Me has salvado la vida


Narra Damián

Me encuentro relajado, confiado en mi mismo, y en mi equipo con quien me he preparado toda la semana para este juego de hoy el cual será de suma importancia para la vida de muchos, para mi vida, ganar esta vez no significará tan solo un trofeo de oro de alguna pelota de futbol o uno de esos tantos que tengo colgados en mi habitación, esta vez, nos estarán asegurando el futuro. Aquí en el campus del colegio nos reuniremos con el equipo de futbol de una escuela pública del otro extremo de la ciudad, según he escuchado son terriblemente buenos y le han ganado a mas de un equipo alrededor del país, y estoy seguro que vienen creyendo su victoria segura, aunque tal vez si se hayan informado y estén al tanto de que mi equipo y yo hemos jugado con profesionales y otras equipos internacionales, y casi en todos esos juegos hemos sido ganadores, por lo que no me producen nada de miedo.

— ¡Vamos a acabarlos! — nos motivamos en nuestro baño vestidor, ya listos para salir y enfrentarnos con ese equipo.

El premio de este partido serán becas, para todos los integrantes del equipo en la mejor universidad del país, la única condición seria seguir jugando para los patrocinadores, y eso seria una completa maravilla, pues a pesar de que no me hace falta una beca para poder estudiar en la mejor universidad no del país, del mundo, me llenaría de orgullo ganar la beca, mi papá moriría de la alegría y del orgullo de haber criado solo a un hijo que haya logrado algo como eso, sé que ya está orgulloso de mi, pero eso en serio lo pondría muchísimo más.

— Papá Darío, que bueno tenerlo por aquí — papá aparece justo cuando me encuentro pensándolo, y todos los muchachos se acercan a saludarlo y a hacer bromas con él, se lleva bien con todos, y todos lo aman a él, casi siempre le cae mejor a mis amigos que yo mismo.

— Sí queridos hijos, vine a desearles mucha suerte, sé que no la necesitan, pero no está de más — nos dice cuando todos dejan de abordarlo, y pronto vuelven a hacerlo para agradecerle y llenarlo de abrazos justo antes de salir, el ultimo en hacerlo soy yo, recibo la bendición de mi papá y camino son seguridad por los pasillos que me guían al gran campo de futbol donde ya se encuentran casi todos listos, en sus respectivas posiciones y con terribles ansias de ganar, eso lo tengo muy seguir.

El publico nos alienta, tenemos la ventaja de que como es en nuestro campo la mayoría está de nuestro lado, las porristas con sus rimas a nuestro favor y en el publico carteleras con el nombre de nuestro equipo y una que otra fanática con el mío, o de otro de mis compañeros , debo admitir que esa des una de mis partes favoritas, la fe que tienen en nosotros los de las gradas, como nos alientan, como sufren algún punto a favor del grupo contrario, como disfrutan de un partido en el que nosotros tenemos el control, y tambien me fascina saber que la mayoría de las chicas que vienen a ver el juego estan dispuestas a lo que sea con tal de complacer a los participantes, estoy seguro que cuando ganemos, y salga de aquí mas de una peleará por pasar la noche conmigo, y yo estoy ansioso por pasar la noche mas ardiente de mi vida, un trio con dos preciosas mujeres no me caería nada mal, siempre quise uno y este sería como un regalo.

El arbitro se posiciona, y pronto inicia el juego: el sudor, la emoción, la rabia, las ansias, la concentración y la seguridad se apoderan de mi, seguridad ante todo, el publico deja de existir, solo somos el balón, mi equipo y yo, me preocupa poco la competencia, a pesar de que juegan muy duro, y comienzo a estresarme cuando no logramos meter ni un golf, pero nada hace que la emoción y la adrenalina baje, nada podría lograr que me rinda y no pelee como me encuentro haciéndolo, metemos un golf alrededor de casi media hora de juego, y es el primero en toda la partida, el otro equipo comienza a estresarse y usamos su debilidad para volver a meter otro, y otro, y otro, y a pesar de que ellos se recuperan y tambien nos meten unos cuantos, nosotros terminamos ganando, y siento paz.

Saco toda la emoción con un fuerte grito, la algarabía del publico vuelve a hacerse presente y todos gritan nuestro nombre saltando, silbando, y logro ver más de un sostén caer en el campo, las chicas en serio se vuelven locas por nosotros. Nos felicitamos entre nosotros mismos, saltando, sonriendo, gritando por la emoción y por cortesía nos despedimos del equipo perdedor que nos felicitan aun con sus terribles caras de decepción, rabia y un entendible desprecio hacia nosotros, eso es completamente entendible. El campo comienza a llenarse de gente, chicas que nos saltan encima emocionadas rogando por nuestra atención y nuestros familiares que se acercan con orgullo y caras de emoción y exaltación que demuestra que disfrutaron el juego. Mi papá no para de abrazarme, de expresarme lo feliz que está por mi logro y de gritar con orgullo que soy su hijo, es un poco loco a veces, pero no me avergüenza para nada, nuestro emotivo momento se ve interrumpido cuando Henry sudoroso y agitado viene a mi corriendo, hace rato lo vi irse del campo con una chica de la mano y ahora viene con esa cara de tener algo muy sorprendente que decir.

— Ay por Dios Damián, ven, corre, tienes que ver quien ha venido — me saca del agarre de mi papá como un completo loco, para entonces arrastrarme entre medio de la multitud, entre las chicas que intentan detenernos con terribles caras golosas y a las cuales ignoro con superioridad, ya más tarde elegiré alguna de tantas, y no, no me provoca remordimiento tratarlas como si fueran objetos, la mayoría de ellas eso es lo que buscan y se ganan con sus actitudes en intereses, tengo mas que claro que anhelan con desespero pasar la noche con alguno de los ganadores del partido solo para mañana andar presumiendo con todos que sale con uno de nosotros, da asco las cosas que hacen para llamar la atención, para obtener supuesta fama y reconocimiento en el colegio, ese que yo tengo de mas, sin necesidad de salir con nadie ni recostarme de nadie para hacerlo, ser guapo y futbolista es una gran ventaja.

— Te volviste loco, seguro el partido te fundió el cerebro, ¿A dónde carajos me llevas tan rápido? — ronroneo sin dejar de seguirlo, pues obviamente no puedo, me sujeta fuerte y yo tan solo quiero salir de entre tanta gente que intenta acercarse.

— Cállate y continua caminando, verás que te sorprenderás mas que yo cuando venia en busca de un polvo casual y terminé encontrando tremenda sorpresa — el camino que me guía es por la oscuridad que hay detrás de las gradas, donde en mas de una ocasión que me he visto muy urgido he venido para echar un buen polvo, pues el lugar es bastante discreto y perfecto para esconderse y hacer fechorías.

— Solo espero que no me hayas traído a ver un porno — la idea me provoca arcadas, pero me cayo cuando me hace detener y señala bajo una de las gradas.

— No seas idiota, y mira quien está ahí — escondida debajo de las gradas, abrazada a si misma de tal forma que parece un ovillo se encuentra la presumida y gruñona bruja de Coral, a quien nunca esperé ver en la escuela a estas horas, y mucho menos en el estado tan deplorable que se encuentra.

— Coral — me acerco sin poder creerlo, ¿Qué mierdas hace ahí?, pues hace muchísimo frio, y sus temblores me deja claro que se encuentra sintiéndolo, aunque ya ni siquiera sé que pensar, esto está demasiado raro.

— Ayu... ayúdame por favor — su voz queda sale en un hilo y parece haberle costado muchísimo hablar, cuando levanta su cabeza siento lastima, tiene ojeras tremendas, el pómulo morado y rasgúñense que arruinan su perfecto cutis, y soy consciente que de esos he sido culpable yo, más bien, la estúpida de Selena y no ha entendido que con ella no quiero mas que un polvo, espero que despues de todo lo que le dije ayer, despues de que se atreviera a agredir a Coral por las razones que ella no parecía saber, creo que no volverá a molestarme mas, o eso espero en serio, de otro modo tendré que tomar cartas más serias en el asunto.

— ¿Qué... que te pasa? — Me cuestiono si sabe que somos nosotros que nos encontramos frente a ella mientras me acerco más, ignoro mi lado egocéntrico e inmaduro y comienzo a preocuparme verdaderamente mientras mas me acerco y me detengo justo en frente de ella, esperando que me mire pero sus ojos enrojecidos se encuentran perdidos, sus labios tan pálidos y resecos como toda su cara y comienzo a asustarme demasiado de que esté agonizando, ojalá que no se muera, me daría mucha pena que lo hiciera a tan temprana edad.

— Por favor, ayúdame — vuelve a suplicar, mientras su cuerpo tiembla sin parar, no viene lo suficientemente abrigada para terrible frio que hace, y en su estado tan critico en serio no logro entender que hace aquí y como llegó.

— Habla, dinos, en que te podemos ayudar — Henry se agacha frente a ella con verdadera preocupación, y yo mientras mas la miro mas lastima me da, mas miedo, mas pena. Tiene moretones en sus brazos, en su piel tan blanca, tersa y delicada, esos supongo son por la pelea de ayer, pero su mano es lo que verdaderamente me preocupa, trae una venda que supongo una vez fue blanca, y ahora está completamente manchada de sangre mucha sangre oscura y por eso deduzco que lleva mucho tiempo allí, ¿Qué le habrá pasado? ¿Por qué carajos no se atiende eso?

— ¿Qué tienes ahí? — intento tomar su brazo pero lo evita y la esconde de mi, de la vista de los dos.

— Drogas, necesito drogas, la que sea, solo, necesito — toda mi preocupación desaparece por un momento para convertirse en burla, y la cara de Henry es de pura confusión, tal como la mía aquel dia en el cementerio cuando descubrí que con quien viajé a la luna bajo las influencias de las drogas habia sido con ella.

— Ya entiendo por donde va esto, a tus amiguitos los apresaron ayer en casa de Bastián y ahora no encuentras quien te venda, eso es verdaderamente triste — Sí, comienza a causarme tristeza y lastima el estado de esta chica por falta de las drogas, yo soy drogadicta, me drogo desde los 17, pero nunca en mi vida me he visto en un estado de tanta abstinencia por no consumir, y eso que he pasado mas de 5 días sin hacerlo, realmente lo hago mas por diversión que porque me encuentre atado a esto, tan atado como se encuentra esta chica que me mira suplicante, necesitada y ansiosa.

— Por favor ayúdame, me... me voy a morir... me voy a morir, lo necesito — me suplica, levantándose del suelo donde se encontraba para acercarse a mi con verdadera necesidad y suplica.

—Mierda, no lo puedo creer, entonces la brujita es una viciosa — me habla más a mi que a ella, mientras la analiza y la mira de pies a cabeza como si ell no pudiera verlo ni escucharlo, y realmente asi parece, a mi solo me mira porque tiene esperanzas de que la ayude, y ahora la pregunta que me hacia cuando la vi tiene una respuesta clara, sí, ella sabia que nosotros nos encontrábamos frente a ella, y posiblemente haya venido a buscarme a mi específicamente para que la ayude, ha de suponer como tambien consumo he de tener alguna reserva por ahí y está en lo correcto, yo tengo otros proveedores además de ese grupo de psicópatas enfermos.

—Lo es, y de muy mala manera — me dirijo a mi amigo mientras la miro a ella con lastima. — ven, te conseguiré algo — no quisiera contribuir con su terrible adicción, pero sé que si no le ayudo yo terminará yendo por la ayuda de alguien mas y posiblemente no termine bien la noche en el estado que está, cualquiera se aprovecharía de su debilidad para abusar de ella a cambio de drogas, la simple idea me repugna.

— Ven brujita viciosa, deja que te ayude, en ese estado no puedes ni siquiera caminar — Henry la ayuda a seguirme, y como se deja sostener de mi amigo despues de llamarla asi es una prueba clara de que no está al mando de sus sentidos, y yo sinceramente he pasado de estar sorprendido, burlón a ahora sentirme preocupado y apenado por esta chica que me sigue temblorosa junto a mi amigo quien no para de murmurarle cosas de las que soy completamente ajeno por mi estado reflexivo, comienzo a reflexionar acerca de la realidad detrás de las drogas, yo no quisiera llegar a verme asi.

Caminamos por el patio grande de la escuela hasta llegar a los pasillos, los cuales se encuentran a oscuras, seguramente alguien apagó la luz o se ha arruinado, pero eso no nos detiene, seguimos el recorrido hasta llegar a los baños vestidores donde se encuentran mis pertenencias, y entre ellas una bolsita de cocaína que conseguí ayer con un tipo que vende aquí en la escuela, es de la mejor calidad y estoy muy seguro de que eso ayudará a cambiar el semblante de quien no para de temblar y tiritar en brazos de mi amigo.

— Henry, espéranos aquí para que vigiles, si ves a alguien venir me das alguna señal, no tardaré — le pido y el me obedece dejando a la presumida peli azul que ahora se encuentra tan sumisa que hasta podríamos ir a tomar café juntos. La dejo recostada del casillero junto al mío para entonces abrirlo y sacar de uno de mis calcetines el polvo que le pienso ofrecer a quien me mira con ansiedad, a quien cuando mira la bolsa recupera energías y la sigue con la mirada hasta que la atraigo a mi, recostándola de mi casillero abierto y me quedo detrás de ella, abro la bolsa y pongo tan solo un poco sobre la estructura de metal que apenas alcanza su nariz.

— Dale, sé feliz — le ordeno mientras me mantengo contra su espalda, nunca la tuve tan cerca, nunca me imaginé verla tan ansiosa, inhala el polvo con maestría tirando su cabeza hacia atrás para no dejar escapar ni el mas minúsculo gramo, jadea disfrutando del acto mientras yo no dejo de observar como su precioso rostro se relaja de a poco, hasta me parece magia, la luz de la luna que entra por la ventana la ilumina y toda ella brilla mientras sus labios se curvan en una sonrisa de satisfacción, de felicidad por haber obtenido lo que quería, por haber tomado su medicina, esa que espero no sea su perdición, pero a este paso está muy cerca de eso. A veces mi propia mente me contradice, y me cuestiono acerca de como algo que puede causar un efecto tan mágico en una persona pueda llegar a hacer daño, es tan raro que asusta.

Doy dos pasos para atrás cuando ella voltea para enfrentarme, el color ha vuelto a su cara de repente y como peina con sus manos su cabello azul y relame sus labios me doy cuenta que comienza a cobrar conciencia, tal vez me insulte y salga huyendo de mi, pero no lo hace, mas bien me mira con agradecimiento, lo hace por pocos segundos antes de desviar la mirada y murmurar:

— Gracias, en serio, me has salvado la vida, te lo agradezco — no puedo evitar reír, des pues de haberla mirado con verdadera sorpresa, en serio esto me parece tan irreal, tenerla a ella, tan cerca, agradecida porque le he ayudado con algo que parece ser verdaderamente indispensable para ella, y dentro de mi todo comienza a cosquillear por algo que en serio deseo hacer, por una necesidad tan grande que crece dentro de mi como esa que ella sentía por consumir drogas, y no puedo controlarme, no puedo evitar besarla.

Me acerco a sus labios con rapidez, y siento magia, si son como mas de una vez en mi vida los imaginé, suaves, delicados, dulces, no me muevo, no soy capaz de hacerlo pues comienzo a sentirme como un aprovechado, pero tampoco soy capaz de alejarme, y me cuesta muchísimo hacerlo. Cuando lo hago sus preciosos ojos azules me miran sin pestañear, con sorpresa, y las cosas que comienzo a imaginar son tan fuertes que hasta intento alejarme para no cometer una locura, pero su agarre evita que lo haga. Ronroneo cuando se aferra de mi y esta vez es ella quien me besa, quien me tienta quien me prueba, ella es quien abre su boca con evidente inexperiencia para que yo la guie en el beso y asi lo hago, lo disfruto, disfruto su sabor, su dulzura su inexperiencia, disfruto estar besando a la chica mas engreída, grosera, maleducada y preciosa del puto planeta, y se siente de maravilla.

Sus manos suben de mis hombros y buscan mi rostro, buscan tocarme, pero lo caliente de su derecha llama rápidamente mi atención, es sangre de lo que mancha mi camisa, mi cuello y mi cara, y por como la aleja y jadea rápidamente me demuestra que le duele mucho, pero ni aun asi se detiene de besarme, parece estar disfrutándolo tanto como yo, y para mi es un verdadero placer ser el chico que la tiene asi de emocionada, estoy seguro que si le cuento a mis amigos ni siquiera me creerían.

Intento detener el beso para ayudarla, pero ni ella ni yo estamos dispuestos a acabar con la unión, la forma en la que ella busca cercanía con mi cuerpo y su mano sana me toca es una prueba clara de que quiere mas, y le doy mas, la acaricio, con grandes palmas abiertas toco sus nalgas fascinado por como se sienten contra mi palma, son mas grandes de lo que aparentan en esas ropas holgadas que suele vestir, e imaginármela desnuda estoy seguro se volverá mi pasatiempo favorito. Las aferro con fuerza logrando que sus piernas se envuelvan en mis caderas y con un jadeo me lo agradece, me resulta verdaderamente hipnótico, fascinante y alucinante la forma en la que jadea con un beso, y lo duro que se encuentra mi pene es una prueba clara de que estan provocando grandes estragos en mi, en serio nunca m imaginé que alguien jadeara tan bonito.

— Mierda — ronroneo dejando sus pies en el suelo cuando escucho el parloteo de los chicos viniendo hasta acá, gruño cuando acaba nuestro beso y por ese pequeño puchero que ha hecho me deja claro que ella tambien está triste por eso.

— Me voy — con voz casi inaudible intenta despedirse, pero yo lo ultimo que quiero ahora es que se vaya.

— Espera — de mi casillero saco mi chaqueta de cuero, en la cual se encuentra las llaves de mi coche. — Voy contigo — casi le suplico y ella despues de fruncir el ceño con confusión y desagrado se da la vuelta y me deja que la siga. En todo el pasillo ninguno de los dos dice nada, yo no lo he hecho sinceramente porque me encuentro tan aturdido por todo lo que ha pasado con ella esta noche que las palabras no me salen, o bueno, no hasta que llegamos al estacionamiento y su feo coche se encuentra casi sobre el mío.

— ¿¡Que mierda!? — grito indignado viendo el golpe que le ha hecho, pero cuando volteo a verla a ella, no soy capaz de formular ninguna oración, no despues de tremendo beso que me dejó mudo. Es tanto mi fascinación por ella que en mi cabeza la justifico, estaba mal, el estado en el cual la encontré hace menos de 30 minutos era tan inestable como para no estar apta para conducir, no entiendo como carajos se le ocurrió salir asi, suerte tuvo al llegar con vida aquí. — Ven conmigo — le pido suplicante mientras la veo intentar alejarse de mi y seguir a su coche.

— Tengo mi coche — murmura señalando el maltratado vehículo, sabrá Dios cuantos carros más habrá arruinado en todo el dia.

— Te daré más — después de pensar por largos minutos que decir para evitar que se aleje de mi termino manipulándola, y por como voltea a mi dirección y me mira con brillantes ojos entiendo que la tengo en mi mano, y aunque no quisiera ser un canalla abusador, pretendo aprovecharme de eso.

Le abro la puerta del copiloto y entra sin rechistar, detrás de ella entro yo en el piloto y no puedo evitar sonreír satisfecho por verla aquí dentro, nunca imaginé que esto podría ser posible.

— Llévame a mi casa, allí me das más — me dice mientras sujeta el brazo de su mano lastimada y hace muecas de dolor.

— ¿Qué te pasó ahí? Déjame ver — le pido preocupado, sin poder disimular como se me ponen los pelos de gallina por ver tanta sangre junta.

— No, no te importa — gruñe escondiendo su mano, parece haber vuelto la bruja loca.

— Déjame ver, te daré la droga despues, te daré tanta que te olvidaras de tus amigos presos, si tan solo me dejas ver y me cuentas que te pasó — claramente esa es mi mejor arma, frunce el ceño no muy contenta y de a poco su cara va cambiando de molesta a adolorida mientras quita las gasas con rapidez, la detengo haciéndolo yo con delicadeza, desenrollo las casi 40 vueltas verdaderamente aterrado por la gravedad de la herida, Coral se queja por el dolor, pero no llora, solo se queja y cuando ya no queda mas nada sobre su mano destruida me mira como si buscara alguna reacción en mí. — Esto es terrible, debes ir a un hospital para que te curen — son cortaduras profundas que se ven terriblemente dolorosas, puedo ver entre la sangre y los trozos de piel cristales incrustados y hasta asiento miedo de quien actúa como si no pasara nada.

— Rompí un espejo, con mi mano — ¿Qué mierda? Está verdaderamente loca, mucho mas por como me lo cuenta, como si fuera la gran cosa, cuando yo ni siquiera puedo mantener mi mirada puesta en su mano por mas de cinco segundos. Preocupado, y asustado por la chica a mi lado enciendo mi auto y emprendo marcha a un hospital, aun en contra de su voluntad pretendo ayudarla.

— Vas a dejar que te curen, de lo contrario no te daré mas drogas y hasta soy capaz de ir a la policía y declarar en contra de tus amigos para que nunca salgan y no puedan venderte — le amenazo con verdadera seriedad y su cara de pánico me dice que está a punto de acabar con mi vida.

— No puedo ir al hospital idiota, no quiero que mis padres se enteren de esto — es lo único que me grita y aun asi no me detengo.

— Yo soy mayor de edad, puedo hacerme pasar por tu hermano mayor — le propongo y ella parece pensarlo, tambien la veo reír y murmura por lo bajo:

— Hermano mayor — ignoro ese comentario y continuo conduciendo hasta el hospital, al llegar entramos por emergencias, y como habia deducido la herida se encontraba verdaderamente muy infectada, tanto que pudo haber perdido la mano de haber tardado mas en venir. Me tocó quedarme ahí, viendo esa escena aterradora en la que le sacaban los vidrios de la mano, y cosían la piel hasta ponerla en su lugar, mientras la dueña de la mano que los doctores rehacían prácticamente permanece silenciosa y con una cara tan seria e inexpresiva que hasta a los pobres doctores le ha asustado.

Para salir tuve que dar mis datos y pagar los servicios de la emergencia pues ella obviamente no trajo seguro.

— llévame por mi coche idiota, y quiero que me des lo que quedaba en el sobre — me pide con voz de mando y por tremenda cara de terrorista no me toca más que hacer lo que me pide y emprender mi rumbo al colegio donde me toca darle la bolsita y apenas se la doy se baja de mi coche tan fría como siempre y desaparece de mi vista, dejandome completamente aturdido por todos los acontecimientos de la noche, esta que esperaba terminara de cualquier manera, menos de esta, y sinceramente no me arrepiento de nada...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top