CAPÍTULO 5 (FINAL) (+18)

Disfrútenlo muchas gracias!!

Shinobu observó como aquel muchacho de cabellos rojizos se estaba riendo burlonamente de ella, de lo que le había hecho, una supuesta broma para matar su aburrimiento. Cabe mencionar que la pelinegra mataría su aburrimiento de otra manera.

—A ver si entiendo todo esto, ¿Me quieres molestar, verdad? —ella levantó una ceja, cruzó sus brazos, adoptó una postura que combinaba perfectamente autoridad con interés—. ¿Por qué lo haces?.

—Estaba aburrido —respondió sin más el pelirrojo—, solo quería divertirme un poco, sin mis padres o mi hermana aquí en la casa, me siento completamente solo y es muy aburrido. No me dejan salir tan seguido, es por eso que buscaba la manera de hacer más llevadero este maldito aburrimiento.

—¿Y crees que eso es motivo suficiente como para molestar a tú niñera de esta manera?, Hacer cosas que cualquier persona en su sano juicio evitaría hacer, ¿Quién rayos que esté completamente en sus cabales escucharía porno con altavoces?, Si lo piensas bien, es muy estúpido hacer eso, no solo te deja como un niñito pervertido, sino también como un degenerado sin remedio, y si buscaba hacerme sentir incómoda déjame decirte que has fallado rotundamente.

—¿Enserio? —preguntó el jóven Kamado, ladeando un poco su cabeza hacia la izquierda.

—Sí, sin embargo... —aquella mujer jóven dió unos cuantos pasos hacia adelante, colocándose justo enfrente de ese muchacho que solo observaba lo que estaba haciendo. Ella sonreía, ese puberto calenturiento se atrevió a molestarla de una forma tan... absurdamente inmadura, pues bien, era hora de devolverle el favor—, si se llegan a enterar de esto tus padres serían capaces de matarme.

—¿Eh? —no le entendió muy bien lo que quiso decir.

Shinobu le sonrió dulcemente, aunque esa sonrisa bien podría describirse también como una sonrisa pícara, de confianza, de autoridad, de una chica pervertida. No se podía decir con exactitud lo que esa sonrisa quería decir en realidad. Shinobu colocó su mano encima del hombro izquierdo del chico y lo empujó a la cama, acostandolo.

—¿Qué se supone que estás haciendo? —preguntó Tanjiro. Su expresión divertida se hizo humo de repente cuando quedó acostado en la cama, y su niñera le miraba pícaramente.

—Jaja... nada, solo ayudándote con tú aburrimiento —le respondió mientras le tomaba de las manos y se sentaba encima de su entrepierna. Lo miró a a los ojos, una mirada penetrante, que enamoraría a cualquiera—, no dijiste que querías divertirte, pues adelante, vamos a divertimos un rato.

Ella se acercó a su rostro. Sus suaves labios los llevó a la mejilla del pelirrojo, le dió un beso, luego otro, y otro más. Al terminar con eso, llevó su aliento al cuello del chico, su rostro subió rápidamente y empezó a lamer sutilmente la oreja de él.

—P-Para... —dijo Tanjiro, en tanto que intentaba alejar a Shinobu de él, pero ella lo sostenía con más fuerza.

—¿Por qué?, ¿No dijiste que querías divertirte? —le susurró al oído—, no te eches para atrás ahora, estoy cumpliendo con lo que deseas.

—S-Solo estaba bromeando, en realidad yo no...

—Los chicos rebeldes como tú merecen un castigo —le volvió a susurrar al oído—, te creíste alguien genial haciéndome esa broma tan estúpida, pues déjame decirte algo... —su voz la agudizó un poco haciendola parecer de alguna manera, la voz de una chica que comienza a excitarse—, lo único que conseguiste fué... excitarme, ¿Y sabes lo que pasa cuando me excito?, No soy una mariposa delicada.

—E-Esto no está bien —dijo con algo de dificultad el afortunado... digo, desafortunado pelirrojo.

—¿Ah? ¿No está bien?, ¿Y crees que haber molestado a tú niñera estuvo bien? —le preguntó con un tono de voz juguetón y travieso. Su lengua la llevó a la otra oreja del chico, y comenzó a lamerla sutilmente.

Sus manos poco a poco empezaron a retirarle las ropa al chico, Tanjiro intentó frenar esa situación, ya la broma no era graciosa. Ella le acarició el rostro, a pesar de ser el típico puberto con las hormonas alborotadas, debía admitir que le parecía bello ese sonrojo repentino que apareció sobre el rostro del chico.

—Por cierto, ¿Cómo te llamas? —le preguntó.

—Tanjiro —respondió a duras penas por su respiración que comenzaba a acelerarse.

—Muy bien Tanjiro, me llamo Shinobu, creo que sería de mala educación no preguntar el nombre de la persona con quién estás a punto de hacerlo sin conocerse anteriormente —respondió.

—¿Ha-Hacerlo? —rojo como un tomate preguntó Tanjiro. Esto ya no podía considerarse una broma, esto ya iba enserio, no podía creer que estaba literalmente a punto de hacer algo como eso con una chica desconocida.

Los suaves y carnosos labios de ella buscaron los labios de aquel jóven pelirrojo. Prontamente los unieron en lo que sería un beso, extrañamente correspondido por el chico quien al principio, se mostró algo torpe y retraído, pero después le agarró el ritmo. Ambos labios estuvieron danzando un par de minutos, aunque por el maravilloso éxtasis del momento no sería una locura decir que pudieron hacer sido horas.

Shinobu llevó una de sus manos a los pantalones del chico. Ya era absurdo, inútil esconder ese bulto que no paraba de crecer. Ella bajó el cierre, poco a poco, en esos breves segundos llegó un recuerdo a su mente, de cuando le bajó el cierre con la boca a su ex novio cuando iban a hacerlo por primera vez. Shinobu no se anda con rodeos, cuando es hora de comportarse como una dama lo hace, y cuando es hora de comportarse como una zorra en la cama... pues también lo hace, sin vergüenza, es su placer y el de su pareja, de nadie más.

Buscó la manera de introducir su mano en los pantalones de él. Pronto lo logró. Su inquieta mano se encontró con un pedazo de carne duro y palpitante. Venga, era curioso tenerlo en la mano, podía sentir claramente como el pene del muchacho respondía abiertamente a los roces y toqueteos de ella.

—Lo tienes muy duro, ¿Te puedo hacer una pregunta?, ¿Eres virgen? —empleando nuevamente ese molesto, pero al mismo tiempo divertido tomó juguetón.

—N-No —le respondió, mirándole a los ojos—, la perdí, cuando cumplí los dieciséis años. Fué con una compañera de la secundaria.

—El clásico "fué con una compañera" —rió después de decir eso—. ¿Y qué tal lo hizo ella?.

—Supongo que bien —respondió.

—¿Y ella fué capaz de hacer esto?... —comenzó a masturbar al chico, variando su velocidad, al principio lento, no obstante con el pasar de los segundos su velocidad aumentó, tan rápido, al punto de que su mano chocaba ligeramente con la pelvis del chico, y ese sonidito que producía la húmeda punta del miembro inconscientemente estaban calentando aún más a Shinobu.

Tanjiro luchaba por no correrse, aunque era casi una misión imposible. Con la compañera que perdió su virginidad las cosas fueron diferentes, ella era muy sumisa, casi se podía decir que Tanjiro tuvo total control de la situación. Sin embargo, está ocasión era muy diferente, estaba siendo dominado por una jóven mujer. Llevó su mano derecha a su boca, se cubrió con la misma, todo para evitar que esos gemidos salgan, pero Shinobu le tomó esa misma mano y le comentó.

—No niegues el placer que estás sintiendo, si quieres gemir hazlo, nadie nos va a escuchar, estamos solos en esta casa, y tus padres no llegarán hasta la noche aproximadamente.

—Pero... —fué interrumpido.

—Sin peros, ahora quiero escucharte, vamos, hazlo.

Tanjiro abrió la boca sutilmente y comenzó a soltar esos gemidos que intentaba esconder. Al principio se notaba retraído, algo incómodo, como si dudara en hacerlo o no. Pero venga, prontamente dejó esas dudas a un lado y comenzó a gemir en voz alta. En toda esa habitación los gemidos del pelirrojo se podían escuchar por todos lados. Shinobu de nuevo se acercó a besarlo, esta vez, dicho beso fué más apasionado.

Usó su lengua, introdujo solo un poco al principio, tanteó el terreno pero sin esperar mucho la introdujo casi toda. Buscó la lengua del chico, finalmente la encontró, sutilmente encondida en un rincón, la invitó a bailar, a danzar, a moverse entre ambas sin parar, no debía sentir vergüenza, para este punto sentir vergüenza era lo último que debería sentir. Ambos se comían a besos, ya no eran besitos tiernos que las parejas comunes y corrientes se dan, no, esto era diferente, esos besos que los más apasionados amantes se daban a escondidas. Al cortar el beso ella mordió suavemente el labio inferior del chico, lo jaló un poco y lo devolvió a su posición. Ambos tomaron oxígeno —ese dichoso, en algunos casos odiado, pero necesario y preciado también— no era de extrañarse como se pintaba una sonrisa en ambos rostros. Más temprano que tarde volvieron a lo mismo.

Tanjiro no se quedó atrás. Sus manos buscaron la manera de desvestir a Shinobu. Ella rápidamente captó el intento del chico por desvestirla, una pequeña risa no tardó en salirse de su boca. Le miró a los ojos, le parecía tierno los inútiles intentos del chico.

Se volvió a sentar en la entrepierna del chico. Sentía claramente como el pene del muchacho rozaba contra su intimidad, y ella consciente de eso, empezó a mover suavemente sus caderas, haciendo que el roce sea mayor. Era inevitable para el muchacho no soltar unos delicados gemidos por la sensación que su miembro sentía. Shinobu deslizó la cinta que sujetaba sus cabellos, echó su pelo para atrás y sin tardar mucho, comenzó a desvestirse delante del muchacho...

—Que te quede claro Tanjiro, esto es entre tu y yo, tus padres nunca se van a enterar de esto —le comentó, mientras retiraba su blusa y la arrojaba al suelo, quedando en sostén, mismo que tenía unos muy pequeño adornos de mariposas.

—No es necesario, ellos podrían matarme si se enteran.

Una vez confirmado el secreto, Shinobu llevó sus manos a su espalda. Solo se escuchó un "click" para que ese sostén comience a caer una vez soltado, lo arrojó al suelo. La vista que tenía el jóven pelirrojo no tenía precio, no había una forma de describir detalladamente el panorama que el jóven Kamado observaba. Ella se inclinó hacia adelante un poco, haciendo sus senos rozaran sutilmente el rostro del chico.

—¿Te gustan? —sabiendo prácticamente la respuesta del chico, decidió molestarlo un poco, sabía a la perfección que el tamaño de sus atributos era el suficiente para hacer que cualquier chico caiga rendido a su pies, y Tanjiro no era la excepción, a diferencia del resto de chicos con los que ha estado, este cayó rápidamente a sus pies.

En un intento de afirmar con la cabeza, Tanjiro sacó su lengua e intentó tocar los pechos de ella, pero Shinobu no iba permitir eso tan fácilmente. Se alejó un poco, haciendo que le sea imposible al chico alcanzarla. Se inclinó de nuevo, esta vez un poco más cerca del rostro de Tanjiro. Pero cuando el pelirrojo estaba a punto de tocarlos ella de nuevo volvió a retirarse. Se reía de como él intentaba tocarlos, por lo que decidió molestarlo un poco. Sus manos comenzaron a jugar con sus senos, mientras le miraba a los ojos.

—Apuesto a que quieres tocarlos, ¿Verdad?, Quieres apretarlos, de seguro deseas poner tú pene enmedio ¿No es así?, De seguro deseas correrte sobre estas —cada palabras que salía de su boca no hacían más que encender al chico, quién ya no soportaba el hecho de poder tener semejantes bellezas delante suyo y no poder hacer nada.

Shinobu se inclinó hacia adelante, nuevamente colocando sus senos cerca del rostro del pelirrojo. Esta vez Tanjiro se mostró desconfiado, no iba a volver a caer de nuevo en esa broma.

—Adelante, hazlo —le comentó la pelinegra.

Poco a poco su lengua fué saliendo y acercándose a los pechos de ella. Antes de tocarlos, se detuvo un poco, la miró a los ojos, esperaba a ella se eche para atrás pero está vez fué diferente, ella solo lo observaba sonriendo. Deslizó su lengua por enmedio, una vez seguido de otra más. Ahora que ella le permitió hacerlo, era hora de actuar. La tomó de la cintura y la acostó a su lado, ahora quedando ella debajo y él arriba. Shinobu se reía de lo que estaba haciendo el chico, intentando tomar el control de la situación. Hundió su rostro en los senos de ella, moviéndose desesperadamente por todos lados, llevando su lengua a cada rincón de aquellos pechos. Mordió suavemente los pezones de Shinobu, los jaló un poco, lo suficiente como para no lastimarla. Pero, pronto se cansó de eso, porque una idea muy interesante se cruzó por su mente. Tomó su pene con su mano izquierda, y lo acercó a los pechos de ella, rápidamente Shinobu entendió lo que el chico pretendía hacer.

Ella le permitió hacerlo...

Colocó su pene enmedio de ambos pechos y comenzó a mover sus caderas. Ella de vez en cuando sacaba su lengua para darle una lamida a la punta cada vez que se acercaba a su rostro. Shinobu jugaba con sus pechos en tanto que Tanjiro seguía deslizando su pene por enmedio de los mismos. Ya lo sentía, pronto iba a acabar, por lo que aceleró sus movimientos, se estaba cogiendo los pechos de ella como si no existiera un mañana, y más temprano que tarde terminó por correrse. Ese espeso y caliente líquido blanco no solo se derramó encima de los pechos de ella, sino también su rostro, y una parte fué a parar a su lengua. Limpió con su mano la corrida del chico, se la llevó a la boca, sabor sumamente curioso, no era desagradable, solo era un tanto extraño.

En lo que Tanjiro recuperaba el aliento, Shinobu procedió a desnudarse por completo. Quedó tal y como vino al mundo. Ahora era el turno de ella de estar arriba.  Le miraba a los ojos y sonreía, como sabiendo que ambos querían eso. Se inclinó de nuevo para besarlo, debía esperar un poco para que el pene del muchacho recupere de nuevo su vigor. Ambos comenzaron a besarse, un beso apasionado, Shinobu llevó su mano izquierda a su intimidad, y comenzó a masturbarse ella misma, debía darle los toques finales al terreno que ya de por sí, estaba húmedo, pero quería humedecerlo más. Unos gemidos intentaron salir pero gracias al beso le fué un poco complicado. No tardó mucho en recuperarse el muchacho. Cuando Shinobu sintió que el pene del chico rozaba su pierna, entendió que era hora del plato fuerte.

Agarró su miembro y lo colocó justo en la entrada de su intimidad. Comenzó a introducirlo, se sintió asombroso como la punta ingresaba, luego el resto. Una vez estando todo adentro, ella espero unos segundos y aprovechó en acomodarse encima de las caderas del chico. Tanjiro la tomó de la cintura y por fin, luego de tanto jugar, ambos empezaron a tener sexo. Shinobu mientras le daba sentones al pelirrojo, de su boca salieron frases bastante sucias, palabras que en teoría, una chica tan dulce y aparentemente educada chica no debía pronunciar. Hasta el jóven Kamado se sorprendió de lo vulgar y traviesa que pudo llegar a ser Shinobu. No demoraron mucho en esa posición, cambiaron rápidamente. Ahora Tanjiro estaba embistiendo a la pelinegra desde atrás, chocando su cuerpo con el de ella, si antes imaginó como se escucharía el sonido de ambos cuerpos chocando entre sí, pues se equivocó, era mil veces mejor de lo que imaginó.

Volvieron a cambiar de posición, ahora Shinobu montaba nuevamente al pelirrojo, pero esta vez dándole la espalda, en lo que Tanjiro solo veía y disfrutaba la vista, los movimientos que el trasero de ella hacía y lo increíble que se veía. En esa posición casi acaba, por lo que le dijo a Shinobu que se mueva más lento, pero ella hizo caso omiso. Pronto Tanjiro terminó por acabar dentro de ella, llenando el interior de aquella jóven mujer con su bizcoso líquido blanco.

Cuando Tanjiro quedó acostado en la cama, cansado, Shinobu se acercó a él y le dije que faltaban horas para que lleguen los padres del pelirrojo, horas para ser exacto, y que tenían todo ese tiempo para seguir teniendo acción. Shinobu no estaba satisfecha, aún no. Gran parte de la tarde se la pasaron tuviendo relaciones, desde posturas que el jóven Tanjiro sabía, hasta otras que Shinobu le enseñó para la próxima vez que sus padres la contraten para que lo venga a cuidar de nuevo.

Llegó la noche, efectivamente los padres del pelirrojo llegaron a casa junto a su hermana, al parecer Nezuko consiguió un cupo para estudiar en esa secundaria fuera de la ciudad. Vieron que todo estaba normal, Shinobu se encontraba conversando con el chico temas triviales. Lo que sus padres no sabían era que en la habitación del pelirrojo toda una tarde de pasión y sexo se desató ahí,y ambos se aseguraron de dejar todo limpio, ninguna mancha o indicios de que algo sucedió ahí.

Los padres de Tanjiro le pagaron a Shinobu como acordaron. Ella agradeció por haber confiado en ella y que no duden en llamarla si la volvían a necesitar. Ellos le respondieron que dentro de poco la llamarían para que vuelva a cuidar al chico. ¿Saben lo que eso significa?, Exacto...

Antes de despedirse, Shinobu se volteó para ver a Tanjiro, y sin que sus padres se den cuenta, le guiñó el ojo. Tanjiro solo sonrió ante la acción de la chica. Ambos sabían que dentro de poco se volvieran a ver, y aunque todo fué repentino, no podía negar que no tuvo un buen polvo, hacia tiempo que ella no tenía algo de diversión para adultos. Ya tenía algo de dinero, ya le faltaba solo cuidar otros niños más y pronto tendría el dinero suficiente para disfrutar de su verano.

Mientras Shinubo se alejaba de la casa Kamado. Tanjiro subía las escaleras, sonriendo victorioso. Llegó a su habitación, se acostó en su cama, misma que aún conservaba el dulce aroma de Shinobu. Agarró su celular, fué directamente a la galería de fotos y se puso a revisar las fotos que le tomó a Shinobu cuando ella lo estaba montando dandole la espalda.

—Ahí va otra más... —decidió guardar esa foto en una memory card, junto a otras fotografías, en una de esas fotos se podía ver cómo embestía a cierta chica de cabellos rosados los cuales terminaban en puntas de color verde—. Sí, definitivamente tener una niñera que te... cuide, es lo mejor -sonrió el muchacho, todas esas fotografías las guardó muy bien, era su tesoro, y nadie más que él podía verlas.

FIN

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