Miro por la ventana como esas cositas blancas caen hasta fundirse con el suelo de nieve.

La Navidad ha acabado, ya he vuelto al colegio. La rutina a regresado, lo cual es un alivio para mi.

He tenido una Navidad bastante alocada llena de alegría, tristeza, dolor, diversión y un montón de sensaciones más difíciles de nombrar.

En estas navidades he aprendido algo: En este mundo hay mucha gente, gente que no es capaz de entender por qué hay personas distintas y por lo tanto tampoco son capaces de aceptarlo. Pero también hay personas capaces de entenderte, capaces comprender tu diferencia y aceptarla. Capaces de aceptarte tal y como eres.

Eso fue lo que hizo Azanee, me descubrió como un niño que se distinguía de los demás por su torpe y tímida forma de ser, como un niño que sufría cada día con cada uno de sus afilados sentidos, y en lugar de dejarme de lado como hacen todos, ella me ayudó a encontrar un mundo donde el dolor no existe, solo la diversión.

Ahora puedo meterme en mi burbuja mágica y olvidarme de todo cuando estoy con gente ruidosa o sitios agobiantes. Puedo apagar los sonidos, los colores, los olores y hacerlos a un lado para disfrutar del lugar en el que me encuentro.

Aun así se que aun me queda mucho camino por delante, muchos baches que saltar.

A veces la burbuja se rompe y el dolor regresa. A veces los niños me siguen ignorando y no me invitan a jugar, pero otras veces yo mismo logro reunir el valor suficiente para ir con ellos y pedirles el juego y me aceptan.

Aun tengo mucho camino que recorrer y muchos tropiezos que darme, pero se que podré conseguirlo. Porque a fin de cuentas no soy más que un niño, un niño especial, pero un niño que desea jugar con los demás y disfrutar como ellos.

Solo soy un niño al que le cuesta comunicarse, pero que desea disfrutar como los demás. No soy más que un niño normal y corriente con una pequeña dificultad, así que no me ignores y quiéreme solo por lo que soy, porque hasta la gente diferente puede ser la más especial.

Peter