Su primera vez
Narra Coral
— De nuevo con eso — ronroneo verdaderamente fastidiada al escuchar una vez más mencionar la dichosa tormenta que pasará hoy por la ciudad. En la escuela llevan desde la semana pasada mencionándola, en la televisión, que gracias a Dios apenas veo cuando paso por la cocina, pero en mi celular, eso es lo único que se menciona, la dichosa tormenta Stewart, dicen que será la peor tormenta que se ha visto en muchos tiempos en el país, categoría 7 y aunque todo el mundo se encuentra aterrado por eso yo no siento mas que deseos de verla venir, despues de todo ni tanto amor le tengo a la vida.
Salgo de la cocina con mi vaso con leche en la mano y vuelvo a mi habitación, apenas son las 09:32 pero quiero ir a la cama, deseo quedarme en la oscuridad por un rato, con la mete en blanco, sin pensar, sin vivir, solo dormir.
En la mañana me despierto por el sonido espantoso de mi alarma, a pesar de que viene tremenda tormenta en esa estúpida escuela insisten en que debemos asistir tambien hoy, pues técnicamente aún no se encuentra aquí y no podemos perder demasiadas clases, me dan lastima en serio cuando se piensan que estan haciendo algo que verdaderamente no les sirve para nada, pues de 30 estudiantes 4 le ponen verdadera atención a la clase.
Me levanto resignada de la cama, y aunque me esté muriendo de frio me voy al baño, relajándome con agua calientita que al rato ya me hace congelar, no tardo demasiado allí, camino a mi armario cuando ya tambien he cepillado mis dientes, me coloco primero unas bragas azules, para despues tomar del perchero una falda tableada oscura, medias a mi muslo tambien oscuras, un abrigo rosa palo, dos tallas mas grandes que la mía, y mi chaqueta de mezclilla favorita, termino con mis botas, y peino un poco mi cabello antes de tomar mis cosas y salir de ahí hasta la cocina, en busca de algo que desayunar, hoy he despertado con mucha hambre.
— Coral, cariño ¿A dónde vas? Hoy viene la tormenta, no puedo creer que pretendan darles clases en este estado — Papá se encuentra en la cocina, me sorprendo al verlo, pues hacia una semana no lo veía, se encontraba de viaje de nuevo, esta vez solo él, pues mi madre se ha quedado supuestamente para estar al pendiente de mi y hacerme compañía, y que ridiculez.
— Tengo clases — toda el hambre que traía se desvanece apenas los veo a los dos, apenas tomo una manzana del frutero antes de marcharme sin decir más, y en mi coche me dirijo a la escuela, pretendo encontrar algo para desayunar por ahí, pero sentarme y compartir mis primeras horas de la mañana con esos dos, definitivamente no, nunca.
Apenas llego a la escuela la vida vuelve a sentirse mas mierda de lo que ya es, todavía muchos siguen comentando de mí, pero la realidad es que ya no me importa, ya no suena tan desagradable en mi cabeza eso que todos suponen de que entre Damián y yo pasa algo, obviamente no es asi, pero que piensen lo que se les de la gana.
Camino hasta mi salón entrando allí y acomodándome en la silla de siempre, hace tremendo frio y el cielo comienza a ponerse mas oscuro de lo estaba cuando desperté. La maestra de biología comienza su clase ignorando completamente eso, su clase tan aburrida como siempre y mi cabeza dándole vueltas al mismo asunto que me tiene muy preocupada, irritada y fastidiada, Damián. Lo he visto pocas veces despues de lo que pasó con su papá, ha estado muy raro ciertamente y no solo porque su secreto haya sido revelado, sinceramente no entiendo a que se debe su actitud, se ha comportado diferente las ultimas veces que lo vi, no ha hablado tanto como siempre solía, no ha hecho ningún comentario narcisista ni acerca de los dos, ni me ha coqueteado como siempre solía hacerlo, se comporta diferente, como si de repente hubiera madurado montón y tengo que admitir que eso me resulta demasiado intrigante y llamativo.
Apenas acaba la clase no lo pienso demasiado antes de ir al pabellón de los de ultimo año, confundida al ver que los salones se encuentran vacíos, todos, y al preguntar a una chica que se encontraba por la misma área me ha dicho que los profesores de ellos no les han dado clases por la tormenta, y que envidia. Sentirme decepcionada por que Damian no me haya comentado que no vendría hoy es inevitable, me siento idiota por ello, porque a pesar que le he dejado en claro mas de mil veces que no somos amigos ahora habría deseado una cosa como esa, pero en serio no puedo controlar lo que pienso y lo que deseo. En la hora libre desayuné algo en la escandalosa cafetería, y me tocó aguantar con muchísimo esfuerzo hasta las 2 de la tarde para salir de esa tonta escuela; llueve, llueve mucho y me toca correr entre los cantaros de lluvia hasta llegar a mi coche, ni loca pretendía quedarme a esperar que pase junto a todos esos idiotas que hacen chistes y se regocijan de la tormenta. Cuando estoy a salvo dentro de mi cabina calientita me aferro del volante pensativa, antes de sacare de mi bolso mi celular y al encenderlo me sorprendo por tantas llamadas perdidas de "Marica" y una extraña sensación se instala en mi pecho, ya creía que se habia olvidado de mi, y que habia encontrado un nuevo juguetito para entretenerse, "otro juguetito" sí, eso me siento para él, ¿Qué otra cosa podría significar en la vida de un tipo popular que se regocija en cogerse a todas en la escuela? Solo espero en serio nunca caer en sus garras de una forma en la que no me pueda librar, con esta relación de "amistad" es mas que suficiente para hacerme sentir una básica sin dignidad. Pienso en devolverle la llamada, o tal vez ignorarlo, pero mis posibilidades para hoy son mas horribles si vuelvo a casa que si me entretengo con él, seria terrible pasar todo lo que queda del dia en casa con mis padres fastidiosos luchando con llamar mi atención de cualquier ridícula forma. Me decido en ir a su casa, no tengo nada que perder, de todos modos debía buscarlo para que me diera drogas, de lo que me dejó al inicio de la semana ya no queda nada.
Vuelvo mi atención al exterior cuando me dispongo a irme, está tan nublado que pareciera que en vez de las dos de la tarde fuesen las siete de la noche, y yo adoro los días grises y lluviosos, siento que me identifican, por mas loco que parezca es asi.
Conducir entre la lluvia, los coches, los truenos y relámpagos son todo un reto, mucho mas porque se me hace toda una odisea recordar su dirección, las veces que he ido allí no he estado consciente para recordar, pero lo logro, llego al bonito y clásico lugar, y tengo que admitir que en serio cada que vengo drogada o sobria siempre quedo cautivada con lo medieval que se ve este lugar, siempre me ha gustado este estilo. La puerta se abre para mi apenas el guardia de la entrada me ve, Damián se encargó la primera vez que estuve aquí de que se grabara mi cara y me diera acceso siempre, asi lo hace ahora, y agradezco lo mucho que llueve para tratar de pasar desapercibida, no me gustaría que su padre me viera, sé que no será de su agrado verme aquí despues de lo que se enteró, sabe que no soy buena influencia para su hijo, y lo ultimo que quiero es que me eche o que me haga una escena, por lo que me armo de valor, e importándome poco la lluvia me bajo de mi coche y corro hasta la parte lateral derecha de la casa, donde sé que se encuentra el balcón de la habitación de Damián. Al estar en frente me cuestiono ¿Por qué carajos estoy haciendo todo esto? Llueve demasiado y me estoy congelando por el frio, aun asi pretendo trepar un muro de casi cuatro metros o quien sabe si mas para meterme en la habitación de un idiota que me fastidia muchísimo. Sacudo mi cabeza y dejo de cuestionarme, de pequeña era buena trepando, solía hacerlo para evadir a los demás, lo hago ahora, me trepo entre las rejas de las ventanas partiendo mis uñas, y rasgándome con el muro apedregado, soy una grandísima idiota, y si Damián se rie de mi no le reclamaré nada, me lo merezco por idiota.
Agitada logro aferrarme de los barrotes del balcón, por la fuerte lluvia ni siquiera puedo abrir mis ojos con normalidad, y me rindo gritando lo menos escandalosa que puedo por Damián, me toca hacerlo alto para que me escuche, pues por la lluvia es una tarea difícil.
— ¡Damián Auxilio! — se reirá de mí, lo sé y me lo merezco. Logro verlo dentro de la habitación, se encontraba en su escritorio y al escucharme se ha levantado apurado buscando de donde ha llegado el grito, me toca volver a llamarle y cuando me ve la preocupación y la sorpresa en su cara es bastante notorio.
— ¿Coral? ¿Qué haces ahí? Por Dios, ¿Qué haces? — viene a mi rescate, tirando primero de una de mis manos, y despues toma la otra, y la extraña seguridad que siento mientras él es lo único que me mantiene en el aire evitando que caiga de esta altura es verdaderamente extraña e impresionante, pero no siento miedo, solo sorpresa al descubrir que es bastante fuerte, pues me ha levantado por el aire hasta meterme en el balcón, a salvo. — ¡te volviste loca! Pudiste resbalar con esta lluvia y caerte — me reclama mientras me mantiene aferrada de él, calentándome con su pecho desnudo, ese que se ve mas musculoso de lo que lo imaginé.
— ¡Casi me mato por tu culpa! — tartamudeo agitada por lo extraña que me sentía contra su pecho, lo alejo de un empujón, y abrazándome de mi misma camino dentro de su habitación importándome poco mojarlo todo.
— ¿¡Por mi culpa!? Yo no te pedí que escalaras mi balcón con esta tormenta, es más ni siquiera sabía que vendrías — me sigue caminando a su baño, de donde viene con una bata blanca que parece muy caliente y la tomo sin dudar metiéndome en ella.
— Me llamaste, como mil veces, pensaba que era algo importante — huele a mariguana en la habitación, y la calidez que me invade a pesar de seguir con la ropa mojada es fascinante.
— No era nada importante, de todos modos, pudiste entrar por la puerta principal, como la gente normal — sigue pareciendo muy angustiado, y no deja de escanearme con su mirada que tanto me intimida.
— Si tu papá me veía no me iba a dejar pasar, sabe que no soy buena influencia para ti — le explico tratando de convencerlo que era la mejor opción, pero no parece creer lo mismo que yo, sigue con ese semblante preocupado que me confunde.
— No tienes excusas, estás loca y ya, no te quieres ni un poquito, no fue nada juicioso escalar ese muro con tremenda lluvia, pudiste caerte y lastimarte, quien sabe que cosa pudo haberte pasado, eres una niña completamente desquiciada, fácilmente pudiste llamarme si no querías que papá te viera, y yo te metía a escondidas, pero no asi Coral, si algo te pasaba escalando ese muro o conduciendo hasta aquí... — me dice cada cosa con angustia mientras me analiza encontrando cada rasguño que me hice, y lo bien que se siente su preocupación es indescriptible, me provoca tantas ganas de besarlo que ni siquiera soy capaz de tenerlo tan cerca por más rato, por lo que me alejo, huyo de él hasta su escritorio donde se encuentra un cenicero con el porro que se encontraba fumando aun encendido.
— Eres un tipo muy desobediente — comento burlona llevando el porro a mi boca hasta darle una calada con maestría, haría esto toda la vida.
— Solo es mariguana — se defiende encogiéndose de hombros.
— Quiero algo mas ¿me das? — no le puedo ver, no cuando se encuentra casi desnudo, luce malditamente sexy en ese estado.
— No Coral, aquí no — niega dudoso, y no puedo evitar levantarme y caminar hasta él para tratar de convencerlo.
— Por favor Dam, te lo pido, lo necesito, no he tenido buenos días, y desde ayer se me acabó lo que me diste — mi carita de perrito mojada ya he descubierto que siempre lo convence, es un tipo sensible y descubrir eso de él despues de creerlo un grandísimo idiota sin sentimientos ha sido satisfactorio por alguna razon que desconozco.
— Me llamaste Dam — sonríe como un idiota, hasta puedo notar sus ojos iluminados y trato de no poner cara de asco hasta no obtener lo que quiero. Solo permanezco viéndole de la misma forma hasta que él se aleja y se mete en su armario, volviendo rato despues con unas pastillas en su mano, se acerca a su escritorio y con unas tarjetas las hace polvo, cuando está listo toma un poco con sus dedos metiéndola en su boca, se ve sexy cuando hace cosas como esas, bueno, siempre luce asi, dejo de pensar en él y me apuro a Inhalar el polvo, fascinada como apenas lo siento viajar en mis fosas nasales mi mundo parece mejor, mas agradable. Cuando siento que es suficiente dejo caer mi cabeza para atrás y disfruto la sensación tan vivificante de sentir como si cada partícula de mi cuerpo recibiera energía, sonrío, me rio y lo disfruto, me levanto de la silla tan cómoda para encontrar a Damián quien se ha tumbado sobre su cama en total silencio, de repente sus pectorales lucen mas marcados y lo analizo sin culpa descubriendo un par de tatuajes en su piel, en especial uno ese que se encuentra junto en el camino bajo su ombligo, ese que guía las dos curvas hacia su aparato reproductor, hay vello mas abajo que la mancha de tinta negra.
— Esto es maravilloso — admito dejando de comérmelo con la mirada, siento que mis pensamientos se salen de control a veces, mucho mas despues de que comencé a acercarme a él.
— Lo es — admite mientras mantiene sus ojos cerrados, disfrutando de las sensaciones, se mantiene asi hasta que mi mano por puro impulso se dirige su tatuaje, y sus ojos se abren grandemente, con sorpresa y una profundidad muy extraña. — ¡oye! No hagas eso niña — me riñe cuando queda sentado sobre la cama, sus pies en el suelo. Trato de ignorarlo, y restándole importancia a la situación me tumbo a su lado en la cama, ignorando que sigo empapada.
— Eres un completo marica — ronroneo mientras me dejo llevar por el éxtasis, con mis ojos cerrados, tratando de poner mi cabeza en blanco, pero no puedo, no cuando él sigue ahí.
— Un marica entonces, tal vez lo que deseas cada que me llamas asi es que te demuestre lo contrario ¿no? Creo que llegó el momento de hacerlo — mis ojos se abren como platos cuando lo siento treparse sobre mi, y en un movimiento ágil sin dejarme reaccionar me quita la bata de baño, se acaba de volver loco...
Narra Damián
Me está volviendo loco, esta bruja me vuelve loco. Aun no puedo asimilar que ha llegado hasta aquí en medio de una tormenta, que ha trepado mi balcón y que ahora se encuentre en mi habitación, es una loca, sin duda que lo es, pero se siente tan raro y dentro de lo terriblemente inconsciente que sé que fue su acto de trepar mi balcón se siente bien en mi pecho, lo ha hecho para verme, de repente comienzo a creer que siente cosas por mi ¿Quién se arriesgaría tanto por alguien que no le interesa? Ella lo ha hecho por mi, y aun sabiendo todo eso todavía me siento tembloroso de imaginar que se hubiera caído o le hubiera pasado algo conduciendo entre la lluvia.
Ahora se encuentra aquí, en mi habitación, debajo de mi vistiendo esas ropas mojadas que me muero por sacarle, quiero de una vez por todas demostrarle que soy un verdadero hombre, uno que se muere por enterrarse en s interior, por escucharla jadear, gemir y gritar de placer por mi, mi mayor fantasía siempre ha sido escucharla gritar de placer.
La falda tableada que trae se queda más arriba de su muslo cuando le quito la toalla, su piel se es tan tersa, tan preciosa, y suave que me incita a tocarla, y lo hago, está fría, mis ojos vuelven a su rostro cuando me obliga, se encuentra temblando debajo de mí, y mantiene sus manos frías en mis hombros evitando que me acerque, me quedo viéndola entonces a la cara, a pesar de estar casi congelada sus mejillas se encuentran terriblemente enrojecidas, es hermosa la condenada, y ni siquiera cuando me pega una bofetada fuerte y severa dejo d verla como tal.
— Aléjate de mí estúpido — me empuja muy fuerte, levantándose de la cama en un salto, esa falda le queda de maravilla, y las ganas tan grandes que me invaden de tocarle esas nalgas respingadas me hacen ponerme de pie y seguir detrás de ella. — No te me acerques — me grita temblorosa, se muere por mi, y he visto a muchísimas chicas en esa posición, rogando por una caricia de mis manos, rogando por mi atención, pero nunca habia estado yo en el mismo estado, me muero por ella, y es por eso que le recibo otra bofetada esta vez mas fuerte y severa, y no me quejo, no lo hago, porque solo hace que crezcan mis ganas.
— Bien, hagamos un trato, por cada bofetada que me pegues yo voy a darte una caricia — le propongo mientras dejo una de mis manos contra su cintura, y la aferro a mi.
— eres un maldito cabron, aprovechado, suéltame — me gruñe agitada, y vuelve a pegarme, con menos intensidad que las anteriores, y como recompensa arrastro mi mano hasta su nalga, tocándola con propiedad, se siente más grande de lo que se ve, ya me muero por mirarla sin ropa.
— Y tu eres una abusiva — vuelve a pegarme esta vez empujándome tan fuerte que me aleja de ella, y al tropezar con algo termino en el piso, me rio malicioso al verla desde mi altura, me pongo de rodillas y antes de que pueda huir la alcanzo, aferrándome de sus piernas para que no se aleje, vuelve a golpearme e intenta huir, pero no se lo permito, tan solo le miro desde mi altura por unos segundos, antes de ladear mis labios en una sonrisa maliciosa, y levantar con mi boca su falda, metiendo mi cabeza ahí, debajo de la tela oscura, inhalando fascinado el maravilloso olor de su feminidad.
— ¿Qué haces? Eres un maldit... — tira de mi cabello tan fuerte que siento que lo desprende, pero no me muevo de mi posición, más bien sigo aquí, deslizando mis manos de arriba hasta abajo en sus nalgas, en sus muslos, y mi cara en frente de su tesoro, su maravilloso tesoro que me ha provocado por primera vez en mi vida descubrir a que sabe una vagina.
— Eres tan suave, y hueles tan bien — le confieso aferrándome de sus nalgas para hundir mas mi cara en su sur.
— Ya déjame — gruñe, jadea agitada, tratando de impedir con leves jalones de pelo que lo único que me provocan es mas deseo que me aleje, pero sé que no quiere eso, lo sé porque no se queja cuando le saco las botas, ni cuando le retiro las largas medias oscuras, besando sus pies delicados, suaves, femeninos, chupándolos sin reparo, fascinado por lo mucho que lo disfruto, por como sus intentos por evitarlo son más parecidos a suplicas para que continue, y no me hago de rogar.
— No quieres que te deje Coral — sonrío, soñé esto tantas veces que se me hace tan difícil creer que es real, por lo que la aferro más de mi, la toco con propiedad, creo un camino de besos, escuchando agitada, fascinado por su respiración.
— Te voy matar — chilla mientras tiembla sin parar, me toca sostenerla bien fuerte para que no se caiga por su falta de equilibrio.
— Y yo te voy a hacer llegar al Clímax — le miro a la cara con deleite, perdido por ella y en el momento, no alejo en ningún segundo mis ojos de ella, grabando en mi cabeza cara expresión de su cara mientras mis manos encuentran los bordillos de sus bragas y las bajo con autoridad, con seguridad, riendo cuando sus ojos se abren como platos en sorpresa, deseo, terribles ganas de que continue, ya no me golpea, ya no intenta alejarme, y aun cuando sus palabras dicen algo sé lo que desea verdaderamente.
— No por favor — jadea agitada, tanto que cualquiera se preocuparía de que esté a punto de sufrir un paro cardiaco, pero sé que no es asi, yo me encuentro casi igual, y es que mis dedos acaba de tener un maravilloso contacto con su vagina, y se encuentra empapada, terriblemente empapada por mi, es tan suave, tan resbalosa, y mierda que me duele la verga como nunca, jadeo agitado, y con un empujón la hago caer en la cama, jadea por el impacto, pero rápidamente me encargo de abrirla de piernas y meter mi cara en el centro, deseo en serio con fervientes ganas probar sus jugos directo de donde vienen.
Nunca en mis 19 años habia deseado tanto probar una vagina, nunca lo habia hecho porque lo sentía tan íntimo, tan privado, ni siquiera me habia pasado por la cabeza hacerlo, hasta ahora, y me moriría feliz chupando de esta vagina tan deliciosa. Descubro fácilmente sus puntos erógenos, se vuelve loca cuando aleteo con mi lengua en su clítoris, entre sus labios menores y mayores, la escupo, la lambo, la pruebo como si se tratara del mejor postre, y lo es, de ahora en adelante este se convirtió en mi favorito.
— Damián — me siento realizado, tan orgulloso como siempre ha dicho papá he de sentirme cuando acabe mis estudios universitarios, estoy casi seguro que esto se siente mejor, Coral, gritando mi nombre mientras se viene en mi boca, sus piernas temblando sin control alrededor de mi cara, y su fluido por el orgasmo se ve tan delicioso que no dudo en saborearlo, la limpio con mi lengua mientras continua temblando, eso sin duda ha sido mi mejor logro en la vida.
Su orgasmo tarda mas de lo que imaginé fuera posible, y disfruto viéndola mientras respira agitada, tiembla y su cuerpo parece asimilar las sensaciones, su cara tan bonita se encuentra completamente enrojecida por el placer, parece de en sueño. Me trepo sobre ella, dejando cada una de mis rodillas a sus lados, disfruto de ver como mantiene aun sus ojos cerrados, sus labios entreabiertos y mojados, se los ha mordido todo el rato, ahora lo hago yo, ella es tan fascinante para mi, tan perfecta, que un simple beso de su boca se siente como el paraíso, ella lo es. Cuando me alejo sus ojos azules y redondos se abren para mi, me mira con atención, intensos, brillantes, la confusión plasmada en ellos y en el gesto de su rostro, ya fascinación marcada en mi expresión.
— Me encantas Coral, me vuelves loco — suspiro añorando cada parte de su rostro, es el ser mas perfecto que mis ojos habían visto, me cautiva me fascina. Sus manos se posan en mi cuello, se aferra de mi antes de impulsarse para besarme, lo hace agitada, emocionada, ansiosa, sus labios tan suaves absorben los míos, se mueve con poca experiencia, pero es fascinante de todos modos, jadea por el roce y no se detiene, su saliva mezclándose con la mía hacen una poción mágica, lo sé por como se siente. De repente no puedo ignorar mas mi verga, me duele por las ganas, porque me muero por liberarla, pero tengo miedo de que ella no quiera seguir, aunque por la forma en la que me besa y busca abrir sus piernas para mi me doy cuenta de que quiere seguir.
Me muevo de encima de ella, y hace un puchero fascinante cuando nuestros labios se separan, pero necesito liberar mi dureza, duele ante el deseo y el encierro, desabrocho mi jean, y pronto bajo el cierre, sacándome completamente la prenda, en conjunto de mi bóxer, y su mirada sobre mi no se aparta en ningún momento, esto me tiene loco, y me pongo mucho mas cuando ella misma se saca el gran abrigo que traía, dejando sus pechos preciosos a mi vista, mierda que son hermosos, los mas apetecibles y bonitos que habia visto. Cuando se acomoda mejor en la cama y abre sus piernas para mi entiendo que no quiere que haya vuelta atrás, y en serio que lo agradezco, no creía aguantar quedarme con las ganas cuando la deseo tanto.
Su vagina es hermosa, y me siento en serio privilegiado por haberla probado, gateo en la cama hasta encontrarme entre sus piernas, sus manos llegan a mi pecho, tocándome, y pronto se aferra de mi para atrapar mi boca con la suya, le gusta besarme, ya lo había descubierto antes, y decir que a mi tambien me gusta seria corto para expresar lo que siento cuando mis labios tocan los suyos. Disfruto de su beso, mientras mi pene grande, gordo y duro se roza con su humedad, y cada que pasa ambos nos sobresaltamos, ella tambien se tensa y he notado como no ha podido mantener su vista sobre el ni cinco segundos. Aprovecho que me besa emocionada, que jadea y se abre mas y mas para mí, es el momento de al fin cumplir otra de mis mas grandes fantasías: tomo mi miembro con firmeza posicionándolo en su entrada, sus besos se detienen, y sus ojos se abren grandemente para verme, yo tambien lo hago, el contacto se siente maravilloso, tanto como el hecho de tener sus manos suaves y delicadas tocándome, tanto como el hecho de tener mi miembro abriéndose paso en su palpitante, dulce y mojada vagina. Su cara se contrae mientras intento introducirme dentro de ella, me cuesta trabajo, y rápidamente deduzco lo que pasa, es su primera vez, Coral Thompson me está dando el privilegio de ser su primera vez y dentro de mi no hay nada que desee mas que ser el único.
Me encargo de ser delicado, ella no ha dicho nada al respecto ni lo voy a hacer yo, no la quiero incomodar, de a poco me introduzco en ella, se siente maravilloso como me recibe su interior, caliente, empapado, estrecho, muy estrecho, gruño envuelto en una tormenta de puro placer, cerrando mis ojos para disfrutarlo mejor, sonriendo como un idiota mientras ella gime por la invasión. No me muevo, tampoco me introduzco por completo, ella no está lista para tanto, lo sé porque tambien en esta ocasión su cara está siendo muy expresiva, ahora me dice que está sintiendo dolor y yo no quiero lastimarla demasiado. Salgo de su interior agitado, y su cara de decepción cuando lo hago me hace sonreír, ella es mejor que cualquier droga para mi. Comienzo a dejar cadenas de besos desde sus labios, hasta su cuello, lo hago mientras vuelvo a intentar introducirme en ella, esta vez con mas libertad, y de a poco con cada entra y sale su cara deja de expresar dolor, su interior comienza a recibirme más profundo, y mis caderas al fin se pueden mover como tanto deseo, esto es maravilloso.
La embisto con deseo, fascinado con sus gritos, sus gemidos, sus jadeos, sus caricias, sus besos, como sus piernas se aferran de mí, sus temblores, como se revuelve debajo de mí, como me pide mas y yo le doy más, moviéndome con maestría en su resbaloso y estrecho interior.
— Dam, Damián — tiembla, chilla tan alto que si no estuviera cayéndose el cielo de tanta lluvia alguien la abría escuchado, me aruña, me besa, y sus labios vaginales se contraen contra mi miembro, ha llegado al orgasmo, y tambien lo hago yo, segundos despues de ella, me corro dentro, y fuera, con tanta presión como si justo esta mañana no me hubiera hecho dos pajas mientras gritaba su nombre, me encuentro enamorado, perdido por Coral Thompson, la niña gótica que se cree superior, ahora entiendo que lo es, sin duda es superior, es demasiado para este mundo...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top