Segundo y Último Shot

Krampus hunde su dedo en él y Book se abraza a él, con miedo. —¡Está adentro, está adentro...! — Repite sorprendido y baja la cabeza sobre su hombro.

—No es lo único que irá dentro, ¿lo sabes? — El Krampus murmura.

—Tengo miedo. Pero se siente bien. — Book murmura con los ojos llorosos y las mejillas sonrojadas. Krampus aleja el dedo unos centímetros, antes de volverlo a hundir y sentir a Book tensar aún más su entrada. Krampus gruñe, pero se siente tan húmedo y suave que prosigue. Acompaña el dedo y lo embiste con dos. Book gime y contrae los glúteos, pero rápidamente los suelta. Para no apretar al Krampus.

Esos dedos comienzan a sentirse bien y él mismo se endurece. Le arde esa zona y exhala nubes de calor. No puede más con estas ansias. Se siente raro y quiere derribar ese sentimiento. Pero no sabe con qué.

Krampus da con su zona dulce y Book gime en alto. Sin control. —Entonces es aquí. — Krampus vuelve a dar en la zona y al retroceder a Book, este ya no puede más con la excitación. Incluso su respiración ha cambiado. Al Krampus le brillan los ojos con esa mirada. La mirada que pedía hacerlo a gritos.

—Por favor. Ya no puedo. Me duele. — Él ruega.

El Krampus lo acuesta y se mantiene frente a sus piernas. —Quítate la ropa, dulzura. — Él dice, quitándose la chaqueta y bajando sus pantalones. Book desabotona su camisa y se quita los pantalones. Ambos patean sus botas a un lado y quedan completamente desnudos. A Book le fascina a la vez que le aterra lo que ve. Es un cuerpo tallado por los dioses. Al Krampus le encanta el aspecto delicado y corriente del cuerpo de Book. Se veía lindo con esos brazos rechonchos y caderas del mismo modo. El Krampus acaricia sus rodillas y las separa. Book tiene su mirada puesta en él.

Krampus alinea su pene en su entrada y comienza a entrar. Book presiona los ojos a cerrar y arquea la espalda mientras que el Krampus entra, y lo que pensó que tardaría una eternidad sucede en tres segundos. Son uno.

Lo siguiente que conoce es que el Krampus cae sobre él y él lo abraza. Mirando el hormigón de la habitación sin palabras. Ambos esperan a que se ajuste al tamaño. —¿Te duele? — El Krampus pregunta.

—S--Sí. Pero no salgas. Creo que así debe ser. Eso dijo Robert. — Book tiembla al hablar, pero mantiene los ojos cerrados. Por su mejilla rueda una lágrima silente y el Krampus la besa. Entonces traza besos por su cuello y Book lo imita. Acaricia su largo cabello y lo mueve a un lado para besarlo.

Book rebota las caderas como señal de inicio y el Krampus comienza las embestidas. Cada una precisa y placentera. Book se desconecta de su cuerpo y sonríe de placer. Las oleadas se hacen más fuertes y el choque de pieles se convierte en música para él. Ambos gimen en alto.

Book mira abajo por pura curiosidad y ve lo poco visible del pene del Krampus húmedo y bañado en pre-semen, entra y sale fácil. El Krampus lo sujeta de las caderas para ir incluso más rápido y el peliblanco rasga su espalda sin medir la intensidad.

Krampus gruñe ante eso, pero no le molesta y continúa. Sintiéndose tan bien como él. Hasta que Book se corre. Estallando sus líquidos en el estómago contrario. Respira agitado y no encuentra la forma de abrir sus ojos. Se sienten pesados y soñolientos. No sabía que hacerlo era tan agotador.

Krampus sale de él, masajeando su goteante pene y le da la vuelta, le alza las caderas y vuelve a entrar en él. Las oleadas mueven su cuerpo una vez más y se ve obligado a abrir los ojos.

—Krampus. — Él gime y al Krampus le encanta. Quiere escuchar más de eso. —¡Krampus!

El hombre robusto se inclina para morder su cuello, marcándolo y Book grita audiblemente. Luego de la mordida lame su marca.

—Me gusta cómo gritas mi nombre. Quiero escucharte una vez más. — El Krampus exige, sin dejar de embestir y Book magulla sus labios con lágrimas de la excitación al borde de sus ojos.

—¡Krampus! — Vuelve a gritar y el hombre se corre dentro de él. Llenándolo de semen hasta manchar las paredes exteriores. El Krampus sale de él, pero no deja de expulsar semen  —Qué problema. — Murmura entre dientes.

—¿No puedes detenerlo? — Book toma asiento, mirando la erupción de semen interminable que cae en las sábanas.

—No. Termina cuando le da la gana y ensucia todo.

—¿Y no hay algo que yo pueda hacer? — Book pregunta, cerca.

—De hecho, sí lo hay. Pero no sé si te gustaría.

—¿Qué puedo hacer?

—Puedes usar tu boca, dulzura. Metes mi pene en tu boca y lames o tragas todo. Sin morder.

Book brinca las cejas por inercia, pero se agacha y mete la primera mitad del pene en su boca. Permanece quieto lamiendo y tragando el semen cuando Krampus le mueve la cabeza de arriba abajo. Suavemente. El chico engulle todo y llega a base, tosiendo gutural, pero deja el pene limpio.

Krampus gime ante los suaves labios que envuelven su pene y exhala.

🐧

Cuando están acostados al lado del uno al otro con la sábana de piel de lobo encima, Book le pregunta: —¿Por qué no te daban regalos en Navidad, Krampus? Incluso los niños malos merecen otra oportunidad.

—Tú eres un chico malo. — Ronronea el Krampus. —¿Te gustaría tener otro encuentro conmigo? — Él acaricia sus labios con su pulgar y Book sonríe, pero niega la cabeza para salir del trance en el que Krampus lo puso y exige respuestas.

—Porque soy un hijo bastardo. — Él exhala. —Soy mitad humano y mitad Yeti. Mi madre le fue infiel a mi padre con un Yeti. Pero él prefirió aceptarla a ella antes que a mí y mi madre simplemente no quisó matarme. Ambos me criaron pero siempre le dieron todo a Nicolás: las mejores ropas, los mejores artículos, los mejores libros de magia, todo era para él. Y cuando él aprendió a hacer regalos, Dios, no paraban de hablar de lo asombroso que era su hijo Nicolás. Él me hizo un regalo,  pero yo no lo acepté y lo tiré. Fue un gesto muy bonito de su parte. Se puso muy triste cuándo lo aventé a la pared. Era un caballo de madera con un botón al lado que movía sus cuatro patas. Una obra de arte. Me sentí mal luego de tirarlo, pero me sentía peor al saber que nunca jamás estaría al nivel de Nicolás.

Book se entristece. —Pero lo quieres, ¿verdad? A tu hermano.

—Sí. La verdad sí. Siempre miento cuando digo que lo odio. — El Krampus voltea hacia él y ambos se miran bonito a los ojos. —Qué hay de ti. ¿Cuál es tu historia? Eres un elfo de tamaño humano. El único elfo de tamaño humano.

—Pues todo lo que sé y según me han dicho es que mi madre elfo se enamoró de un humano. Y que, al tenerme con estas orejas, cabello y ojos, decidió regresar para dejarme frente la casa de un elfo e irse. Pero no me molesta. Me dejó para continuar con su felicidad.

—Vives en negación.

—No. No lo hago. Y no quiero oír más de eso.

—Y en enojo.

—Deja de mencionar las etapas de una negación. Estoy perfectamente bien– — El Krampus lo abraza a su pecho y descansa su mentón sobre el cabello del peliblanco quién agranda los ojos.

—Qué padres de mierda tuvimos, ¿huh?

Book no dice nada y se acurruca en su cálido pecho. —Quiero saber algo más.

—¿Mm?

—¿Es cierto que las personas que hablan contigo se vuelven locas? Yo me siento normal.

—¿Locas?

—Sí. Anita vino a llevarte comida y regresó hablando sola, un par más regresaron así.

—Ah. — El Krampus ríe. —En realidad los hago ver a sus parientes fallecidos durante dos semanas, para que puedan despedirse apropiadamente de ellos. Es la única magia que conozco y la uso para el bien. Algunos me pagan.

—¡Oh! ¡Qué maravilloso! Eso me gusta.

—¿Qué pensaste que era?

—T--Te veía como un villano…  Mejor no diré nada.

El Krampus ríe.

Para la Noche Buena, están frente a los establos de venados dónde reside el trineo de Papá Noel. Krampus lo observa incrédulo y acaricia el trineo por primera vez en su vida. Nostálgico. Siempre lo miraba pero nunca tuvo la oportunidad de tocarlo. Book lo observa y sonríe.

—No sé si pueda hacerlo. No sé si funcione conmigo. — El Krampus vuelve a mostrar su pésima autoestima. Aunque esa autoestima la crearon sus padres y su hermano.

—Debes intentarlo. No lo sabrás si no lo intentas. — Apoya Book, encogido de hombros. Él y Robert acomodan el saco de regalos, haciendo pesar el trineo y sacan a las doce venados. El venado Dasher le comunica a Comet que no ejercito ninguno los días anteriores. Todo en su respectivo idioma. Comet le responde que él tampoco.

El Krampus se sube al trineo y agarra las riendas de los venados. Las riendas se iluminan en color azul bajo sus manos y él sonríe ante ese brillo mágico. Book se sube a su lado y Robert detrás.

—¡Mira! Ha brillado contigo, ¡es genial! — Book celebra entre aplausos. El Krampus sonríe, y endereza la espalda. —¡A volar! — Exige y los venados corren hacia adelante hasta, sin dejar de correr, levitar. Alcanzan la luna y vuelan sobre la ciudad. Book grita eufórico y Robert sonríe a gusto con ellos.

Entregan regalos a los niños de bajos recursos que no tuvieron dinero ni transportación para enviar sus cartas, pero Santa sabía muy bien lo que querían. Y así con todos los niños del mundo. A los puramente malos se les dejaba una nota escrita por Book.

¡Pórtate bien para que Santa te dé un regalo en el próximo año! Voy a ti. (*^^*)//

El Krampus por las chimeneas se deslizó, y a los niños regalos entregó. Continuaron hasta que el sol salió y el Krampus era un mar de risas junto a Book.

Al llegar a los establos sanos y salvos, el Krampus abrazó a Book y a Robert. —¡Eso fue genial! ¡Salvamos la Navidad! — Él grita y el peliblanco ríe junto a él.

Hermano.— Escuchan una afable voz adelante y todos miran. Impactados. Los señores Klaus estaban ahí. Como si nada les hubiera pasado. Tan sonrientes y relucientes como siempre.

—Uh, señores Klaus, ¿pero qué… ? ¿Cómo? — Book no necesita palabras para detallar su angustia.

—Tranquilo, Book. Es que quería que mi hermanito entregará regalos en mi lugar. Sabía que lo buscarías. Pero no que serían tan íntimos. — Él ríe tras una mano.

—¿Fingieron su secuestro? — Gruñe el Krampus. —¿Sabes lo preocupado que estaba este chico y este elfo? — Krampus apunta ambos sujetos con el mentón.

—Lo sé, lo imagino. Pero pronto me retiraré y sé que este trabajo puede hacer feliz a alguien como tú. — Explica Nicolás. —Además, les trajimos recuerdos de Las Vegas, fuimos en jet privado. — Nicolás les pone collarcitos de Las Vegas, pero se detiene con especial cariño frente a Krampus. —Perdóname por no ser mejor, hermano mío.

—No. Sí lo intentaste. Fui yo quién rompió tu regalo y alejó a todos. Y aún tras eso, envías a tus elfos para darme comida.

Book mira atrás al saco de regalos y nota que queda uno. Corre desesperado y al sacar el regalo, es el regalo que el Krampus había contado. El caballo de madera con un botón.

—Krampus.— Book llama y al llegar a su lado, le da el regalo. —Creo que esto te pertenece.

Krampus lo toma entre sus manos y lo acerca a su pecho. —Mi primer regalo. Mi primer y único regalo. — Él sonríe entre lágrimas, mostrando sus colmillos caninos. Ambos hermanos se miran y se abrazan.

—¿Serás mi reemplazo, Krampus?











🐧

Dos años después Book se mudó al castillo del Krampus y allí, se acostaban cómodamente en el mueble, frente una fogata, para ver películas. Ahora mismo veían una. —Dulzura.

—¿Sí, Krampus?

—¿Me hubieras amado si hubiera sido un elfo de tu tamaño? Sin mi color y sin parecer la torre Eiffel.

—Es cien por ciento probable. Pero yo no cambiaría nada de ti. Eres perfecto y para rematar tienes una personalidad de oro. Te amo, Krampus.

—Yo te amo más, dulce de los dulces.

Ambos se besan y algunos murciélagos se sostienen el área del corazón, girando sus cinturas de lado a lado.

—Y colorín colorado, de tin marin pingue, esta historia ha terminado. — Anuncia un murciélago con la voz más grave y rasposa del mundo, antes de volar.











FIN

*N/A: 😍AHHHHHHHHH. Espero que les haya gustado, mis chicos & chicas. Debo serles sincera, a mí me gustó. Toda su fantasía, el plan de los Klaus, se me hizo muy bonita. Lástima que ya se acabó. ¿Nos vemos en otra ocasión? ¡Lxs quiero! Y por favor cuídense muchito😘*

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