Pequeña bruja viciosa

Narra Damián

Sábado, el dia mas emocionante de la semana para mi, las razones: no tengo que ir al colegio, no es que lo odie, de hecho adoro ir para divertirme con mis amigos y admirar las nalgas de las chicas que se arreglan provocativas solo para pasarnos por el frente y que la nalguee, es evidente cuando lo hacen a propósito, la segunda de las razones, puedo pasar mas tiempo con mi papá, hoy en especial vamos rumbo a las montañas donde solemos escalar y botar el estrés, este suele ser nuestro pasatiempo favorito, aunque no puedo negar que antes lo disfrutaba más, cuando tenia 13, cuando no tenia problemas y una terrible adicción que no me permite disfrutar ningún momento como los que antes me llenaban por completo, porque ahora solo puedo pensar en que ya anhelo volver a casa, encerrarme en mi habitación y drogarme, cuando ni siquiera hemos llegado a nuestro destino, papá estará verdaderamente desilusionado si tan solo pudiera leer mi mente, agradezco esos poderes no existen, porque seria una verdadera decepción.

Alejandro Sanz suena a todo volumen en la radio, papá es un verdadero fan de el, y yo he crecido escuchándolo por lo que tambien me considero uno.

¿Quién me va a entregar, sus emociones?

¿Quién me va a pedir que nunca la abandone?

¿Quién me tapara esta noche si hace frio?

¿Quién me va a curar mi corazón partio'?

¿Quién llenará de primaveras a este enero?

¿Quién bajará la luna para que juguemos?

dime si tu te vas dime cariño mío, ¿Quién me va a curar el corazón partio'?

Cantamos al unísono, y al final cuando suena el instrumental termino echándome a reír como loco por el sentimiento con el que lo canta.

— ¿De que te ríes tarado? Esa es una verdadera obra de arte — ronronea mientras continua conduciendo con gesto burlón.

— lo sé, pero tu la sientes mas que nadie — me rio.

— Eso lo dices porque nunca viste a tu abuelo llorar como un pequeño con las canciones de ese hombre, sin bandera, Camila y muchos más, él si era un verdadero fan — me cuenta con nostalgia y no me queda mas que seguir la canción para no amargar el rato.

Mi padre mi papá es un latino orgulloso, y me hace feliz cada que me inculca de su cultura y me hace historia de su vida antes de venir a los ángeles, las cuenta con verdadero amor, y hasta me he tentado a proponerle volver a Argentina, donde nació se crio y vivió hasta sus 21.

— llegamos — huele a verde, a naturaleza, a aire fresco, a paz, comienzo a sentirme verdaderamente emocionado por estar en este lugar, con mi persona favorita en el mundo y lo agradezco, comenzamos con nuestra escala, y asi nos pasamos toda la mañana, escalando agitados mientras nos reímos por sus chistes y por los míos, esto es realmente la vida, los momentos de calidad, junto a personas con calidad.

Al medio dia nos detenemos a almorzar en un restaurante de la misma zona, junto a un lago precioso y trasparente y una vegetación agradable, y preciosa. Sin duda este dia no ha podido ser mejor, o bueno, eso creía hasta medio dia...

— Hogar dulce hogar — papá inhala la casa como si fuera la primera vez, me produce risa y a veces me cuesta creer que le guste tanto este lugar, yo la mayor parte del tiempo la siento demasiado grande para los dos, grande y vacía.

Un mensaje de Henry me ha tenido pensativo todo el camino hasta aquí, ha dicho que tiene una noticia para decirme, una que me sorprenderá y agradará muchísimo según él, y no entiendo que noticia ha podido conseguir justo hoy cuando según me contó solo le toca encargarse de su mudanza.

Ven, para que me cuentes, asi saludas a mi papá, te ha mencionado en el camino dice que tiene mucho que no vienes por aquí Enviado

Henry es como mi hermano, casi toda la vida vivió justo al lado de mi casa, por lo que para Papá él es como otro hijo, para mi más que mi amigo es mi hermano, y ni siquiera la distancia, cuando se mudó a Canadá con su madre cuando ambos teníamos 14 dejemos de ser tan cercanos, hablábamos a diario y volvió hace dos años mas por mi que por su propio papá con quien ahora vive con su nueva familia y se estan cambiando de casa.

No, no, ven tú, lo que tengo para informarte tienes que verlo con tus propios ojos, te seguro te divertirá Recibido

Bufo sin entender de que se trata, ojalá no sea una de sus boberías, ni que pretenda que vaya solo para ayudarlo a cargar muebles, no podría hacerlo con lo cansado que me encuentro por el ejercicio.

— Papá, voy a la nueva casa de Henry, me pidió que vaya para ayudarlo con los muebles, ya sabes, para colabora — sé que le va a gustar escuchar eso, el adora saberme un muchacho útil, trabajador y servicial, yo no tanto.

—Sí, sí, por supuesto, yo mismo iba a mandarte para que colabores, necesitaran hombres fuertes para terminar mas rápido, ve, ve rápido, y me saludas a todos, diles que estoy a su entera disposición — aparece en la sala con su celular en la oreja y con sus manos tapa la bocina, está hablando con alguien.

— Ya se los has dicho — comento burlón.

— No está de más que se los recuerdes — pasa por mi lado dando palmadas en mi hombro antes de seguir a su estudio, ya sabia yo que no iba a quedarse descansando en su dia libre, seguro pretende pasarse la tarde trabajando.

Miro el mensaje de mi amigo una vez mas y termino de salir de casa, en mi coche, que gracias a Dios ya está como nuevo, me dirijo a su nueva dirección, la cual agradezco no quede nada lejos de aquí, de hecho está en la misma zona, en el condominio vecino, ese que se distingue por que las casas son de una arquitectura mas moderna, mientras que las casas de mi condominio son mas inspiradas en castillos medievales.

Llego en menos de 10 minutos admirando el lugar, a los jardines les falta mantenimiento y una fuente en medio del desértico pavimento de enfrente no caería mal, pero bueno, no estamos aquí para criticar, además de que la casa si cumple con las expectativas, se ve muy grande y tiene bonitas ventanas, eso es lo que importa.

— Que bueno que al fin llegaste, porque yo no puedo con esta vista yo solo — mi amigo viene a mi apurado, agitado como si hubiera corrido un maratón, y su cara de suspenso y miedo que me tiene realmente intrigado y un tanto preocupado.

— Dime rápido que pasa, porque sabes que detesto el suspenso, no es lo mío, no es agradable para mí. — ronroneo y termino siguiéndolo cuando tira de mi brazo sin decir nada.

— Solo ven, verás que vale la pena el suspenso cuando descubras al lado de quien me estoy mudando, te juro que era lo ultimo que imaginaba, pensaba que esa bruja vivía en una casa embrujada, en un bosque encantado porque verdaderamente da miedo, de hecho, a pesar de lo bonita que es la casa sí parece embrujada, y se ve terriblemente solitaria, da miedo — me va hablando mientras yo solo deseo saber a que carajos se refiere, bueno, mas bien a quien. No paramos de caminar por los pasillos modernos e iluminados de la reluciente casa hasta detenernos en una puerta blanca que abre y frente a nosotros aparecen un reguero de cajas por la mudanza, caminamos entre medio de ellas, y apurado mi amigo termina de guiarme hasta su balcón, ese que hace colindancia con la casa de al lado, en especial con el jardín de esta, ese en el cual hay una piscina que se ve de maravilla, una terraza bien amueblada, aun cuando el jardín no se ve bien cuidado.

— mira, mira a la piscina — con su mano me hace voltear a esa dirección que apenas vi de reojo, pero que ahora enfoco, y lo que veo es a una chica, delgada, blanca como la nieve, y plana, casi termino gritándole a mi amigo por haberme llamado a su casa con tanto apuro a ver esto, hasta que descubro entre medio del agua reluciente y cristalina, dos trenzas, dos trenzas azules que rápidamente me hacen pensar en esa bruja mocosa malcriada, y es ella.

Nada con destreza en la piscina que parece muy cálida, sus piernas son agiles, delgadas y no muy largas, al igual que sus brazos, esos que pronto la impulsan en las escaleras y sale del agua como si estuviera grabando un comercial, o tal vez yo la estoy viendo asi por lo mucho que penosamente me intriga esa mocosa. Su traje de baño no es muy revelador, es completo, color azul oscuro y trae la espalda descubierta, me cuestiono una y mil veces el porqué de mi fascinación con ella cuando no es mas que una flacucha plana y malgeniada, eso nunca me llamó la atención, pero ella, esa me intriga y me fastidia.

— Es tan flaca, y esa cara de perra rabiosa no se la cambia nadie, me parece que está falta de que alguien le haga el favor, necesita un buen polvo, yo podría prestarme, aunque me aterraría, en serio me da miedo esa mocosa — me siento asqueado por lo que dice, de hecho, hasta me provoca ganas de golpearlo, y cosquilleo en la yema de mis dedos por imagínamelo cogiendo con ella, de hecho, resulta demasiado molesto eso.

— Coral Thompson es tu vecina — saboreo su nombre con mis labios, la conozco desde los 13, sus padres tienen ciertos negocios con mi papá pero no suelen tener mucho contacto físico con referente a eso, tampoco una relación además del trabajo por lo que no sé demasiado de ellos, de ella, solo lo que veo a simple vista. Siempre fue muy silenciosa, solitaria y gruñona, nadie se le acercaba porque según rumores era una bruja que atormentaba en sueños, obviamente nunca creí esas estupideces y aun cuando todos buscaban alejarse de ella yo siempre quise algún acercamiento, y nunca lo tuve porque realmente es una malgeniada insoportable que arruinó mi coche y que se cree superior a mi por lo que he visto en mis pocos tratos con ella.

De repente comienzo a sentirme molesto, pero en la molestia vuelve la intriga, las gamas de acercarme a ella, aunque sea para molestarla, y eso pretendo hacer.

— asi parece, es mi vecina y eso me aterra, en serio no me agrada vivir al lado de la chica más rara que jamás habia existido, los chicos me molestaran todo lo que queda del año — lo ignoro y rápidamente salgo de su habitación para bajar aburado hasta el jardín, caminando entonces con rapidez hasta el muro que divide los terrenos, es de piedra y no tiene mucha seguridad.

— ¿Te volviste loco, Piensas molestar a esa bruja? Es una completa locura, y no creo que resulte nada gracioso ni agradable — el miedoso de mi amigo intenta detenerme, pero no lo permito, voy a cruzar el muro y me acercaré a esa mocosa engreída y preciosa que tanto me intriga y en secreto me fascina, porque sí, tengo que admití que me encanta y espero nunca nadie se entere de eso porque es lo mas raro y vergonzoso que podría pasarme en la vida, yo mismo me cuestiono que es lo que me gusta de ella, no me imaginé que me gustara una gótica malcriada.

— Ven, ven, seremos grandes figuras si se enteran que estuvimos en casa de la bruja y salimos ilesos — intento motivarlo inventando cualquier cosa, aun cuando sé que solo deseo un enfrentamiento con ella, porque tengo que admitir que aunque siempre soy yo quien termino mal adoro los enfrentamientos con ella, son divertidos y me producen una sensación placentera de provocar alguna emoción en ella, aunque sea rabia, y tal vez odio, algo es algo.

— Si es que logramos salir ilesos, no me gusta para nada esto — me dice asustado mientras yo ya he comenzado a escalar el muro y me encuentro con una pierna de cada lado.

— Eres un tarado, ¿Cómo vas a tenerle miedo a una flacucha asi? — ronroneo, sin poder alejar mis ojos de esa preciosa flaca que ha salido del agua y ahora se encuentra acostada cómodamente en una tumbona a la orilla de la piscina.

— No es cualquier flaca — se sube y pronto ambos nos encontramos en la propiedad de al lado, de lo que rápidamente nos arrepentimos cuando dos perros gigantes nos descubren en la propiedad y comienzan a gruñirnos, y pronto los ladridos espantosos de los dos hacen que mi corazón de un vuelto y Henry grite asustado tan fuerte que me preocupa la flaca lo haya escuchado, agradezco que no, puesto a que los ladridos del perro han sido mas fuertes y provoca que en nuestro intento de volver al muro y devolvernos no seamos capaces de escalar por los nervios, por lo que terminamos pensando en un plan B, atar a las bestias.

— ¿En que mierdas me metiste? Este animal nos va a matar — grita mi amigo verdaderamente asustado y en pánico.

— No grites idiota, te va a escucha, y ahí será peor — cubro su boca con mis manos mientras ambos permanecemos colgados del muro, luchando con mantener nuestros pies en el aire y que el perro no nos coma.

— Vamos a morir a manos de esos animales, he visto muchas personas desfiguradas por animales asi, yo no quiero que arruine mi rostro perfecto, no, por favor no — mi amigo comienza a llorar mientras los perros saltan buscando alcanzar nuestros pies.

Esta vez soy yo quien suelta un grito desgarrador, cuando uno de los animales me toma de una pierna y no puedo evitar gritar por ayuda de quien no deseaba ser descubierto tan rápido.

— Blue, ¡ayuda! Quítame a este perro de encima por favor — grito suplicante, siendo consciente que cuando recupere la conciencia me arrepentiré de estar gritando como marica en frente de la chica que me gusta.

Cuando veo a la dirección de Coral me olvido completamente del momento, me olvido que mi pierna se encuentra envuelta en la boca de un perro gigante y rabioso que intenta hacerme daño, todo el ruido se va y solo la veo a ella, la veo darse la vuelta a nuestra dirección con esas cejas preciosa y pobladas fruncidas, y al sorpresa en su cara casi me hace reír, se levanta de un salto de su lugar y admirando su perfecta figura, esa que muchos podrían considerar delgada y plana, cosa que tambien yo he hecho en mas de una ocasión, termino perdiendo fuerzas y cayendo del muro ignorando aun al perro que parece disfrutar de clavar sus dientes poco a poco en mi pierna.

Esa chica es verdaderamente hermosa.

Sus trenzas azules caen en cada uno de sus hombros, debo confesar que recuerdo perfectamente el dia en el cual decidió tintar su melena castaña casi rubia a azul, se veía demasiado angelical con su color natural y supongo que lo sabia y no le agradaba para nada, pero esos ojazos azules y trasparentes no los puede esconder, reflejan lo que hay en ella, tristeza tal vez, soledad.

— ¿Quiénes mierdas son ustedes y que hacen en mi propiedad? — su voz, a pesar de siempre ser grosera y tosca es verdaderamente dulce, como el canto de los pajarillos para mi, si tan solo mis amigos imaginaran que pasa todo esto por mi cabeza cuando la veo se burlarían de mi por toda la vida, por eso agradezco que nadie tenga el poder de leer las mentes, seria terrible y vergonzoso.

— ¡Se lo van a comer! Ayuda a mi amigo, quítale tus pulgosos de encima — Henry grita con desespero mientras yo solo permanezco adolorido por lo que acaba de preguntar ella, ¿verdaderamente soy tan insignificante para ella que no sabe quien soy?

— Estan haciendo su trabajo, defender la propiedad de intrusos — es tan fría, tan inexpresiva, me pregunto si su gesto enojado no cambiaria en un momento apasionado, daría lo que fuera por verla gemir, por escucharla, por saborearla.

— Quítaselos, por favor — a mi amigo verdaderamente parece estar sintiendo el dolor que yo tengo neutralizado por estar pendiente a ella, hasta que me mira fijamente a los ojos y vuelvo a la realidad.

— Tu, verdaderamente eres un completo descarado, sin vergüenza, ¿Qué quieres, que vuelva a arruinarte el coche? O mejor, llamo a la policía por no respetar la propiedad privada — cruza sus brazos delgados y delicados bajo sus pechos pequeños y bonitos, y me mira con tremenda seriedad.

— Quita al perro por favor — le suplico sin voz, comenzando a sentir los dientes afilados del animal a punto de clavar mi piel, parece no estar entrenado para atacar verdaderamente pues en todo este raro me hubiera comido vivo de ser asi.

— Si lo quito es solo porque no quiero que se intoxique con tu carne podrida — me mira a mi tajante para luego ver al perro sin tanto odio. — Apolo, Rocky déjenlo, vayan a su lugar — los animales me dejan rápidamente, y escucho a mi amigo suspirar al mismo tiempo que yo mientras intento levantarme de la hierba mientras la peli azul se aleja despreocupada.

—Amigo ¿estás bien? — se tumba a mi lado revisando mi pierna, un segundo mas y el pero se comía mi hueso.

— Sí, sí estoy bien aseguro levantándome y caminando en dirección a mi destino.

— ¡Oye Damián! ¿Te volviste loco, sigues con ganas de molestar a esa bruja todavía? Porque yo no, solo quiero salir de aquí rápido — me pide suplicante caminando en frente de mi buscando que lo vea y le preste atención.

— No seas marica, ya estamos aquí — ronroneo quitándolo de mi camino y siguiendo hasta estar al lado de la flaca quien se ha vuelto a tumbar junto a la piscina tan despreocupada y relajada como si hace unos segundos no hubiera pasado nada.

— luces tan deliciosa, pequeña bruja viciosa — me inclino hasta estar cerca de su oído, acercándome a su nuca, suspirando por su olor, y aprovechando los segundos antes de que reaccione y se levante una vez más de un salto de la tumbona, se retire las gafas y me mire rabiosa.

— Maldito cerdo asqueroso, que no han entendido, ¡Lárguense de aquí! — su mirada y su gesto verdaderamente aterran a cualquiera pero justo ahora lo ultimo que quiero es irme.

— Tranquila pequeña fiera, solo vinimos a darte una visita, ¿Qué olvidas la bien que la pasamos en el cementerio, volamos juntos, hasta dijiste que te agradaba — la molesto acercándome más a ella, intentando sentir su cuerpo, tocar su piel tan tersa y perfecta que parece muñeca de porcelana, pero antes de que lo logre me empuja con mucha fuerza, logrando que caiga el suelo junto a la piscina.

— Tus preciosos ojitos se hacen mas oscuros bruja, ¿estás muy enojada? Que conste que yo no he planeado esto — mi amigo se ríe con nerviosismo y por intentar acercarse recibe una patada en las pelotas.

— ¿Haces karate o que mierda? Eres una completa loca — intento levantarme, lo hago ayudándome de la tumbona y viendo con espanto a la pequeña y agitada chica que permanece con sus puños apretados.

— Si no salen ahora voy a llamar a los perros y esta vez no voy a evitar que haga con ustedes lo que quieran — nos amenaza con mucha seriedad, esta vez colorando sus puños en sus caderas y parece muy decidida, me provoca escalofríos, pero me encanta, me declaro un completo masoquista, no me importaría que me golpe si de recompensa podré admirar su carita, su gesto que aunque molesto me parece adorable, perfecta.

— No le tenemos miedo a tus perritos inofensivos que no tienen valor de morder una pierna — mi amigo la molesta con burla.

— Ya veremos, par de animales — intenta alejarse en dirección a los perros, pretende llamarlos para que nos saquen de aquí y yo no quiero comprobar si realmente podrían morderme, me muevo rápidamente hasta alcanzarla, tiro de su mano atrayéndola para que no siga a esa dirección, ya sé que hemos de parecer dos violadores que buscan atacarla, pero juro que no es asi, no seria capaz de hacer algo sin su consentimiento, bueno además de dar nalgadas, eso no lo puedo controlar nunca, y ya es parte de la costumbre, con las chicas es como una muestra de simpatía, pero con esta chica es una clara declaración de guerra, y siempre termina cobrándomelas de alguna mala y vergonzosa manera.

— No me toques maldito salvaje, ¿Quién te da derecho a poner tus garras asquerosas sobre mí? — me grita irritada intentando empujarme, intentando alejarse de mi pero no lo logra, mas bien en su intento de alejarme de ella, mientras me empuja logra que termine resbalando y pronto despues de ambos gritar por la falta de equilibrio y estar cayendo, terminamos en el agua fría de la piscina y mientras nos sumergimos en ella no la suelto, la mantengo sujeta contra mi y no se opone porque está indefensa por la caída inesperada, pero que rica se siente el agua junto a ella.

Surgimos de la profundidad de la piscina y aun la mantengo contra mí, nunca la habia sentido tan indefensa, tan cerca, tan humana, busco el aire perdido apenas estamos en la superficie, y termino idiotizado viéndola a ella hacerlo, sus ojos permanecen cerrados y agitada pasa ambas manos por su cara intentando limpiar el agua, y mechones azules y rebeldes caen sobre ese rostro precioso. Apenas logra recuperarse y yo me pierdo en sus perfectos ojos cuando los abre comienzo a sentirme intimidado por como me mira furiosa, su cara se contrae esta vez por la furia y hasta puedo sentirla botar fuego por sus poros, me mira llena de rabia, de ganas de matarme, y de posible odio.

— maldita bestia, cerdo asqueroso me vas a pagar esto, ¿¡Quien carajos te crees!? Eres un maldito salvaje, malnacido, abusador — me empuja tan fuerte que logra deshacer mi agarre alrededor de su cuerpo, sale del agua abrazándose a si misma, gritándome obscenidades y yo a pesar de que comienzo a sentirme mal por no estar ganando mas que su odio no puedo evitar perderme en ese cuerpo perfecto y mojado que tiembla por el frio, las trenzas en su melena azul despeinadas y ronroneo cuando toma la toalla junto a la tumbona y se la coloca, cubriendo esa figura que ya me traía enloquecido.

Salgo del agua siguiendo su recorrido.

— No seas tan gruñona fierecilla, vas a envejecer muy pronto, aunque no dudo que te verías preciosa, aun en un asilo — en un movimiento rápido voltea y me alcanza pegándome en la cara, no ha sido un golpe fuerte pues aun mantiene su toalla sujeta a su cuerpo, me acaricio malicioso y mientras ella se da la vuelta para marcharse le devuelvo el golpe, pero en las nalgas, esas que se mantienen cubiertas por la toalla.

— Maldita bestia, eres un aprovechado, me vas a pagar esto muy caro — intenta volver a atacarme pero soy mas rápido y junto con mi amigo intento escapar, ella sigue gritándome cosas y mientras me pensaba a salvo de ella, veo a los perros venir corriendo a nuestra dirección, y esta vez son 4 que parecen venir muy hambrientos.

— Mierda Damián de esta si no nos salvamos, ¡Corre! — grita mi amigo lleno de miedo y tembloroso intentando saltar la el muro, esta vez me siento mas ágil para ello, lo hago primero y ayudo a mi amigo a que suba antes de que las bestias nos devoren con ansias.

— Maldita loca, si tus perros salvajes me lastiman voy a acabarlos, los asesinaré y te los daré de comer, y no estoy bromeando — mi amigo le grita a la peli azul agitado, mientras ella a lo lejos nos muestra el dedo del medio molesta y se pierde entre los jardines logrando que casi ronronee por la ausencia de su figura en mi campo de visión.

— Fierecilla hermosa — ronroneo para mí mismo, me gustaría contarle a mi amigo que no la veo como lo hace él y la mayoría en el colegio, que sí, la veo como una bruja, pero una que me ha encantado de alguna manera y que me gustaría que lo hiciera siempre.

Sacudo mi cabeza por mis pensamientos, nuestros últimos encuentros no me han hecho nada bien, creo que me estoy volviendo loco, comienza a parecerme anormal la forma en la que la que está fascinándome últimamente...

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