Tu eres mi papito
Narra Damián
— Y lo mas importante, mi favorito y sé que tambien será el tuyo ahora es este conjunto rojo, mira amor, ¿no está divino? — Selena se encuentra frente a la cámara, como ha estado todo esta noche despues de haberme gritado montón por no haberle contestado las llamadas que me hizo en toda la tarde, ahora se encuentra mostrándome el montón de cosas que se consiguió cuando fue de compras con sus amigas esta tarde. Un conjunto de lencería rojo es lo que se encuentra mostrándome con mucha emoción en frente de la cámara, y sé que yo tambien lo estaría de no ser porque tengo la cabeza hecha un lio, mierda no sé para qué hablé con Henry ayer. — amor, ¿no está divino? Debes estar ansiando vérmelo puesto, okey, espera ahí, yo me lo medí apenas llegué y llamé para mostrártelo, pero no me respondiste carajo — ronronea cuando la cámara solo se encuentra presentando nuestra habitación.
— ya te dije Sel, las cosas en la oficina se ponen mas intensas — no me gusta mentirle, pero hay ocasiones como esta que me toca hacerlo, se moriría si le cuento que me he pasado toda la tarde con Coral y su hija que sospecho que es mía, carajo ¿Por qué mierdas se me ha metido eso en la cabeza? Tal vez sea el color tan oscuro de su cabello que es tan poco singular en el mundo, la forma de su bonita cara, sus cejas, su nariz, su boca, físicamente coincidimos en mas de una característica, y se me eriza la piel de solo pensar que tenga razon.
— ¿Qué tal? — mi pelirroja esposa aparecen en la cámara una vez mas con un conjunto descubridor que en mi pleno uso de razon me habría parado la verga, pero no pasa, nisiquiera puedo mirar con conciencia sus pezones notorios debajo del encaje, ¿yo con una hija? ¿yo con una hija con Coral? Mierda nisiquiera en mi cabeza puedo asimilarlo. — ¿te gusta? ¿te pone caliente? — se toca con sensualidad provocándome, bueno, intentando hacerlo.
— Sí Sel, te queda divino, me encantaría quitártelo — le digo en automático, sé que eso desea escuchar.
— ¿En serio? ¿estás duro? Déjame ver, toquémonos — me pide llevando sus manos a su intimidad, pero mierda que ni forzándome podría concentrarme y hacerlo, mi cabeza se encuentra hecha un completo lio.
— Amor, estoy muy cansado, mejor... hazlo sola, te prometo compensarte cuando vuelva, en serio estoy hecho pedazos, adiós, te quiero espero puedas descansar — cuelgo rápidamente, antes de que me reclame por ser un mal marido, nunca me habia pasado esto, nunca habia estado tan distraído y frustrado como para caer en la impotencia, ahora lo estoy.
Rápidamente llamo a Henry, es la única persona en la que puedo confiar para decirle lo que sospecho sin que me tache de loco o de idiota, además él ya lo pensó antes, aunque lo haya dicho de broma.
— Escuchar tu voz dos días seguidos en una semana es un completo milagro, espera, espera, debo persignarme — es un dramático.
— Ayer dijiste que... la hija de Coral podía ser mía, ¿lo dijiste en serio? — me desespera que me acompañe en este pensamiento retorcido que me está provocando dolores de cabeza. El muy idiota se echa a reír del otro lado de la línea, como si estuviera contando un chiste y quisiera golpearlo.
— ¿Qué te hace creer que sea asi? — me pregunta sin parar de reír, sin tomar este asunto con la seriedad que debería, pero debo admitir que solo por eso me siento menos al borde.
— Dime tu primero, ¿Qué te puede hacer creer a ti que sea asi? — le devuelvo la pregunta y despues de quedarse en silencio por pocos segundos responde.
— ¿De que edad dices que se ve la niña? — me pregunta con seriedad y vuelven los nervios intensos.
— Tres, cuatro mas o menos — le explico mordiendo mis uñas.
— ¿la volviste a ver? ¿Por qué piensas que es tuya y no de Francis, además del color de cabello? — vuelve a tornarse despreocupado, pero esta vez no me tranquiliza.
— Nunca se fue con Francis, él está preso, los padres de ella lo encerraron y ella estuvo en rehabilitación, me lo contó esta tarde cuando salvé a la niña de ser atropellada — le cuento y parece mudo.
— Mierda, no puedo creerlo, nos engañaron entonces — asiento como si pudiera verme. — entonces ¿no le preguntaste nada del padre de la niña? —
— Sí, dijo que habia sido con un adicto de la clínica — le cuento despreocupado.
— Mierda Damián, es tuya, felicidades hermano, eres papá — me dice con mucho entusiasmo mientras yo me levanto y muerdo mis uñas ansioso, ¿Qué carajos?
— Henry esto no es una broma — le digo con seriedad mi estomago no ha dejado de causar molestias en toda la tarde.
— Eres un grandísimo idiota Damián, si yo estuviera ahí lo hubiera descubierto desde el primer instante. Coral podía se lo que fuera, pero no era una puta, tu sabes eso mas que nadie y si realmente no pasaba nada con Francis eres consciente de que fuiste su primer y único hombre hace cuatro años, me confesaste que nunca se protegieron, y la maldita droga nunca ha sido una pastilla anticonceptiva Damián, lo mal que se veía esos últimos días no eran solo por su vicio — mi corazón late acelerado y siento como si una capa blanca se estuviera moviendo poco a poco es estos. — ¿y como coños se te ocurre creer que iba a pensar en coger en una maldita clínica de rehabilitación, puedes pensar en drogas, en matarte, en escapar, pero ¿coger, en serio? Y ella — él parece conocerla mas que yo, por algo siempre ha sido mi psicólogo personal, es la persona mas sabia del universo y su sabiduría ahora me tiene mojando los pantalones.
— Cállate, eso no puede ser — yo no puedo ser papá, yo no puedo tener una hija, ¿Cómo coños podría asimilar una información asi de la noche a la mañana?
— Aseguraste entonces, enfréntela y pregúntale cara a cara, si piensa demasiado sus respuestas ya sabes que miente, con ella será fácil, es expresiva la demente. Ah y Dam, en serio me siento muy feliz por esto, me alegra que la hayas atado a ti de por vida aun sin darte cuenta, siempre será mi cuñada favorita — es lo ultimo que dice antes de huir como cobarde y colgar, dejandome terriblemente confundido, aturdido y hecho mierda, esto debe ser una broma, y no sé por qué dentro de mi deseo que sea real.
Dormir fue una misión completamente imposible, me pasé toda la noche vagando en la cama, dando vueltas en la habitación y perdiéndome en mis pensamientos por horas tratando de asimilar lo que está pasando, algo que parece completamente irreal, como si de una película se tratara, si la niña realmente es mía ¿Por qué carajos Coral no me lo dijo? ¿Por qué no me buscó? ¿Por qué me la ocultó todos estos años? Mierda que de repente lo que siento es furia, muchísima.
En la mañana alrededor de las ocho me encontraba entre dormido, y por los golpes en la puerta me espanto levantándome del sofá en el que me encontraba establecido en una incomoda postura.
— Damián, ¿estás listo? Al fin nos largaremos de aquí — me grita mi amigo desde la puerta, y cuando me levanto, abro esta encontrando a quien ahora me mira confundido.
— Buenos días, Eduardo — le saludo caminando a la cocina para prepararme un té, hace frio y necesito relajarme, la tensión me está matando.
— Deberías estar listo idiota, ¿Qué esperas? Recuerda que debemos pasar por le oficina hasta medio dia y despues directo al aeropuerto, si no queremos perder el vuelo — me dice acelerado sacando mi maleta del armario, y cuando la ve aun vacía me mira boquiabierto.
— No me voy hoy Eduardo, tengo una asunto muy importante que resolver aquí — con mi taza ya lista tomo un sorbo del contenido, mientras me cambio los pantalones de pijama a unos jeans y la camiseta a una camisa oscura.
— ¿Qué asunto? ¿acaso pasó algo de lo que no me he enterado carajo? —
—Sí, de hecho sí, me encontré a una vieja amiga por aquí y tenemos asuntos sin resolver — le explico terminando con mis zapatos.
— Bueno, siendo asi, si vas a coger está bien, entonces me tocará irme solo, solo invéntale algo a tu papá y a Selena no quiero que me anden preguntando —mierda, para este hombre todo en el mundo es coger, si supiera que esto es mas grande e importante que eso.
— No voy a coger Eduardo, y sí, hablaré con papá y Selena, pero solo despues que solucione mi situación, esto va a cambiar la vida de todos — tomo mis cosas, doy un ultimo trago a mi té, y salgo siendo seguido por mi amigo.
— Que mierda Damián, me tienes intrigado, dime algo ¿Qué es eso tan importante? — me pregunta ansioso cuando entramos en el ascensor.
— Creo que tengo una hija — le digo sin más, si no tuviera grandes pruebas para pensar que asi es no estaría comentándolo nisiquiera, pero lo siento, algo dentro de mi lo siente muy real, y si no salgo de esta duda hoy mismo me volveré loco.
En la oficina Eduardo no ha salido de su estado de choc, se la ha pasado preguntándome cosas e insistiendo para que le cuente las razones por las que sospecho eso y sobre todo de quien se trata, no le conté demasiado, no tengo cabeza para hablar de esto y responder preguntas cuando soy yo quien tiene montones con necesidad de respuestas urgente.
Al medio dia ya todo está hecho, la despedida con el personal fue muy nostálgica, pero despues de todo asi es la vida, y posiblemente mañana ya nos hayamos olvidados unos de los otros, pocas personas son realmente memorables y aun asi con el tiempo se van desvaneciendo recuerdos.
Me tocó llevar a Eduardo al aeropuerto, y todo el camino se la pasó preguntando y poniéndose a mi disposición, asegurando que no se iría si yo le pedía que se quedara a ayudarme con mi situación, pero me negué, no lo necesito en esto, solo yo.
A las 12:30 de la tarde me encontraba en frente de un colegio infantil, el mismo al que pertenece el logo de la camisa escolar que traía Clarie ayer, por la noche me la pasé investigando todos los colegios de la ciudad y este sin duda es el que coincide. ¿Qué pretendo hacer? Hablar con la niña, saber si sus hechos coinciden con los que Coral me contó ayer, y sé que es una niña, que tal vez no sea consciente de muchas cosas pero sé que teniéndola cerca y hablando con ella muchas cosas podrían esclarecerse.
Me quedo ahí, del otro lado de la calle que da al bonito y no demasiado grande lugar, hasta que las puertas de abren y comienzan a salir un montón de pequeños parlanchines que parecen muy agitados y alegres, los niños nunca fueron de mi agrado, nunca fue mi sueño ser el papá de alguno, y por esa razon es que siento este choque tan raro de emociones.
Me bajo del coche cuando la veo a ella, tan pequeñita y sonriente acompañada de otros niños que hablan sin parar y corretean por el jardín hasta alcanzar a sus padres, gran cantidad de ellos que han venido por sus pequeños.
— Clarie — la llamo cuando estoy en la acera, y su grupito se va reduciendo al irse con sus padres. Me toca volver a llamarla y cuando me ve sonríe con todos sus dientes y viene a mi como si me conociera de toda la vida.
— Amigo de mami — me agacho para estar lo mas bajo que puedo y la recibo entre mis brazos, me da un abrazo corto, pero intenso en el que me quedo inhalando su aroma tan dulce y agradable, y siento que podría hacerlo por siempre. Esto es demasiado raro.
— Que linda te ves, ¿has tenido un buen dia? — cuando me alejo me detengo a verla fascinado, no es normal lo raro que me siento con ella, como si ya supiera la respuesta de lo que me tiene con tantas dudas. Asiente a mi pregunta mientras yo me quedo fascinado con sus ojos azules tan idénticos a los de su mamá, es como si la estuviera viendo a ella, el resto de su cara no.
— ¿Mami te envió a buscarme? — me pregunta llevando sus deditos a su boca, sin dejar de verme.
— Em, no, pero ella ha de estar muy ocupada, y yo quiero pasar un rato contigo — le explico y ella me mira con grandes ojos abiertos.
— A mami no le gusta que me lleven sin su permiso, se enoja cuando la tía Emilia lo hace sin avisar porque se preocupa mucho — me dice con un gesto adorable que me hace sonreír, me gusta que Coral sea tan protectora, porque siento que yo tambien lo seria, a estas alturas aun cuando nisiquiera confirmo que soy su papá seria capaz de dar mi vida por esta niña.
— Perfecto, entonces avisémosle, ¿tienes su número de celular por ahí? — le pregunto y asiente, sacando de su mochila una de sus libretas en las que tiene en la portada el numero bien grande nombrado "Mami" saco de mi bolsillo mi celular y rápidamente le escribo un mensaje, sonriéndole a la pequeña que me mira expectante, a mi y a mi celular.
"Pasé por la niña en el colegio, espero no te moleste, iremos por un helado y despues te la llevaré a casa" Damián.
— Ya — le informo a la pequeña que sonríe con todos sus dientes y pronto nos vamos en mi coche hasta una heladería que se encuentra cerca del hotel en que me estoy hospedando, al llegar ahí bajo del coche yendo hasta la puerta de la pequeña para abrirle y pronto tomándola de la mano entramos al establecimiento que no se encuentra muy abarrotado. Tomamos una de las mesas junto a la ventana, y pronto la ayudo a sentarse para hacer yo lo mismo, entretenido por como se le pierden sus ojitos en los conos de helados que lucen deliciosos.
— ¿Mami te contó que me encanta el gelato? Por eso me trajiste aquí — niego con la cabeza fascinado por su tierno gesto y como pronuncia helado.
— No me contó, yo lo adiviné, como voy a adivinar que tu favorito es el de fresa — abre sus ojos grandes al igual que su sonrisa y asiente rápidamente.
— ¿Eres asi como un mago? —
— No, solo siento que te conozco de toda la vida dulce princesa — paso mi mano por su melena suave y despeinada.
— ¿y con mi mami te conoces de toda la vida? — me pregunta curiosa y asiento.
— Sí, éramos grandes amigos, bueno, mas que amigos — con eso ultimo vuelve a abrir sus ojos de par a par y no puedo evitar reír, ha salido tan expresiva como su mamá.
— ¿Asi como novios? — me echo a reír al momento que viene una mesera a pedir la orden, le pedimos dos helados, uno de fresa y chocolate, otro solo de vainilla, y la chica no tarda en traerlos.
— Éramos algo parecido, ¿nunca te contó de mí? — niega rápidamente comiendo de su helado.
— A mami no le gusta hablar de nada de lo que pasó antes, la pone triste — me explica con terrible angustia y rápidamente le cambio la conversación, lo ultimo que deseo es entristecerla.
— ¿Cuándo es tu cumpleaños? — le pregunto probando del helado, y entiendo rápidamente la razon por la que ella lo devora entretenida.
— Espera — deja su helado, para entonces con sus deditos sucios contar como si tratara de recordar la fecha. — no sé creo que es el dia asi — forma un cuatro con su mano y después como si le frustrara saca un cuadernillo de notas de su mochila y me lo extiende. — mami lo pone ahí — me explica y descubro rápidamente en la portada "4 de julio" mas abajo tiene otras anotaciones importantes, como el número telefónico de Coral, el de esa mujer Emilia y el nombre de unas cuentas pastillas con un horario al lado de estas.
— ¿Eso de que es? Los medicamentos — no quiero decir algo que la ponga mal, pero me encuentro demasiado confundido.
— Mis medicinas, tengo que tomarlas siempre, a la hora justa, si no algo malo me pasa — me dice como si nada mientras continua con su cometido.
— ¿Estás enferma? — le pregunto con un nudo en la garganta.
— Mami dice que no, pero siempre voy al hospital aunque no me sienta mal y debo tomar medicinas siempre ¿tu que piensas, estoy enferma? — niego rápidamente, para mi y para ella, porque me mata la angustia de imaginar que sea asi.
— ¿y tu papá Clarie? — no es buen momento para preguntar, pero necesito saber.
— No tengo papá, ¿tu tienes uno? — asiento, con un nudo en mi garganta y el estómago apretado.
— ¿Tu mami nunca te dijo nada de por qué no tienes papá? —
— Dice que una cigüeña me dejó en su puerta, y que me parezco mucho, mucho a esa cigüeña —
— ¿te gustaría conocerlo? — asiente sin dudar acabando su helado.
— Sí, siempre sueño con conocerlo, todos los niños de mi escuela tienen papá menos yo, y hasta tu que eres grande tienes un papá — esto es demasiado para mí, me levanto de la silla cuando ya ambos hemos acabado con el helado, y la vibración de mi celular no ha parado en todo el rato. Pago la cuenta y con la pequeña de la mano salgo de allí. — ¿es por mami que tu celular vibra mucho? — me pregunta curiosa y asiento acomodándola en el asiento trasero para volver yo al de piloto y de paso revisar mi celular, mierda, 17 llamadas perdidas en dos horas y un montón de mensajes, entre esos, que le lleve la niña a casa ahora, y amenazas con llamar a la policía, si tan solo supiera que eso es lo que deseo hacer yo justo ahora se ahorraría las amenazas. — si se enoja tienes que defenderme, me vas a defender ¿verdad que sí? — asiento sin dudar.
— Lo haré, siempre lo haré — le aseguro, sabiendo por alguna razon sobrehumana que eso haré siempre, y carajo que es lo mas raro que habia vivido en mi vida.
— ¿Tu quieres defenderme tambien de los niños del colegio? Me molestan mucho, siempre se burlan de mi llamándome Cloro, porque mi nombre es Clarie entonces Clarie y Cloro se parecen mucho, además me molestan los niños con que quieren ser novios de mi mamita, y siempre les digo que no, mami no tiene novios, no puede tener novios, porque es solo mía, y tía Emilia tampoco, una vez tuvo un novio y no me agradaba nada, le dije que no podía tenerlo porque era feo y olía mal, y no me hizo caso, despues él le hizo daño y lloró mucho, me puse muy triste por ella, pero eso le pasa por ser desobediente, mami y ella siempre me dicen a mi que debo portarme bien, pero cuando yo les digo a ellas no me hacen caso. A las tres juntas nos gusta ver televisión, los padrinos mágicos es mi favorito, a mami tambien le gusta y Tía Emilia a veces no deja que nos concentremos, ella habla mucho, muchísimo y yo la quiero mucho, ¿tu quieres que yo te quiera mucho? — llegamos a su casa, y no ha habido un segundo en el recorrido en que no haya sonreído fascinado por lo mucho que ha habado la pequeña a la que me cuesta entender por sus balbuceos de la edad. Asiento sin dudar a lo que me pregunta y rápidamente me dice. — entonces ya te quiero, dijiste que eras novio de mi mami, y me has comprado gelato, además ayer me salvaste de que me muriera y eres muy guapo y hueles bien, eres asi como mi padrino mágico ¿verdad que sí? — asiento una vez más.
— Lo soy, eso quiero — aseguro rápidamente bajando de mi coche para quitarle el cinturón y ayudarla a bajar del coche. Apenas pasa una Coral alterada, pálida y llorosa sale corriendo de la casa y viene hasta nosotros tomando a la pequeña con desespero, envolviéndola en sus brazos como si no pudiera creer que la tuviera en frente y comienzo a crear hipótesis en mi cabeza de las razones por las que parece asi de nerviosa.
Mierda seguro pensó que me la llevaría, sabe que ya sé que es mi hija y por eso tiene miedo, por eso en nuestros encuentros se mira tan nerviosa e intenta huir a toda costa de mí.
— Mami, ¿Qué te pasa, por qué lloras? Mi padrino mágico te dijo que me llevaría con él solo un rato — le dice la pequeña con mucha ternura, acariciando la melena castaña de su madre mientras ella no deja de abrazarla muy fuerte, con mucho esfuerzo la levanta del suelo y sigue el sendero que las lleva hasta la casa donde se meten y no dudo en seguirlas.
— no me vuelvas a hacer eso mi chiquita — le suplica afligida sin soltarla en ningún instante.
— Es que... fui a tomar un gelato con mi padrino mágico, y mira como me ensucio toda esa gelato malvado — se mira la camisa blanca con grandes manchas de fresas y chocolate, mientras la mirada de Coral la abandona a ella para dirigirse a mi.
— Ve a la habitación mi amor, ve a ver televisión un rato, ya iré a cambiarte — la deja en el suelo, pasando ambas manos en su cara como si tratara de controlarse y pronto deja un beso en su frente para despedirla, pero la pequeña viene corriendo a mi y me hace agacharme a su altura para susurrar en mi oído.
— No te vayas sin decirme adiós, ¿oíste? Y dile a mami que me cuidaste mucho para que se quede tranquila — asiento sin dudar ofreciéndole una sonrisa tranquila, le doy un abrazo corto antes de dejarla ir y pronto se pierde en esa puerta blanca con corazones y mariposas y su nombre escrito en letras medianas.
— ¿Por qué hiciste esto? — no me ve, tira de su cabello rabiosa dando vueltas en la sala.
— No hice nada malo, la llevé a comer un helado y te he avisado que lo haría — le digo muy serio, conteniéndome de cuestionarla yo, de gritarle yo por hacer lo que hizo.
— Estaba a punto de llamar a la policía Damián, no tenías ningún derecho a recoger a la niña en el colegio, y llevártela sin mi permiso, es ilegal — trata de mantener la calma, pero termina gritándome, molesta, angustiada todavía aun cuando sabe a la niña bien.
— ¿Es ilegal que un padre a quien le negaste el derecho de conocer a su hija, la lleve a dar un paseo? Ilegal lo que hiciste tú, Coral, ¿o me vas a negar en la cara que esa niña es tan mía como tuya? — me cruzo de brazos tan serio como no habia estado nunca, aun cuando dentro de mi tengo tanto por lo que quiero gritarle y cuestionarle sin reparos.
— ¿De que mierdas hablas? — deja de verme, no hay ni una pizca de sorpresa en su rostro, y esa es una prueba muy clara de que soy papá, es una gran prueba de que la niña es mía. — ¿De donde carajos sacas eso? — tiembla, su voz lo hace y tambien su cuerpo, sabe lo que puedo hacerle por lo que hizo.
— ¿De que mierdas hablo? De que desapareciste embarazada de mí, y me ocultaste a la niña por cuatro años Coral, me negaste el derecho de estar con ella, de verla nacer y crecer, eso sí es un crimen maldita sea — la obligo a verme, tomando ambos lados de su cara para que me sostenga la mirada y miedo es lo que hay.
— Clarie no tiene papá, tu no eres su papá, no seas tan ridículo, no digas idioteces — intenta sacarse de mi agarre, pero no lo permito, la sujeto fuerte para que me mire y me mienta viéndome a la cara, y con cada cosa que dice descubro mas y mas que fui un idiota pero al no darme cuenta apenas vi a esa niña en la cafetería.
— Okey, entonces no pasa nada si decido llevarla al hospital y hacernos una prueba de sangre, ¿verdad? — esta vez si se saca, y se aleja de mi angustiada, nerviosa, desesperada, tirando de su cabello y volviendo a mi como si de repente le hubiera llegado a la cabeza algo para gritarme.
— Clarie no es tu hija, tu... tu no hiciste nada mas que dejarla dentro de mi y dejarme sola cuando mas te necesitaba, tu no tienes una idea de lo que tuve que vivir yo, lo que he pasado con esa niña que ahora quieres reclamar como tuya — tengo una hija.
— Carajo Coral, ¡No me dijiste nada! Si lo hubieras hecho no te habría dejado sola, y lo sabes, yo te quería maldita sea te dejé porque tú asi lo preferiste, sabes lo mucho que me costó — es inevitable alterarme y subir la voz, porque me siento en un momento crucial de mi vida, en uno que me tiene con la respiración agitada y el corazón a mil.
— No lo hice porque no la iba a tener — se deja sentada en el sofá junto a la chimenea cubriendo su cara, controlándose, relajándose de a poco. — intenté abortarla Damián, mas de una vez lo hice, en el último intento, mientras me desangrada en el piso de mi habitación y le rogaba a Francis por heroína mis padres me encontraron y no sabes cuanto he agradecido ese momento, que me hayan encontrado a tiempo, que mi niña no haya muerto. Damián yo... estaba enferma, era egoísta y no podía pensar en nada más que en consumir y olvidar. Estuve sedada la mayor parte de mi embarazo porque solo deseaba hacerme daño a mi y a ella, y cuando fui consciente habia pasado demasiado — me siento frente a ella, luchando con controlarme y calmar este sentimiento desesperante de culpa, de ansiedad, de remordimiento, no debí dejarla sola, debí atarla y encerrarla en mi armario de ser necesario, pero ahora ya es tarde, al menos no debí creerme esa idiotez de que se haya ido a vivir con su supuesto novio cuando semanas antes habia venido a mi afligida, sensible, necesitada de mí.
— Cuando... cuando saliste, ¿Por qué no me buscaste? ¿Por qué no me llamaste? — no puedo verle, me mantengo con mis codos sobre mis rodillas tocando mis dedos sin receso, con desespero.
— Escapé, cuando la niña nació y estaba segura que no quería que viviera allí ni un segundo, lo hice llena de miedo de recaer, pero una parte de mi sabia que no lo iba a hacer, habia dañado a lo más importante de mi vida por culpa de ese maldito vicio, y lo único que deseaba era resarcir mi error. Emilia me ayudó a escapar, me ofreció su casa y gracias a mis pertenencias de mayor valor logramos sobrevivir por un tiempo, en lo que ambas estábamos bien, Emilia tambien nos ayudaba, pero era demasiado solo para ella, los medicamentos, las consultas, era demasiado —
— Debiste buscarme — le repito levantando mi mirada para verla.
— ¿Crees que no pensé en hacerlo? Lo hice Damián, deseaba que estuvieras aquí, deseaba que me tomaras la mano mientras sacaban a la niña de mis entrañas, pero ¿Cómo carajos lo iba a hacer? No tenia manera de contactarte y una parte de mi no deseaba traer a mi presente nada de mi pasado, tu eras parte de eso —
— Mierda no se trataba de cualquier cosa, una hija Coral, una hija mía fue lo que me negaste por no querer recordar tu pasado. — me levanto rabioso, molesto, angustiado, triste. — tengo una hija, una niña que recién conozco y que ha pensado toda su hija que no tiene papá, cuando me tiene a mí, que a estas alturas ya me siento capaz de dar la vida por ella — tiro de mis cabellos dando vueltas en la sala, ella se queda callada, mordiendo sus uñas, nerviosa.
— ¿Qué pretendes hacer? — me pregunta viéndome desde su lugar,
— ¿Qué pretendo hacer? Llevarla conmigo, papá tiene que conocerla, mi esposa, todos tienen que saber que tengo una hija, porque yo no pretendo esconderla — le dejo claro.
— ¿Te casaste? — me pregunta curiosa y asiento.
— Lo hice — contesto sin parar mi caminata. — tengo que decirle a la niña, ella tiene que saberlo — se levanta rápidamente y me enfrenta.
— Damián es una niña, tiene solo cuatro años, no es una noticia que vaya a asimilar como si nada de la noche a la mañana — de la nada la puerta de la habitación a la que entró la pequeña hace menos de media hora se abre y ella aparece junto a ella, mirándonos desde su lugar con sus deditos en la boca y ojitos confundidos.
— ¿Estan peleando, como novios? — niego con la cabeza rápidamente acercándome a ella.
— No estamos peleando bonita, no lo hacemos, solo tenemos una conversación muy seria — me inclino hasta estar de rodillas a ella, que me mira y sonríe.
— ¿Estan peleando porque tu eres mi papi que al fin vino a verme? — me quedo perplejo viéndola sin pestañear por largos minutos mientras Coral hace lo mismo, silenciosa detrás de los dos. Vuelvo a ver a la niña y con ojos cristalizados asiento.
— Asi es princesa, ¿eso te gusta? — siento las gotas correr por mis mejillas, me siento como si de repente todo lo que necesito en la vida se encuentra en frente de mi, como si todo mi mundo se resumiera a ella, y carajo que se siente bien dentro de lo extraño.
— Entonces tu eres mi papito — no para de sonreír y mirarme con ilusión, vuelvo a asentir.
— eso soy, y me hace muy feliz serlo, estoy contento de conocerte al fin, y te prometo que estaré contigo para siempre, ¿quieres eso, quieres estar conmigo para siempre? — asiente una y otra vez, mientras yo sollozo, y sin poder evitarlo la envuelvo entre mis brazos, sintiendo alivio, sintiendo paz, sintiendo la sensación mas vivificante que habia sentido en mis 23 años de vida, esto es demasiado para mí, mucho mas de lo que esperaba para ser completamente feliz...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top