Novios de mentira
Narra Damián
— Mi amor, no, aquí no, todavía estamos en el colegio — esto comienza a gustarme demasiado, y de hecho resulta bastante entretenido ver como todas las miradas de los estudiantes caen sobre nosotros y comentan, unos por envidia, otros por curiosidad, y otros verdaderamente impactados al creernos pareja, a mi, el capital del equipo de futbol, y a ella, la gótica misteriosa que nunca habia estado tan cerca de alguien como me encuentro yo justo ahora de ella, y esto está siendo posible gracias a que se encuentra por las nubes, su cara, la relajación de su cuerpo me dice que la está pasando muy bien aun cuando vamos caminando y algunos nos gritan comentarios sexuales, otros tanto burlones y yo sinceramente soy voy viéndola a ella. Despues de nuestro primer beso me di cuenta que ella no suele ser muy consciente de lo que hace bajo los efectos de las drogas, o bueno no en su totalidad, por lo que estoy casi seguro que mañana o esta misma noche no se va a acordar que hoy Lunes volvió por mi ayuda.
Apenas eran las ocho y diez de la mañana, acababa de estacionar mi coche en el estacionamiento del colegio y apenas lo hice, bajé de el y lo aseguré, frente a mi apareció ella, la hermosa Coral, con una cara parecida a la del miércoles cuando me fue a ver al partido, pero esta vez no se veía tan mal.
— Cor... — no me dejó ni siquiera terminar de mencionar su nombre cuando me rogó.
— Nece... necesito drogas, lo que sea, me... me estoy muriendo — ¿en serio asi se siente? Como si está muriendo, el miércoles mencionó lo mismo y me da en serio mucha lastima de que eso sea lo que ella sienta siempre que está en abstinencia, en serio me da mucha pena.
— Deja que llegue bien — ronroneo intentando sonar burlón, pero no me siento asi.
— No... no puedo esperar más, dame algo, yo te daré lo que tu quieras, dinero si quieres te doy, mucho — le miro con cierta burla.
— ¿No me conoces verdad? — ella baja la cabeza y niega. — No necesito dinero, tengo de sobra — le digo con cierta superioridad, y sé que he sonado presuntuoso, pero no importa con ella porque no sentirá envidia de eso, tenemos casi la misma posición. — Ven — tiro de su mano, helada como el hielo y ella me sigue sin rechistar, temblando, tiritando aun cuando viene abrigada, siempre viste muy holgado, pero tengo el honor de añadir a ciencia cierta que debajo de tantas ropas hay un cuerpo precioso que tuve el valor de admirar el dia que me metí a su casa, y moriría por mirarla con mas dedicación, con su consentimiento, y con menos ropa, su vagina debe ser preciosa, sus pies, sus pezones, mierda me reprendo cuando me encuentro acariciando su mano con fascinación y haber pensado eso, es una mocosa Damián respeta, me reprendo a mi mismo mientras nos guio por los pasillos ignorando las miradas y comentarios de todos, despues por el patio llegando al fin a las gradas, debajo, justo donde ella se encontraba aquel dia.
Ella temblorosa se recuesta del muro, como si no pudiera ni siquiera sostenerse de su pie, se rasca la nuca con ansiedad, se peina el cabello, tira de él, ronronea, jadea, mientras yo no puedo evitar notar cada cosa con miedo, y rogarle al cielo nunca encontrarme en esa situación, pues parece verdaderamente terrible, e inaguantable.
De mi mochila, bien escondida en un bolsillo secreto saco un sobrecito de polvo blanco, es lo que suele conseguirme mi nuevo proveedor, y me resulta bastante fascinante, saco un cuaderno y preparo un poco para ella, hasta extendérselo, lo toma con desesperación, gramo por gramo y de repente una idea en mi cabeza surge y la alejo del polvo.
— ¡Oye! — casi me salta encima como fiera, pero la detengo.
— Óyeme tú, te ayudaré, las veces que sea necesario, pero entonces tú tienes que hacer algo por mi — le digo con seriedad mientras sus ojos no se apartan de mi mano donde tengo la libreta con su medicina.
— ¿Qué? — la pregunta sale de su boca sola.
— Que hagas lo que yo te diga — tomo su mentón obligándola a mirarme, y tan solo ahí veo un poco de cordura en su mirada.
— No voy a tener relaciones íntimas contigo si eso quieres — me sorprende la sobriedad de sus palabras pero tengo que admitir que me satisface escuchar eso, me daría mucha más pena pensarla capaz de acostarse con alguien por drogas.
— No, no iba a pedirte eso, no soy de esos, quiero pasar tiempo contigo, asi como amigos, puedo darte la droga que quieres y necesitas, cada que sea necesario y te portaras bien conmigo — no sé por qué n mi cabeza me muero por eso, por tenerla cerca en sobriedad y cuando ande por las nubes, saber cosas de ella, conocerla, y tal vez poder ayudarla a reducir esa adicción tan grande y en sus problemas de la vida, esos que parece tener de más. Todo eso por supuesto no podría decírselo, terminaría mas asustada que si le pido que cojamos, lo sé, lo deduzco porque yo estaría igual.
— Está bien, está bien — me dice mirando mi mano, y satisfecho por su respuesta le extiendo su medicina viendo entretenido como la toma, es tan preciosa aun cuando parece una completa demente viciosa...
— Oye crack, tienes que contarme cada cosa que pase, si puedes tomarles fotos hazlo y si se pone rabiosa ya sabes lo que tienes que hacer — Henry viene de mi otro lado, emocionado porque se ha aprovechado del estado de Coral para pedirle prestado su coche, ese que por lo visto ha llevado a reparar y se encuentra como nuevo, el suyo lleva toda una semana en el taller porque su padre lo han castigado con no querer darle el dinero para buscarlo, pues dice que él no le pone el suficiente cuidado. Lo único que sé es que cuando Coral recobre la conciencia no estará nada feliz con esto, ni siquiera con haber aceptado hacer lo que yo quiera, y estar caminando ahora muy abrazaditos por los pasillos de la escuela.
— Tranquilo hermano, ella se portará bien, que no ves lo mansa que está, lo está disfrutando tanto como yo — aprieta con fuerza mi brazo que se encuentra en su hombro y a ambos nos mira mal.
— No hablen de mi como si no estuviera presente, una cosa es que acepten lo que me piden y no me resista porque estoy drogada y otra muy diferente es que pretendan abusar de mi porque piensen que estoy loca, asi que será mejor que tú andes con cuidado en mi coche porque bastante me ha costado no mantenerlo asi en estos días — de dirige a Henry con s ultima oración. — y tú apúrate porque no soporto un segundo mas estar aquí — mi amigo y yo nos miramos sorprendidos cuando la fierecilla se aleja de mi y camina delante de nosotros despues de habernos demostrado que no estaba tan aérea como pensábamos, y de repente la idea en mi cabeza de que solo haya fingido no recordar nuestro beso aquella vez cobra vida. Sacudo mi cabeza, me despido de mi amigo y llego a mi auto donde ella ya se encuentra, abro la puerta para ella y pronto subo yo, encendiendo los motores para salir del estacionamiento, de la escuela y de la zona.
— Si conduces más rápido te aseguro que te lo agradeceré, ya necesito probar lo que me prometiste — cruza sus piernas debajo del asiento y como demente comienza a aruñar la ventana aburrida.
— ¡oye! No hagas eso, ¿Qué pretendes? Arruinar mi coche tambien, asi como tenias tu chatarra — ronroneo tomando sus manos sin dejar de conducir para detenerla, y ella ronronea.
— Gran cosa, es un simple coche, te compras otro y ya — comenta con cierta burla pero no se ríe, la ignoro y continuo el recorrido hasta adentrarme al lujoso residencial, pronto mi inmensa mansión aparece frente a nuestras vista, la puerta se abre para mi y conduzco por los jardines hasta detenerme donde siempre y voltear a ver a mi acompañante quien no parece nada sorprendida por lo que ve, y es la primera persona que viene a mi casa y no termina deleitada y asombrada por lo hermosa que es, tan solo se baja de mi coche con brazos cruzados y cuando hago lo mismo me detengo en frente de ella.
— Mira bombón, escúchame con atención, solo voy a pedirte tres cosas. Una, actúa normal en frente de mi papá y los empleados, disimula lo mas que puedas que te encuentras por las nubes y no se te ocurra hacer ningún comentario referente a ello, y si sientes que no eres capaz avísame ahora, antes de entrar. Dos, tienes que tomarme de la mano y ser cariñosa conmigo, para que mi papá piense que somos novios. Tres, quiero que tú me beses — con lo primero la miro con mucha seriedad, sé que ella no tendrá problemas con eso pues llevo mucho tiempo observándola de lejos y nunca habia ni siquiera imaginado que se droga, pero es de suma importancia para mi que esté consciente de lo mucho que me preocupa que mi padre lo note. Lo otro se me ocurre porque siento la necesidad de presumirle a mi padre que ando con una chica diferente, ya sé que no son de su agrado la mayoría de mis conquistas, y es que realmente todas suelen ser muy fáciles, no soy del tipo de hombre que le guste complicarse la vida, pero con esta gótica peli azul hasta me parece divertido. Lo ultimo lo digo burlón, cerrando mis ojos y relajando mis labios para que ella me bese, ojalá si lo haga, porque lo deseo, no se sale de mi cabeza lo del viernes, cuando casi me la como mientras la mantenía bien firme contra los casilleros, y como ella me recibía y no se negaba, mierda con esa imagen y esa sensación tan fascinante me masturbé todo el fin de semana, y fue simplemente maravilloso.
— Eres un completo aprovechado — ronronea con desagrado pero me obedece, aun cuando mantengo mis ojos cerrados puedo sentir como se acerca y deja sobre mis labios un beso, pequeño, corto y seco que me deja con ganas de más, evito que se aleje pasando una de mis manos por su cuello y la otra en su rostro delicado, hermoso y suave, ella no se queja, abro mi boca con verdadero deseo para saborear la suya, sabe deliciosa, y la suavidad de sus labios en serio hechizaría a cualquiera es fascinante como sus pequeñas y suaves manos buscan un lugar donde apoyarse que no sea yo, como si tuviera miedo o vergüenza o quien sabe que cosa de tocarme, termina deteniéndolas en mi pecho y se sienten muy bien allí, ambos disfrutamos el beso tan maravilloso y emocionante hasta que la voz de mi papá nos detiene.
— Damián — Coral se aleja de mi espantándose tanto como lo he hecho yo, papá me va a pagar esta, ¿Por qué carajos tuvo que interrumpir? Ahora nos mira mientras se acerca sigiloso y esboza con burla una sonrisa. Cuando mi conciencia vuelve a mi tomo la mano de Coral y nos acerco a él.
— Hola papá — le sonrío con superioridad, y en serio me provoca una sensación de orgullo y satisfacción presentarle a la chica que tengo a mi lado como mi novia, aunque realmente estemos tan lejos de serlo en realidad.
— Coral Thompson, esto sí que es una verdadera sorpresa — los ojos de papá caen sobre mi acompañante y no se alejan de ahí, la mira con sorpresa y luego me mira a mi con grandes ojos abiertos como si no pudiera creérselo, tampoco yo lo hago.
— Ah, que bien, conoce a esa gente — se cruza de brazos con desprecio y cierto fastidio y tan solo la forma en la que se refiere de sus padres demuestra que no hay nadie bien.
— Por supuesto, somos socios, y grandes amigos, solo que como ellos viajan tanto no solemos convivir demasiado, pero me han hablado mucho de ti — ya esto lo dice con poca emoción y su mirada se vuelve algo extraña, como lastimera.
— De mi, no creo pero bueno — se aleja de los dos y con confianza camina hasta la entrada.
— Tenemos que hablar de esto — me advierte mi papá y yo asiento sin dudar, camino apurado hasta alcanzar a mi acompañante, tomándola de la mano para entonces seguir caminando hasta entrar a la casa, curioso y confundido por la mirada de papá y por la forma en la que ha hablado ella de sus padres, necesito conocer mas de ella.
— yo en tu lugar no permitiría que tu papá se junte con los señores Thompson — le miro con verdadera confusión, en el momento que entramos a mi habitación y ella con confianza se tumba sobre mi cama.
— ¿No tienes buena relación con ellos? — me detengo frente a ella viéndola con curiosidad.
— No tenemos relación — me responde tajante y la forma en la que su mirada azul se oscurece me llena de mas curiosidad, pero tambien me cohíbe de preguntar mas.— dame lo que me prometiste, no tengo todo el dia para ti — ronronea y le hago caso caminando ansioso a mi armario de donde saco la caja secreta donde suelo esconder mis sustancias, entre los tres tipos diferentes que tengo decido que le compartiré solo mariguana, las demás son demasiado fuertes y no creo que sea momento para perder demasiado la conciencia, yo la quiero en sobriedad, y ya que eso es imposible al menos le doy una dosis leve.
Preparo primero un porro, lo enciendo y me encamino hasta ella, que sigue sobre mi cama, despreocupada y tarareando una melodía que no logro reconocer, le doy una calada al porro y por el humo que dejo ir junto a su cara ella sale de su ensimismamiento y me mira con verdaderas ansias.
— ¿En serio, mariguana? Dijiste que me darías algo mas fuerte — se queja, pero aun asi no suelta el porro, me rio burlón negando con la cabeza antes de ir por el mío y volver a su lado, tumbándome en la cama junto a ella.
— Oye, ¿Por qué no me das un poco... para llevar conmigo y asi no tengo que buscarte cada que necesite — me pregunta de repente volteando a verme, y en serio que adoro que lo haga, me hipnotiza me hace sentir raro, raro pero bien, muy bien.
— No, es lo ultimo que quiero, que dejes de buscarme, y si te lo doy estoy seguro que no volverás a hablarme, volveremos a ser desconocidos, y no tendremos nada en común, asi que lo mejor es que te de solo la necesaria y vengas a mi por mas todos los días y lo hagamos juntos — le miro a los ojos con atención, y de repente parte de mi comentario se vuelve sexual y con doble sentido, y ella parece notarlo.
— ¿Hagamos que? — me mira con grandes ojos abiertos y sus labios se ensanchan en una sonrisa, una sonrisa de los labios de Coral, y es en serio la mejor sonrisa en la historia de las sonrisas, es dulce, es preciosa, es angelical y todo su rostro se ve diferente cuando lo hace, no pensaba que podría ser mas hermosa, pero lo es, lo es mucho mas y daría lo que fuera por tener el privilegio de verla siempre aun cuando se encuentre drogada como ahora, pero que me sonrisa, porque por alguna razon me siento poderoso por ello, me siento poderoso por tener el privilegio de conocer tan maravilloso gesto de ella.
— Hagamos lo que tú quieras mi ángel — porque sí, parece un ángel, y lo parece mucho mas cuando aun con esa sonrisa plantada en su rostro deje una de sus palmas frías contra mi cara y se impulse para besarme, sé que tal vez para ella no signifique lo que para mi, y me encantaría que asi fuera, en serio eso seria un sueño para mi, recibo su beso torpe y delicioso, adorando como sus manos acarician mis mejillas, esas mismas que tantas veces ha golpeado por simple gusto, sus labios acarician los míos con suma delicadeza y poco a poco va aumentando la ansiedad de tan maravilloso beso, sus manos abandonan mi rostro para ir a mi cabello, tirar de el con ansiedad y bajar a mi espalda, las mías se controlan, por largo rato de no cometer una locura, pero lo hago, me aferro de sus caderas y con delicadeza, y deseo apasionado la sujeto bien fuerte y la dejo debajo de mí, ella jadea emocionada, un jadeo que me sirve de medicina y aliento, que me eleva mas que la droga misma y que me hace sonreír contra su boca, esa que se siente hinchada y jugosa, deliciosa.
Acaricio sus piernas delicadas aun cuando trae jeans y en serio desearía quitárselos, y lo intento, arrepintiéndome de inmediato cuando ella niega y de a poco intenta alejarse de mí, despues de haber endurecido tanto mi verga que me duele como nunca lo habia hecho, tanto que daría lo que no tengo para que me de el privilegio de quitarle la ropa y hacerla mía, de hacerla mi mujer.
— Déjame ya — ronronea intentando alejarse, tiene fuerza de voluntad, pues está lo suficientemente emocionada como para no querer detenerse, y antes de que intentara deshacerme de su pantalón sus caderas luchaban por el contacto con mi dureza, y aun asi se resiste, ya voy conociéndola mejor, y me gusta mucho mas.
— ¿Estás segura que quieres que me aleje? Sé que no quieres eso — ronroneo agitado, acariciando sus brazos delicados y dejando besos sobre estos.
— No me obligues, solo déjame ya — no insisto mas cuando la veo comenzar a tensarse y me empuja esta vez con mas decisión, no quiero que piense que soy un abusador, por lo que para alivianar el momento, aun con el pene mas duro de lo que lo habia estado en mis 19 años de vida, me levanto y preparo dos porros mas, los enciendo y le llevo uno para que se relaje, y hacerlo yo tambien, lo necesito.
Apenas lo huele se levanta como poseída hasta alcanzarlo, y sonríe con cara de viciosa tomando una calada antes de volver a tumbarse sobre la cama mas relajada de lo que se encontraba antes de nuestro beso fogoso. Yo permanezco de pie, de pie en frente de ella, tratando de entender en mi cabeza por qué llama tanto mi atención, es hermosa, eso sin dudar, pero no es solo eso lo que me enloquece, hay mas, mucho más, su misterio tal vez, su vibra tan extraña, su personalidad tan hostil, ella es un completo enigma para mí y espero algún dia poder entenderlo. Me siento sobre la cama, a la orilla y mis ojos recorren con precaución su figura, hasta bajar a sus pies, donde me tomo el atrevimiento de sacarle las botas, y no se queja, mas bien me mira burlona por un momento y deja que tambien le saque las medias, tiene bonitos pies, suaves, delicados y no puedo evitar besarlos, y ella explota en una risa, una que se acaba rápidamente cuando mis besos no se detienen allí, cuando aun sobre su ropa soy capaz de comenzar a besarla, besando cada parte de ella con verdaderas ganas de que toda la tela desapareciera. Sus ojos siguen todo mi recorrido y que me esté mirando asi, curiosa, burlona y emocionada me pone demasiado. Subo a su boca con ansias, y la beso por pocos minutos, pero es un beso verdaderamente muy profundo, abandono ese lugar y bajo, bajo a su mentón, bajo a su cuello y ahí me pierdo fascinado, admirado con tanta perfección, con tanta delicadeza con tan delicioso olor, siento como se tensa y me siento satisfecho, me gusta que se encuentre asi, me deja muy claro que yo no soy el único fascinado aquí, que no soy el único que se encuentra disfrutando de un momento tan perfecto. Beso su cuello, lo chupo, lo muerdo lo saboreo sin miedo a dejar marca, aunque suene enfermo hasta en mi propia cabeza amaría dejarle un recuerdo de este momento, despues de todo no creo que tenga problemas con eso, estoy casi cien por ciento seguro de que no tiene novio, o eso espero, no puedo deducirlo tan rápido.
Mis besos vuelvan a bajar de su cuello, corriendo pro su pecho aun sobre la ropa y me tomo el atrevimiento de subir esa gran camiseta que trae hasta encontrar la piel de su vientre, y lo beso, fascinado por como sube y baja agitado, porque está disfrutando este momento y está tan emocionada como yo por esto. Se ríe mientras me mira agitada y en un movimiento rápido y sensual se la quita, se deshace de ese pedazo de tela y me deja admirar su pecho, su pecho desnudo para mí, y se me sale la baba de saber que no tiene sostén, y sus pezones son tan perfectos como los imagine. Siento mi pene mas y mas duro aun cuando lo creía imposible y ronroneo, gruño, intentando tocarlos, intentando llevar mis labios allí, pero no me deja, y cuando subo mi mirada a la suya, como un niño a quien le acaban de quitar su caramelo descubro un sonrisa burlona en ella, una sonrisa preciosa plantada en ese rostro enrojecido, muy sonrojado por el placer que le provocan mis besos.
— ¿Te gustan? — mierda tiene que estar bromeando, y es terriblemente cruel.
— Me encantan, quiero... quiero tocarlas, y besarlas, deja que las toque, deja que las bese — le suplico con ansias, pero ella rápidamente niega y me da la espalda, escondiendo sus pechos contra mi colchón, contra las sabanas que no pretendo lavar nunca.
— Se supone que solo somos novios de mentira, no puedes andar tocándome, ni besándome siempre — me dice viéndome desde su posición, con burla, con confusión.
— Si, pero eso no impide que podamos besarnos y darnos cariño, no me impide que pueda aunque sea tocarte — deslizo mi mano por su espalda, acomodándome justo en frente de ella para que me vea, agitado, deseoso de ella.
— No, no podemos hacer eso, somos novios de mentira y solo delante de tu papá además ya me diste lo que quería, y creo que ya es momento de que me vaya — se recompone tomando su camiseta, se la viste rápidamente y casi jadeo por la tristeza, se levanta y pretende ponerse sus botas para irse, pero lo evito.
— NO, no tienes que irte, está bien si no quieres que te toque y que te bese, pero al menos, hablemos, podemos al menos ser amigos ¿No? — la simple idea de que se vaya, de dejar de verla me mortifica, como nunca me habia mortificado algo.
— No, tu no quieres hablar, eso es lo ultimo que quieres, tu cosa está demasiado dura como para no insistir — me dice deteniendo lo que hace para señalar mi miembro, pero sin bajar su mirada ahí en ningún momento.
— Si puedo, no voy a insistir, lo juro, ignóralo, se calmará solo, yo... yo no voy a intentar nada — me siento a su lado tratando de convencerla, no quiero que se vaya, me da miedo que lo haga.
— Está bien, no me voy, pero mantén tus manos alejadas de mí, y si es necesario ni siquiera me mires — intenta parecer seria, como si no le agradara lo que acaba de pasar, pero la sonrisa que se esboza en sus labios me deja claro que esto le causa gracia, además de que sé que posiblemente no quiere que la deje como me lo pide, pero lo haré, porque en serio no quiero que se vaya. Tan solo asiento a lo que me acaba de pedir, y termino tumbado a su lado apoyado de mi brazo incumpliendo la promesa de no verla es inevitable hacerme el ciego cuando la tengo al lado, fumando de ese porro con verdaderas ansias, y su cara se trasforma, se relaja, sonríe, deja de hacerlo, y asi pasa todo el rato.
— Oye, ¿desde cuando consumes? — conocer la respuesta en cierta parte me causa algo de pavor, a la edad que sea que haya comenzado a hacerlo es terrible.
— No lo sé, no recuerdo, trece tal vez, catorce — se encoge de hombros restándole la gran importancia.
— Eso es verdaderamente lamentable, ¿Quién carajos le vende drogas a una niña de esa edad? — pregunto indignado sabiendo que posiblemente ella no me cuente la respuesta, pero lo hace.
— Mis amigos, me acerqué un dia a una chica del colegio, estaba en ultimo y parecía estar tan jodida como yo, me sentí identificada con ella y nos hicimos amigas, ella un dia me llevó con los demás, y eran gente muy triste, pero cuando se drogaban todo dejaba de ser tan gris, yo tenia miedo al principio, pero Mara me habia dicho que si no hacia lo mismo ellos no querrían ser mis amigos, y pues, lo hice y desde entonces ya sabes, soy una viciosa — lo ultimo lo dice mirándome a la cara y siento pena.
— Te obligaron, son unas ratas miserables — me altero, siento mi sangre hervir, y quisiera matarlos por haberla prácticamente manipulado para que callera en su vicio miserable.
— No me obligaron. Solo no tendríamos nada en común si yo no lo hacia, entonces no iban a ser mis amigos, yo decidí hacerlo, porque en serio deseaba pertenecer a ellos, porque ellos sí se parecían a mi, no como el resto.
— Coral no seas boba, esa gente no es amiga tuya, no son amigos de nadie, solo te usan porque eres una niña rica con adicción, se aprovechan de eso, una persona que te lleve a esa vida a tan corta edad no te quiere ni como trapo de cocina, no seas boba esa gente no se parece a ti — tal vez he sido cruel, pero estoy molesto, me acomodo en la cama, sentándome para poder verla, y la rabia que va subiendo a su mirada me dice que no le ha gustado nada lo que le acabo de decir.
— Mentira, ellos no son asi, y a ti no te importa lo que pase o no en mi vida, ni siquiera sé por qué te lo conté, ellos han estado conmigo en los momentos mas difíciles de mi vida, y tu no tienes idea las muchas veces que me han salvado de morir de abstinencia, mientras tú solo eres un grandísimo idiota que ahora quiere aprovecharse de mí, me largo — se levanta rabiosa, como nunca antes la habia visto, y eso que la he visto molesta casi la mayor parte del tiempo, pero ahora es diferente, es como si tuviera miedo, uno que espero algún dia conocer, se pone sus botas, toda sus cosas y se larga cerrando mi puerta tan fuerte que casi la tumba, es una completa demente, una a la que por alguna razon deseo con fervientes ganas ayudar a salir de ese pozo tal profundo en el que se encuentra...
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