Me subo al coche seguido de la niña que insistió en venir en el automóvil conmigo.

Mi madre me abrocha el cinto y me da mi cubo negro. Al cabo de poco el coche arranca.

Al parecer vamos a ir a un sitio donde hay hinchables y cosas para jugar, mi madre lo llamó Vigolandia* y dijo que estaba en el IFEVI*. Recuerdo haber estado allí en una ocasión, fuéramos a ver una carrera de caballos.

-- ¡Voy a montarme en todas las atracciones!-- Exclama Azanee que está sentada a mi lado.

Me concentro en mi cubo ignorándolo todo.

-- Peter vamos, ya llegamos.

La niña me mueve el hombro levemente provocando que aparte mi atención del cubo.

-- Peter ya llegamos.

Me coge de la mano y me ayuda a salir del coche para luego hechar a correr hacia una cuesta.

-- ¡Niños cuidado, no corrais tanto!

La niña para de correr pero va a paso apresurado, impaciente por llegar arriba.

-- Azanee ten cuidado con Peter, no le sueltes la mano, y ve por la acera.-- La advertencia de mi madre se escucha como un megáfono en mi oído.

Acaba de gritar y no está tan lejos como para que no me duelan los tímpanos.

Al cabo de unos minutos llegamos al final de la cuesta. Puedo vislumbrar el enorme edificio al que nos dirigimos.

Por el camino me llega el embriagador, pero a la vez fuerte olor a churros.

No tardo en vislumbrar el tenderete cerca de donde está el edificio.

-- Mmmm churros. ¿Tía podemos comprar churros?

-- Luego, a la vuelta si aun está el tenderete compramos.

-- ¡Bien!

Da un brinco de alegría con el que casi me tira al suelo por no haber soltado mi mano.

Doy un traspié y recupero el equilibrio algo sorprendido por su inesperado gesto.

-- Uih lo siento.

La miro con reproche y sigo caminando. No me gusta que la gente actúe de forma inesperada, me confunde y desestabiliza, a parte de que casi me caigo al suelo.

Entramos al fin al edificio y nos encontramos con una sala de recepción al fondo de la entrada.

Sin embargo mis padres no se dirigen directamente allí, sino que se van a una esquina y se ponen a hablar.

-- ¿Tíos no vais a comprar las entradas?

-- Hay que esperar por tus padres y los primos Azanee.

Ella asiente algo frustrada. Al parecer ahora toca esperar y eso a ella no parece gustarle.

***
Entramos por un pasillo donde empiezo a escuchar cada vez mas barullo.

En el pasillo se pueden ver distintas salas, todas sin puertas, de las que salen demasiado ruido.

Entramos por una y puedo ver el horror que me espera.

Todo está lleno de muchedumbre, gente que habla sin parar, niños que ríen, lloran, chillan y corren de un lado para otro.

También hay música demasiado alta para mi gusto, y muchos hinchables y otros juegos que se mueven sin cesar mareándome.

¿No se suponía que esto iba a ser divertido? Yo lo veo más bien muy doloroso.

-- ¡Vamos Peter!

Azanee vuelve a agarrar mi mano y tira de mi para llevarme a uno de la inmensidad de hinchables que hay.

-- ¿Quieres montar a este?

Miro la atracción, que está formada por unas escaleras para subir y un tobogán al lado, todo de color rosa y encima las figuras de Mikey y Mini.

Sin embargo hay algo que me provoca negarme rotundamente: todo está completamente lleno de niños que chillan, corren y saltan de un lado para otro.

Me tapo los oídos ante tanto ruido. Esto es insoportable, quiero irme de aquí, esto no me gusta.

Tanto ruido me duele, tantos colores me marean y todos los olores que se respiran son demasiado fuertes para mi gusto.

Unos niños pasan corriendo a mi lado y me dan un empujón para poder seguir su camino.

Caigo de bruces al suelo y mi cuerpo no reacciona a poner las manos en el pavimento por lo que no evito el golpe.

Empiezo a llorar de dolor al sentir mi cabeza adolorida y mi rodilla raspada.

Mi madre me coge en brazos y me abraza para tranquilizarme.

-- Ya está, no es nada, ya pasó.

Me acaricia la cabeza y yo entierro mi cara en su pecho sin dejar de llorar. Me duele mucho la cabeza y también la rodilla.

Poco a poco el dolor cesa y me calmo, dejo de llorar y mi madre me baja de su colo.

-- ¿Ves? Solo a sido un golpecito.-- Me dice sonriente.

Sin embargo ahora el ruido, los colores y los olores vuelven a atormentarme. Vuelvo a estar en la misma situación de antes y me desespero.

-- Vamos Peter.

Antes de que pueda evitarlo la niña me coge de la mano y me arrastra hasta subirme al hinchable.

En un abrir y cerrar de ojos me encuentro en el suelo del hinchable en el cual me es imposible mantenerme en pie ni un solo instante.

Cada vez que me levanto la colchoneta se mueve y vuelvo a caer.

Azanee a soltado mi mano, me doy cuenta ahora, y se ha ido a las escaleras para tirarse por el tobogán.

Me veo rodeado de niños que corren de un lado a otro, mueven la colchoneta haciéndome saltar aun estando sentado.

Los chillidos de los niños, ahora mas fuertes que antes, me desgarran los tímpanos.

Todo se vuelve borroso a mi alrededor, todo da vueltas. Yo doy vueltas. El ruido me abruma, los colores me marean...

Estoy atrapado en una cárcel de dolor sin fin aparente.

-- Peter.

Siento que voy a explotar, necesito salir de aquí pero no se como.

-- Peter.

Tengo miedo, esto no me gusta, quiero salir de aquí, quiero volver a casa. ¡Quiero volver a casa!

-- Peter.

La niña me agarra la cara y me la gira para que la vea, aunque lo hace tan bruscamente que puedo notar su nerviosismo y eso solo lo empeora todo.

Lo que necesito es calma, no más nervios.

Alzo la vista al percatarme de que la he bajado, pero para mi desgracia la niña ya no está.

Azanee se a vuelto a ir.

Me giro para buscarla por todos lados con la mirada y la encuentro subiendo las escaleras otra vez.

Ella gira la cabeza y me ve.

-- ¡Peter ven!

Me hace una señal para que valla a junto suya.

Lo intento. Me levanto, pero me caigo. Después de varios intentos se me ocurre una idea: ir gateando.

De vez en cuando me caigo aun estando a cuatro patas, pero aun así me resulta más fácil avanzar.

Llego a las escaleras y empiezo a subir, me resbalo. Vuelvo a intentarlo y llego a la mitad del trayecto, pero sigo resbalándome. Prácticamente subo 3 peldaños y desciendo uno.

Azanee me espera arriba. Logro llegar y me asombro al notar que aquí el hinchable no se mueve tanto, puedo ponerme en pie. Sin embargo el ruido persiste.

-- Vamos.

Me coge de la mano y me lleva hasta donde está el tobogán, pero al ver hacia abajo me entra el pánico.

Está demasiado alto, odio las alturas.

Miro como Azanee se sienta y se me queda mirando esperando que yo haga lo mismo.

-- Vamos Peter ¿No quieres tirarte? Es divertido.

¿Divertido? Creo que voy a empezar a odiar esa palabra. También iba a ser divertido estar aquí y no lo es, es horrible.

-- Vamos.

Tira de mi mano de forma insistente a lo que yo ya no puedo más. ¡estoy arto de todo! Y sin más reacciono.

-- ¡NO!

Suelto su mano y la empujo con brusquedad provocando que caiga de mala manera del tobogán.

¡Estoy arto! ¡Arto del dolor, arto de que me mientan y arto de que me traten como si fuera tonto y hagan todo por mi!

Veo como la niña da vueltas y más vueltas de forma muy torpe hasta llegar abajo. Choca de pleno contra la cara.

Se que se a hecho daño en cuento escucho como se pone a llorar y sale corriendo saliendo fuera de la colchoneta en busca de sus padres.

Hago una mueca al percatarme de lo que acabo de hacer, aunque no es la primera vez que lo hago.

Una vez tiré a un niño por las escaleras de un tobogán normal por intentar echarme él del tobogán y gritarme al oído.

Recuerdo que le dijeron a mi madre que era un niño agresivo y malcriado, palabras que sigo sin saber su significado.

Mis padres se van a enfadar cuando sepan lo que acabo de hacer y Azanee probablemente no querrá volver a jugar conmigo.

Pero ahora tengo algo más importante de que preocuparme, y es el hecho de que no se como bajar.

Tengo demasiado vértigo al mirar para abajo.

¿Y ahora qué hago?

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*IFEVI: (Instituto Feiral de Vigo) Es una multifuncional utilizado para todo tipo de celebraciones; conciertos, eventos deportivos, ferias internacionales, nacionales o locales, competiciones, conferencias, convenciones, etc. Está situado en una parte de Vigo.

*Vigolandia: Es una de las festividades para niños que se hace en invierno, durante las vacaciones de navidad, en el IFEVI.