Selena y yo
Narra Damián
Verla marcharse despues de haber elegido drogarse antes que quedarse conmigo me deja muy en claro cuáles son sus prioridades, y yo no soy ni seré una de ellas. Me siento fracasado, me siento poca cosa e insuficiente, insuficiente para ella, porque no soy capaz de mantenerla en sobriedad nisiquiera una tarde completa, porque lo que supuestamente ella siente por mí no es suficiente para para complacerme, para mantenerse a salvo por los dos. Comienzo a ver con claridad dos cosas: una, no quiero volver a verla, no quiero tenerla cerca, no quiero vivir una vez mas una mañana tan mágica como la que vivimos, que me llene de ilusiones y que me vuelva a destruir de la forma en la que lo acaba de hacer, no quiero ni puedo soportar volver a verla, no cuando intenta acabar con su vida y la mía está muy cerca de depender de la de ella.
Mi decisión fue muy clara, y comencé a ponerla en marcha asistiendo a esa fiesta de inicio de navidad de la que todos han hablado desde octubre, yo obviamente ni al caso, tenia la cabeza ocupada en otras cosas, pero eso ya se acabó, debo volver a ser yo, o al menos una versión mejorada que no se enamore de gente que intenta suicidarse, aun cuando tú estás ahí dando todo de ti.
Mis amigos me recibieron con gran alegría, felices de que volví al partido, quería despejar la mente, pero no era tan fácil en sobriedad y aunque los vicios comienzan a parecerme repugnantes no puedo evitar tomar la primera botella de rom que encuentro y tomo del contenido directo del envase. El liquido quema en mi garganta, arde y aun asi se siente muchísimo mas sobre llevable que el dolor de mi pecho. Selena apareció de repente, caminando hasta mi como si se tratara de un baile su caminar, es una chica hermosa tengo que admitir, y ante la sociedad es la chica perfecta. Sus padres son muy adinerados, como la mayoría de las familias de los que se encuentran aquí. Es muy buena estudiante, siempre ha sido ejemplar aun cuando se la pasa viendo el celular en la clase y posteando fotos en Instagram, presumiendo su vida perfecta. Y lo mas importante, nunca ha consumido drogas, ningún tipo de ella, de momento haya sido fumadora pasiva de mariguana, pero por su cuenta no lo ha hecho, detesta las drogas, lo sé porque las veces que hemos cogido le ofrecía algún tipo de estupefaciente y con rapidez y seguridad decía que no, Peter quien tambien cogió con ella me contó que tambien se la rechazó a él, y casi toda la población masculina del colegio repetía lo mismo, Selena es una puta pero no se droga, y sinceramente lo único que deseo en la vida es rodearme de gente sobria, esa niña me ha dejado terrible trauma.
Por la mañana despierto entre las brillantes y rosadas paredes de la habitación de Selena, no sé cómo duerme a gusto en este ambiente, hay tanto color, tantos muebles y decoraciones de color plateado que irrita, o tal vez sea por mi terrible resaca que quiero levantarme y tirarlo todo lejos de mi vista, tal vez sea porque la chica que realmente me gusta es todo lo opuesto a esto, y la extraño, tanto que duele estar con otra cuando tan solo la necesito a ella.
— Buenos días guapo — Selena sale de el baño envuelta en una bata del mismo color que todo el espacio, su melena teñida con irritante rojo bien peinada, y por su cara me doy cuenta que se ha despertado hace rato, se encuentra muy arreglada.
— Hola — me recompongo sobre la cama, todos los sucesos del dia de ayer siguen retumbando en mi cabeza, Coral dejando que me acerque, Coral abrazándome y diciéndome que me necesita, Coral diciéndome que alucinaba conmigo, Coral diciendo que me encontraba en su corazón y mente.
Cubro mi cara con mi mano, abatido, impotente, deseando que ella vuelva a mi, con ganas verdaderas de cambiar, de dejar ese maldito vicio, con ganas de estar bien y estar conmigo.
— ¿Tienes resaca? Toma, te he traído esto, te ayudará — toma de su mesita de noche un vaso con agua y unas pastillas acercándolas a mi.
— Gracias — apenas puedo hablar, pero la miro confundido, sorprendido, no la imaginaba tan servicial.
— No hay de que, trato de cuidarte, sé que no estás bien, por la drogadicta — lo ultimo lo murmura en tono mas bajo, y no siento molestia porque me restriegue en la cara que he sido el entretenimiento de todos en la escuela, sinceramente me lo merezco, y me pregunto una vez mas ¿a quien se le ocurre enamorarse de una drogadicta? Mierda que idiota fui.
— Debo irme — despues de tomarme la pastilla me levanto de la cama, me encuentro desnudo y aunque no es nada políticamente incorrecto me siento terriblemente culpable y mal, como si le estuviera siendo infiel a la chica que se clavó una jeringa de heroína en su pierna aun cuando llorando como un marica le supliqué que no lo hiciera, esa misma que un mes atrás me humilló en el colegio, en frente de todos sin piedad, donde me dejó claro que era un ridículo estúpido al creer que podría salvarla.
— No, no te vayas, por favor, desayunemos primero, — me pide colgándose de mi cuello, es alta.
— No, en serio debo irme — me alejo recogiendo mis piezas de ropa que se encuentran tiradas por todas partes. Nunca olvido las cosas que hago bajo los efectos del alcohol o las drogas, pero esta vez en serio he olvidado como llegué aquí.
Cuando me encuentro ya listo y ella se ha puesto una pijama muy corta, salimos de la habitación que se encuentra en el primer nivel y cuando pasamos por la sala descubro que en el comedor sus padres se encuentran ahí, desayunando y mirándonos con sorpresa.
— Esto si que es una sorpresa, Damián Valera, no sabíamos que eran amigos — su mamá es la primera en levantarse emocionada, tanto que me preocupa lo interesada que se nota mientras saborea mi apellido en su boca.
— Sí ma, estamos reforzando nuestra amistad — se aferra de mi brazo como si realmente lo creyera asi, ni con un carajo, solo cogimos anoche porque estábamos borrachos.
— Vengan, vengan desayunen con nosotros aquí, asi nos cuentan cómo surgió esa amistad tan estrecha que parecen tener — por el tono de su papá es evidente que sabe que cogimos y me pregunto si no le provocará incomodidad.
— No, lo lamento, en serio no puedo quedarme, mi padre ha de estar angustiado por mí, ya debo irme — sinceramente no me preocupa parecer un maleducado y posiblemente hasta lo consideren una falta de respeto, pero no me pueden obligar a sentarme en su mesa como si fuéramos familia, como si entre Selena y yo pasara algo más que simples revolcones, si tan solo supieran que la simple idea me repugna, ni loco caería ahí...
Dos días despues he descubierto que no me siento tan fracasado en compañía de varias chicas, disfruto verlas pelearse por mi como si yo fuera un trofeo, me gusta porque me hacen olvidar que una me rechazó en mas de una ocasión haciéndome sentir tan poca cosa como una hormiga, y aunque intente borrarla de mi cabeza no puedo, pero al menos es buena la distracción, estoy disfrutando volver a la rutina, y fingir que sigo siendo el mismo, pero no lo soy, no podría serlo despues de todo.
Verla despues de lo que pasó se ha sentido como un balde de agua helada cayendo sobre mi, la ultima vez que la vi pensaba que no podría estar peor, pero lo está ahora, y mierda que me muero por ayudarla, por acercarme y pedirle de rodillas que me deje ser su apoyo, que si es necesario me meto en una clínica para adictos con ella, finjo que estoy tan dañado como ella solo para tenerla cerca, para apoyarla en sus momentos difíciles, pero eso parece ser lo ultimo que quiere, estar conmigo, verme.
Se levantó de las gradas y pasó por mi lado sin siquiera mirarme, me dolió no encontrar ni una pizca de celos en su mirada, no habia nada en ella, está completamente vacía.
Desde ese dia no supe nada de ella, no fue asi hasta dos semana despues cuando como un idiota masoquista me encontraba en casa de Henry, mirando desde su balcón hasta la casa de al lado, la casa silenciosa y triste que parece deshabitada, y de repente siento que entiendo demasiado a Coral, solo es una niña, una sola y triste que no ha tenido una vida fácil aun cuando se la ha pasado rodeada de lujos y mucho dinero, es una prueba viva de que el dinero no compra la felicidad, y que la gente rica es malditamente miserable, sus padres lo son.
— Damián — me llama mi amigo desde la habitación.
— ¿Eh? — no volteo a verlo, siento ganas inmensas de salir y buscarla, de encerrarla en un calabozo de ser necesario hasta que se olvide de la maldita heroína.
— Tengo que decirte algo — parece muy misterioso, cuando volteo lo descubro de pie en el centro de su habitación rascando su nuca y viéndome por lo bajo.
— ¿Qué pasa Henry? ¿Cuál es el misterio? — me alejo del balcón caminando hasta él, enfrentándolo.
— Es que... no quiero arruinarte el dia, has estado mejorando — me dice comenzando a dar vueltas en mi frente, y lo detengo.
— Habla — le pido severo.
— Hace ya una semana vino una ambulancia a la casa de al lado, y... — mi corazón comienza a latir acelerado, mis manos se retiran de los hombros de mi amigo y se van a mi pecho. — Oye, oye, tranquilo, no se murió, solo se la llevaron y no volví a saber nada mas de ella en toda la semana, sabia que no se habia muerto porque sus padres seguían en al casa y cada dia salían juntos al hospital, además no los vi de luto ni hubo un velorio en la casa de al lado — me cuenta como si nada y sigo con la boca seca, con las manos temblorosas y el corazón acelerado, no debí dejarla ir ese dia, debí insistir, debí someterla.
— ¿Por qué no me dijiste? — tiro de mi cabello, paso ambas manos por mi cara y comienzo a dar vueltas en toda la habitación.
— Espera, deja que te siga contando. Hace una semana mamá me contó que vio a sus padres sacar unas maletas de la casa, muchas maletas, y desaparecieron todos por otra larga semana, y volvieron ayer, solo los dos mayores. No aguanté la curiosidad y le pedí a mamá que fuera a preguntar como vecina preocupada que habia pasado, y lo que le dijo la señora fue lo que me llenó de tanta rabia e impotencia que no te haces una idea — parece verdaderamente afectado, yo me encuentro afectado por toda la información que me da, por no haberme preocupado en saber de ella antes, quien sabe lo que habrá pasado, si realmente fue algo malo, si habia deseado que yo estuviera ahí con ella.
— Mamá le preguntó que le habia pasado a su hija, y la mujer dijo que habia tenido un pequeño accidente en la casa, que no habia sido nada grave pero que se asustaron bastante, mamá siguió sacándole información y ella le contó como secreto que Coral habia decidido irse a vivir con su novio, su novio Francis, que se fueron a otra ciudad y que estaba triste con eso, tanto que se tomó unas vacaciones con su esposo para ahogar las penas — me cuenta cada cosa y mi cabeza solo puede quedarse con la parte en la que dijo que se habia mudado con su novio, con su novio, con su novio, se repite una y otra vez en mi cabeza. — No quería decirte esto amigo, sé que has estado luchando mucho por olvidarte de ella, pero tal vez esto te ayude a hacerlo más rápido, es una perra mentirosa ¿no que te habia dicho que con Francis no pasaba nada? En las mujeres no se puede confiar — me siento el mas idiota bajo el sol, me siento fracasado, me siento rechazado, siento como mi corazón roto es aplastado por ella misma quien aun vive dentro de mi, pero debo buscar la forma de sacarla de ahí de olvidarla y sacarla de mi vida, porque si algo tengo muy claro es que esa mentirosa no se merece ni el mas pequeño e insignificante de mis pensamientos...
La navidad fue bonita, papá y yo este año decidimos viajar a Argentina para pasarla con mis abuelos, tíos y primos quienes estaban muy molestos conmigo por haberles escrito tan pocas veces en el año, obviamente eso duró poco, la pasamos tan bien que he logrado disipar mi mente y disfrutar de las fiestas casi la mayor parte de las horas.
Volver a la escuela fue lo peor, Francis habia desaparecido y era una prueba muy clara de que la madre de Coral no mentía, se habían ido juntos. Me torturé cada dia de lo que quedaba de año escolar, ¿Por qué lo eligió a él en vez de a mí? ¿Por qué me mintió tanto? ¿Por qué me hizo creer que era especial? Era una mentirosa profesional, la mejor actriz y yo el más grande idiota bajo el sol.
Terminó el año escolar y Salí con notas excelentes, recuperé en este último semestre todos los puntos que habia perdido en el anterior, y hasta a mí mismo me dejé sorprendido, estaba orgulloso, tanto como papá quien no paró de echarme porras en la graduación, fue emocionante al fin recibir mi título y saber que en ese momento comenzaría mi vida de adulto, tendría responsabilidades reales al fin, y la fe de que con eso todo lo que pasó en mi etapa escolar se quedara ahí, en el pasado.
Lo más difícil en la universidad fue separarme de Henry, se fue a estudiar a Canadá y viviría con su papá en esos años, con Peter y los demás no fue asi, estábamos en la misma universidad, pero no hacíamos la misma carrera, con quien sí compartíamos la mayoría de nuestras clases era con Selena, me gustaba lo aplicada que era, como rápidamente todos en la clase la admiraban por su dedicación y yo era uno de esos, tambien me gustaba la atención que me daba, se esforzaba mucho en hacerme sonreír, y tambien en satisfacerme sexualmente, se volvió mi polvo de confianza, y me agradaba saber que no cogía con nadie más desde que nos habíamos vuelto tan cercanos. En varias cenas con su familia, en las cuales estuve obligado por no parecer grosero, sus padres comentaban lo mucho que ella hablaba de mí, y lo feliz que se veía haciéndolo, mi padre tambien notaba lo mismo y comencé a tomar en serio la idea de hacerla parte de mi vida como algo mas que simples amantes. Y aunque al principio no era mas que agradecimiento por haber estado conmigo en momentos difíciles, me fui acostumbrando a ella, a su atención, a sus muestras de amor, a su cuerpo y a lo bien que se nos daba coger.
Dos años despues me casé con ella, fue una boda sencilla, ella junto con su mamá se encargó de los preparativos, era civil, pero ella insistió que fuera al aire libre y decorar como si se tratara de mucho más que la firma de un papel que nos declarara marido y mujer. Ella estaba feliz, me gustaba verla feliz, se lo merecía, y aunque lo último que imaginé en mi vida era que me casaría con la chica de la que todos hablaban por ser una puta, lo estaba haciendo, casándome con quien habia dejado todo eso atrás por mi, quien me prefería sobre todas las cosas, quien me amaba incondicionalmente, a quien al principio solo usé como entretenimiento, para soportar el gran dolor que la drogadicta habia dejado en mí, pero acabó, el tiempo y Selena se encargaron de eso, y me han hecho demasiado bien...
La luna de miel la pasamos en Brasil, Selena insistió porque quería bañarse en una playa de esas nudistas que suelen presentar en las películas y que según sus investigaciones eran reales, lo eran y aunque me moría de la vergüenza mientras me quitaba la ropa, lo disfruté, y disfruté como nada ese maravilloso mes.
Al volver a Los Ángeles nos establecimos en el departamento que nos habia regalado mi padre por la boda, era realmente muy bonito, dos dormitorios gigantes, cada uno con su baño, un medio baño para las visitas, estudio, cocina, sala de estar y comedor, área de lavado, sala de tv y una terraza que daba una vista preciosa de la ciudad. Debo admitir que lo primeros días me encontraba terriblemente triste, en algún momento de mi adolescencia pensé que no dejaría solo a mi padre nunca y lo habia hecho, me mortificaba lo triste que estaría, tan solo agradecía que tenía buenos empleados de confianza, esos que habían estado con él desde antes de mi nacimiento, además él mismo me dio un discurso de que era el momento que dejara el nido, y aunque el primer mes no se sintió bien, me acostumbré al segundo y ya al tercero me cuestionaba como nunca habia deseado la independencia, lo que prácticamente no era, porque ahora vivía con mi esposa, pero para ser sinceros la mayor parte del tiempo cada uno se pasaba en lo suyo, excepto en las noches cuando cogíamos como salvajes.
Mi vida se habia ajustado bastante, ya me sentía un hombre realizado, porque aunque seguía en la universidad, me encontraba trabajando en el negocio familiar, casado, con un hogar propio y una vida perfecta, no me faltaba nada más, Selena y yo estábamos claros de que no queríamos hijos, entonces no necesitaba nada más, ¿Qué más podría pedir?
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