¿qué?

Nevaba horrores, pero eso no me impidió llegar hasta el hospital a pie.

Diciembre acaba de entrar, y tú seguías ahí dentro.

Los médicos especulaban y pensaban que probablemente, esa sería tú última navidad a menos... A menos de que siguieras aquel tratamiento drástico durante unos años más.

Drástico y... Costoso

Con el cabello congelado, y los dedos y la piel insensible, entré al pequeño cuarto donde logré que fueras trasladada. El pabellón era demasiado miserable, demasiado triste para tu alma tan pura.

Solía visitarte de cinco a seis de la tarde, cuando dormías profundamente y no te molestaba mi presencia.

Pero esa vez, te encontrabas despierta.

— ¿Qué? —fue tu saludo, apenas cerré la puerta detrás de mi espalda—. ¿Qué quieres de mí? ¿Por qué me sigues? ¿Por qué me atormentas? —cada pregunta era dicha con tanto cansancio, tanta molestia que por un momento otro frío más aterrador que el que hacía fuera me inmovilizó.

Cerraste los ojos, inspirando hondo.

— ¿Qué quieres de mí? —susurraste, más para ti que para mí.

Sin darme cuenta comencé a estrujarme las manos de nerviosismo. ¿Qué responderte? Duré bastante tiempo en silencio, al lado de tu cabecera sin atreverme a pronunciar una palabra para no estimular tu desagrado, estabas débil y...

—Perdóname —el hilo de voz sonaba apenas en aquella blanca habitación—. Sólo eso quiero.

Pensé que dormías, pero me sorprendiste cuando abriste los ojos de par en par, sólo para verme.

— ¿Sólo eso?

Negué con la cabeza: —Pero no te pediré nada más.

Y no hablamos más. Era un acuerdo, el silencio, donde tu te regodeabas y yo me podría.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top