Capitulo 9
En la residencia de la familia Doreno Williams se desarrollaba una escena normal y cotidiana. Las criadas ordenadas en dos filas a cada lado de la puerta, algunas aun con utensilios para la tarea que fuera que realizaban antes de Louise llegara. Pero obviamente debían recibir a la señorita.
—¡Bienvenida, señorita Louise!— dijeron al unísono en voz animada y alegre, en verdad les agradaba la pequeña niña, la cual, educada y cariñosamente les respondió con una sonrisa y una pequeña reverencia.
—Sí, ya estoy en casa— dijo la pelinegra animadamente. Tras eso, la mayoría de criadas se retiraron para seguir con sus labores, mientras otras se acercaron a ella para ayudarla (aunque, siendo más precisos, para consentirla).
—¿quiere que le prepare un baño relajante, señorita Louise? Debiste tener un día agotador en la escuela— dijo una amablemente.
—oh, ¿qué clase de té te gustaría para tu sesión de estudio?— preguntó otra con una sonrisa animada.
—¿quiere que lleve su mochila, señorita? Luce pesada— dijo otra sonando más bien preocupada. –oh, y bienvenido tú también, Frederick— dijo sonriéndole, prácticamente acabando de darse cuenta de su existencia.
—vaya, en verdad que no disimulan su favoritismo, ¿eh?— bromeó sonriéndoles de lado.
—hm? ¿Dijiste algo?— dijo la misma chica, inclinando hacia un lado la cabeza, dejando ver una de sus orejas puntiagudas. Así es damas y caballeros, esa chica es un elfo, igual que las demás personas que trabajan ahí. Y no solo elfos, también brujos, licántropos, vampiros, etc. La mansión y sus alrededores eran prácticamente un santuario para toda clase de seres mágicos en este mundo de humanos.
—ja, ja, muy graciosa, Lasra— dijo sarcásticamente, haciéndola reír un poco.
—¿eh? Oigan, ¿se están peleando de nuevo?— dijo Louise mirándolos un poco enojada e inflando las mejillas, haciendo un pequeño puchero. Lasra y Freddy tenían historia de tratarse así. No porque se llevaran mal o algo por el estilo, de hecho era todo lo opuesto. Llevaban tanto tiempo conociéndose que ya era casi por costumbre tratarse de esa manera o discutir por cosas sin sentido, pero trataban de no hacerlo frente a Louise tras darse cuenta que eso la hacía sentir triste.
—por supuesto que no, señorita, solo bromeamos, no es así, Frederick?— la elfa miró a Freddy y este sonrió.
—es verdad, pequeña, no te preocupes— le sonrió y acarició su cabeza, haciéndola calmarse un poco y devolverle la sonrisa con alegría.
—¡Fantástico entonces!— dijo dando una pequeña palmada y entregándole su mochila a Lasra tras advertirle que pesaba. Esta le sonrió, se cargó la mochila al hombro y la acompaño junto con Freddy escaleras arriba hasta su cuarto. Ya allí, Lasra dejó la mochila junto al escritorio de Louise y se retiró con una pequeña reverencia, cerrando la puerta al salir, encontrándose de frente con Clara Lief, la encargada en jefe de las criadas de la mansión y encargada principal de cuidar de Louise y su secretaria. Se saludaron con una sonrisa y un gesto con la mano y cada quien siguió su camino.
—Bienvenida, Louise— dijo entrando al cuarto y cerrando tras de si –¿recuerdas que hoy tienes clases de violín, ¿no es así? Oh, y los jefes de sector de la empresa de su padre han solicitado una reunión contigo—
—Ya veo, haaaaaah…— Louise se dejó caer sobre la cama, soltando un suspiro, y la miró con una sonrisa mientras Freddy se sentaba en el banco de la cómoda de la niña. Clara miró a Louise algo confundida y al mirar a Freddy por respuesta notó que este sonreía de lado con complicidad, conteniendo su risa. –¿Qué les contestaste?— preguntó la pequeña tras incorporarse.
—Les dije que, al igual que tu padre, eras una persona muy ocupada pero que, afortunadamente, hoy tenías un hueco en el fin de semana—
—entiendo, por favor, avísame cuando se halla acordado la hora— Louise le sonrió y miró su mochila antes de sonreír y volver a suspirar.
—¿sucede algo, Louise?— preguntó mientras se sentaba junto a ella, dejando su agenda en la mesita en el centro del cuarto de la pequeña. –¿pasó algo en la escuela hoy?— cuestionó preocupada, siendo que ella ya sabía como eran las cosas para la pelinegra en la escuela, por cosas que le contaba Freddy, pero no hacía nada por petición de la misma niña.
—oh, no, nada por el estilo, es solo que… ha sido un día u-un poco ajetreado— dijo con una involuntaria sonrisita boba y enrollando un mechón de pelo en su dedo, algo vergonzosa.
Una de las criadas tocó la puerta, entrando y dejando una bandeja con un juego de té sobre la mesa de Louise, haciendo una pequeña reverencia y sonriéndole antes de irse, sonrisa que Louise le devolvió y luego tomó una de las tazas, dando un pequeño sorbo y mirando a una esquina del cuarto con una sonrisita tonta. Clara no pudo evitar sonreír con complicidad antes de tomar ella misma una taza y regresar al lado de Louise, Freddy también tomó una taza.
—muy bien, cuéntame, ¿quién es él?— preguntó Clara.
—¿e-eh? ¿q-quien es quien?— dijo nervioso y sorprendida, sonrojándose cuando la cara de Max fue lo primero que le pasó por la mente. Clara le dio un sorbo a su té.
—hoy conociste a un chico, ¿no es así? ¿Cómo es él?— dijo sonriéndole y soltando una risita.
—¿c-como lo has sabido?— dijo preguntó sorprendida.
—Muy simple, pusiste la misma expresión que ponía Misty cuando hablaba sobre tu madre— no pudo evitar mirarla con ternura y nostalgia, acariciando suavemente su pelo. Ella había sido la mejor amiga de la difunta madre de Louise, Misty Doreno, mientras esta aún vivía, lo compartían todo juntas y la conocía mejor que nadie, así que sabía de lo que hablaba.
—¿l-la misma expresión que Madre? ¿e-enserio?— Clara asintió.
—así es, ahora, dime, ¿quién es él?— dijo sonriendo con algo de picardía, no se esperaba hablar con Louise sobre chicos tan pronto.
—su nombre es Max, él es nuevo en la escuela— contestó Louise.
—¿un estudiante nuevo? Que extraño, ya hace un mes que empezaron las clases, ¿no es así? ¿Y por qué se transfirió?— preguntó intrigada aunque conteniendo la risa al igual que Freddy al ver la forma tímida y un poco nerviosa en la que la niña hablaba sobre Max.
—b-bueno, a decir verdad, desconozco las circunstancias de su transferencia— contestó agachando ligeramente la cabeza, ha decir verdad había querido preguntarle en clase, pero sentía que eso sería demasiado entrometido de su parte.
—entiendo. Continúa, continúa, ¿cómo es él?— preguntó sonriendo.
—bueno, lo acabo de conocer, sería descortés de mi parte describir su personalidad ahora mismo, pero… — Louise hizo una pausa y empezó a jugar con sus dedos, acariciando la taza –… se nota es una persona bastante fuerte y amable— Clara dudó un segundo de las palabras de la pequeña y miró a Freddy por confirmación.
—parece un buen chico, honesto y con un buen sentido de justicia— dijo soltando una risita y sorbiendo su té. Louise asintió, sonriendo un poco sonrojada. Los otros dos no pudieron evitar soltar una risita.
—ya veo, ya veo— peliblanca sonrió y abrazó a la pequeña con cariño —me alegra que por fin hayas hecho un amigo, pequeña— Louise sonrió en respuesta, pero no duró mucho.
—c-creo que aún es muy pronto para llamarlo así, además, no creo que le termine agradando—
—No digas eso— intervino Freddy, sentándose junto a ella y dejando su taza de té en la mesita de noche –eres una niña dulce, amable, inteligente, bondadosa y muy tierna, además de linda, y si él no puede ver eso, entonces no merece estar cerca de ti—
—concuerdo con Freddy, no dejaré que alguien que no ve lo buena que eres siquiera te hable— dijo con decisión.
—jeje, gracias, Freddy, Clara— les volvió a sonreír.
—cuando quieras, nenita— dijo Freddy abrazándola también, acariciando un poco su pelo.
De pronto, el reloj de Clara sonó.
—vaya, esa fue una charla larga. Louise, ve a ducharte o se te hará tarde para tu lección de violín. Te dejaré algo de ropa fuera para que te cambies—
—oh, s-si, con permiso— Louise hizo una reverencia tras levantarse y se fue al baño.
—bueno, es hora de que yo también me vaya, tengo asuntos que atender— dijo Freddy levantándose también.
—¿asuntos pendientes?— dijo Clara un poco en broma, haciendo que Freddy soltara una risita antes de salir del cuarto.
Mientras tanto en casa de Max
Max y algunos de sus hermanos permanecían sentados en el sofá viendo la televisión.
—¿y? ¿cómo te fue hoy, Max?— preguntaron los gemelos sin mucho interés y sin apartar la vista de la TV.
—bien, supongo— contestó cambiado el canal.
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