompañarla hasta la puerta del copiloto, antes de entrar al auto dejo un beso en mi mejilla, una sonrisa se dibuja en mis labios, cierro la puerta y regreso a mi puesto.

Una vez dentro del auto, me permito unos segundos admirar su belleza, su rostro tiene poco maquillaje, se mira hermosa con ese vestido negro con estampado de cerezas que le llega un poco más abajo de sus muslos.

— ¿Te apetece cenar algo en especial esta noche?— pregunto viéndola mientras enciendo el auto.

— ¿Te parece si hoy cenamos hamburguesas y las llevamos para comerlas en el mirador de San Juan?— pregunta viéndome y es imposible negarme.

— Por supuesto — le respondo con una sonrisa — ¿De dónde quieres las hamburguesas?—

— Carl's Junior está perfecto — responde mientras se pone el cinturón de seguridad.

Durante el camino, ella me contó sobre su día y las cosas emocionantes que había visto en las redes sociales. Ingresé a un autoservicio de Carl's Junior, pedimos nuestra orden.

Llegamos al mirador de San Juan, bajamos la bolsa con la comida y tomamos asiento en uno de los bancos con vista a la isla, el lugar estaba solo, unas cuantas parejas se encontraban allí, tomamos nuestras hamburguesas y empezamos a cenar. Compartimos una charla acerca de autos y nuestros modelos favoritos, era especial poder hablar de algo que amaba con una chica, no era igual hablarlo con un hombre y escuchar las cosas que haría con una mujer en ese auto.

Cuando terminamos de comer tiramos los restos en un cesto de basura, estaba buscando las palabras correctas y las fuerzas suficientes para decirle eso que deseo poder preguntarselo.

— Sabes — comienzo hablar sintiendo como toda su atención se centra en mí — en todas estas semanas que hemos hablado, las llamadas, los mensajes y las citas, me he dado cuenta que me gustas mucho, me encanta tu personalidad, me siento completo cuando estás conmigo, tu compañía es muy agradable y ahora te siento necesario en mi vida, si tú no estás a mi lado o escucho tu voz me siento vacío, nunca creí poder amar a una chica de está manera, eres hermosa, eres sencilla, eres única,eres especial, quiero decirte si — la miró y la veo sonreír mostrando sus blancos dientes — ¿Quieres ser mi novia?— pregunto en casi un susurro

— Oh por dios — chilla emocionada — claro que sí — se tira a mis brazos abrazando mi cuello con sus delicados brazos, dejando que su aroma me embriague, escondo mi rostro en su cuello dejando un beso en el.

— No sabes lo feliz que me haces pequeña — susurro aún en su cuello.

— Tú me haces muy feliz a mí — susurra en mi oreja alejándose un poco dejando nuestros rostros cerca.

— Mi niña hermosa — le susurró viendo en sus labios dibujar la sonrisa más hermosa que mis labios han visto.

Moya milaya lyubov — responde en un ruso exquisito.

Devushka moikh glazRespondo en ruso viendo como su rostro me mira con sorpresa — mi amor, no eres la única que sabe ruso — le guiño el ojo.

— Me sorprendes — deja un beso en la punta de mi nariz — y eso me encanta — dice a escasos centímetros de mis labios — Mne nravitsya, kak u tebya yest' ideya

No tienes idea lo exquisito que suena eso de tus labios — susurro antes de probar por primera vez sus dulces labios.

Nuestros labios se unen en un dulce beso, cada uno disfruta de aquel encuentro de nuestros labios, sus manos rodean mejor mi cuello, mis brazos rodean su cintura para a pegarla más a mí, nuestras lenguas se unen a una guerra de la cual ambos deseamos ganar.

Ambos nos separamos a escasos centímetros para tomar aire, dejo un pequeño beso en sus labios sin intención de más, sonreímos antes de que ella se refugie en mis brazos para admirar juntos la preciosa vista de la isla. Mi mano se va a mi bolsillo donde se encuentra la cadena, de manera silenciosa la pongo en su cuello hasta notar como su piel se eriza al entrar en contacto con lo frío del oro.

— Es una cadena de promesa, el día en el que te la quites será por qué la portará uno de nuestros hijos — le susurró en su oreja mientras abrochó la cadena.

— Lo prometo — toma mi mano dejando un beso en el dorso —

— Te prometo que esto durará está vida y las otras — beso su cabeza —

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