Una más del grupo
Mediados de julio 2023
Estaba disfrutando de un fin de semana en casa de Pecco, los dos juntos en su casa viendo pelis, jugando y algún que otro momento romántico (guiño, guiño, codo, codo). Pues mi momento favorito ahora mismo, para que mentir. Me encanta estar con él, hablamos de todo, nos damos cariño... Con él soy más feliz que nunca y las inseguridades con mi cuerpo son cada vez menos, con su apoyo se me está haciendo más fácil. Ahora estamos jugando al Scrabble en lo que se hace una pizza que mi querido Chef Bagnaia ha decidido preparar, eso sí, este chico es un poco tramposo. Yo ahí lo dejo.
-Eso es trampa Pecco.
-Y una mierda -rió el chico-, de toda la vida se pueden poner nombres propios y con mis letras se podía poner "Amelia".
-Que no vale, eres un tramposo -le saqué la lengua y toqué su nariz con mi dedo.
Se rió por mi acción y tiró de mi brazo hacia él para sentarme encima suyo, nos miramos y sonreímos al mismo tiempo. Estar a su lado es mágico, es sentir que estás bien, que no te pasa nada y que nadie tiene problemas contigo. Es sentirse querida y respetada sin miedo a ser uno mismo. Sus dedos alcanzaron un mechón que le impedía ver mis ojos y lo puso tras mi oreja, acercando su cara en el camino. Nos quedamos a milímetros el uno del otro, sentía su aliento y su respiración acelerarse por lo cerca que estaba de mí, no miento al decir que yo también moría por esta así de cerca de él. Mi pulso siempre se aceleraba al verle pero esto ya era mi punto débil. Esa mínima distancia antes de un beso me volvía loca. No pude aguantar más y rompí la distancia entre ambos, sellando nuestros labios como una de tantas veces más, siendo solo nosotros y sintiendo que nada más era importante, solo el besarnos y no separarnos.
-Amo estar así contigo -dijo él al romper el beso-. Eres lo mejor que me ha pasado y no lo cambiaría por nada.
Sonreí por sus palabras y dejé un pico en sus labios para después posar mi cabeza en su hombro y sonreír contra su cuello. Me hace sentir tan importante que no pienso en nada más cuando le veo.
El móvil de Pecco sonó y mostró la imagen de Marco, quien le estaba llamado. Aún conmigo encima de él contestó y cuando fui a apartarme para darle espacio, me agarró del muslo impidiendo que me fuera y me guiñó el ojo.
-Hola Bagnaia, ¿qué te cuentas?
-Pasando el día con Amelia.
-Desde que tienes pareja no paras de restregarme que eres feliz, cabrón -dijo Bezzechi causando que me ría-. Dale un beso a Amelia de mi parte anda, que es una chica muy maja.
-Solo uno eh.
-Joder que celoso eres tío. Mira que te llamaba para ver si te quieres venir mañana al barco, trae a Carola y a Amelia, no podéis faltar eh.
-¿Sólo nosotros?
-Que va. Rossi con Francesca, Luca con Marta, Enea con Alice, tú con tu hermana y tu novia y yo pues soltero y entero, como siempre -rió el chico.
-Deja que llamo a Carola y le digo que te avise -Pecco me miró para saber mi opinión y le dije que sí muy animada-. Amelia me dice que sí así que ya tienes dos más.
-Perfecto tío. Pues mañana nos vemos. Paso por tu casa y os recojo a los tres.
-Perfecto Marco, ciao.
....
Al día siguiente ya estábamos Carola y yo en casa del turinés para que Marco nos llevara a su casa y de ahí salir al puerto. Era un camino de 4 horas por lo que nos levantamos temprano para poder estar allí a una hora decente. Llevaba una sudadera de Pecco que encontré en mi piso y unas bermudas vaqueras, a estas horas hacía un poco de frío pero luego seguro que haría bastante bochorno.
-Ya decía yo que eras tú -dijo mi cuñada parando en la puerta del edificio de Pecco-. Huele a él a kilómetros y esa sudadera es la culpable.
-Que graciosa eres oye -reí y la abracé-. Yo también te quiero. Llama a tu hermano anda.
Dicho y hecho, Carola pulsó el telefonillo del piso de su hermano como si hubiera una emergencia mundial, cuando el teléfono se descolgó, se oyó como Turbo ladraba y Pecco se quejaba por el timbrazo.
-¿A ti te parece normal esto?
-Que ha sido Amelia joder. Como te pones.
-Mis cojones Carola Bagnaia. Has sido tú, mira que te quedas en tierra.
-Cierra el pico y baja, bobo.
Me reí por la conversación de los dos hermanos y tras unos minutos vimos a Pecco abrir la puerta del portal. Carola le abrazó y él, aún enfadado, le abrazó sin mucho entusiasmo. Su mirada cambió cuando me vio a mí, llevando su sudadera roja con su número, el 63 y unos pantalones cortos. Sabía que le hacia ilusión que me atreviera a llevar ropa de verano y que no tuviera tantos complejos. Se apartó de su hermana y me besó, para luego apretarme en un fortísimo abrazo.
Tras horas de viaje llegamos al puerto y el único barco que había era el de Marco. Me daba miedo subirme por si me mareaba pero todas las chicas fueron corriendo mientras yo me quedé atrás hablando con Enea y Luca.
-Menos mal que has venido, si no a saber que hubiera hecho tu querido novio.
-Joder que malo eres Enea. Seguro que no es para tanto.
-¿Qué no? Por favor Amelia, le falta tener una camiseta con tu cara, es peor que un fan -los tres nos echamos a reír y llamamos la atención del resto.
-Uy que risitas por aquí -dijo Marco abrázandonos a Luca y a mí por los hombros.
-No te preocupes -dijo Enea-. ¡Sólo criticamos a Pecco! -gritó y yo le mandé callar.
Pecco se giró y me vio a mí con sus tres amigos, se rió y volvió a seguir guardando nuestras mochilas en el barco. Un rato después, ya mar adentro me quité la sudadera y me quedé con el top del bikini y las bermudas. Carola me aplaudió por mi valentía y no tardó en abrazarme.
-Espero no incomodarte, pero tía, que envidia de tetas tienes -al contrario, su comentario me hizo estallar de la risa haciendo que todos nos miraran, sobre todo Pecco quien al igual que su hermana se alegraba por verme así de cómoda junto a sus amigos.
Otro capítulo de esta historia tan bonitaaa. El siguiente capítulo intentaré que sea más seguido para cerrar este capítulo del barco y seguir con el siguiente momento. Se viene un fin de año intenso en el universo de estos dos y no puedo aguantar más. Os quieroooo
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top