Tengo una familia que no me la creo

Después de la carrera estuve jugando con la familia a lo típico, Parchís, Scrabble y también a las cartas. Sobre las siete de la tarde mis familiares se fueron y tras ayudar en casa para recoger, decidí salir al campo. Ese sitio me había calmado desde siempre y justo hoy que el ver a Pecco me había destrozado emocionalmente. España me estaba consumiendo, la familia, por mucho que les quiera, me lo hacen pasar muy mal. Mi madre y sus comentarios, mi padre a veces con sus actitudes, hay veces que está bien y luego te trata mal. Por eso luché con uñas y dientes para conseguir la beca de terminar todos mis estudios en Turín. Ay madre, cada vez que me acuerdo de Turín no puedo evitar llorar. Allí tengo mis sueños, mi mejor amiga, mi gente, mi novio, mis amigos de la MotoGP, todo lo que siempre he querido está allí.

—Hola guapaa. Amelia cielo, ¿qué pasó?

—Que no me gusta nada estar aquí Luccia. Mi familia me tiene harta, solo estoy aquí por mi abuela, porque mis amigos del barrio están fuera.

—Joder amor, ya lo siento, Ojalá pudiera hacer algo.

—Tengo unas ganas locas de que el GP de Kazajistán termine y así podré volver a casa.

—Tía, estás en casa, son tu familia.

—Vosotros sois mi familia, Turín es mi familia. Tú eres mi familia Luccia, mi hermana y mi mayor apoyo. Sin ti no hubiera sobrevivido ni sería feliz con Pecco ahora mismo. Eso es la familia.

—Mi niñaaa. Venga no llores más y relájate, te llamo luego. Te amoo.

....

Luccia's pov

Aquí hay que hacer algo, Amelia no puede estar así de triste. Sin dudarlo llamé a Pecco, quien seguro me podía ayudar.

—Pecco, soy Luccia, cuando puedas llámame pls <3 (12:26)

—Te llamo ahora que acabo de salir (12:47)

—¡Hola Pecco! —hablé ya por llamada.

—Hola Luccia, ¿qué querías?

—Mira, no sé si has hablado con Amelia estos últimos dos días, pero está muy mal. No para de sufrir porque nos echa de menos y su familia no se lo está haciendo pasar muy bien. Su único alivio fue la carrera de la semana pasada.

—La he notado muy mal, si —suspiró el chico—. No es la Amelia de antes, ya no te contesta con una sonrisa ni hace las mismas gracias, la noto como que estar allí y pasarlo mal, la está chupando la alegría. Por eso se vino a estudiar a Turín, para escapar de todo el ambiente.

—Si, a mí también me dijo eso.

—Una cosa, ¿y si voy a buscarla?

—Pecco tienes carrera este finde, hasta la semana que viene no tienes descanso de un mes.

—Que va, el GP de Kazajistán lo acaban de cancelar, estoy ya volviendo a casa de la reunión.

—¡Qué me dices! Pues te paso la dirección de su casa. Te acompañaría pero yo estoy con la nonna en el pueblo —dije más desanimada—.

—Ey, tranquila. Todo esto de llamarme ha sido idea tuya. Yo pensaba decirla si quería venir antes, pero sinceramente no se me había pasado por la cabeza ir a buscarla.

—Te va a adorar... Más de lo que ya lo hace. Vale te paso la dirección ahora mismo.

—Genial, voy a mirar el vuelo para esta tarde. Gracias Luccia de verdad.

—Todo por Amelia, Pecco. Chao —me despedí y colgué.

Le pasé los datos y mandé un mensaje a Amelia: "Por la tarde/noche te llegará un regalito de parte mía un poquito, para alegrarte un poquito. Espero que te ayude y la Amelia más bonita vuelva. Te amo tía <3". Me mandó un audio diciendo que cojones había hecho, que cuando me viera me iba a matar si era muy tocho, ni idea de que significa, sé español pero no tanto como para eso.

....

Amelia's pov 

No sé a que se refiere Luccia, pero solo de pensarlo me está volviendo loca. Eran ya las 10 de la noche y me había pasado la tarde en el salón leyendo para estar lo más cerca posible de la puerta. Empecé a oír ruidos en el jardín y pensando que era mi padre volviendo de trabajar, salí para recibirle. Le dije hola y no me respondió nadie, así que cuando avancé para encender las luces del jardín, vi el supuesto regalo de Luccia. Era mi novio plantado en medio de mi jardín, cargado hasta arriba de maletas y bolsas.

—¿Hola? —seguía quieto sin responder—. Francesco, si esto es una broma no tiene gracia —empecé a bajar las escaleras lentamente.

—Te he dicho que me gusta que me llames Pecco o amore. Francesco suena a que estás enfadada y no me hace gracia —contestó él riéndose y soltando lo que llevaba en las manos con cuidado.

—Ay dios mío Pecco —grité tan alto que mi madre y mi abuela se asomaron a la ventana para ver que pasaba.

—Mi princcipessa —corrí a sus brazos y me colgué de él para abrazarle.

Nos abrazamos y empezó a dar vueltas conmigo encima. Yo empecé a llorar de la impresión de verle allí. Nos separamos y nos besamos. Madre mía como extrañaba sus besos, era una locura la felicidad que me daba verle delante de mí.

—No llores preciosa —limpió mis lágrimas y agarró mi cara para volver a besarme.

—Te echaba muchísimo de menos... Un momento.

—¿Qué pasa amore, no te gusta que haya venido?

—Claro que sí, obvio que sí —agarré su cara—. Pero tú tienes que trabajar. Tienes una carrera el domingo, deberías estar entrenando y...

—Amelia —me cortó—. Cielo, han cancelado la carrera, tengo ya el parón de verano.

—Osea que...

—Osea que vengo a rescatarte, con perdón —dijo mirando a mi madre y mi abuela, nunca había visto a mi abuela sonreír tanto a alguien que no fuera yo—. Si quieres nos quedamos unos días y luego volvemos a casa.

—¿A Turín?

—A donde el amor de mi vida diga.

—Te amo tanto Pecco —le abracé muy fuerte.

—Yo más, mucho más.

Entramos a casa y le presenté a mi madre y mi abuela. Al rato llegó mi padre y el pobre se quedó en seco al ver a un piloto de MotoGP en su salón mientras su madre le daba de cenar todo lo que pillaba. Acabamos cenando juntos y hablamos de los planes que nos esperaban estos días.

—Mamá, papá. Había pensado que como Pecco ha venido, podía volver con él a Turín el miércoles, osea pasado mañana. Y obvio la semana del GP de Cataluña pasaría a veros antes de la carrera.

—No no amore, si tú vienes en septiembre yo también —mi abuela le agarró de la mano y le sonrío, no había visto nunca a mi abuela así de verdad. Me encantaba que ella le quisiera tanto.

Nos fuimos a la cama y antes de dormir me abracé a él como un koala.

—Echaba de menos estar así contigo.

—Yo también.

—Por cierto. Enhorabuena por la victoria, estoy muy orgullosa de ti.

—Te amo como no tienes ni idea, de verdad te lo digo —me besó—.

Las ganas que tenía de escribir esto, de verdad lo digo. Me estaba doliendo hacer que Amelia lo pasara mal y que Luccia y Pecco se hayan aliado para ayudarla me ha encantado. Pecco, saca a Amelia de esta situación tóxica y cuídala mucho anda. Eeeeeh como es que esta novela tenga ya 1.1K de lecturas, que puta locura. Amo a cada persona que dedica su tiempo a leer lo que pasa en esta historia. Os quierooo


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