¿Vienes porque me extrañaste?
Narra Coral
Palpitar, palpitar, ruido, golpes, uno, dos tres, uno dos tres. Ronroneo y jadeando mientras intento abrir mis ojos, mierda ¿Qué mierdas pasa? ¿Dónde carajos estoy? ¿Por qué mi espalda duele tanto? ¿Qué dia es hoy? ¿Quién coños toca con tanta insistencia? Logro abrir mis ojos con muchísimo esfuerzo, frente a mi el volante de mi auto, que mierda, me dormí en el coche y mi espalda está consiente de eso, duele como la mierda, tanto que siento que mi espina dorsal lucha por romper las capas de piel que la dividen del exterior, mi mano tambien llama mi atención, arde un poco, duele, pero no tanto como ayer, me confunde ver las gasas limpias que la cubren, y de repente recuerdos vagos comienza a invadir mi mente, esto es en serio agobiante.
Recuero haber pasado el dia mas aterrador de mi vida, desperté a las una y media de la tarde con tremendo dolor de cabeza, uno que rápidamente relacioné con resaca, nunca habia tomado tanto, de hecho, pocas veces habia probado alcohol, mi vicio siempre fue otro. El palpitar de mi cabeza cuando desperté estaba a punto de matarme o volverme loca, mi mano dolía tanto, mi cuerpo se sentía mas que nunca, estaba en abstinencia y resacada terrible combinación, estaba segura de que me moriría, tenia demasiado frio, pasé toda la tarde investigando donde carajos podía conseguir algo de drogas y lamentablemente no obtuve nada, anduve por las calles como una completa demente, y de repente ese chico de bonito carro oscuro que adoro arruinar llegó a mi cabeza, él es igual que yo, tambien consume y supuse que algo tendría que podría ayudarme, nunca me imaginé tener que recurrir a alguien como él, pero en serio estaba mal, y estaba dispuesta a lo que sea para saciar mis ansias. Recuerdo poco despues de haber chocado su coche y haber dejado el mío mal estacionado despues, no sé ni siquiera como imaginé que estaría en el colegio, en ese partido que habia escuchado mencionar en mas de una ocasión en las clases, la gente básica suele ir a ese tipo de cosas, y él verdaderamente es muy básico, tanto que estoy casi completamente segura de que consume solo para impresionar a los demás, por presión social o porque intenta verse malo e interesante, eso es terriblemente ridículo.
Dejo de forzar mi mente a recordar cuando soy consciente una vez mas del momento, del lugar en el que encuentro y de quien toca mi ventana con tanta insistencia, un policía. Ronroneo cuando me toca enderezarme y volver a la realidad, saco de la guantera dinero en efectivo, mucho, ese que tenia destinado para comprar drogas, donde sea y al precio que sea, lamentablemente no encontré, ahora lo tomo, 700 dólares para ser específicos es lo que le extiendo al policía que espera con ansias ponerme una multa, y si se entera que soy menor de edad llamar a mis padre seguramente, cosa que nunca permitiría. Bajo tan solo un poco el vidrio y se lo paso, su cara es de pura confusión, pero despues de ver la cantidad cambia totalmente y me sonríe aun cuando no me ve dándome paso para que abandone el camino que me encuentro ocupando, ¿Dónde carajos estoy?
Alcanzo mi celular que se encontraba tumbado bajo mi asiento, tengo un montón de llamadas perdidas de mi mamá y tambien de mi papá, realmente son muchas, las ignoro buscando el GPS para saber donde estoy, a la final no resulta ser tan lejos como creía, pero carajos, nunca habia estado por aquí, y tampoco entiendo que buscaba.
Con mi mano buena enciendo mi coche y comienzo a conducir rumbo a mi casa, mi trágica y oscura mansión. Por el carro del chofer estacionado cerca de la entrada deduzco que mis padres se encuentran aquí, posiblemente todas las llamadas que me hicieron en estos días eran para avisarme que vendrían, pero no me importa, y ningunas las respondí. Apenas entro me encuentro a mi madre en la sala, dormida en el sofá en una posición que parece muy incómoda, le paso de largo pretendiendo subir a mi habitación y encerrarme allí todo el dia, pero mi papá aparece de la nada bajando las escaleras.
— ¿Dónde carajos estabas Coral? Nos tenias preocupados — mierda que esa palabra saliendo de su boca se escucha ridícula.
— Sí, me imagino — me duele hablar, intento subir las escaleras, pero no me lo permite.
— Respóndeme, no estoy para tus malos modales, no sabes la noche tan terrible que tuvimos esperando que aparecieras — nunca lo habia visto tan molesto, y en otros tiempos me habría agradado que se molestara por estar preocupado por mí, pero ya a estas alturas no me produce nada.
— Estoy cansada, quítate de mi camino — gruño tocando mi entrecejo fastidiada.
— Coral — mi madre viene hasta mi e intenta abrazarme, se lo permito, pero no le correspondo, en serio a estas alturas me causa poca emoción sus muestras de cariño. — ¿Por qué te comportas asi? Como si nada te importara, acabamos de llegar de una semana larga y estresante de trabajo que hacemos por ti, para ti, para darte la buena vida que te mereces, al llegar al menos esperamos encontrar a nuestra pequeña en casa y nada, nos recibes así, sin un abrazo, ni una muestra de cariño, nos preocupas en serio, de hecho estoy pensando tomarme un descanso del trabajo, para pasar mas tiempo contigo, ¿te agrada la idea? — pongo los ojos en blanco, conteniéndome de gritarle todo lo que se forma como un nudo en mi garganta, desde que tengo uso de razon me ha prometido lo mismo, sacar tiempo para mi y por muchos años de mi vida me lo creí, creí que podía ser posible, pero lo que mas ha pasado en casa, sin tomar un vuelo han sido dos meses, meses que por supuesto no me los dedicaba solo a mí, y como era una niña tonta y conformista me alegraba por eso, ya despues fui entendiendo la realidad como realmente era, dos meses no bastaban para criar a una hija, dos meses no sirven para nada, no llenan a nadie, menos a una niña con tanta falta de amor y de cariño como lo fui yo, esa que ya no soy porque he aprendido a valer por mi sola, a vivir y sobrevivir conmigo misma, y con los vicios que he adquirido por culpa de estos dos y me han ayudado a vivir estos años de soledad y desasosiego.
— Permiso señora, tengo que ir a la escuela — la alejo de mi con resentimiento, con asco, vergüenza y lastima, y sí, me iré a la escuela solo para no tener que tolerarlos esta mañana ni nunca.
Apenas entro el terrible desorden me recibe, dos botellas vacías de tequila, el espejo roto, la sangre seca, la cama hecha un asco al igual que el resto de la habitación, no soy una persona organizada, pero esto es otro extremo, lamentablemente todo este desastre me tocará recogerlo a mí, pues no le permito a nadie que acceda a mi habitación, siempre la dejo con seguro. Ignoro todo y sintiéndome verdaderamente sucia camino hasta el cuarto de baño sacándome la ropa con la que pasé caso tres días y me meto bajo el agua caliente la ducha, necesitaba esto, lo disfruto, estrego mi cuerpo con la esponja, sobre mi piel una extraña sensación de que alguien me ha tocado, lo extraño es que no siento asco como sucede cada que imagino algo como eso, mas bien siento curiosidad, y vuelvo a luchar por intentar recordar algo de lo que pasó anoche, termino estresada y vuelvo a rendirme saliendo de la regadera despues de estar completamente limpia.
Me seco con mi toalla blanca y camino a mi closet buscando ropa cómoda para hoy, primero mi ropa interior, despues medias de mayas, jeans rasgados, calcetas, botas al tobillo, camiseta oscura y chaqueta de mezclilla, siempre traigo frio, tejo mi cabello azul en una trenza, tomo mis cosas para la escuela y mi cámara, esa que llevo un par de semanas sin usar, y eso es terriblemente raro en mi, pues es lo único además de las drogas que me llena, es lo único que disfruto aun en sobriedad y la tenía abandonada, ya lista salgo de mi habitación rumbo a la cocina, comí poco en estos días, de hecho, ayer no ingerí nada, además de un vaso con agua por la mañana, desperté sedienta por la resaca.
Agradezco que en la cocina no se encuentran mis padres, apenas la empleada preparando algo que huele muy rico, le pido que me sirva y me como tremendo plato antes de salir de allí satisfecha, al menos mi estomago está feliz.
En la sala vuelvo a encontrarme con mi madre, pero antes de que me intervenga con sus reclamos salgo de allí caminando por el patio delantero hasta donde dejé mi coche, ese que está hecho un completo desastre, tiene rasgones, bolladuras, y el vidrio de en frente ya está partido, a la final sí tendré que tomar clases de conducir, bueno, cuando me importe mi vida, cosa que no creo que pase en esta.
Todo el recorrido hasta el colegio me la paso luchando conmigo misma por recordar, necesito hacerlo, pero usualmente cuando me encuentro drogada es poco lo que recuerdo, tan solo logro recordar sensaciones, por ejemplo si he estado en un lugar frio, o cálido, si tenia miedo por algo cosa que casi nunca pasa, si disfruté el momento o si no lo hice, y nunca habia tenido tantas ganas de recordar algo como ahora, es agobiante la sensación en mi cuerpo, en mis labios.
Apenas me bajo del coche las miradas en el colegio vuelven a posarse todas sobre mi, hoy muchísimas mas de la ultima vez, miradas de rabia, de envidia y de admiración, esto si es raro y desesperante.
— Tu novio es una estrella, eres la envidia de toda la escuela — frunzo el ceño confundida, no entiendo una mierda de lo que se refieren, y no me queda mas que ignorar a todos e intentar seguir mi camino.
— Buena noche ¿Eh? Tremendo lujo te estás dando — resentimiento en las palabras de la castaña que me habla y me mira como si quisiera sacarme los ojos, la ignoro, y me toca hacerlo por mucho mas rato mientras cada que paso por un grupo hace algún comentario respecto a eso que no entiendo para nada, o bueno lo hago apenas cuando recuerdo el miércoles, y comienzo a intentar atar cabos en mi cabeza, todo esto tiene que ver con ese chico, el mencionado Damián.
Me hago ajena a la presencia y las voces de todos, y llego a mi salón de matemáticas donde me toca la primera clase del dia, odio las matemáticas y soy pésima en ellas, por lo que no hago el esfuerzo de prestar atención y espero con ansias la salida. Pasan lo que parecen horas antes de que se acabe la clase y cuando lo hace salgo de allí como si tuviera cosas que hacer y me dirijo al patio, lejos de la escandalosa multitud que parece mas enérgica que de costumbre. Mi destino de hoy es este gran árbol en el cual me suelo refugiar muchísimas veces, bueno desde que estoy en este colegio, ósea casi toda mi vida, pasé tiempo sin venir cuando decidieron poner una banca a su lado, y entonces comenzaron a venir mas personas, hoy agradezco no hay nadie, y me encargo de ensuciar bien la banca para que a nadie se le ocurra venir a sentarse.
Me dejo caer junto a él, apoyada de su perfecto y bonito tronco que me hace sentir como nada, solo en este lugar siento que mi eterno mal humor se va, no siento nada mas que paz, mucho mas cuando me encuentro con mi cámara, la que enfoco hacia el cielo azul y de repente dejo de ser la amargada Coral Thompson, y soy solo una con el árbol, soy aire.
Me entretengo fotografiando cada cosa ajena de lo que pasa a mi alrededor, pero me toca volver a la realidad cuando un grupo de chicas que obviamente no reconozco se me acercan y me miran burlonas, me toca dejar mi cámara y mi ensimismamiento para entonces volver a mi estado natural.
— Coral — se ríen, no sabia que tanta gente conocía mi nombre.
— Lárguense — ronroneo tratando de ignorarlas.
— Oye, no seas grosera, solo queremos saber que tal todo, ¿Cómo lograste que Damián te eligiera a ti para pasar la noche? —
— ¿Qué mierda? — casi grito con verdadero asco, y rápidamente encuentro la razon de todo en mi cabeza, verdaderamente me fui con ese tipo anoche y sé que él tiene las respuestas a todas mis preguntas, y me las va a tener que explicar ahora mismo.
No tardo en levantarme del suelo, guardar mi cámara y caminar como alma que lleva el diablo hasta donde supongo debe estar ese grandísimo imbécil, y lo encuentro justo ahí, entre los poblados pasillos, junto con el grupo de cabezas huecas que son sus supuesto amigos, nalgueando a las chicas que se le pasan en frente y con su estúpido aire de superioridad que tanto me fastidia.
— ¡Hey, tu! — los jóvenes comienzan a marcharse cuando el timbre de que se acabó el receso retumba por el pasillo, pero ese grupo no se deshace, y cuando ese idiota me mira acercarme sonríe como si le causara gracia, o que sé yo.
— Uy, te busca tu Dory Damiancito — sus amigos se ríen con picardía y en serio me fastidia tan solo acercarme a idiotas como estos, y lo hace mucho más que me relacionen con el mayor de ellos.
— Coral — ignora la presencia de sus amigos y se acerca hasta mí, con cara de idiota, como si estuviera fundido en su pensamiento y por la sonrisa que se planta en su cara, esa que me acaba de hacer sentir demasiado rara, supongo que no es nada que me agradaría conocer. — Te ves mucho mejor, tan hermosa como siempre — murmura solo para mi, ignorando por completo nuestro alrededor, y se siente raro, tanto que hasta he olvidado a lo que he venido.
— Uy, la parejita, démosle privacidad, la necesitan — tan solo cuando escucho a sus fastidiosos amigos es que soy consciente de todo y me repongo.
— ¿vienes porque me extrañaste? — comenta burlón tocando un mechón de mi pelo suelto, me muevo para que no me toque y le veo furiosa.
— Mira grandísimo idiota no te he buscado porque me agrade ver tu cara fastidiosa, ni mucho menos estoy de humor para tus niñadas, mas bien espero que ahora mismo me expliques por qué carajos todos aquí me miran de esa forma, me preguntan por ti, y me relacionan contigo Damián — su nombre de mis labios sale con ligereza y es raro, demasiado familiar para mi propio gusto.
— Que bien sale mi nombre de tu boca, no sabía que era tan lindo — ¿está idiotizado o qué? Me irrita que actúe asi — y nunca estás de humor, eso lo tengo muy claro — lo dice con cierto dolor y quiero golpearlo por tomarse ese atrevimiento, pero me contengo, cruzándome de brazos irritada y esperando una respuesta.
— Dime ahora, no estoy para juegos, sé que eres el responsable de que todos me acosen — cada vez hay menos personas en el pasillo, pero las que hay no dejan de mirarnos con curiosidad.
— Anoche no creías que era un tonto, hermosa blue, de hecho me tratabas como a un héroe, he sido tu salvador, agradece que te he ayudado, que te he sacado de tu miseria — indignada por cómo me mira y por como me habla impulso mi mano buena hasta su mejilla, golpeándolo lo mas fuerte que puedo, lo que no es mucho por ser con mi mano izquierda, y cuando él reacciona, indignado me toma por el cuello y cuando pienso que me va a lastimar me besa, posa sus labios suaves, carnosos y varoniles sobre los míos con verdaderas ansias y esto es tan raro para mí, tanto que hasta me asusta, me asusta porque no he hecho nada para alejarlo, para impedir que me empuje contra el casillero y su cuerpo que se siente a la perfección junto al mío, y lo que explota dentro de mi en serio es la sensación mas rara de mi vida, no me quejo porque me tome del cuello, mas bien lo disfruto, y dentro de mí no puedo ocultarme que me gusta, pero él deja de hacerlo, para entonces mezclar sus dedos con mi cabello, y tirar con suavidad de él, buscando mas de mi boca, buscando mas de mí, y esto quema, quema delicioso, y raro, raro porque nunca lo habia sentido, raro porque de repente su beso sirve como medicina para recordar todo lo de ayer por la noche, cuando he venido por su ayuda y hemos terminado de igual forma que ahora, me ha robado el primer beso que he dado en la vida, y ahora me está robando el segundo, con propiedad, haciéndome sentir que no soy tan rara como pensaba, que sí siento, y siento mucho, tanto que me asusta, y me agobia, y por ese miedo que me provoca busco alejarlo, no logro empujarlo con mis manos, y termino haciéndolo al morder con fuerza su labio inferior, pero aun asi no se aleja, solo se queja, y cuando soy consciente de nuestro alrededor siento vergüenza, como nunca la habia sentido, pero aun asi no me desconcentro de lo que hago, vuelvo a los ojos de quien me acaba de hacer sentir tanta adrenalina y emoción dentro de mí, son bonitos sus ojos, tengo que admitir, me gustan, al igual que su aliento, no huele para nada mal.
— Suéltame, si no me sueltas no podré responder lo que quieres saber — lo suelto cuando me doy cuenta que tiene razon, cuando me doy cuenta que tampoco lo habia hecho porque me emocionaba y comienzo a sentir demasiada vergüenza por lo que acaba de pasar, no me reconozco, me siento avergonzada y terriblemente rara con los acontecimientos de estos últimos minutos. He besado a un chico, y me ha gustado mas de lo que alguna vez imaginé, pero juro nunca admitirlo, nunca nadie va a enterarse de que lo disfruté como no habia disfrutado nada en estos años que tengo de vida.
A pesar de que yo he soltado su labio el no deja de aferrarse de mi cintura, y por la cercanía su olor tan masculino y agradable no me permite recomponerme y volver a mi estado natural.
— Habla, y suéltame de una vez, rápido — mi voz sale en un hilo, me toca toser con vergüenza intentando sacarme de entre sus brazos, pero no me lo permite.
— Anoche me pedias todo menos que te suelte — comenta burlón sonriendo con superioridad, sin perder de su vista mis labios y mis ojos.
— Eres un abusivo, un aprovechado, estaba mal — recordar cómo disfruté ese beso y como deseaba mas y mas en serio me provoca tremendo escalofríos.
— No, estás enferma, necesitas ayuda — me dice con verdadera seriedad, y una pena que no tolero en su mirada, tan solo en ese momento me suelta, y el cambio tan drástico en su actitud me provoca rabia y malestar emocional.
— A ti no te importa lo que pase conmigo, no te interesa mi vida, porque no somos nada — le grito irritada, enojada porque me mire de esa manera y por como me siento respecto a eso.
— Ah, mira, a pesar de que ni siquiera somos amigos sí me interesa tu vida — de su mochila saca una bolsa de la farmacia y un papel, me lo extiende, pero no lo tomo, porque no entiendo nada. — es lo que te recetó el doctor, tómalo para que sane tu mano — me explica obligándome a tomarla, y sin decir nada intenta marcharse, mientras yo verdaderamente aturdida, confundida y conmocionada me quedo ahí, hasta que recuerdo las razones por las que lo he buscado.
— ¡Espera! ¿no piensas decirme por qué todos me miran raro? ¿Por qué me atacó esa chica en el baño hace dos días? — la confusión y el enojo vuelve.
— ¿Es en serio? ¿No tienes redes sociales? — saca su celular del bolsillo y se acerca con cierta preocupación.
— Obvio que tengo idiota, pero no sigo a nadie de aquí — le aclaro con indiferencia.
— Voy a mostrarte, pero si me golpeas o intentas hacerlo voy a besarte tanto que ni el papa podrá alejarme de tu preciosa boca — deja de parecer tan serio y oculta su celular de mi mientras me amenaza preocupado.
— Déjame ver, y deja de andar con rodeos idiota — rabiosa lo obligo a que me muestre, arrebatándole el celular de las manos y cuando veo lo que hay en la pantalla en serio quiero matarlo. Es una foto de aquel dia que se metió a mi propiedad con su amigo, justo en el momento cuando caímos juntos a la piscina, cuando el me abrazaba de su cuerpo y recién subíamos a la superficie, esto tiene que ser una maldita broma, la miro asqueada y quiero matarlo.
— Eres un maldito animal, abusivo, farsante, le has puesto Photoshop, eso nunca pasó, grandísimo imbécil, aprovechado, asqueroso — le grito rabiosa tirando su celular y e intentando golpearlo con rabia verdadera, ¿Por qué mierdas hizo eso? ¿Qué ganaba haciéndole creer a todos que estamos juntos?
— En primer lugar, no he sido yo quien ha tomado la foto ni quien la ha hecho pública, en segundo, no es ningún montaje, si nos dimos un chapuzón juntitos en tu piscina y sé que muy pronto nos daremos otro, y en tercero, te advertí que no intentaras golpearme — vuelve a empujarme contra el casillero y sus labios vuelven a atacar los míos, esta vez con violencia, una que me gusta, pero que no permito que continúe por mucho tiempo, locho con él y lo alejo, suelta mis labios, pero no me deja.
— Ya te dije Coralita, ya que tanto te gusta golpearme cada que lo hagas te beso, y no estoy bromeando — deja un ultimo beso en mis labios antes de alejarse con rapidez dejandome ahí, rabiosa, conmocionada, aturdida y confundida golpeando los casilleros con tanta rabia y fuerza que lastimo mi mano y logro abollar la puerta de uno.
Tiro de mi cabello y grito, agradeciendo que no hay nadie en el pasillo ahora. Me voy de ese lugar con rumbo al parqueadero, pero cuando recuerdo la bolsa que él me dio me devuelvo en el camino por ella, volviendo a mi coche y cuando estoy dentro revivo los acontecimientos en el hospital, ¿Por qué carajos me llevó? ¿Por qué dejó su partido, ese que lo vi ganar y por el que todas las chicas lo alagaron y morían por llamar su atención? ¿Por qué vino conmigo en vez de darme la droga e ignorarme? ¿Por qué se preocupó por mí? ¿Por qué me besó cuando todos en esta escuela se burlan de mí y me miran como un bicho raro? Sacudo mi cabeza cuando me encuentro recordando su beso, recordando anoche cuando me subió sobre sus caderas y tocó mis nalgas como nadie nunca me habia tocado, y lo dejé, se lo permití, lo cual es algo demasiado raro y nuevo en mi vida.
Trato de olvidarme de eso, y enciendo mi carro para salir de ahí lo mas rápido posible, lo hago, y conduzco con normalidad hasta el bosque, quiero tomar unas fotos y tambien respirar un poco de aire fresco. Al llegar se me hace inevitable abrir la bolsa que habia dejado en el asiento de copiloto, hay medicamentos para el dolor, para la infección y para que cicatricen rápidos los puntos que no sabía que tenía. Me tomo cada una de las pastillas mientas mi ceño se mantiene bien fruncido, tambien tomo la tarjeta, esa donde tiene escrita la receta con letra casi inentendible como toda letra de doctor los medicamentos que me acabo de tomar, y detrás una nota, con una letra diferente a la de la receta y mucho mas fea pero entendible: Espero que tu mano sane pronto Blue, no vuelvas a romper ningún espejo y anda con cuidado. Damián
Que idiota es ese chico, si pretende que le agradezca o que sea su amigo está completamente equivocado, yo no me junto con gente como él, claro, mientras me encuentre sobria porque ya me quedó mas que claro que drogada me vuelvo como loca, primero le dije que me agradaba en el cementerio, recuerdo poco de ese dia, pero nuestra estúpida conversación viene en pequeños fragmentos a mi cabeza, y despues de anoche estoy segura que no quiero volver a drogarme cerca de él, se aprovecha y me vuelvo idiota, tengo que cuidar más de las cosas que hago y digo, soy una completa loca...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top