Quería llorar, no se suponía que pasara así.

¿Donde están las risas?

De seguro se esconden detrás del celular que no soltaste ni para cenar en "familia"

¿Esta noche no hay abrazos?

Oh, claro, me había olvidado que tus brazos están muy ocupados actualizando tu estado en Facebook.

¿Qué pasó con el esperar hasta las doce para abrir los regalos?

Simplemente me contestaste que estabas cansado, que deseabas dormir temprano. Yo asentí.

Sabes, hay muchas cosas que no hicimos esa noche, muchas cosas que esperaba con ansias. No cantamos villancicos, como cuando era pequeña. No me hiciste esperar hasta las doce para abrir los regalos, ni colocamos al niño en el pesebre a la media noche. No cenamos en familia, por que lo hicimos esa noche eran textos y comer. No hubo charla.

No hubo esperanza, ni alegría, pero lo peor de todo, no hubo magia.

En las fotos salimos alegres, pero eso no es más que una vil mentira. Tu cuerpo estaba aquí, mas tu mente estabas en quien sabe donde.

Y luego te preguntas por que soy huraña contigo, porque me duele que me abraces. Me lastimas y luego lo tratas de enmendar, cuando creo que has cambiado, me apuñalas y todo vuelve a ser igual.

Para ti Navidad es un día más, para mi es una excusa para que me digas que me amas, pero no lo haces. Nunca lo haces.

No te entiendo, Papá, ¿es caso el trabajo más importante que mis lágrimas?

Yo solo quería risas y abrazos, no dinero y vacíos en el corazón. Feliz Navidad, y recuerda que te amo.